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Robert Deyes[*]

Las proteínas se pliegan mientras se desmorona el darwinismo


Una reseña de The Case Against A Darwinian Origin Of Protein Folds [El argumento contra un origen darwinista del plegado de las proteínas], por Douglas Axe, Bio-Complexity, Número 1, pp. 1-12.

Las proteínas adoptan una estructura de orden superior (por ejemplo: hélices alfa y láminas beta) que definen sus dominios funcionales. Hace años, Michael Denton y Craig Marshall examinaron este orden estructural superior en las proteínas y propusieron que los patrones de plegado de las proteínas se pueden clasificar en un número finito de familias específicas cuya construcción pudiera resultar limitada por una serie de leyes naturales subyacentes (1). En su última crítica, el biólogo molecular Douglas Axe, del Biologic Institute, ha planteado la cuestión siempre pertinente de si la evolución darwinista es una explicación adecuada del origen de la estructura de los pliegues de las estructuras de las proteínas, dado el gran espacio de búsqueda de posibles combinaciones de secuencias de proteínas que existe para proteínas de una longitud moderada, por ejemplo de una longitud de unos 300 aminoácidos. Para empezar, Axe introduce a sus lectores al problema del muestreo. Es decir, dado el número máximo postulado de distintos sucesos físicos que podrían haber ocurrido desde el comienzo del universo (10150), no podemos suponer que la evolución ha tenido tiempo suficiente para encontrar las 10390 posibles combinaciones de aminoácidos de una proteína de 300 aminoácidos de longitud.

El grito de guerra que se oye a menudo en respuesta a este argumento aparentemente irrefutable es qu,e a pesar de que los recursos probabilísticos no permitirían que una búsqueda ciega tropezase con ninguna secuencia proteínica determinada, la probabilidad de encontrar una función proteínica determinada podría ser considerablemente mayor. Como respuesta a tal fácil negación de la realidad, encontramos que las proteínas deben cumplir unos requisitos muy rigurosos de secuencia si se quiere conseguir una función determinada. Y el tamaño es importante. Por ejemplo, encontramos que las enzimas son grandes en comparación con sus sustratos. Los estructuralistas de las proteínas afirman de forma demostrable que el tamaño es crucial para asegurar la estabilidad de la arquitectura de las proteínas.

Axe ha elevado el nivel de la discusión al observar que con mucha frecuencia las funciones catalíticas de las enzimas dependen de más que sólo sus sitios nucleares activos. De hecho, las enzimas casi siempre contienen regiones que preparan, canalizan y orientan a sus sustratos, y contienen también una multiplicidad de cofactores, todo en disposición para la catálisis. La carbamoil-fosfato sintetasa (CPS) y la sintetasa de translocación de protones (PTS) se destacan como favoritos entre los biólogos moleculares al exponer cómo los complejos enzimáticos pueden coordinar dichos procesos de forma simultánea. En general, cada uno de estos complejos contiene entre 1400 y 2000 residuos de aminoácidos distribuidos entre varias proteínas, todos ellos necesarios para la actividad.

Axe emplea una lógica matemática relativamente directa para evaluar la verosimilitud de encontrar nuevas funciones proteínicas a través de una búsqueda darwinista. Usando bacterias como su sistema patrón (seleccionadas por su tamaño de población relativamente grande) él demuestra cómo un cultivo de 1010 bacterias pasando por 104 generaciones por año a lo largo de más de cinco mil millones de años podría producir un máximo de 5 × 1023 genotipos novedosos. Este número representa el «límite superior» sobre el número de nuevas secuencias de proteínas, debido a que muchas de las diferencias en el genotipo no generarían «proteínas específicamente novedosas». Teóricamente, extendiendo esto más, se podrían conseguir novedosas funciones proteínicas que necesiten una secuencia de 300 aminoácidos (20300 posibles secuencias) en 10366 diferentes maneras (20300/5 × 1023).

En último término, encontramos que las proteínas no toleran este extraordinario nivel de «indiferencia secuencial». Experimentos de alto perfil de mutagénesis de betalactamasas y de ribonucleasas bacterianas han demostrado que la funcionalidad queda decisivamente erradicada cuando se sustituye un mero 10% de los aminoácidos en regiones conservadoras de estas proteínas. Un desglose más detallado de los datos de un dominio de betalactamasas y de la enzima corismato mutasa ha reforzado aún más la posición de que muy pocas secuencias proteínicas pueden realizar una función deseada; tan pocas, en realidad, que son «demasiado infrecuentes para poderlas encontrar por muestreo aleatorio».

Pero la arrolladora evaluación de Axe no termina aquí. Considera él, además, la posibilidad de que dispares funciones proteínicas pudieran compartir identidades aminoácidas semejantes y que por ello mismo el salto entre funciones en el espacio de secuencias pudiera conseguirse de forma realista mediante búsquedas aleatorias. Los estudios de alineamientos de secuencias entre diferentes dominios de proteínas no apoyan este tipo de salida al problema del muestreo. Si bien se ha proclamado en la literatura revisada por pares la identificación de un conmutador de conformación constituido por un solo aminoácido como un convincente ejemplo de cómo pueden ocurrir cambios en el plegado con unos ajustes mínimos de la secuencia, lo que encontramos es que las variantes conformacionales resultantes son inestables a temperaturas fisiológicas. Además, este tipo de cambio sólo se ha conseguido in vitro y muy probablemente no cumple con las rigurosas exigencias de funcionalidad que rigen en un verdadero contexto biológico. Y también encontramos que hay otras 21 sustituciones aminoácidas que deben estar en su sitio antes que se observe el cambio de conformación.

Axe concluye su enciclopédica refutación de una evolución de las proteínas denunciando las deficiencias de los modelos de ensamblaje modular que pretenden explicar el origen de nuevos pliegues en las proteínas. La naturaleza sumamente cooperativa de los pliegues estructurales en cualquier proteína determinada significa que las estructuras estables tienden a formarse de una vez al nivel del dominio (estructura terciaria), en lugar de al nivel del pliegue (estructura secundaria) de la proteína. El contexto lo es todo. De hecho, los experimentos han dado soporte al aserto de que las interfaces de unión entre diferentes formas de estructura secundaria son dependientes de la secuencia (esto es: no son genéricas). Como consecuencia, la muy esperada «portabilidad modular de los pliegues» entre proteínas resulta sumamente improbable.

Las metáforas lo son todo en la argumentación científica. Y la narración de Axe de una búsqueda aleatoria de piedras preciosas dispersas en un inmenso desierto dispuesto en múltiples niveles le sirve muy bien para ilustrar las improbabilidades de una búsqueda darwinista de pliegues novedosos. La propia experiencia de Axe ha demostrado que la reticencia por parte de muchos a aceptar su argumento probabilista no deriva de que lo que él tiene que decir proceda de algún punto de partida no científico, sino de unos profundos prejuicios contra la conclusión que sigue de natural. En lugar de un castillo de naipes que se desmorona debido a un inestable fundamento, el argumento en contra de la explicación darwinista es un edificio construido sobre un firme sustrato de autenticidad científica. Y ello hasta el punto de que será mejor que tomen buena nota de ello los críticos de quienes, como Axe, han desarrollado un argumento riguroso contra la tesis del origen y desarrollo de la vida por azar.



Lea el artículo de Axe en: http://bio-complexity.org/ojs/index.php/main/article/view/BIO-C.2010.1

Lectura adicional

1.         Michael Denton, Craig Marshall (2001), Laws of form revisited, Nature Volumen 410, p. 417



* Robert Deyes es biólogo molecular, y ha trabajado en investigación en biología celular y genética molecular en centros como la Universidad de Portsmouth, Reino Unido; Universidad de Atenas, Grecia: el Instituto Duncan Guthrie de Genética Médica de la Universidad de Glasgow, Escocia; el Departamento de Farmacología de la Universidad Lous Pasteur, en Illkirch, Francia. Es autor de siete artículos científicos en diversas revistas, como Cell Notes y Neural Notes, entre otras. Ha participado como representante científico en la Conferencia sobre Secuenciado y Análisis del Genoma (2002, 2003 y 2004), en el XIX Simposio sobre Identificación Humana (2008) y en la Conferencia de la Sociedad de Bioquímica de México sobre Transducción de Señales (2009). Actualmente vive en Wisconsin, EE. UU.

Para el original en inglés, puede acceder a Proteins Fold as Darwin Crumbles


Traducción del inglés: Carolina Deyes
© Carolina Deyes 2010, por la traducción
© Copyright SEDIN 2010 para el formato electrónico -  www.sedin.org. Este texto se puede reproducir libremente para fines no comerciales y citando la procedencia y dirección de SEDIN, así como esta nota en su integridad.

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