Christine
Dao[*]
Charles
Darwin: El hombre detrás del mono
Quién:
Charles Robert Darwin
Cuándo:
12 febrero 1809 - 19
abril de 1882
Dónde:
Shrewsbury, Inglaterra
Qué:
El padre de la teoría de la
evolución por selección natural
La
teoría de la evolución por
selección natural de Charles Darwin ha sido acogida por la
mayoría de la
comunidad científica como la teoría que unifica las
ciencias de la vida. Y a él
se le ha exaltado a una posición de semidiós y ha
recibido un puesto de gran
estima en la arena pública, donde todas las ideas contrarias a
su anticuada
teoría son injustamente excluidas de forma sistemática.
Pero
Darwin no era un dios; ni
siquiera un semidiós: fue un hombre cuyas especulaciones sobre
largas eras de
muerte y variaciones proponían una explicación de la
diversidad de la vida que
se observaba en la tierra, con la intención de excluir a Dios.
Dos siglos
después de su nacimiento, es ya hora que Darwin salga de su
trono el tiempo
suficiente para examinar al hombre detrás del mono.
Los
primeros años
Charles
Darwin nació en 1809.
Recibió su educación en el internado de Shrewsbury, y en
octubre de 1825 fue a
la Universidad de Edimburgo para estudiar medicina. Durante su estancia
allí,
trabajó bajo la dirección de Robert Grant estudiando
invertebrados marinos. No
podía resistir bien el espectáculo de la sangre y del
sufrimiento, de modo que
abandonó la medicina y puso su mirada en el ministerio de la
iglesia. La
ordenación en la Iglesia de Inglaterra exigía la
diplomatura en una universidad
inglesa, de modo que ingresó en Christ's College en Cambridge en
1828.
Darwin
no era un estudiante
destacado, pero sentía pasión por las ciencias naturales.
Coleccionaba
escarabajos, y entabló una estrecha amistad con el profesor de
botánica John
Stevens Henslow, quien lo presentó a otros destacados
naturalistas. Disfrutó de
la lectura de Evidences of Christianity y Natural Theology,
de
William Paley, obras que sostenían el diseño divino de la
naturaleza. Poco
después de conseguir su diplomatura en letras en 1831, se
dedicó a estudiar
geología de campo en el norte de Gales con Adam Sedgwick.
El
viaje en la goleta HMS Beagle
Henslow
propuso que Darwin
participase en la travesía de HMS Beagle a las
Américas como nauralista
no pagado y caballero de compañía del Capitán
Robert FitzRoy. Darwin era casi
un completo principiante, con una experiencia basada sólo en
unos estudios
geológicos rudimentarios, en su colección de escarabajos,
y en la disección de
invertebrados marinos.
Durante
su viaje de cinco años,
Darwin mantuvo unas detalladas notas de sus observaciones y
conclusiones. Junto
con sus cartas, enviaba especímenes a Cambridge. FitzRoy le
había regalado una
copia de la obra de Charles Lyell Principios de Geología,
en la que se
promovían conceptos actualistas, y que influyó
profundamente en el pensamiento
de Darwin. En Ciudad del Cabo conoció al astrónomo John
Herschel, que
respaldaba el actualismo de Lyell como «un proceso natural en
contraste a un
proceso milagroso».1
Darwin
realizó algunas de sus
observaciones más famosas en excursiones a las costas e islas de
América del
Sur, como las variaciones que observó en los pinzones y los
sinsontes de las
islas Galápagos. Antes de esto, observó en Tierra del
Fuego como unos fueguinos
que habían vivido en Inglaterra, actuaban de manera diferente
que sus parientes
«salvajes», y comparó esto con las diferencias entre
animales domesticados y en
estado silvestre.
Henslow
fue distribuyendo
fielmente las notas que recibió durante el viaje, y cuando el Beagle
arribó en 1836, Darwin era ya una celebridad y había sido
aceptado entre la elite
científica. También pidió el dictamen de los
expertos para algunos de sus
descubrimientos. Darwin estaba dando vueltas a la idea de la
transmutación de
las especies, o de unas especies cambiando a otras, y en julio de 1837
hizo en
su libro de notas el dibujo de su famoso árbol evolutivo, sobre
el que
garabateó las palabras «I think» [«Me
parece»]. Procedió a refundir los
dictámenes de los expertos sobre sus descubrimientos, y, con la
ayuda de
Henslow, publicó la obra en varios volúmenes de Zoología
del Viaje del
H.M.S. Beagle (1832-1836).
El
Origen de las Especies
En su
desarrollo de la idea de
una transmutación de las especies, Darwin añadió
el concepto de que la
naturaleza seleccionaría ciertos rasgos deseables y que los
transmitiría a
futuras generaciones. Propuso la teoría de que si se acumulaban
suficientes
rasgos deseables, se podría formar una especie completamente
nueva. Acompañando
esto con las teorías de largas eras geológicas
según Lyell, nació la teoría de
la descendencia con modificación —no la popular
definición de «cambio a lo
largo del tiempo» que los evolucionistas favorecen en la
actualidad.
La
obra El Origen de las
Especies por medio de Selección Natural, o la
conservación de las razas
favorecidas en la lucha por la vida salió a la venta el 22 de noviembre de 1859.
Darwin sabía que su libro entraría en conflicto con los
conceptos basados en un
origen por creación.
Al considerar El Origen de las Especies,
es bien concebible que un naturalista,
al reflexionar acerca de las mutuas afinidades de los seres
orgánicos, acerca
de sus relaciones embriológicas, de su distribución
geográfica, de su sucesión
geológica, y otros datos de esta naturaleza, pudiera llegar a la
conclusión de
que cada especie no había sido creada independientemente, sino
que había
descendido, como las variedades, de otras especies.2
Aunque
Darwin no había
renunciado del todo a su fe, excluyó la creación como una
explicación
científica verosímil. Reconocía el poder de Dios,
pero sencillamente no para
crear.
Quien cree que cada especie equina fue creada
independientemente, afirmará, supongo, que cada especie ha sido
creada con la
tendencia a variar, tanto bajo condiciones naturales como bajo
domesticación.
... Admitir este punto de vista, me parece, significa rechazar una
causa real
por otra irreal, o al menos desconocida. Es hacer de las obras de Dios
una mera
burla y un engaño; casi preferiría creer con los antiguos
e ignorantes
cosmógonos que las conchas fósiles nunca vivieron, sino
que fueron creadas de
piedra para imitar a las conchas que ahora viven en la costa del mar.3
El
Origen de las Especies se
difundió rápidamente, gracias
a los amigos de Darwin en la comunidad científica de elite. La
reacción de la
Iglesia de Inglaterra fue diversa, y sus dirigentes o bien la aceptaron
como
evolución teísta, o la rechazaron como herejía.
Debido a su estado de salud,
Darwin no asistía a los debates, pero amigos como Joseph Hooker
y el «Bulldog
de Darwin», Thomas Henry Huxley, lo defendían con toda
energía.
Darwin
siguió publicando muchos
libros, incluyendo la polémica obra El linaje del hombre, y
la selección en
relación con el sexo (1871) y La expresión de las
emociones en el hombre
y en los animales (1872). El Origen de las Especies se
tradujo a
muchos idiomas, y el darwinismo pasó a ser un movimiento que
espoleaba otras
ideas evolucionistas, incluyendo la obra de Lyell Pruebas
geológicas de la
antigüedad del hombre (1863), la obra de Huxley Datos
acerca del puesto
del hombre en la naturaleza (1863), y la de Henry Walter Bates El
naturalista en el río Amazonas (1863).
La
obra de Darwin está también
asociada con ideas como las de Herbert Spencer, «la supervivencia
de los más
aptos», aunque Darwin mismo no acuñó este
término. Tras haber observado lo que
era la esclavitud durante su travesía en el Beagle, a
Darwin no le
gustó, pero sus ideas se han usado para justificar
prácticas que van desde el
capitalismo salvaje al racismo, el colonialismo, la eugenesia de
Francis
Galton, y el darwinismo social.
Pérdida
de fe, y muerte
Aunque
Darwin había sido
bautizado en la Iglesia de Inglaterra, procedía de una familia
de Unitarios no
conformistas, y su padre y abuelo (Erasmus Darwin, el autor de la obra Zoönomia)
eran librepensadores. Respecto a él, consideraba la Biblia como
autoridad en
moralidad, pero después de su viaje en el Beagle cuestionó
su
historicidad. También puso en duda la benevolencia del Creador
ante el dolor y
el sufrimiento, en lugar de contemplarlo como resultado del pecado de
la
humanidad y de un mundo caído.
Después
de la muerte de su hija
Annie en 1851, la fe de Darwin en el cristianismo recibió otro
golpe, y dejó de
acudir a la iglesia.4 Tuvo mala salud durante toda su vida
adulta, y
murió en Downe, Kent, el 19 de abril de 1882. Hubo
especulaciones de que volvió
al cristianismo en su lecho de muerte, pero estas aseveraciones fueron
desmentidas por sus hijos. Sus colegas solicitaron que el presidente de
la
Royal Society, William Spottiswoode, le concediera un funeral de estado
y que
fuese sepultado en la Abadía de Westminster junto a John
Herschel e Isaac
Newton. Darwin fue uno de solamente cinco personajes no pertenecientes
a la
realeza que recibieron un funeral de estado durante el siglo XIX.
Darwin
Hoy
El
Día de Darwin se ha
convertido en una celebración anual. Este año marca el
200 aniversario del
nacimiento de Darwin y el 150 aniversario de la publicación de
su obra El
Origen de las Especies. Para estas conmemoraciones se han
inaugurado
exhibiciones sobre Darwin por todo el mundo, incluyendo una que
concluirá el 19
de abril en el Museo Británico de Historia Natural en Londres.
La Universidad
de Cambridge celebrará un festival, así como su
población natal en Shrewsbury.
También
se ha acuñado, en el Reino
Unido, una moneda especial de dos libras esterlinas en honor de Darwin.
Y en
2008, la Iglesia de Inglaterra publicó una retractación
formal a Darwin «por
haberle comprendido mal y, por haber reaccionado erróneamente al
principio,
haber alentado a otros a todavía comprenderle mal».5
Sin
embargo, en la actualidad,
la teoría de Darwin de descendencia con modificación —que
alentó muchas otras
ideas perjudiciales— sigue llena de enormes vacíos y enigmas que
fundamentan
legítimas dudas acerca de sus aseveraciones. Las formas de
transición, que si
no se encontraban llevarían al hundimiento de la teoría
de Darwin,6
siguen ausentes. Sus teorías acerca de la pangénesis (la
combinación de rasgos
hereditarios) y de la abiogénesis (la vida engendrada desde la
materia inerte)
fueron refutadas por Gregor Mendel7 y Louis Pasteur8
respectivamente. Y las investigaciones siguen exponiendo una
complejidad
diseñada, en lugar de modificaciones al azar.
A
pesar de las crecientes
pruebas en su contra, muchos científicos siguen
adhiriéndose ciegamente al
darwinismo. «Los biólogos han de recordar constantemente
que lo que ven no fue
diseñado, sino que evolucionó», escribió el
biólogo molecular Francis Crick.9
Así,
en 2009 se celebra a un
hombre cuyas ideas suscitaron muchas preguntas, pero que
desafortunadamente han
resultado en muchas respuestas incorrectas e incluso destructivas.
Incluso 150
años después de que su libro saliera a la venta, la
evolución darwinista sigue
siendo una teoría en crisis.
Referencias
- Darwin, C. 2006. The Origin of Species: A Variorum
Text. Ed. M. Peckham. Philidelphia, PA: University of Pennsylvania Press, 69.
- Darwin, C. 1859. On the Origin of Species by Means of
Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the
Struggle for Life. Londres: John Murray, 3.
- Ibid, 167.
- Van Wyhe, J. 2008. Darwin: The Story of the Man and
His Theories of Evolution. Londres: Andre Deutsch Ltd.
- Wynne-Jones, J. Charles Darwin to receive
apology from the Church of England for rejecting evolution. Telegraph. Publicado en telegraph.co.uk
14 septiembre 2008, acceso el 13 enero 2009.
- «Desde luego, la geología no revela
ninguna cadena orgánica finamente graduada de tal clase; y esta,
quizá, sea la objeción más obvia y grave que se
pueda instar contra mi teoría. La explicación se
encuentra, me parece, en la suma imperfección del registro
geológico.» Darwin, El Origen, 280.
- Dao, C. 2008. Man of Science, Man of
God: Gregor Johann Mendel. Acts & Facts. 37 (10): 8.
- Dao, C. 2008. Man of Science, Man of
God: Louis Pasteur. Acts & Facts. 37 (11): 8.
- Crick, F. 1988. What Mad Pursuit: A Personal View of
Scientific Discovery. Londres: Sloan Foundation Science, 138.
* Ms. Dao es subdirectora de
redacción.
Citar este artículo: Dao, C. 2009. Charles Darwin: The Man
Behind the Monkey. Acts & Facts. 38 (2): 12.
Este artículo se publicó originalmente en febrero de
2009. «Charles Darwin: The Man Behind the Monkey»,
Institute for Creation Research, http://www.icr.org/article/charles-darwin-man-behind-monkey
(acceso 3 de marzo de 2009).