Frank
Sherwin, M.A., y Brian Thomas, M.S.[*]
¿Las
«nuevas especies» son prueba de darwinismo?
Es
evidente que las especies
sufren cambios en este magno sistema llamado la Tierra, pero estos
cambios no
se realizan de la manera que se imaginaba Charles Darwin. Los seres
vivos
cambian de conducta y de fisiología en respuesta a presiones
medioambientales
(y de otro tipo), ¿pero pueden estos cambios menores rehacer
completamente la
forma esencial de un ser vivo (un concepto conocido como
«macroevolución)?
Décadas de investigación dicen enfáticamente que NO.
Con
frecuencia, pequeños cambios
dentro de una naturaleza de vida se designan como
«microevolución», que se
define como «la evolución que resulta de una
sucesión de variaciones genéticas
relativamente pequeñas que a menudo llevan a la formación
de una nueva
subespecie».1 Los científicos creacionistas
concuerdan en la
realidad de pequeñas variaciones, tanto porque son observables
como porque es
razonable que un Creador sabio dotase a Sus criaturas con capacidades
que
realzasen la capacidad de supervivencia. Pero dichas variaciones no
llevan a
cambios a gran escala entre las clases. De hecho, «no hay acuerdo
[entre los
evolucionistas] respecto a si la macroevolución es resultado de
la acumulación
de pequeños cambios debidos a la microevolución, o si la
macroevolución está
desvinculada de la microevolución».2
La
desconcertante diversidad de
definiciones que se proponen para la palabra «especie»
puede servir para
ocultar deficiencias del evolucionismo darwinista. Como lo han admitido
científicos destacados: «El término mismo de
"especie" es sumamente
ambiguo».3 Steven Palumbi, de la Universidad de
Harvard, decía en
1994 que «la formación de las especies ha representado
durante largo tiempo uno
de los temas más fundamentales, y a la vez uno de los más
esquivos, de la
biología evolutiva».4
Si se
designan como especies
diferentes esencialmente aquellas formas que no pueden cruzarse entre
sí,
entonces desde luego surgen nuevas especies, en un proceso designado
como
«especiación». Sin embargo, esto sucede debido a una
pérdida de información
—precisamente la dirección opuesta a la que exige el
evolucionismo darwinista.
Por ejemplo, «las “gaviotas argénteas”, según uno
va desplazándose por el globo,
se vuelven ... más como las “gaviotas sombrías”».5
Todas ellas se
cruzan entre sí de manera continua, hasta que los extremos del
anillo se
encuentran en Europa, donde estas dos especies ya no se cruzan entre
sí. Estos
cambios se presentan como prueba de evolución, pero en realidad
sólo
representan la diversidad existente dentro del tipo gaviota. Y
«no es en
absoluto cosa cierta que este tipo de proceso gradual pueda llevar a
originar
una especie fundamentalmente diferente».6
En su
novela ganadora del premio
Pulitzer The Beak of the Finch: A Story of Evolution in Our Time
[El pico
del pinzón: Una historia de evolución en nuestro tiempo],
el evolucionista
Jonathan Weiner en realidad validó la posición
creacionista de variación dentro
de los tipos de vida, al admitir que los diferentes miembros
supuestamente
diferentes de «nuevas especies» de pinzones de las Islas
Galápagos podían
ocasionalmente cruzarse entre sí.7 Aquellos seres
vivos que ya no
pueden cruzarse con otros de su tipo son sencillamente variedades de
vía muerta
que carecen de algunas de las potencialidades de sus antecesores
genéticamente
más dotados.
Así,
las moscas del vinagre
persisten claramente identificables como moscas del vinagre incluso
después de
casi un siglo de experimentos inductores de mutaciones. No hay pruebas
de que
se produzca ningún nuevo material genético —aparte de un
material recién
deteriorado. Los genes preexistentes se pueden recombinar, deteriorar o
perder,
pero la naturaleza nunca puede inventarlos.
En
lugar de usar el término
«especie», que tiene definiciones genéticas,
morfológicas, ecológicas y
evolutivas, el uso del concepto «naturaleza» o tipo de vida
de Génesis
1, traducido en diversas versiones de la Biblia como
«género» o «especie»,
puede servir para clarificar la cuestión. Estas naturalezas
que se reproducen como tales no coinciden bien con el
concepto convencional de especie porque pueden muchas veces cruzarse al
nivel
de familia o de subfamilia en las categorías taxonómicas
convencionales.8
Por ejemplo, los gatos domésticos se cruzan con algunos felinos
salvajes, y hay
pruebas de que quizá todas las actuales variedades de gatos
—cuya mayor parte
pertenece a la subfamilia felinae— han descendido de
representantes
originales de la «naturaleza» felina.
A
pesar de la cortina de humo
que se puede levantar con definiciones contradictorias, no existen
pruebas de
que las naturalezas básicas puedan transformarse de unas a
otras. Una vez más,
la ciencia fundamentada y las Escrituras coinciden: «No toda
carne es la misma
carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las
bestias,
otra la de los peces, y otra la de las aves» (1 Corintios 15:39).
Referencias
- Leonard, B. Critical Analysis of
Evolution -- Grade 10. Borrador
para reflejar los cambios realizados en la reunión de 2004 de la
Junta de Educación del Estado, página 314. Departamento
de Educación de Ohio. Disponible en línea en
www.texscience.org.
- Allaby, M. (ed.) 1992. The Concise Oxford Dictionary
of Zoology. Nueva
York: Oxford University Press.
- Agapow, P. et al. 2004. The Impact of Species Concept on Biodiversity
Studies. The Quarterly Review of Biology. 79 (2): 162.
- Palumbi, S. R. 1994 Genetic Divergence, Reproductive
Isolation, and Marine Speciation. Annual Review of Ecology and
Systematics. 25:
547-572.
- Dawkins, R. 2004. The Ancestor's Tale. Nueva York: Houghton Mifflin,
303.
- Palmer, T. 1999. Controversy: Catastrophism and
Evolution. Nueva
York: Kluwer Academic, 121.
- Weiner, J. 1994. The Beak of the Finch: A Story of
Evolution in Our Time. Nueva York: Knopf. Ver también Grant, P. R. et
al. 2003. Inbreeding and Interbreeding in Darwin's Finches. Evolution.
57 (12): 2911-6.
- Wood, T. C. 2006. The Current Status of Baraminology. Creation Research Society
Quarterly. 43
(3): 149-158.
* Mr. Sherwin es conferenciante
científico y Mr. Thomas es periodista científico.
Citar este artículo: Sherwin, F. y B. Thomas. 2009. Do
«New Species» Demonstrate Darwinism? Acts & Facts. 38
(2): 36.
Este artículo se publicó originalmente en febrero de
2009. «Do "New Species" Demonstrate Darwinism?», Institute
for Creation Research, http://www.icr.org/article/do-new-species-demonstrate-darwinism
(accedido el 3 de marzo de 2009).