Randy
J. Guliuzza, P.E., M.D.[*]
La
medicina darwinista: Una receta para el fracaso
Aunque
el campo de la medicina
experimentó grandes progresos en el siglo 20, también
cayó en errores y en
atrocidades evidentes a causa de la introducción del pensamiento
evolucionista.
Los reveses sufridos por una profesión ya son cosa mala, pero
miles de
pacientes «tratados» con principios de medicina darwinista
sufrieron
innecesariamente, experimentando confusión, intervenciones
quirúrgicas dolorosas,
e incluso la muerte.
El
darwinismo impulsó la
eugenesia en la práctica médica
El
ejemplo más notorio de ello
es que muchos médicos impulsaron la adopción y
práctica de la eugenesia. En un
intento de mejorar la composición genética general de la
raza humana, los eugenistas
criaron selectivamente a personas biológicamente
«superiores» y eliminaron
forzosamente defectos genéticos mediante la
esterilización, el aborto o la
aplicación de la eutanasia a personas «inferiores».
Esta
práctica puede ser atribuida
directamente a la medicina darwinista.1 Muchas vidas fueron
destruidas durante la primera materialización a gran escala de
la creencia de
Darwin de que «con una certidumbre casi total las razas
civilizadas del hombre
exterminarán, y sustituirán, a las razas salvajes por
todo el mundo».2
Cómo
la eugenesia consiguió el
respaldo del ámbito de la medicina
Los
métodos que emplearon los eugenistas
para alcanzar prestancia científica sirvieron como prototipos
para introducir
otras ideas evolucionistas en la medicina. Nuevas revistas
científicas como Annals
de Eugenics y Eugenics Quarterly proporcionaron foros para
una
discusión intelectual revisada por pares. Las principales
revistas científicas
de la época también promovían la eugenesia.
El
consenso científico y
académico, incluyendo eminentes profesores de la Universidad de
Harvard y de la
Facultad de Medicina de John Hopkins, promovieron la eugenesia como la
perspectiva de los pensadores más progresistas del campo
científico.3
En 1912, 1921 y 1932 se celebraron Congresos Internacionales de
Eugenesia, a
los que asistieron algunos de los científicos más
destacados del mundo. A los
defensores de la eugenesia se les otorgaban los más altos
honores académicos,
mientras que a los disidentes se les ninguneaba.

Estas
acciones fueron dando a la
eugenesia una apariencia de respetabilidad científica, a lo que
siguió su
aceptación en el campo de la medicina. ¿Cual fue el
resultado? En los Estados
Unidos, más de 70.000 personas fueron víctimas de la
esterilización, incluyendo
8.000 intervenciones sólo en Lynchburg, Virginia.4 En
otros muchos
países, entre ellos Alemania como el más notorio,
incontables millares sufrieron
el horror de la eugenesia.
Los
defensores del darwinismo
impulsaron innecesarias intervenciones quirúrgicas para extraer
«órganos
vestigiales»
Incluso
aquellos pacientes que tenían
la fortuna de poder ser considerados «aptos» no
necesariamente se libraban de la
acción del bisturí. Debido a la obra de Darwin El
Linaje del Hombre, el
apéndice llegó a ser considerado de manera general como
un órgano rudimentario
sin valor alguno, un sobrante de los antecesores herbívoros del
hombre. Esto
condujo a un error fundamental que se mantuvo durante décadas en
la medicina
darwinista: el pensamiento de que la gente se encontraría mucho
mejor sin
ciertos órganos, aunque fuesen perfectamente sanos.
Para
mediados del siglo 20 se
habían realizado miles de intervenciones quirúrgicas
«profilácticas», basadas
en la suposición de que «cuanto antes se extrajesen [los
apéndices
vestigiales], tanto mejor para cada uno».5 Un
comunicado de prensa
de la Facultad de Medicina de la Duke University en 2007 planteó
un desafío a
este ingenuo punto de vista: «Durante mucho tiempo denigrado como
vestigial o
inútil, el apéndice parece ahora tener una razón
de ser —como “refugio” para
las bacterias beneficiosas que viven en el intestino humano».6
Como
reacción al descubrimiento
de Duke, un profesor de bioquímica dijo que esta posible
función bacteriana
«tiene sentido desde un punto de vista evolucionista».7
La suerte
médica del apéndice sigue siendo incierta, pero,
afortunadamente, los avances
médicos publicados abogan ahora por que la eliminación de
las amígdalas se
realice a condición de pruebas basadas en evidencias
clínicas8 —característica
ésta totalmente inexistente en la medicina darwinista.
Prejuicios
darwinistas que han
obstaculizado la investigación médica
El
concepto de los órganos vestigiales
en la medicina darwinista ha retardado también la
investigación en medicina,
porque hay poca motivación para estudiar estructuras
«inútiles». Esta errónea
creencia ha impactado incluso a los niveles celulares y moleculares. La
Universidad de Stanford comunicaba en 1998 acerca de ciertos leucocitos
que
hasta ahora habían sido mayormente pasados por alto por los
inmunólogos. ¿Por
qué? Las células NK (o células asesinas
naturales), eran «consideradas por
parte de algunos como un residuo arcaico del primitivo sistema
inmunológico de
los mamíferos».9 La función del
apéndice, las células NK, el
supuesto «ADN basura» y otras áreas de provechosa
investigación médica siguen
obstaculizadas por las asfixiantes suposiciones de la medicina
darwinista.
Los
cursos de medicina
darwinista carecen de relevancia médica
Ignorando
el mal historial
médico del darwinismo, algunos científicos proponen
ruidosamente la
introducción de un nuevo curso en las facultades de medicina: La
medicina
darwinista. Dos ruidosos proponentes, George Williams de la Universidad
Estatal
de Stony Brook, y Randolf Nesse de la Universidad de Míchigan,
mantienen que:
La biología evolutiva ... no ha recibido
realce en el plan de estudios de medicina. Esta es una situación
desafortunada,
porque nuevas aplicaciones de los principios evolutivos a los problemas
médicos
muestran que los progresos serían incluso más
rápidos si los profesionales
médicos estuvieran tan compenetrados con Darwin como lo han
estado con Pasteur.10
Las
contribuciones de Pasteur a
la medicina, realizadas con total independencia de suposiciones
evolucionistas,
son legendarias. Dirigió sus investigaciones a campos que han
llevado sin duda
alguna a salvar millones de vidas.
En
comparación con la
investigación seminal de Pasteur, el enfoque darwinista de la
medicina y las
explicaciones que se derivan del mismo son insignificantes. El
biólogo
evolutivo de Cornell Paul Sherman aboga por un método que
examine si los
síntomas son «adaptaciones útiles» o
verdaderas patologías.
Por ejemplo, una fiebre ligera … es
frecuentemente la respuesta natural del organismo a la
infección. Los estudios
demuestran que una fiebre ligera lleva a plazos más breves de
recuperación. ...
Con este conocimiento ... un médico podría sugerir que
soportar una fiebre
ligera es la mejor manera de curar una enfermedad. ... [Sherman]
observaba que
un enfoque darwinista de la medicina añade a la caja de
herramientas del médico
para ofrecer una gama más amplia de tratamientos, incluyendo en
determinadas ocasiones
aconsejar a un paciente que ayude al sistema evolucionado del organismo
para
que realice la curación.11
Las
teorías darwinistas más
actuales sobre la enfermedad incluyen: 1) El daltonismo ligado al
cromosoma X
evolucionó para ayudar a los cazadores varones
paleolíticos para ver el
camuflaje; 2) la comezón asociada con las picaduras de insectos
evolucionó para
que los humanos evitasen ser picados; 3) la miopía puede
resultar de una
interacción entre genes y la característica del trabajo a
poca distancia de las
sociedades cultas; 4) la salivación, el lagrimeo, la tos, los
estornudos, los
vómitos (especialmente «las náuseas del
embarazo»), y la diarrea evolucionaron
para expulsar sustancias nocivas y agentes microbiológicos; y 5)
la repugnancia
natural de los seres humanos hacia la basura, las heces, el
vómito y la
purulencia es una defensa evolucionada contra el contagio.12
Sin
embargo, el método
darwinista se reduce a poco más que realizar observaciones de
señales y de
síntomas y adjuntarles cuentos evolucionistas sin demostrar, en
una táctica de
propaganda especiosa. Se publican explicaciones fantasiosas en revistas
de
consenso con revisión por pares que contienen sólo una
fracción del rigor
científico de los artículos médicos que aparecen
en publicaciones como Journal
of the American Medical Association o New England Journal of
Medicine.
Estas «percepciones» difícilmente pueden compararse
con la relevancia de la
obra de Pasteur.
La
medicina darwinista carece de
valores clínicos
La
medicina darwinista no añade
nada a la caja de herramientas del médico. Por ejemplo, el
único aspecto
darwinista de la interpretación que hace Sherman de la
interacción observada
entre infección y fiebre es su totalmente inexplicable
suposición de que la
fiebre es una respuesta evolucionada. La mayoría de los
médicos ya sabían qué
fiebres se deben tratar.
Estas
explicaciones no cumplen
normas científicas aceptadas porque no pueden someterse a
prueba. Además, los
investigadores médicos serios no dedicarían tiempo a
tales cosas porque su
contribución a la medicina carece de valor. Incluso
observaciones supuestamente
beneficiosas de la selección natural como la resistencia
bacteriana a los
antibióticos y la ventaja de la anemia drepanocítica en
heterocigotos no se
basan en la medicina darwinista, sino que fueron realizadas en el
contexto de
las ciencias básicas relevantes de la microbiología y de
la genética molecular.
La
medicina darwinista no tiene
valor predictivo
Es
también importante observar
que ninguna de las explicaciones darwinistas integran (o aun menos se
basan en
ensayos de) la filogenia ni en ningún desarrollo evolutivo
físico real del
organismo mismo. Dado el largo tiempo para el desarrollo de nuevos
medicamentos, una verdadera prueba sería una predicción
darwinista —basada
exclusivamente en la filogenia evolutiva del hombre— de una nueva
enfermedad
actualmente no observada para la que las compañías
farmacéuticas debiesen
comenzar a desarrollar un tratamiento. Hasta el presente, no se ha
realizado
ninguna predicción de esta clase.
Esta
carencia, junto con unas
mayores necesidades de la enseñanza de nueva
investigación médica, es la
posible razón de que la medicina evolutiva esté excluida
de todos los planes de
estudio de las facultades americanas de medicina.
«Añadamos a esto que esta escuela
de pensamiento no ha proporcionado hasta el presente ningunos
descubrimientos
clínicamente útiles, y veremos por qué las
facultades de medicina no sienten
ningún interés», admitía el proponente de la
medicina evolutiva Stephen Lewis.13
Conclusión
Muchos
de los gigantes de la
medicina —Edward Jenner, Gregor Mendel, Louis Pasteur, Howard Florey y
Ernst
Chain, Selman Waksman— realizaron un trabajo pionero (incluyendo los
campos de
la genética y de la resistencia antimicrobiana) a la vez que
rechazaban el
darwinismo o lo pasaban totalmente por alto. La medicina darwinista es
una
impostura. Se apoya sobre las espaldas de verdaderos investigadores,
reviste
sus descubrimientos médicos fundamentales con cuentos
evolucionistas, y luego
los reivindica como propios, a la vez que desvía sumas de
subvenciones
apartándolas de la investigación médica rigurosa.
El legado de las ideas de
Darwin a la medicina va de lo irrelevante a lo calamitoso. Pero
más allá de la
pérdida de tiempo, de talentos y de recursos de la comunidad
médica, el legado
más permanente de Darwin a esta disciplina bien puede ser el
sufrimiento de
aquellos a los que la medicina está llamada a sanar.
Referencias
- Weikart, R. 2004. From Darwin to Hitler: Evolutionary
Ethics, Eugenics, and Racism in Germany. Nueva York: Palgrave
Macmillan. Edwin Black documenta el programa americano de crianza
selectiva y de esterilización forzada en War Against the
Weak: Eugenics and America's Campaign to Create a Master
Race.
- Darwin, C. 1901. The Descent of Man. Londres: John Murray, 241-242.
- Chesler, E. 1992. Woman of Valor: Margaret Sanger and
the Birth Control Movement in America. Nueva York: Simon &
Schuster.
- Wieland, C. 1997. The Lies of Lynchburg. Creation. 19 (4): 22-23.
- Rabkin, W. The Pros and Cons of Tonsillectomy. South
African Medical Journal. 8 enero 1955, 30.
- Appendix Isn't Useless at
All: It's a Safe House for Bacteria. Comunicado de prensa de Duke,
8 octubre 2007.
- Appendix May Produce Good
Bacteria, Researchers Think. Associated Press, 5 octubre
2007.
- Clinical Indicators
Compendium.
American Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery. Disponible en línea en
entnet.org.
- Weidenbach, K. Natural-born killers: An
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Stanford University, 14 enero 1998.
- Williams, G. y R. Nesse. 1991. The Dawn of Darwinian
Medicine. The Quarterly Review of Biology. 66 (1): 2.
- Ramanujan, K. Intelligent design? No
smart engineer designed our bodies, Sherman tells premeds in class on
Darwinian medicine. Comunicado
de prensa de Cornell University, 7 diciembre 2005.
- Rannala, B. 2003. Evolving Health: The Origins of Illness
and How the Modern World Is Making Us Sick. Journal of the American
Medical Association. 289 (11): 1442-1443; Nesse, R. M. y G. C.
Williams. 1994. Why
We Get Sick. Nueva York: Random House.
- Baker, M. Darwin in medical school. Stanford Medicine Magazine. verano de 2006.
* El Dr. Guliuzza es representante
nacional de ICR.
Citar este artículo: Guliuzza, R. J. 2009. Darwinian Medicine: A
Prescription for Failure. Acts & Facts. 38 (2): 32.
Este artículo se publicó originalmente en febrero de
2009. «Darwinian Medicine: A Prescription for Failure»,
Institute for Creation Research, http://www.icr.org/article/darwinian-medicine-prescription-for-failure
(acceso el 3 de marzo de 2009).