Danny
Faulkner, Ph.D.[*]
El
Big Bang, el Multiverso
y otros cuentos sobre el espacio exterior
Existen dos
malentendidos comunes por lo que se refiere al evolucionismo. El
primero es que
mucha gente cree que Charles Darwin dio origen a la idea de la
evolución. Esto
no es cierto, porque las ideas evolucionistas han abundado desde
tiempos tan
remotos como la antigua Grecia. De hecho, aparte de un Dios
trascendente, el
evolucionismo parece ser la explicación más
verosímil para el origen del mundo.
Lo que
Darwin hizo fue
publicar los elementos de la moderna teoría de la
evolución biológica, la
descendencia con modificación (variación) y la
supervivencia de los más aptos
para la selección de variaciones ventajosas.
El segundo
malentendido es que
la evolución sólo se aplica a la biología. Las
primeras incursiones del
pensamiento evolucionista se dieron en el campo de la geología
décadas antes de
la publicación de Darwin de El Origen de las Especies.
Esto introdujo
el concepto de uniformismo, o actualismo, exigiendo la
postulación de inmensas
eras para producir las formaciones geológicas que vemos en la
actualidad, lo
que constituyó un rechazo radical de la geología diluvial
que había dominado
desde los tiempos del antiguo Israel y antes. Esta aceptación
del tiempo
profundo estableció el escenario para una aceptación
generalizada de los
escritos de Darwin. La obra de Darwin a su vez abrió de par en
par las puertas
a que el evolucionismo impregnase todas las humanidades, como la
historia, el
derecho, la sociología, la psicología, etc.
Además
de las ciencias de la
tierra y de la vida, la astronomía ha quedado muy influida por
la teoría
evolucionista de Darwin. El rechazo a reconocer la existencia de Dios y
de Su
acción en el universo ha llevado a una reinterpretación
del origen de muchas
características astronómicas.
Durante
cuatro décadas, la
teoría cosmológica dominante ha sido el Big Bang, la
creencia de que el
universo apareció repentinamente hace 13,7 mil millones de
años en un estado sumamente
denso y candente, y que se ha estado expandiendo desde entonces. Cosa
curiosa,
algunos cristianos ven la necesidad de que el Creador inicie el Big
Bang, y por
ello usan el Big Bang dentro de su apologética; pero esto pasa
por alto al
menos dos puntos importantes. Uno es que el Big Bang no es conforme al
relato
de la creación en Génesis, y que difiere en muchos
detalles como el orden de
los acontecimientos. El otro punto es que los cosmólogos han
desarrollado
últimamente ciertas ideas acerca de cómo el universo pudo
haber aparecido por
sí mismo, como una fluctuación cuántica o como
parte de un multiverso
o como el último acontecimiento en un universo cíclico
eterno. Como sucede con
cualquier teoría evolucionista, se trata de intentos de explicar
el mundo
aparte de un Creador.
Según
el modelo del Big Bang,
el universo comenzó como un gas candente compuesto totalmente
por hidrógeno y
helio con sólo una pequeña cantidad de litio. Al
expandirse el universo, se
enfrió, y finalmente comenzaron a formarse estrellas y galaxias.
Los astrónomos
no están seguros de cómo comenzó esto, pero dado
que actualmente vemos enormes
cantidades de estrellas y galaxias, razonan que esto es lo que
debió suceder.
La teoría más popular de formación de galaxias es
la de que el universo
primitivo tenía regiones más densas y menos densas. Las
regiones más densas
poseían mayor gravedad y por ello actuaron como semillas
gravitatorias para
acumular más gas. Estas enormes nubes de gas se contrajeron por
fin para formar
las galaxias que vemos actualmente. Naturalmente, los
científicos no pueden
realmente observar tal cosa. En el interior de las galaxias se formaron
las
estrellas a partir de nubes de gas. No obstante, hay un cierto
desacuerdo en la
actualidad acerca de si las galaxias se formaron primero y luego se
subdividieron en estrellas, o si las estrellas se formaron primero y
luego se
aglomeraron para formar galaxias.
En tanto que
la mayor parte de
la materia en el universo es hidrógeno y helio, un
pequeño porcentaje de la
masa del universo se compone de los elementos más pesados, como
carbono,
oxígeno, nitrógeno, calcio y hierro, que encontramos en
abundancia en la tierra
y en el cuerpo humano. ¿De dónde proceden estos elementos
más pesados? Los
astrónomos creen que las estrellas generalmente producen
energía en sus núcleos
por fusión del hidrógeno a helio, y hay unos ciertos
datos para respaldar esta
teoría.
Usando una
teoría muy
complicada basada en nuestra comprensión de la física
nuclear (en muchas
maneras una teoría bien fundamentada), los astrónomos
creen que las estrellas,
al envejecer, con frecuencia producen energía por fusión
a elementos más
pesados hasta e incluyendo el hierro. Los astrónomos creen que
las estrellas
más grandes acaban su existencia en titánicas explosiones
llamadas supernovas.
Durante una supernova es probable que se produzcan muchos de los
elementos más
pesados que el hierro. Se supone que las erupciones de supernovas y
otros
procesos introducen en el espacio los productos de la fusión
nuclear, donde los
elementos recién sintetizados se mezclan con el hidrógeno
y el helio ya
presentes ahí. A partir de este gas se forman nuevas
generaciones de estrellas,
y repiten el proceso. De esta manera, los astrónomos creen que
los elementos
más pesados con los que estamos tan familiarizados van
acumulándose en
sucesivas generaciones de estrellas.
La
mayoría de los astrónomos
creen que el sistema solar se formó unos 9 mil millones de
años después del Big
Bang. Una gran nube de gas, ahora con un pequeño porcentaje de
materia
compuesta de elementos más pesados que el helio, se
colapsó, aunque no está
realmente claro qué es lo que inició tal colapso. Se
supone que la mayor parte
de la materia cayó hacia el centro para formar el sol. La
pequeña porción
restante se habría reducido hasta formar un disco, a partir del
que finalmente
se habrían formado los planetas, satélites, asteroides y
cometas. La materia en
el disco, se supone, se incorporó a partir de fragmentos
microscópicos en
pequeños conglomerados llamados planetesimales,
aunque, una vez más,
no está claro cómo comenzó este proceso. Una vez
algunos planetesimales hubieran
crecido lo suficiente, la gravedad de los mismos habría
atraído otros pequeños
planetesimales para ir formando los cuerpos que vemos hoy en el sistema
solar.
Los astrónomos opinan en general que los planetesimales que se
hubieran formado
cerca del sol habrían sido calentados por la radiación
del sol primitivo, de
modo que se habrían desprendido de ellos los elementos
más ligeros. Los
planetesimales lejos del sol no se habrían calentado mucho y por
ello hubieran
retenido muchos de los elementos más ligeros. Esta es la
explicación
evolucionista de la gran diferencia que se da entre los planetas
cercanos al
sol (los planetas terrestres) y los planetas alejados del sol (los
planetas
jovianos).
Cosa
interesante, durante los
últimos años los astrónomos han descubierto
cientos de planetas extrasolares
orbitando alrededor de otras estrellas. Todos estos planetas plantean
desafíos
a la teoría evolucionista acerca de la formación de los
planetas, porque los
planetas extrasolares parecen ser jovianos pero muy cercanos a sus
estrellas
asociadas, en contraste a lo que vemos en el sistema solar.
El mundo de
la astronomía
post-darwinista ha visto el surgimiento de numerosas teorías
acerca de los
orígenes. Entre ellas se incluyen una serie de cuentos del tipo
«Érase una vez»
acerca del origen naturalista del universo, de las galaxias, de las
estrellas y
de otras estructuras en el cosmos, de la evolución
química de los elementos a
partir del hidrógeno y del helio, y del origen de la tierra
junto con el del
resto del sistema solar. En tanto que Darwin no abordó la
astronomía en sus
escritos (no obstante, su hijo George fue un destacado astrónomo
de la segunda
mitad del siglo XIX), su legado de excluir a Dios pervive en el campo
de la
astronomía.
La mayor
parte de la
astronomía trata de la estructura del universo tal como existe
ahora, y los
científicos creacionistas están plenamente dedicados a
estos estudios. No
obstante, los diversos intentos de parte de muchos astrónomos de
excluir al
Creador de Su cosmos son sencillamente insostenibles.
Es
simplemente lo justo dar el
crédito de la creación a quien le es debido, como lo hizo
el salmista en el Salmo 8:3: «...
veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que
tú formaste.»

George
Darwin (1845-1912),
hijo de Charles Darwin, fue un conocido astrónomo y profesor en
la Universidad
de Cambridge. Su especialidad era la interacción de las mareas
de la tierra,
del sol y de la luna, y en 1899 publicó el libro más
autorizado sobre esta
cuestión, Las mareas y fenómenos relacionados en el
Sistema Solar.
En su
trabajo observó que la
luna está gradualmente alejándose de la tierra en una
lenta espiral mientras
que la rotación de la tierra va perdiendo velocidad. Esto
llevó a George Darwin
a proponer la teoría de la fisión para el origen de la
luna. Es decir, la
tierra primitiva tenía un movimiento tan rápido de
rotación que una parte de la
tierra fue lanzada afuera para formar la luna, que siguió
alejándose en un
movimiento en espiral. Este escenario está plagado de problemas,
y
prácticamente nadie lo acepta en la actualidad, pero se reconoce
como quizá la
primera de las teorías modernas del origen de la luna.
Curiosamente,
lo que sabemos
del mecanismo que rige la interacción de las mareas del sistema
Tierra-Luna y
de la actual tasa de esta interacción sugiere que el sistema
Tierra-Luna no
puede tener más allá de 1,3 mil millones de años.
Naturalmente, esto está muy
por debajo de la supuesta edad de 4,6 mil millones de años del
sistema
tierra-luna, pero no constituye un problema para una creación
reciente de hace
6.000 años.
* El Dr. Faulkner es Profesor de
astronomía y física en la Universidad de Carolina del Sur
en Lancaster.
Citar este artículo: Faulkner, D. 2009. The Big Bang,
Multiverse, and Other Tales about Outer Space. Acts & Facts. 38
(2): 28.
Este artículo se publicó originalmente en febrero de
2009. «The Big Bang, Multiverse, and Other Tales about Outer
Space», Institute for Creation Research, http://www.icr.org/article/big-bang-multiverse-other-tales-about-outer-space
(accedido el 3 de marzo de 2009).