Presentamos las siguientes consideraciones con el deseo de clarificar la
cuestión con respecto al fósil Archaeopteryx. Éste es considerado por
muchos como forma intermedia entre los reptiles y las aves y, por ello, como
demostración de la postura de que las múltiples formas de vida han tenido su
origen y desarrollo gradual por evolución, desde los microorganismos primitivos
teóricos formados al azar en un mar primitivo, hasta llegar a la complejidad de
formas de vida patentes en el mundo de lo viviente, y también en el registro
fosilizado de la vida que existió en el pasado.
Una argumentación que aquí se presenta es que una transición entre formas de
vidas distintas debería mostrar cadenas graduales de transición que documentaran
los graduales cambios de las características de una dirigiéndose a la otra.
Por ejemplo, en el caso de la transición de los reptiles a las aves, para
poder afirmar que se demostrado la transición, debería mostrarse una cadena con
los pasos intermedios de la transformación de la escama a la pluma, juntamente
con los pasos intermedios de la revolución ósea y locomotora que ello exigiría,
entre otras muchas características documentables.
En el caso del Archaeopteryx, lo que se halla es que hay unos
caracteres totalmente concretos y especializados, y nunca intermedios. En
ciertos casos, se atribuye a unas características la etiqueta de «reptilianas», y otras son «avianas»; pero no
se halla evidencia de caracteres que estén cambiando de «reptilianos» a «avianos». De hecho, de Beer
da a este fenómeno el nombre de «evolución en mosaico».
Pero resulta entonces imposible admitir que nos hallamos aquí ante una forma
de transición genuina, como debiera de esperarse si fuera cierta la postura
neodarwinista de la evolución.
No se considera en esta
monografía la concepción de que la evolución hubiera sucedido «a
saltos», idea propuesta en diversas formas por Goldschmidt1 y Schindewolf2 a mediados de siglo, y por Gould
y Eldredge3 en 1972, y que está recibiendo un creciente apoyo
en la actualidad. Es, en último análisis, una mera confesión de que no existen
las esperadas y buscadas formas de transición.
Es deseable enfatizar, pues, que la llamada evolución en mosaico no se
demuestra; solamente se postula, lo mismo que la pretendida «evolución a
saltos». En el «animal mosaico» todos y cada uno de sus
caracteres están perfectamente desarrollados y especializados, y no se pueden
presentar ni por separado ni en conjunto como documentando ninguna
evolución.
Otro tema al que se le presta atención es al hallazgo de los restos de un
ave, que en base de la actual concepción de la geología histórica es anterior al
Archaeopteryx.
Por esto último, y dentro de la intención de esta hoja
informativa de ser una llamada a la reflexión, se apunta a la posibilidad de que
el Archaeopteryx, con sus características de mosaico, pudiera en
realidad ser un fósil fraudulento, análogo al famoso «Hombre de
Piltdown», que fue aceptado como genuino desde 1911 hasta 1953, y que
hasta que fue denunciado públicamente como fraude fue objeto ¡de alrededor de
500 tesis doctorales!4
Todos los puntos aquí presentados son raramente puestos en discusión pública.
Es deseo y esperanza de este editor que todas las personas reflexivas puedan
tener así una información más plena acerca de la temática de los orígenes, que
recibe un tratamiento tan unilateral en los medios de difusión de masas.
Señalemos
aquí dos llamadas a la reflexión que se nos da en el
libro más antiguo de la Biblia, el de Job, capítulo 12,
versículos 7 y 8: «Pregunta... a las aves de los cielos, y
ellas te lo mostrarán; o habla a la tierra, y ella te
enseñará; ... ¿Qué cosa de todas estas no
entiende que la mano del Señor la hizo?»
REFERENCIAS
1. Goldschmidt, R. B. (1940): The Material Basis of
Evolution. Yale Univ. Press. New Haven, Conn.; véase también su artículo «La evolución vista por un genético», Arbor, 66 1955
(VI), 229-249. Vuelve al texto
2. Schindewolf, O. H. (1950): Grundfragen der
Palaentologie. E. Schweizerbarthsche Verlagsbuchhandlung. Stuttgart. Vuelve al texto
3. Eldredge, N. y S. J. Gould. (1972). «Punctuated
equilibria; an alternative to phyletic gradualism». págs. 82-115. En:
Schopf, T. J. M.,ed., Models in Paleobiology. Freeman, Cooper y Co., San
Francisco, Calif. Vuelve al texto
4. Bowden, M. (1984). Los Hombres-Simios, ¿Realidad o
Ficción? Sección I. Clie, Terrassa, España. Vuelve al
texto
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