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De la promesa a Abraham hasta el Diluvio (Génesis 11, empleando la LXX apostólica) |
1070 3000 |
Del Diluvio a la Creación (comparación LXX, Masorético y Pentateuco Samaritano) |
2000 7000 |
A continuación, revisemos los hallazgos del trabajo Tiempo, Vida e historia a la luz de 15.000 dataciones radiocarbónicas, publicado en C.R.S. Quarterly de junio de 1970 (en castellano como la segunda parte de Las Dataciones Radiométricas, Crítica (Colección Creación y Ciencia, CLIE, Terrassa 1980), suplementado por un estudio posterior de unas 1.500 dataciones marinas no incluidas en el primer análisis (pero sí en la publicación citada en castellano).
(Las conclusiones de ambos grupos de datos fueron dadas en la referencia 5, 1975).
1. Al establecer el método de Carbono 14 en 1949, Libby verificó tres cosas:
(a) Todos los organismos vivos de la tierra exhiben esencialmente la misma tasa específica de actividad, TEA, con respecto al C14 en sus tejidos: aproximadamente 16 des./g-min.
(b) La tasa de producción específica. TPE. a la que se produce el C14 en la atmósfera superior por la incidencia de rayos cósmicos es de alrededor de 19 átomos/min por gramo de carbono en el ciclo mundial de carbono.3
(c) Esta disparidad, o desequilibrio, entre TPE y TEA, indicaba claramente que «la radiación cósmica ha estado inactiva hasta hace poco» (para emplear las mismas palabras de Libby, ref. 6, pág. 7), «y la actividad específica de la materia viva sería mucho menor a la tasa de producción».
La implicación de este último extremo, que evidentemente apunta a una creación bíblica, parece haber sido dejada de lado, y Libby procedió en base de la presuposición de que todo organismo anteriormente vivo murió con una actividad específica (TEA) en sus tejidos igual a 16, la misma que en la actualidad. Empleando la vida media entonces aceptada de 5568 años2 para el Carbono 14, pudo entonces establecer con una precisión digna de remarcar las fechas de muerte de una cantidad de especímenes de edad conocida, como los maderos de antiguas catedrales europeas, algunos artefactos de madera de los tiempos de Cleopatra, etc.
Así nació el sistema de datación radiocarbónica, y las universidad y los laboratorios de todo el mundo comenzaron a publicar una lista anual de dataciones, primero en Science hasta 1958, y a partir de entonces en Radiocarbon Journal, aunque evidentemente sin ningún reconocimiento de que todas las edades publicadas eran más antiguas que la fecha verdadera de muerte en virtud de la disparidad que Libby había descubierto y dejado de lado.
2. Entonces yo examiné4, 5 todas las dataciones publicadas hasta 1969, separando 9.671 dataciones pertenecientes a cultura humana, animales terrestres, y árboles. Estas categorías, a su vez, fueron subdivididas en tres grupos:
(a) Hombres y animales en la masa continental Afro-Euroasiática.
(b) Hombres y animales en América del Norte y del Sur, y
(c) Arboles.
Todas las dataciones de cada grupo fueron corregidas para abajo, empleando la relación TEA/TPE que Libby admitía señalaban a un principio reciente, y luego las distribuí en intervalos de 500 años desde el presente hasta las más antiguas hasta el 16.000 a.P. (antes del presente).
3. Una vez hecho esto, aparecieron dos resultados dramáticos. Primero, todos menos tres de los especímenes publicados eran datables dentro de alrededor de 50.000 años antes de la corrección para abajo; esto es, en un mundo cubierto con huesos sepultados y con una vegetación supuestamente depositada a lo largo de millones de años, prácticamente ninguna resultó más antigua que alrededor de 50.000 años. En segundo lugar, en los tres grupos de datos había un crecimiento en número de dataciones por 500 años desde el comienzo hasta alrededor del 5000 a.P., y luego una brusca caída a menos del 40 por ciento en el período 5000 a 4500. Es decir, que toda la vida en Afro-Eurasia, toda la vida en las Américas, y todos los árboles de todo el mundo sufrieron una catástrofe concurrente en el mismo período de tiempo registrado en el Diluvio de Génesis 6-8, y confirmado por las leyendas universales acerca del Diluvio, y por los inicios concurrentes de las más antiguas civilizaciones registradas, Babilonia, Egipto, China, India, etc.
4. Por lo anterior, quedaba claro que los primeros 20 años de acumulación de
dataciones radiocarbónicas, corregidas a un «origen reciente» de
16.000 a.P., lo que estaba demandado por la relación de TEA/TPE de Libby,
señalaban inequívocamente al Diluvio del Génesis. De ello seguía que si la
Biblia tenía ciertamente la razón acerca de la fecha y la extensión universal
del Diluvio, bien podría estar en lo cierto acerca de la fecha de la creación
unos 2000 años antes. Con esta hipótesis era una cuestión sencilla calcular la
TPE que tuvo que prevalecer en la era anterior al diluvio, presuponiendo que la
vida media del radiocarbono se había mantenido constante en los pasados 7.000
años. Este valor de Tasa Específica de Producción del radiocarbono vino a ser de
64,4 átomos/min producidos en la Atmósfera superior por gramo de carbono en el
ciclo mundial del carbono, o unas tres veces la TEP prevalente hoy tal como ha
sido calculada por Libby.6
5. Empleando la anterior TEP desde la Creación hasta el Diluvio, y el valor
de Libby desde el Diluvio hasta ahora, fue posible de esta manera comprobar la
hipótesis enunciada corrigiendo las 9.671 dataciones de hombres, animales y
árboles a «edades verdaderas» encontrándose entre los 7.000 a.P. y
ahora, mostrándose la curva de corrección en la Fig. 1. Poniendo estas
dataciones corregidas en divisiones de 500 años cada una como antes dio la
gráfica y tabla de la Fig. 2, confirmando de manera dramática no menos de 10
hechos separados de la Escritura y de la historia antigua, lo que se relaciona
en el Apéndice A. Esto, por sí mismo, parecía vindicar la hipótesis de la
Creación y del Diluvio de acuerdo con la cronología bíblica.
6. La vindicación fue más intensa aún cuando analicé posteriormente un grupo separado, de 1.587 dataciones de vida marina incluidas en las 15.000 dataciones originales, pero no en las 9671 empleadas en el primer análisis. De estas dataciones marinas, 955 correspondían a especímenes tomados de los fondos marinos y de las playas. Una vez distribuidas a lo largo del período de 7000 años como en el párrafo 5 anterior, se observó que tenían una distribución bastante uniforme como se muestra en la Fig. 3 (excepto por la notable caída justo después del Diluvio, lo que, como se verá, es sumamente significativo).
Quedaban 632 especímenes de vida oceánica sepultada en tierra firme, muchos de ellos hallados lejos de la costa más cercana de la actualidad, y algunos de ellos en las montañas más altas. Distribuyendo estas dataciones de muertes sobre el mismo período de 7000 años se logró la sorprendente gráfica de la Fig. 3. De los 632 especímenes, todos menos 31 habían muerto antes de o durante el diluvio, y los 31 restantes estaban todos dentro del margen de incursiones inusitadamente altas del océano, como olas de aguaje o embates huracanados. Estas dataciones marinas independientes añadieron así tres hechos más a la lista del Apéndice A, coronando la hipótesis de la cronología bíblica con una certidumbre adicional.
Como resultado de los seis principales descubrimientos anteriores en base de las primeras 15.000 dataciones radiocarbónicas, además de una multitud de otros testimonios anteriores de catastrofismo geológico en la historia humana, en 1974 se llegó a las siguientes conclusiones (Referencia 5:)
«La precisión del registro y de la cronología de la Biblia tanto acerca de la Creación como del Diluvio quedan así atestiguadas de forma independiente por (1) una abundancia de "testimonios" geológicos e históricos independientes en favor de una convulsión crustal e inundación terrestre a escala mundial, asociada con fuerzas titánicas y drásticos cambios geológicos, todo ello en tiempo "reciente"; (2) casi 10.000 dataciones radiocarbónicas terrestres, cuya distribución confirma cuantitativamente la fecha y extensión del Diluvio, además de otros nueve detalles de la historia bíblica desde la Creación hasta el Diluvio; (3) más de 1500 dataciones radiocarbónicas de vida marina cuya distribución da una confirmación aún más dramática de la fecha bíblica y de la extensión del Diluvio del Génesis.
La última contribución de este trabajo es añadir el testimonio de otros diez años de dataciones radiocarbónicas publicadas anualmente en Radiocarbon Journal desde 1969, y disponibles en casi cualquier universidad o gran biblioteca pública.
Este trabajo ha sido completado dentro de los últimos tres meses, y se
presenta en la Fig. 4, empleando la misma distribución de 7.000 años en bloques
de 500 como antes. Consolidando las 9.671 dataciones analizadas desde 1949 hasta
1969, con las dataciones adicionales contribuidas desde 1969, obtenemos la
notable tabla final de la Figura 4.
* Tomadas de la revista
RADIOCARBON JOURNAL, 1950-1979,
y corregidas por Whitelaw según Ref.
1.
Desde luego, todos los científicos honrados, por ardiente que sea su adhesión al evolucionismo y a las vastas eras geológicas, tienen que ponderar la devastadora significación de esta evidencia. Y con la misma seguridad, todo ardoroso estudioso de la Biblia puede regocijarse ante la gracia de Dios, tanto como Creador y Salvador, al darnos esta adicional ilustración de la verdad de Su Palabra.
1. La Naturaleza ha tenido un inicio reciente, no más allá de 7000 años.
2. Todas las formas de materia viva, antiguas y modernas, aparecieron aproximadamente al mismo tiempo (como lo atestigua el registro fósil, y lo admiten algunos evolucionistas).
3. Los animales y la vida marina aparecieron en todas partes en cantidades, pero la raza humana en pequeño número.
4. El mundo original tenía profusión de vegetación de polo a polo.
5. Tuvo lugar una masiva destrucción de hombres, animales y árboles de manera simultánea en todos los continentes hace unos 5000 años.
6. Los especímenes anteriores a este acontecimiento se encuentran principalmente en estratos sedimentarios, lo que indica intensamente que se trató de un cataclismo hídrico.
7. Después de este cataclismo, los hombres y los animales repoblaron la tierra desde la región de Mesopotamia, llegando al continente americano mucho más tarde.
8. La vegetación a escala mundial fue restaurada rápidamente, pero nunca al nivel anterior, y con unas desolaciones polares y vastos desiertos tal como se ve en la actualidad, pero no existentes antes.
9. La población mundial anterior al cataclismo era grande.
10. La cronología bíblica para el Diluvio, y para Babilonia, Egipto e Israel, es precisa.
11. Hay una clara disparidad entre las dataciones de muerte de la vida oceánica en especímenes que se encuentran en tierra firme (especialmente los alejados de las costas marinas) y las dataciones de muerte de vida marina tomada en muestreos aleatorios de los fondos marinos y de las playas.
12. Toda la vida oceánica sepultada en tierra parece haber muerto en o antes del cataclismo de hace 5000 años ya mencionado, y está sepultada en estratos sedimentarios. 13. La fecha divisoria, de alrededor de 3000 a.C., para la vida oceánica sepultada tierra adentro, se corresponde exactamente con la fecha divisoria de la vida terrestre que se menciona en el apartado n(o) 5, y también se corresponde en el tiempo con una devastación menor de vida en los fondos oceánicos, lo que sugiere que unas vastas erupciones volcánicas submarinas pueden haber constituido un factor en el común cataclismo mundial del 5000 a.C.
1. Véase «The Authenticity of Ptolemy's Parallax Data, Pt. I», por R. R. Newton Q. J. R. Astr. (1973), vo. 14, págs. 367-388. Vuelve al texto
2. La vida media del C14 está establecida actualmente como 5730 años, un cambio del 3 por ciento, pero se sigue empleando como 5568 años en la datación radiocarbónica para mantener la uniformidad. Vuelve al texto
3. El elevado valor de la TPE será sorprendente para los que mantienen la Teoría de la Cubierta, pero queda explicado fácilmente en el Apéndice a la referencia 4. La cantidad de carbono en el ciclo anterior del Diluvio era muchas veces más pequeño que ahora, por cuanto los océanos no habían recibido todavía los detritos de la vegetación mundial hasta que ésta fue barrida por el Diluvio. Vuelve al texto
4. Whitelaw, Robert L., «Time, Life and History in the Light of 15.000 Radiocarbon Dates», Creation Research Society Quarterly, Junio 1970, págs. 56-71, 83. Publicado en castellano como la segunda parte de Las Dataciones Radiométricas: Crítica (Colección Creación y Ciencia, CLIE, Terrassa 1980). Vuelve al texto
5. Whitelaw, Robert L. «The Testimony of Radiocarbon to the Genesis Flood», Symposium on Creation, D. W. Patten, Ed., Baker Book House, Grand Rapids, 1975. Vuelve al texto
6. Libby, W. F., Radiocarbon Dating, University of Chicago Press, 2(a) Edición, 1955. Hay edición en castellano, Datación Radiocarbónica (Ed. Labor, Barcelona, 1970). Vuelve al texto
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