ÍNDICE
Introducción
El público no recibe una información
veraz
La flecha del tiempo
La imposibilidad
matemática
El registro fósil
Los recientes hallazgos del
Precambrico
El origen de los
vertebrados
El origen de los
anfibios
El origen de las aves
El Archaeopteryx: ¿falsificación de la
evidencia?
El origen del vuelo
La norma, no la
excepción
Conclusión
Referencias
INTRODUCCIÓN
SOMETEMOS a crítica la teoría de que todos los seres vivientes han surgido
gracias a un proceso evolutivo natural, mecanicista, a partir de una sola forma
de vida, que a su vez surgió por un proceso similar a partir del mundo
inorgánico, carente de vida. Esta hipótesis evolutiva general se presenta
comunmente en los libros de texto y de divulgación como un hecho establecido de
la ciencia. En dichos textos se presenta la evidencia existente en apoyo de este
concepto del origen y desarrollo de la vida, y con frecuencia se afirma que
todos los biólogos competentes aceptan la teoría de la evolución.
Aunque es cierto que la mayor parte de los
biólogos aceptan el evolucionismo como un hecho, también es cierto que una gran
mayoría de ellos lo ha aceptado sin un verdadero examen de la cuestión,
siguiendo acríticamente la filosofía impuesta en la actualidad sobre esta
disciplina y sobre todo el contexto cultural y académico. Por otra parte, existe
una significativa minoría de biólogos competentes, y de especialistas en otros
campos, que no aceptan esta teoría como la mejor interpretación de los datos
conocidos. Uno de los que se puede citar a modo de ejemplo es el doctor W. R.
Thompson (ver American Men of Science o Canadian Men of Science),
cuyas credenciales como biólogo competente no precisan de defensa alguna. Sus
objeciones a la tesis evolucionista se pueden encontrar en su introducción a la
edición de 1956 de El Origen de las Especies de Charles Darwin, titulada «Una crítica a la evolución».1 En 1963, un grupo
de científicos constituyó la Creation Research Society [Sociedad para la
Investigación de la Creación].2 Esta organización, en constante
crecimiento, incluye en la actualidad a más de 600 miembros de pleno derecho,
todos los cuales deben estar en posesión de una licenciatura o de un doctorado
en algún área de la ciencia. Ninguno de ellos acepta la teoría
evolucionista.
El público
no recibe una información veraz
Existe en la actualidad un considerable cuerpo de evidencia rigurosamente
científica que contradice la teoría de la evolución, y una parte de ella parece
indiscutiblemente incompatible con el evolucionismo. La mportancia de la
naturaleza de esta evidencia nunca es señalada en los libros de texto de
nuestros sistemas de enseñanza pública y superior. De hecho, raras son las
ocasiones en que se presenta esta evidencia, por no decir que nunca. Como
resultado, los estudiantes de biología quedan expuestos a toda la evidencia que
se puede aducir en favor de esta teoría, pero no se les hace sabedores de lo
endebles que son estas evidencias, ni de aquellas otras evidencias que en
realidad contradicen la teoría. Por ello, se debe reconocer que un proceso
educativo de este tipo equivale a un adoctrinamiento en una visión particular
del mundo, en una filosofía basada en el concepto de que el origen del universo,
el origen y la diversidad de la vida, y, de hecho, la totalidad de la realidad,
deben recibir su explicación sólo en términos de leyes de física y de
química. La sola posibilidad de un Creador o de la existencia de un Ser
Sobrenatural trascendente es excluida ya de principio.
En palabras del astrofísico Carl F. von Weizsäcker:
No es por sus conclusiones, sino por su punto de partida
metodológico por lo que la ciencia moderna excluye la creación directa.
Nuestra metodología no sería honesta si negase este hecho. No poseemos
pruebas positivas del origen de la vida ni de la primitiva ascendencia del
hombre, tal vez ni siquiera de la evolución misma, si queremos ser
pedantes.»3
...
Todavía no entendemos demasiado bien las causas de la
evolución, pero tenemos muy pocas dudas en cuanto al hecho de la evolución; ...
¿Cuáles son las razones para esta creencia general? En la última lección
las formulé negativamente; no sabemos cómo podría la vida, en su forma actual,
haber venido a la existencia por otro camino. Esta formulación deja
silenciosamente a un lado cualquier posible origen sobrenatural de la vida;
así es la fe en la ciencia de nuestro tiempo, que todos compartimos.4
Estamos convencidos de que la razón por la cual se acepta en la actualidad el
evolucionismo de una manera tan mayoritaria es que nuestros científicos y
profesores de biología son producto de un sistema educativo dominado por esta
filosofía naturalista y mecanicista.
«No es por sus conclusiones, sino
por su punto de partida metodológico por lo que la ciencia moderna excluye la
creación directa. Nuestra metodología no sería honesta si negase este hecho. No
poseemos pruebas positivas del origen de la vida ni de la primitiva ascendencia
del hombre, tal vez ni siquiera de la evolución misma, si queremos ser
pedantes.»
...
«Todavía no entendemos demasiado
bien las causas de la evolución, pero tenemos muy pocas dudas en cuanto al hecho
de la evolución; ... ¿Cuáles son las razones para esta creencia general? En la
última lección las formulé negativamente; no sabemos cómo podría la vida, en su
forma actual, haber venido a la existencia por otro camino. Esta formulación
deja silenciosamente a un lado cualquier posible origen sobrenatural de la vida;
así es la fe en la ciencia de nuestro tiempo, que todos
compartimos.»
La flecha del
tiempo
El concepto evolucionista viola dos de los principios más fundamentales de la
naturaleza: El Primer y el Segundo Principio de la Termodinámica. El Primer
Principio afirma que la suma total de materia y energía permanece constante, sin
importar los cambios que se puedan efectuar. Nada en la actualidad se está
creando o aniquilando, aunque sí están teniendo lugar transformaciones de muchas
clases.
El Segundo Principio afirma que cada cambio que
tiene lugar de manera natural y espontánea tiende a pasar de un estado de mayor
orden, información o energía a un estado de menor orden, información o energía,
de lo organizado a lo desorganizado. La cantidad total de degradación en el
universo (que se mide por unidades de entropía) está aumentando constante e
inevitablemente. Cualquier incremento de orden y complejidad sólo puede ser
local, temporal y dirigido;5 pero el evolucionismo
demanda un incremento general de orden extendiéndose a lo largo del tiempo
geológico. En contra de la tesis evolucionista, los aminoácidos no se combinan
espontáneamente para formar proteínas; en cambio, las proteínas se disgregan
espontáneamente en sus aminoácidos constituyentes, y éstos se descomponen
lentamente en compuestos químicos más simples. Con un control cuidadoso de los
reactivos, del aporte de energía y mediante la oportuna extracción de los
productos de reacción de la zona energizada (tal como se hace en los actuales
experimentos del «Origen de la Vida»), se pueden sintetizar
aminoácidos a partir de gases, y proteínas en base de aminoácidos. Pero los
procesos utilizados nunca hubieran podido existir en ninguna condición realista
de una tierra primitiva. Este hecho ha sido demostrado de una manera adecuada
por Hull, que llega a la conclusión de que «El fisicoquímico, guiado por
los principios demostrados de la Termodinámica y de la Cinética Química, no
puede ofrecer ningún estímulo al bioquímico, el cual necesita un océano lleno de
compuestos orgánicos para formar siquiera coacervados carentes de
vida.»6
Hull se estaba refiriendo aquí a especulaciones acerca del origen de la vida.
Ya que a semejanza de un reloj en marcha, el universo está gastando la cuerda,
es evidente que no ha existido eternamente. Pero, en base del Primer Principio,
la suma total de materia y energía es siempre constante. Por ello mismo, no
podemos explicar, sobre una base meramente material, el origen de la materia y
de la energía de que se compone este universo. El continuo evolutivo, la cadena
que se extiende desde el cosmos hasta el hombre, es un concepto creativo y
progresivo, mientras que el Primer y Segundo Principio de la Termodinámica
declaran que los procesos naturales conocidos son conservadores en lo
cuantitativo, y degenerativos en lo cualitativo. En todo caso, y sin ninguna
excepción, cada vez que estos principios han sido sometidos a prueba han sido
hallados válidos. Así, los proponentes del evolucionismo rechazan lo observable
a fin de poder aceptar lo no observable, el origen evolutivo de la vida y de la
diversidad y multiplicidad de los tipos de formas de vida.
La
imposibilidad matemática
Se pretende que este supuesto
proceso evolutivo tuvo lugar mediante cambios mutativos graduales y aleatorios.
Este concepto básico de la moderna teoría evolucionista está bajo el ataque de
algunos de los mismos evolucionistas. Salisbury7 ha puesto
recientemente este concepto en tela de juicio, y también varios matemáticos lo
están atacando. En un Simposio que tuvo lugar en 1966 en el afamado Instituto
Wistar de Philadephia, los matemáticos y los biólogos presentaron perspectivas
opuestas.8 Uno de los matemáticos participantes, el doctor
Murray Eden, afirmó que «Nuestra postura es que si a "aleatorio" se le da
una interpretación seria y crucial a partir de un punto de vista probabilístico,
el postulado del azar es sumamente inadmisible, y que una teoría adecuada de
evolución debe esperar al descubrimiento de nuevas leyes naturales —físicas,
fisicoquímicas y biológicas.»9 La postura de
Salisbury y de esos matemáticos es que el incremento en complejidad, en progreso
y en contenido informático, que se supone tuvo lugar por evolución por medio de
cambios «al azar», exigiría un lapso de tiempo billones de veces
mayor al de solamente tres mil millones de años.
De esta manera, se supone que las mutaciones casuales y la
selección natural hubieran sido el mecanismo responsable de la evolución, que se
presenta como un proceso creativo y progresivo. Pero la Selección Natural no es
creadora, ya que no puede dar origen a nada nuevo. Como máximo, sería una fuerza
conservadora que eliminaría a los no aptos.10 En los sistemas
ordenados, los cambios mutativos al azar constituyen un proceso de desorden, y
por ello mismo se trata de un proceso de degeneración, no progresivo.
Lentamente, los evolucionistas se están dando cuenta de ello.
El registro
fósil
Que la evolución haya tenido realmente lugar o no es algo que sólo puede
quedar determinado por un examen del registro histórico, esto es, del registro
fósil. ¿Cuál es el tipo de evidencia que daría su respaldo al modelo
evolucionista? El doctor Thompson afirma:
Si encontrásemos en los estratos geológicos una serie de
fósiles exhibiendo una transición gradual desde las formas más sencillas hasta
las formas más complejas, y si pudiésemos estar seguros de que se corresponden
con una verdadera secuencia temporal, entonces nos sentiríamos inclinados a
creer que la evolución darwinista tuvo lugar, incluso aunque su mecanismo
permaneciese desconocido.»11
Si los invertebrados dieron
origen a los vertebrados, los peces a los anfibios, los anfibios a los
reptiles, los reptiles a las aves y a los mamíferos —precisando
cada una de estas transformaciones de millones de años, e
involucrando numerosas formas de transición— entonces el
registro fósil debería exhibir una buena cantidad de
estos tipos de transición. Thompson prosigue diciendo:
Desde luego, eso es lo que Darwin hubiese querido documentar, pero,
naturalmente, le fue imposible. Lo que los datos disponibles indicaban era una
notable ausencia de las muchas formas de transición que requiere la teoría, la
ausencia de tipos primitivos que hubieran debido existir en los estratos
supuestamente más primitivos, y la aparición repentina de los principales grupos
de clasificación.
Algo más adelante afirma:
... Y puedo señalar que en la actualidad la situación no es notablemente
diferente. Los modernos paleontólogos darwinistas se ven obligados, exactamente
lo mismo que sus predecesores y que el mismo Darwin, a diluir los hechos con
hipótesis subsidiarias que, por muy plausibles que puedan parecer, entran dentro
del terreno de lo inverificable.»11
En los estratos geológicos del Cámbrico tenemos una aparición explosiva de
fósiles de animales que presentan un elevado nivel de complejidad. En las rocas
cámbricas se hallan miles de fósiles de animales tan complejos que los
evolucionistas estiman que se hubiese precisado de mil quinientos millones de
años para que evolucionasen. Trilobites, braquiópodos, esponjas, corales, de
hecho todas las principales divisiones de vida invertebrada, se hallan en el
Cámbrico.
|
El evolucionismo exige una continuidad de la vida, según el concepto
comúnmente expresado en dibujos como éste; pero esta continuidad no se halla ni
en el registro fósil, ni en el mundo de lo viviente.
|
Los
recientes hallazgos del Precámbrico
Hasta recientemente, se consideraba que el Precámbrico estaba vacío de formas
de vida. Pero en la actualidad se conoce, en estratos atribuidos al Precámbrico
reciente, un conjunto de formas fósiles conocido como «la Fauna
Ediacarana». Algunas de estas son similares a las del Cámbrico. Otras
eran desconocidas. Pero un estudio detenido de las mismas ha llevado a expertos
como S. J. Gould a la conclusión de que esas formas no pueden ser en modo alguno
ancestrales de los grupos de fauna del Cámbrico. Se puede decir, sin temer a
contradicción alguna, que los antepasados evolutivos de la fauna del Cámbrico o
del Precámbrico reciente no han sido hallados.
Con anterioridad a este descubrimiento, Axelrod, geólogo evolucionista,
señalaba:
Uno de los principales problemas sin resolver en geología y
evolución es la presencia de invertebrados multicelulares diversificados en las
rocas del Cámbrico inferior y su ausencia en rocas de mayor edad. Estos fósiles
del Cámbrico primitivo incluían poríferos, celenterados, braquiópodos, moluscos,
equinoides y artrópodos. Su elevado grado de organización indica claramente que
un largo período de evolución precedió a su aparición en el registro. No
obstante, cuando nos ponemos a examinar las rocas del Precámbrico con el fin de
buscar los predecesores de estos fósiles del Cámbrico inferior, no se hallan por
ninguna parte. Se sabe en la actualidad que muchas secciones de rocas
sedimentarias (de hasta 1.700 metros) yacen en secuencia ininterrumpida por
debajo de estratos que contienen los fósiles más tempranos del Cámbrico.
Evidentemente, estos sedimentos eran apropiados para la preservación de los
fósiles, pues a menudo son idénticos a las rocas fosilíferas que yacen sobre
ellos, pero, con todo, en ellas no se encuentran fósiles.12
También George Gaylord Simpson, un paleontólogo muy afamado y
líder evolucionista, dijo que la ausencia de fósiles en el Precámbrico
constituye «el mayor misterio de la historia de la vida.»13
|
La evidencia necesaria para indicar la creación específica de los grandes
grupos de clasificación es que los fósiles aparezcan súbitamente, sin evidencia
fósil de un desarrollo gradual de nuevas estructuras que antes no existían, y de
carácter más complejo.
|
Podemos decir ahora que el descubrimiento de las formas de la Fauna
Ediacarana en Australia sólo añade a las múltiples formas de vida que sabemos
que existieron en el pasado, pero las formas intermedias permanecen tan esquivas
como siempre. Esta gran aparición explosiva de una multitud de variedades de
vida sumamente complejas y especializadas, tanto en la formación Ediacarana del
Precámbrico superior como en el Cámbrico, es enormemente contradictoria por lo
que respecta a la teoría evolucionista, pero es exactamente lo que sería de
esperar en base de una creación específica.
El registro fósil debería exhibir miles de formas de transición. En lugar de
ello, lo que hallamos es que hay una ausencia regular y sistemática de formas de
transición entre las principales categorías de clasificación. Los principales
tipos de invertebrados que se hallan en el Precámbrico son tan distintos entre
sí como lo son en la actualidad, y el registro fósil no nos da ningún indicio de
que ninguno de estos tipos principales hayan derivado de ningún antecesor
común.
célula

Mil quinientos millones de años sin evidencia
fósil!
|
|
«.. lo que hallamos es que hay una
ausencia regular y sistemática de
formas de transición entre las principales
categorías de clasificación.»
El
origen de los vertebrados
Se supone que los vertebrados evolucionaron a partir de un invertebrado. Sin
embargo, se trata de una suposición que no se puede documentar en base del
registro fósil. Existe una inmensa discontinuidad entre los invertebrados y los
vertebrados, no cubierta por forma alguna de transición. El primer vertebrado,
un pez de la clase Agnatha, es un vertebrado al cien por cien. De su posible
origen evolutivo nos dice Ommaney:
Desconocemos cómo evolucionó este primer cordado, cuáles
fueron las etapas que recorrió en su desarrollo hasta dar finalmente verdaderos
peces tal como ahora los conocemos. Entre el período Cámbrico, en que
probablemente apareció, y el Ordovicio, en el que se encuentran los primeros
fósiles con características de pez, existe un vacío de unos 100 millones de años
que probablemente nunca podremos llenar.»14
¡Cien millones de años sin tan siquiera una forma de transición!
El origen
de los anfibios
Se supone que los peces dieron origen a los anfibios a lo
largo de un período de millones de años, durante cuyo tiempo las aletas de los
hipotéticos antecesores fueron cambiando gradualmente para dar lugar a los pies
y piernas de los anfibios. Pero no se ha descubierto ni un solo fósil que
muestre una aleta parcial ni un pie parcial. Los anfibios vivientes incluyen
tres tipos: las salamandras y lagartijas acuáticas, generalmente de patas y cola
extendidas; las ranas y los sapos, que figuran entre los más especializados de
todos los vertebrados terrestres, carentes de cola y con patas traseras muy
largas; y los Apodos, criaturas gusanoides sin rastro de extremidades. No se
hallan formas de transición entre estos distintos seres vivientes, ni entre
ellos y los anfibios fósiles.15
El origen de
las aves
Se afirma que las aves
evolucionaron a partir de los reptiles. Pero nadie ha encontrado todavía ni un
solo reptil que posea algo como en parte ala y en parte extremidad locomotora,
ni nada que sea en parte pluma y en parte escama. Por lo que se refiere al
Archæopteryx, que hasta ahora era considerado como
«el ave más antigua» porque tenía dientes y
poseía también unos ejes garróideos prensiles en
los bordes delanteros de las alas, y vértebras que se
extendían formando una cola, entre otras características,
lo cierto es que presentaba toda una multitud de incógnitas a
los investigadores, lo que la convertía más en un
problema que en una prueba de evolución. En efecto, por una
parte se había hecho el descubrimiento de formas fosilizadas de
aves de morfología «moderna» en un horizonte
estratigráfico evolutivamente datado como más antiguo que
la formación en la que se encontró el Archæopteryx.16 Por otra parte, debido a su plumaje,
que en un examen detenido del fósil del Archæopteryx presentaba
características de ave voladora potente,17 llegó a
considerarse, por parte de ciertos paleontólogos evolucionistas, que se trataba
de un ser irrelevante. En palabras de los eminentes paleontólogos evolucionistas
Stephen J. Gould y Niles Eldredge, «Mosaicos curiosos como el
Archæopteryx no cuentan.»18

Reconstrucción del
Archaeopteryx
¿Falsificación de la evidencia?
Pero sus características peculiares pueden
ser falsas, pues desde hace ya un cierto tiempo que hay alegaciones de que el Archæopteryx es un fósil
falso, manipulado; o sea, un fraude. Esta denuncia surgió ya en 1979, cuando
el doctor Spetner, un físico, pudo examinar el fósil de Berlín. Observó que las
alas habían sido añadidas. Después se efectuaron pruebas con el fósil de
Londres, empleando además técnicas fotográficas, y en 1985 se emitió un informe,
a cargo de dos eminentes científicos, los doctores Fred Hoyle y Chandra
Wickramasinghe, de Londres, en la revista British Journal of
Photography.19 Posteriormente, en 1988, estos científicos
publicaron un libro sobre esta misma cuestión,20 en el que
muestran, con excelente documentación fotográfica, que las alas fueron pegadas
al esqueleto. Aparecen impresiones dobles de la misma pluma sobre la zona de las
alas (la cual es distinta de la matriz rocosa donde se encuentran los huesos del
fósil). Además, las dos secciones de la losa no concuerdan (el molde y el
vaciado). Se documenta, asimismo, que el fósil fue manipulado deliberadamente en
el Museo Británico de Historia Natural para que pareciese más genuino. Así, el
célebre Archæopteryx resultaría no ser nada más que un
Camposagnathus «disfrazado», cuyo lugar se encontraría
entre el fraudulento «hombre de Piltdown» de Dawson, la
Monera de Hæckel, y el dibujo falseado del desarrollo de los embriones,
también de Hæckel.
El Achaeopteryx — ¿falsificación?
La realidad es que el Archæopteryx era presentado (¡y hasta ahora
sigue siéndolo!) al público como una forma de transición a falta de algo
mejor. Marshall había dicho, con anterioridad a este descubrimiento:
El origen de las aves es mayormente asunto de deducción. No
hay ningún fósil de las etapas a través de las que se consiguió el notable
cambio de reptil a ave.21
El origen del
vuelo
De hecho, se supone que la capacidad de volar surgió por
evolución en cuatro ocasiones de forma independiente: en las aves, en los
reptiles voladores (pterosaurios) actualmente extintos, en los insectos y en los
mamíferos (los quirópteros). En ninguno de estos casos se encuentran
formas fósiles que documenten la transición hacia el vuelo. El doctor E. C.
Olson, geólogo evolucionista, ha afirmado que «por lo que respecta al
vuelo, aparecen algunas discontinuidades muy grandes en el registro
fósil.»22
En cuanto a los insectos, dice
Olson: «Prácticamente, no hay nada que nos dé
ninguna información sobre la historia del origen del vuelo en
los insectos.» Por lo que se refiere a los pterosaurios, Olson
afirma: «... no existe absolutamente ninguna señal de
formas intermedias.» Después de referirse al Archæopteryx como «reptiloide»,
Olson dice: «es evidente que es un ave» (valorando las
características totalmente avianas del fósil, desconociendo entonces su
falsedad). Finalmente, y refiriéndose a los mamíferos, Olson dice que «la
primera evidencia de vuelo en mamíferos es la de los murciélagos plenamente
desarrollados del Eoceno». Nos encontramos así en una situación de lo más
chocante. Cuatro veces ha tenido lugar una transición maravillosa: unos animales
terrestres han adquirido la capacidad del vuelo. Cada una de estas
transformaciones ha precisado de millones de años, y ha involucrado miles de
formas de transición. Y eso no obstante, ¡no se halla ninguna de ellas en el
registro fósil! ¿Podría ser que estas formas de transición no se hallen
simplemente debido a que jamás existieron? Toda esta evidencia se puede
correlacionar con mucha mayor facilidad dentro de un marco creacionista que
dentro de un marco evolucionista.
La norma, no
la excepción
Los ejemplos dados hasta ahora no constituyen ninguna excepción, sino que,
como se ha afirmado antes, el registro fósil muestra una ausencia sistemática y
marcada de tipos de transición entre las categorías taxonómicas más altas.
Incluso referente a la famosa «serie del caballo», du Nouy
informa:
Pero cada uno de estos intermedios parece haber aparecido
"repentinamente", y no ha sido posible, debido a la ausencia de fósiles,
reconstruir la transición entre estos intermedios ... la continuidad que
nosotros suponemos puede que nunca quede establecida con hechos.23
|
La supuesta serie del caballo se creó más con la imaginación que con
evidencia fósil.
Los fósiles de esta serie no se encuentran en una secuencia cronológica
apropiada, en contra de lo que se suele divulgar, y los tipos más importantes
aparecen súbitamente, sin transiciones.
|
CONCLUSIÓN
Creemos que la repentina aparición en el registro fósil de formas de vida muy
desarrolladas en vastos números y la repentina aparición de cada uno de los
grupos principales de clasificación, sin evidencia de formas de transición entre
ellos, indica que en realidad no hubo tal transición de formas más rudimentarias
a formas más desarrolladas, sino que cada grupo principal de clasificación fue
creado de manera específica, correspondiéndose con el min original hebreo
(clase o tipo) que se menciona en el libro de Génesis (generalmente, min
se traduce «género» o «especie» en las versiones
modernas, pero Reina, en 1569, tradujo «según su
naturaleza». Se debería entender en un sentido genérico, no en el
sentido taxonómico estricto que en la actualidad reciben estos términos).
En su revelador libro Implications of Evolution
[Implicaciones de la Evolución], el profesor G. A. Kerkut, evolucionista, ha
afirmado que «... tenemos la teoría de que todas las formas vivientes en
el mundo han surgido a partir de un origen único que provino a su vez del mundo
inorgánico. Esta teoría se puede llamar "la Teoría General de la Evolución", y
la evidencia que la apoya no es lo suficientemente fuerte como para
permitirnos considerarla más que como una hipótesis de trabajo.»24
Creemos que en realidad la creación específica ofrece una mejor explicación
de la evidencia científica. La actual actitud de presentar sólo un paradigma de
los orígenes, el evolucionista, y lo que es peor, presentarlo como un hecho ya
establecido, constituye un lavado de cerebro, un adoctrinamiento selectivo en
una filosofía secularista y secularizadora particular.
«... tenemos la teoría de que todas
las formas vivientes en el mundo han surgido a partir de un origen único que
provino a su vez del mundo inorgánico. Esta teoría se puede llamar "la Teoría
General de la Evolución", y la evidencia
que la apoya no es lo suficientemente fuerte como para permitirnos considerarla
más que como una hipótesis de trabajo.»
REFERENCIAS
1. W. R. Thompson: Critique of Evolution, introducción
a El Origen de las Especies (hay traducción castellana: SEDIN, apartado
2002, Sabadell, España), E. P. Dutton and Co.; New York, 1956. Vuelve a texto
- 2. Dirección: 2717 Cranbrook Rd. Ann Arbor, Michigan 48104,
EUA. Vuelve a texto
- 3. Weizsäcker, Carl F. von: La importancia de la
Ciencia, Ed. Labor, Nueva Colección Labor n(o) 27, pág. 125. Vuelve a texto
- 4. Referencia n(o) 3, pág. 131. Vuelve a
texto
- 5. Para una consideración más extensa de este punto, ver Gish,
D. T.: Teorías sobre el Origen de la Vida: Crítica; Elmendorf, R. G. y
otros: Creación, Evolución y Termodinámica. Las dos obras publicadas por
CLIE, Terrassa, España, 1981. Vuelve a texto
- 6. Hull, D. E.: Nature, 186, 683 (1960). Ver también la
referencia anterior, Teorías sobre el Origen de la Vida, etc. Vuelve a texto
- 7. Salisbury, F. B.: The American Biology Teacher, 33,
335 (1971). Vuelve a texto
- 8. Moorehead, P. S., y Kaplan, M. M., editores:
Mathematical challenges to the Neo-darwinian interpretation of Evolution.
Wistar Institute Press, Philadelphia, Pennsylvania 1967. Ver también Georges
Salet, Azar y Certeza, Ed. Alhambra, Colección Exedra n(o) 95, Madrid
1976. Vuelve a texto
- 9. Eden, M.: Ver referencia 8, pág. 109. Vuelve
a texto
- 10. Ver la monografía n(o) 1 de la colección Creación y
Ciencia, titulada: Creación, Evolución y el registro Fósil (CLIE,
Terrassa 1979), apéndice «Sobre Selección Natural». Vuelve a texto
- 11. Thompson, W. R.: Ver referencia n(o) 1. Ver también
Escuain, S.: «Las discontinuidades del registro fósil», capítulo 4
de Creación, Evolución y el Registro Fósil, ver referencia n(o) 10. Vuelve a texto
- 12. Axelrod, D. I.: Science, 128, 7 (1958). Vuelve a texto
- 13. Simpson, G. G.: The Meaning of Evolution, Yale
University Press, New Haven, 1953, pág. 18. Vuelve a texto
- 14. Ommaney, F. D.: Los Peces, Colección Popular Life,
pág. 60. Vuelve a texto
- 15. Romer, A. S.: Vertebrate Paleontology, 3(a)
edición, University of Chicago Press, Chicago 1966; pág. 198). Vuelve a texto
- 16. Jensen, J. A.: Science-News (Vol. 112, set. 24,
1977, pág. 198). Vuelve a texto
- 17. Feduccia, A., y Harrison B. Torduff, 1979: «Feathers of Archæopteryx: Assymetric vanes indicate aerodynamic
function», Science 203:1021. Vuelve a texto
- 18. Gould, S. J., y N. Eldredge, 1977, Paleobiology
3:147. Vuelve a texto
- 19. Hoyle, F., y C. Wickramasinghe, British Journal of
Photography, marzo, 1985. También Trop, M.: «¿Ha habido manipulación en
el fósil del Archæopteryx?», en El Archæopteryx: Reconsideración,
boletín Creación, No. 3, 1984, Coordinadora Creacionista, Barcelona, pags.
11-13. Vuelve a texto
- 20. Hoyle, F., y C. Wickramasinghe, Archæopteryx, The
Primordial Bird (A Case of Fossil Forgery), Christopher Davies, Swansea
1988. Vuelve a texto
- 21. Marshall, A. J.: ed.: Biology and Comparative
Physiology of Birds, Academic Press, New York, 1966, pág. 180. Vuelve a texto
- 22. Olson, E. C.: The Evolution of Life, The New
American Library; New York, 1966, pág. 180. Vuelve a texto
- 23. Du Nouy, L.: Human Destiny, The New American
Library of World Literature, Inc.; New York, 1947, pág. 74. Vuelve a texto
- 24. Kerkut, G. A.: Implications of Evolution, Pergamon
Press, New York, 1960, pág. 157. Vuelve a texto
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