John N. Moore, Ph.D.
Departamento de Ciencias Naturales
Universidad Estatal de Michigan
Definiciones básicas para la controversia Creación/Evolución
Fuente: Creation Research Society Quarterly - Vol. 11, no. 1, Junio 1974, pp. 3-5.
VOLUMEN 11, JUNIO 1974
En el curso de cualquier disquisición seria y rigurosa se precisa de unas
definiciones claras para los términos empleados. Esto es particularmente cierto
en cualquier debate sobre los orígenes, tanto si se está tratando del origen del
universo, de su materia, de la tierra en el sistema solar, de la vida vegetal y
animal sobre la tierra, de la humanidad o de la cultura humana.
En su intento de dar respuestas a cuestiones como estas sobre
los orígenes, los evolucionistas y los creacionistas han llegado
a posturas totalmente diferentes durante el siglo pasado y el actual.
Por eso, hoy día no existe un verdadero consenso entre
creacionistas y evolucionistas sobre el significado de términos
como «hechos», «hipótesis»,
«teoría», etc. En consecuencia, las discusiones
sobre si el creacionismo es ciencia o el evolucionismo religión,
o viceversa, si el
evolucionismo es ciencia y el creacionismo religión, se mantiene en pie,
generalmente con abundantes malentendidos entre las partes.
Un impacto inicial lo da el hecho de que muchos evolucionistas
no son conscientes de que la «ciencia», como profesión
contemporánea, se ha desarrollado desde sus primeros principios impulsada
principalmente por cristianos y otros teístas. Es evidente que la «era
científica» comenzó cuando la visión aceptada del mundo fue organizada
alrededor de creencias teístas, bajo el liderazgo de teístas como Bacon, Kepler,
Newton, etc., y prosiguió con hombres como Steinmetz, Clerk-Maxwell, Einstein y
Von Braun. Esta afirmación puede ser fácilmente documentada consultando
numerosos autores, entre los que se puede citar a R. Hooykaas,
Religion and the Rise of Modern Science.
En realidad, fueron hombres de orientación
teísta los que establecieron los apropiados principios
delimitadores de la actividad científica, al inaugurar campos
como la mecánica, la astrofísica y la electricidad. Los
primeros «grandes» de la ciencia eran conscientes de que
ésta tenía su justa limitación al ser: (1)
empírica, u observacional, basada en la percepción
sensorial; (2) cuantitativa, o centrada en mediciones representadas en
símbolos numéricos; (3) mecánica (materialista), u
organizada sobre modelos mecanicistas; y (4) correctiva, o dispuesta de
manera que todos los aspectos, aparte de las presuposiciones y
postulados básicos, son susceptibles de ser sometidos a ensayos
y exámenes constantes.
Naturalmente, los primeros científicos propusieron diversas teorías
para «explicar» los fenómenos naturales. Las teorías primitivas,
la atómica, del flogisto, del fluido eléctrico, molecular, de mezclas, se
formularon en base de las observaciones entonces en vigor mediante la percepción
sensorial, mediciones y modelos físicos conceptualizados. Y según su utilidad y
fertilidad para la continuación de la observación y experimentación, muchas
teorías fueron modificadas o marginadas al mejorar las herramientas, los
instrumentos y otros métodos de análisis.
No obstante, hoy día los líderes de la comunidad intelectual a nivel mundial
basan su visión del mundo en un esquema básicamente ateo de Evolucionismo
Integral, un continuo total a gran escala: Materia Eterna, sobre la cual se
imagina una Evolución Molecular, de la que se supone que devino la Evolución
Orgánica (o Biológica), de la que se espera que «emerja» la
Evolución Social (o Cultural) hacia algún tipo de «utopía».
Por eso, es sobre el trasfondo de estas presuposiciones introductorias que se
ofrecen las siguientes formulaciones definitorias. Es posible que estas
exposiciones constituyan el inicio catalítico de una búsqueda de consenso sobre
la terminología empleada por creacionistas y evolucionistas.
Básicamente, no hay necesidad de nuevas evidencias físicas sobre las ideas
relevantes a cuestiones referentes al origen del universo, de la vida o de la
humanidad. Y no hay hechos particulares para los científicos que sigan una
visión teísta del mundo, ni para los que sigan una perspectiva atea y
evolucionista integral sobre la naturaleza y origen del mundo.
Los desacuerdos entre evolucionistas y creacionistas son de
carácter conceptual, y no factual. Tanto los creacionistas como
los evolucionistas utilizan los mismos datos físicos de los registros de
respiración animal y de la cría de plantas. La «situación real»
podría ser expresada en términos de «cuestiones conflictivas»,
como lo fue en la tesis doctoral Methodological Questions in Evolutionary
Theory [Cuestiones metodológicas en la Teoría Evolucionista] presentada por
Wing Meng Ho para su graduación en la Universidad de Oxford en
1965.
El doctor Ho mantiene que estas cuestiones conflictivas ya no son problemas
de ciencia, sino filosóficos. Esto quiere decir que ya no se
precisa de más evidencia física, como lo pretenden personas como Sir Gavin de
Beer, para la discusión de aquellas cuestiones conflictivas que se centran en
dicotomías como: (1) mecanicismo contra vitalismo; (2) biología mecanicista
contra organísmica; (3) enfoques no teleológicos contra enfoques teleológicos; y
(4) origen no evolucionista de la vida contra origen evolucionista.
Los problemas de los orígenes se centran verdaderamente en disquisiciones
sobre la filosofía de la ciencia, la filosofía (visión del mundo) de los
científicos. Es fundamental en las definiciones que se dan a continuación el
hecho de que las teorías científicas están muy limitadas, y que no pueden ser
diseñadas para, ni aplicadas en absoluto a, cuestiones de orígenes. Esto
contrasta del todo con la interpretación generalmente asumida por los
evolucionistas. Tampoco se involucra el significado común de «ley», tal como lo emplean los abogados.
El autor invita a un cuidadoso examen de las siguientes definiciones para
conceptos básicos. El perfeccionamiento y rigor serán la consecuencia de su
cuidadoso estudio por parte de los científicos creacionistas y evolucionistas, y
de su reacción.
Supuesto (Postulado): una afirmación dada como cierta y no comprobada
directamente durante la actividad científica particular (explicada como
supuestos básicos, supuestos experimentales, o supuestos teóricos). Se pueden
utilizar o no términos con referentes directamente observables.
Supuesto básico (Presuposición): una afirmación que se da por cierta
como «dato» no susceptible de prueba. Las actividades científicas
(y el discurso intelectual) se fundamentan en supuestos básicos como:
- 1. Es posible la objetividad del estudio.
- 2. Los objetos y/o acontecimientos tienen existencia con independencia de
los observadores.
- 3. Existen relaciones de causa/efecto que pueden ser identificadas.
- 4. Las ideas científicas son susceptibles de prueba, es decir, son
falsables.
- 5. Existe uniformidad en el medio natural.
Hecho[1]: un objeto y/o acontecimiento en el espacio en algún
momento.
Descripción (Hecho[2]): una afirmación sobre algún objeto y/o
acontecimiento en el marco espacio-temporal (el nivel más bajo [básico] de
explicación científica.)
Observación: una experiencia perceptiva de un hecho, o un registro
escrito o hablado (como comunicación a uno mismo o a otro) de una conciencia
(percepción) de un objeto y/o acontecimiento en el marco espacio-temporal.
Clasificación: el resultado final de una ordenación de objetos y/o
acontecimientos en base de unos criterios establecidos, o el proceso de ordenar
objetos y/o acontecimientos en base de unos criterios establecidos.
Cálculo: una manipulación aritmética y/o matemática de símbolos
abstractos y numéricos.
Problema: un interrogante o una perplejidad declarada para el que se
busca una respuesta. (Un problema se expresa de la manera más apropiada en forma
de pregunta.)
Hipótesis: una respuesta provisional (no sometida a prueba) a un
problema. (Una hipótesis se expresa de manera muy apropiada como una afirmación
declarativa en forma adecuada para su ensayo.)
Analogía: una expresión o comparación de aspectos parecidos o
similares de objetos, acontecimientos y/o conceptos conocidos.
Generalización: una declaración universal condicional de aspectos
comunes de objetos y/o acontecimientos similares; o una declaración de que
cierta cosa sea cierta de una determinada clase de objetos y/o acontecimientos.
Por ejemplo, una ley científica.
Ley científica: una generalización repetidamente ensayada y bien
sustentada, o generalización comprobada de evidente aplicación universal
referente a un cierto conjunto de hechos (un nivel de explicación científica
entre la descripción y la teoría científica.)
Predicción (expectativa): aquel estado de cosas o relación entre
objetos y/o acontecimientos que se espera o diseña a base de condiciones
conocidas o entendidas; siempre se encuentra en una expresión del tipo «si ... entonces ...».
Experimento: una utilización ideada de manera específica de equipos,
instrumentos de medida y componentes variables controlados para conseguir
observaciones y descripciones que generalmente no se pueden conseguir de otra
manera.
Supuesto experimental: una declaración sobre aquel (o aquellos)
aspectos de la experimentación (bajo control, o del tipo de prueba y error) que
se da(n) por sentado(s) como «no crítico(s)» y que no es (son)
susceptible(s) de ningún tipo de medición.
Cosmología: el estudio de la naturaleza del universo; utilización de
instrumentos y tecnología para la descripción de aspectos del universo físico
observable.
Explicación: un conjunto de significados
utilizados para dar una organización a hechos particulares.
(Algo ha recibido «explicación» cuando se puede
decir de verdad «lo entiendo» como respuesta a la
explicación dada.)
Teoría científica: (como la Teoría
Cinético-Molecular, la moderna Teoría Atómica, la
Teoría Nuclear, la Teoría Genética, etc.): una
lista de postulados o supuestos (teórica) que suele especificar
la existencia, las relaciones y los acontecimientos que tienen que ver
con una entidad imaginaria (como un átomo, un gen o una
molécula) mediante la cual se consigue un «sistema
explicativo» para un conjunto de hechos muy diversos. (Los
postulados se basan en observaciones anteriores o en objetos y/o
acontecimientos relevantes; por su parte vienen a ser bases para
predicciones susceptibles de ser ensayadas mediante experimentos, bien
directa, bien indirectamente.) (Es el nivel más elevado de
explicación científica.)
Teorema: una declaración derivada de supuestos de la teoría científica
más o menos en forma de predicciones o de expectativas susceptibles de
ensayo.
Modelo: un objeto físico dispuesto para dar una representación
analógica de algún(os) objeto(s) y/o acontecimiento(s) principal(es); o una
pauta conceptual que involucre una lista de declaraciones sobre objetos y/o
acontecimientos imaginarios y relaciones supuestas, asociado de manera especial
a conceptos de orígenes y de generación.
Cosmogonía: una lista de ideas o formulaciones centradas en el origen
y generación del universo. (Estas pautas conceptuales, o modelos, no tienen la
calificación de teorías científicas, por cuanto en el campo de los orígenes no
son posibles las observaciones previas ni las predicciones susceptibles de
falsación.)
Modelo evolucionista: un sistema de creencia y explicación basado en
la existencia eterna de la materia, de la cual ha provenido una serie ascendente
de elementos mediante la nucleogénesis, cambios mediante evolución estelar de
astros «jóvenes» a «viejos», surgimiento de
galaxias, planetas (especialmente la tierra con vida, que apareció
espontáneamente por evolución molecular, seguida por la evolución orgánica,
incluyendo la evolución humana). (Los conceptos tienen que ver con el
origen del orden que tuvo que surgir del desorden y con la
integración de pautas de mayor complejidad a partir de pautas de una
mínima complejidad.)
Modelo creacionista: un sistema de creencia y explicación, basado en
la existencia de un Creador eterno que estableció un universo completo, acabado
y funcional en todos sus aspectos, con respecto a los elementos, galaxias,
estrellas, planetas (especialmente la tierra con grupos de animales y plantas
mutuamente exclusivos.) (Los conceptos tienen que ver con la conservación
de las condiciones conocidas; sin embargo, hay evidentes cambios, fácilmente
documentables, en el sentido de deterioro y degeneración.)
Ciencia: una serie interconectada de conceptos y esquemas conceptuales
que han sido desarrollados como resultado de la experimentación, y que dan como
fruto adicional experimentos y observaciones. (La ciencia está limitada al
estudio de la naturaleza: es decir, es el estudio de la materia y la energía,
debido a los principios limitadores de ser empírica, cuantitativa, mecánica
[materialista], correctiva.)
Cientismo: la creencia de que el único conocimiento válido y digno de
crédito es el que se obtiene por medio del proceso científico; o, la creencia de
que la ciencia puede ser utilizada para conseguir las respuestas a todos los
problemas humanos.
Tecnología: ciencia aplicada; o, la totalidad de los medios utilizados
por los seres humanos para conseguir objetos materiales para el mantenimiento
del hombre y para su bienestar.
Referencias
Hooykaas, R.: 1972. Religion and the Rise of Modern
Science. William B. Eerdmans Publishing Company, Grand Rapids, Michigan. [En
castellano se puede consultar, p.e., Karl Jaspers, Origen y Meta de la
Historia, Col. Selecta de Occidente, Madrid, págs. 125 y ss.; C. F. von
Weizsäcker, La importancia de la ciencia, Ed. Labor, Barcelona, 1972,
pág. 102, etc.; Frank H. T. Rhodes, Fe cristiana y ciencia mecanicista,
Ed. Certeza, Buenos Aires, pág. 17 y ss.; Henry Stob, «La Reforma y la
ciencia moderna» en Actualidad y Catolicidad de la Reforma, Ed.
Evangélicas Europeas, Barcelona 1967, págs. 68-78, etc. —N. del T.] Vuelve al texto
Ho, Wing Meng: 1965. Methodological Issues in Evolutionary
Theory with Special Reference to Darwinism and Lamarckism. Oxford, Bodleian
Library, Universidad de Oxford. (Notación bibliográfica: Ms. D. Phil. d. 3591.
Para pedidos de reproducción fotográfica, n(o) BPC 7442, Oxford University
Press.) Vuelve al texto
Lecturas recomendadas
Jaspers, K. Origen y meta de la historia. Colección Selecta de
Occidente, Madrid.
Weizsäcker, C. F. von.: 1972. La importancia de la ciencia. Editorial
Labor (Nueva Colección Labor, n(o) 27), Barcelona.
Rhodes, F. H. T.: 1968. Fe cristiana y ciencia mecanicista (Editor, D.
M. MacKay). Editorial Certeza, Buenos Aires.
Stob, H., y otros: 1967. Actualidad y catolicidad de la Reforma
(editor José Grau). Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona.
Ver también
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