La creencia en la
evolución es un fenómeno notable y mayormente
inexplicable. Es una creencia sustentada por la mayoría de los
intelectuales por todo el mundo, a pesar del hecho de que no tiene una
verdadera evidencia científica que la apoye. Los evolucionistas
alegan que la evolución es un hecho científico
demostrado, basado en una multitud de pruebas científicas,
¡pero son incapaces de documentar siquiera una de estas
supuestas pruebas! Esta curiosa situación es ilustrada
más abajo en citas procedentes de varios científicos
evolucionistas líderes.
LA EVIDENCIA TOTALMENTE INEXISTENTE
No hay evolución
actualmente. La ausencia de una evidencia en favor de la
evolución se reconoce claramente por el hecho de que nadie la ha
visto en acción.
«La evolución, al menos en el
sentido en que Darwin habla de ella, no puede ser detectada dentro de
la vida de ningún observador individual».1
Las «variaciones
horizontales» (por ejemplo, las diferentes variedades de perros)
no son evolución real, naturalmente, como tampoco lo son las
«mutaciones», que siempre son o neutrales o dañinas,
por lo que se refiere a todas las mutaciones conocidas. Un proceso que
jamás ha sido observado en acción en toda la historia
humana no debería ser llamado científico.
No hay nuevas especies.
Se supone popularmente que Charles Darwin solucionó el problema
de «el origen de las especies» en su famoso libro de 1859
con este título. Sin embargo, como observa el eminente
biólogo de Harvard, Ernst Mayr, uno de los principales
evolucionistas de los EE.UU.:
«Darwin nunca discutió
realmente el origen de las especies en su obra Sobre el Origen de
las Especies».2
No sólo Darwin no pudo
citar un solo ejemplo de un origen de una nueva especie, sino que nadie
más ha podido hacerlo durante todo el siglo posterior de
estudios evolucionistas.
«Nadie ha producido jamás una
especie mediante mecanismos de selección natural. Nadie ni
siquiera se ha acercado ...»3
Ningún mecanismo
conocido de evolución. También es cosa curiosa el
hecho de que nadie sabe cómo funciona la evolución. Los
evolucionistas mantienen generalmente que saben que la evolución
es verdad, pero parece que no pueden determinar su mecanismo.
«La evolución está ...
acosada desde el interior por las turbadoras complejidades de los
mecanismos genéticos y de desarrollo y nuevas cuestiones acerca
del misterio central -el de la misma especiación».4
Uno pensaría que en los
125 años desde Darwin, con miles de biólogos adiestrados
estudiando el problema y empleando aparatos de laboratorio por valor de
millones de dólares, habrían ya resuelto este problema,
pero el mecanismo que daría origen a las nuevas especies sigue
siendo «el misterio central».
No hay evidencia
fósil. Se solía afirmar que la mejor evidencia en
favor de la evolución era el registro fósil, pero el
hecho es que los miles de millones de fósiles conocidos no han
dado aún una sola forma transicional inequívoca con
estructuras transicionales en proceso de evolución.
«El registro fósil conocido no
documenta un solo ejemplo de evolución filética
consiguiendo una transición morfológica principal
...»5
Esta ausencia universal de
formas intermedias es cierta no sólo para «transiciones
morfológicas principales», sino incluso para la mayor
parte de especies.
«Como es bien sabido ahora, la mayor
parte de especies fósiles aparecen instantáneamente en el
registro fósil, persisten por algunos millones de años
virtualmente sin cambios, sólo para desaparecer de manera
abrupta ...»6
El resultado de esto es que
muchos evolucionistas actuales concuerdan con la siguiente
valoración:
«En todo caso, ningún
verdadero evolucionista ... emplea el registro fósil como
evidencia en favor de la teoría de la evolución en
oposición a la creación específica. ...»7
No hay orden en los
fósiles. No sólo no hay formas de
transición en los fósiles, sino que tampoco hay siquiera
ninguna evidencia general de progresión evolutiva en las
secuencias verdaderas de los fósiles.
«El registro fósil de la
evolución admite una amplia variedad de modelos, que van desde
los totalmente deterministas hasta los totalmente
estocásticos».8
«Considero que la incapacidad de
encontrar un claro "vector de progreso" en la historia de la vida es el
hecho más perturbador del registro fósil... Hemos tratado
de imponer una pauta que esperábamos hallar en un mundo que
realmente no la exhibía».9
La apariencia superficial de
una pauta evolucionista en el registro fósil ha sido realmente
impuesta sobre el mismo por el hecho de que las rocas que contienen los
fósiles han sido a su vez «datadas» por los
fósiles en ellas contenidos.
«Y esto nos plantea un cierto
problema. Si datamos las rocas por sus fósiles,
¿cómo podemos luego ir al revés, y hablar de
pautas de cambio evolutivo a través del tiempo en el registro
fósil?»10
«Surge un argumento circular:
Interprétese el registro fósil en términos de una
teoría determinada de evolución, inspecciónese la
interpretación, y obsérvese que confirma la
teoría. Bueno, pues no podría ser de otra manera,
¿verdad?»11
Ninguna evidencia de que
la evolución es posible. La razón básica
de que no haya ninguna evidencia científica de evolución
ni en el presente ni en el pasado es que la ley del aumento de la
entropía, o segunda ley de la termodinámica, contradice
la misma premisa de la evolución. El evolucionista presupone que
todo el universo ha ido evolucionando hacia arriba desde una sola
partícula primigenia hasta los seres humanos, pero la segunda
ley (una de las más confirmadas por la ciencia) dice que todo el
universo está degenerando hacia un total desorden.
«¿Cómo pueden las
fuerzas del desarrollo biológico y las fuerzas de la
degeneración física estar operando enfrentadas la una a
la otra? Naturalmente, se precisaría de una mente mucho
más grande que la mía para penetrar en este enigma. Yo
sólo puedo proponer la pregunta....»12
Los evolucionistas intentan
generalmente esquivar esta cuestión diciendo que la segunda ley
se aplica sólo a sistemas aislados. ¡Pero esto es un error!
«... la cantidad de entropía
generada localmente no puede ser negativa con independencia de si el
sistema está aislado o no».13
«Ordinariamente, la segunda ley es
enunciada para sistemas aislados, pero la segunda ley se aplica igual
de bien a sistemas abiertos».14
Se puede forzar la
disminución de la entropía en un sistema abierto, si se
aplica una suficiente energía organizadora e información
desde fuera del sistema. Esta complejidad introducida desde fuera
debería ser adecuada para vencer el incremento normal de
entropía cuando se añade energía bruta desde
fuera. Sin embargo, no existe una fuente así de
información organizada y energizada para el supuesto proceso de
evolución. ¡La energía solar bruta no es
información organizada!
No hay evidencia de
similaridades. La existencia de similaridades entre organismos
-sea en morfología externa o en bioquímica interna-
tienen una fácil explicación como el diseño por
parte del Creador de sistemas similares para funciones similares, pero
estas similaridades no son explicables por un origen evolutivo
común.
«Está bien claro que el
orgullo con el que se presuponía que la herencia de estructuras
homólogas provinientes de un antecesor común explicaba la
homología estaba fuera de sitio».15
«El hallazgo realmente significativo
que sale a la luz en base de la comparación de las secuencias
aminoácidas de las proteínas es que es imposible
disponerlas en ninguna clase de serie evolutiva».16
Ninguna
recapitulación de órganos vestigiales.
Los viejos argumentos en favor de la evolución basados en la
teoría de la recapitulación (la idea de que el desarrollo
embrionario en el vientre de la madre recapitula la evolución de
las especies) y de los órganos vestigiales (órganos
«inútiles» que se creía que habían
sido útiles en una anterior etapa evolutiva) han sido
desacreditados hace tiempo.
«... la teoría de la
recapitulación ... debería estar difunta en la
actualidad».17
«Un análisis de las
dificultades en la identificación no ambigua de estructuras
carentes de función ... lleva a la conclusión de que los
"órganos vestigiales" no proveen ninguna evidencia en favor de
la teoría de la evolución.18
LA EVIDENCIA RESIDUAL EN FAVOR DE LA EVOLUCIÓN
A pesar de estas admisiones,
todos los científicos anteriormente citados siguen creyendo en
la evolución. La limitación de espacio impide dar el
pleno contexto de cada cita, pero cada punto señalado
está plenamente justificado en el contexto, y podría
también ser adicionalmente documentado en base de otras
autoridades.19
¿Cuál es entonces
la evidencia en favor de la evolución? Stephen Gould se apoya en
lo que él cree son las «imperfecciones» en la
naturaleza.
«Si no hubiera imperfecciones, no
habría evidencia para favorecer la evolución por
selección natural frente a la creación».20
Pero esto viene a ser lo mismo
que el antiguo y desacreditado argumento de los órganos
vestigiales, y meramente presupone que nuestra actual ignorancia es
conocimiento. Incluso ante la presencia de imperfecciones en la
naturaleza (así como mutaciones dañinas, órganos
vestigiales, extinciones, etc.), tales tendencias están en oposición
a cualquier progreso evolutivo, por lo que difícilmente pueden
demostrar evolución.
Hay empero un argumento final;
el compañero de ateísmo y marxismo de Gould, el genetista
Richard Lewontin, dice:
«Nadie ha descubierto nunca un
organismo que no tenga padres, o un progenitor. Ésta es la
más poderosa evidencia en pro de la evolución».21
¡Esto es, si uno niega la
creación, la existencia de la vida demuestra la evolución!
Pero aparte de su necesidad
como apoyo para el ateísmo o el panteísmo, es evidente
que no hay ninguna evidencia científica en favor de la
evolución.
La ausencia de la evidencia en
favor de la evolución no demuestra por sí misma la
creación, naturalmente. Sin embargo, la creación
específica es claramente la única alternativa a la
evolución.
«Creación y evolución:
entre estas dos posturas se agotan las posibles explicaciones para el
origen de los seres vivos. Los organismos o bien aparecieron en la
tierra totalmente desarrollados, o no lo hicieron así. Si no fue
así, tuvieron que desarrollarse de especies preexistentes
mediante algún proceso de modificación. Si aparecieron en
un estado totalmente desarrollado, deben haber sido creados por alguna
inteligencia omnipotente».22
Aunque desde luego no podemos demostrar
la creación, es importante observar que todos los hechos
anteriormente presentados como evidencia en contra de la
evolución (discontinuidades entre los grupos de vida, carencia
de mecanismos evolutivos, aumento de la entropía, etc.) son
realmente predicciones del «modelo» creacionista.
Los creacionistas preferimos la
fe razonable del creacionismo, que armoniza con toda la verdadera
evidencia científica, a la fe crédula del evolucionismo,
que no está sustentada por ninguna verdadera evidencia
científica. Permanece sin respuesta la pregunta (al menos desde
un punto de vista científico) de por qué los
evolucionistas prefieren creer en la evolución.
REFERENCIAS
1. David Kitts,
«Paleontology and Evolutionary Theory», Evolution
(Vol 28; Sept. 1974), pág. 466. Vuelve al texto
2. En el libro
de Mayr Systematics and the Origin of Species (1942),
según lo cita un eminente evolucionista, Niles Eldredge, en su
libro Time Frames: The Rethinking of Darwinian Evolution and the
Theory of Punctuated Equilibria (New York: Simon and Schuster,
1985), pág. 33. Vuelve al texto
3. Colin
Patterson, «Cladistics». Entrevista en la BBC, 4 de marzo
de 1982. El doctor Patterson es el paleontólogo decano en el
Museo Británico de Historia Natural. Vuelve al
texto
4. Keith S.
Thompson, «The Meaning of Evolution», American Scientist
(Vol. 70, Septiembre/Octubre 1982), pág. 529. Vuelve
al texto
5. Steven M.
Stanley, Macroevolution: Pattern and Process (San Francisco:
W.M. Freeman and Co., 1979), pág. 39. Vuelve al
texto
6. Tom Kemp,
«A Fresh Look at the Fossil Record», New Scientist
(Vol. 108; Dic. 5, 1985), pág. 67. El doctor Kemp es Conservador
del Museo de la Universidad en la Universidad de Oxford. Vuelve
al texto
7. Mark Ridley,
«Who Doubts Evolution?» New Scientist (Vol. 90; Jun
25, 1981), pág. 831. El doctor Ridley es profesor de
zoología en la Universidad de Oxford. Vuelve al
texto
8. David M.
Raup, «Probabilistic Models in Evolutionary Biology», American
Scientist (Vol. 166. Ene/Feb. 1977), pág. 57. Vuelve
al texto
9. Stephen Jay
Gould: «The Ediacaran Experiment», Natural History
(Vol. 93; Feb. 1984), pág. 23. El doctor Gould, profesor de
geología en Harvard, es sin discusión el más
prominente evolucionista moderno de los EE.UU. Vuelve al
texto
10. Niles
Eldredge, op. cit., pág. 52. Vuelve al
texto
11. Tom Kemp, op.
cit., pág. 66. Vuelve al texto
12. Sydney
Harris, «Second Law of Thermodynamics». Esta columna
sindicada nacionalmente apareció en el San Francisco Examiner
el 27 de enero de 1984. Vuelve al texto
13. Arnold
Sommerfeld, Thermodynamics and Statistical Mechanics (New York:
Academic Press, 1956), pág. 155. Vuelve al texto
14. John Ross,
Carta al Editor, Chemical Engineering News (7 de julio, 1980),
pág. 40. Ross está en la Universidad de Harvard. Vuelve al texto
15. Sir Gavin
de Beer, Homology, an Unsolved Problem (Londres: Oxford
University Press, 1971), pág. 15. Sir Gavin es un evolucionista
europeo líder. Vuelve al texto
16. Michael
Denton, Evolution: A Theory in Crisis (Londres: Burnett Books,
1985), pág. 289. Denton es un investigador microbiólogo
en Australia. Vuelve al texto
17. Stephen
Jay Gould, «Dr. Downs Syndrome», Natural History
(Abril, 1980), pág. 144. Vuelve al texto
18. S.R.
Scadding, «Do "Vestigial Organs" Provide Evidence for
Evolution?» Evolutionary Theory (Vol. 5, Mayo de 1981),
pág. 173. Vuelve al texto
19.
Véanse los diversos libros de Creación
y Ciencia y otros en la sección de información
bibliográfica. Vuelve al texto
20. Como lo
cita Jeremy Cherfas en «The Difficulties of Darwinism», New
Scientist (Vol. 102; 17 de mayo de 1984), pág. 29. Vuelve al texto
21. Citado en
una entrevista con Tom Bethell, «Agnostic Evolutionists», Harper's
(Febrero de 1985), pág. 61. Vuelve al texto
22. D.J.
Futuyuma, Science on Trial (New York: Pantheon Books, 1983),
pág. 197. Vuelve al texto
Fuente: Tomado con permiso
de ICR Acts & Facts, vol. 15, n(o) 6, junio 1986,
artículo Impact n(o) 156, «The Vanishing Case for
Creation.» © 1986 Institute for Creation Research. Todos los
derechos reservados.
Volver a índice de Génesis 1
De vuelta al índice general
De vuelta a la página principal
© SEDIN 1997