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William OvernLa Firma del Creador
|
Símbolo |
Isótopo |
Vida media |
Emisión |
238U |
Uranio-238 |
4,55 x 109 años |
|
234Th |
Torio-234 |
24,1 días |
|
234Pa |
Protoactinio-234 |
1,14 minutos |
|
234U |
Uranio-234 |
235.000 años |
|
230Th |
Torio-230 |
80.000 años |
|
226Ra |
Radio-226 |
1.660 años |
|
222Rn |
Radón-222 |
3,85 días |
|
218Po |
Polonio-218 |
3,05 minutos |
|
214Pb |
Plomo-214 |
26,8 minutos |
|
214Bi |
Bismuto-214 |
19,7 minutos |
|
214Po |
Polonio-214 |
15 x 10-5 segundos |
|
210Pb |
Plomo-210 |
22,2 años |
|
210Bi |
Bismuto-210 |
4,97 días |
|
210Po |
Polonio-210 |
139 días |
|
206Pb |
Plomo-206 |
(Estable) |
|
El mecanismo de la desintegración involucra por lo general la emisión de una pequeña parte del átomo a gran velocidad. Este proyectil es la «radiación» asociada con la radiactividad. Por lo general, se trata de un átomo de helio, que tiene un peso atómico de 4 unidades, y que en la jerga atómica recibe el nombre de partícula alfa. Cuando se emite este 4alfa, el átomo padre se convierte en el descendiente, y tendremos que su peso atómico ha quedado reducido en 4 unidades. En todos los casos de la Tabla I en los que no hay cambio de peso, se debe a que las partículas emitidas son electrones, cuyo peso es despreciable. En jerga atómica estos electrones emitidos reciben el nombre de partículas beta.
Si un isótopo determinado es más intensamente radiactivo, se desintegrará más rápidamente y emitirá el proyectil con mayor energía. De manera que los isótopos con una vida media más corta proyectan su radiación con poder más penetrante en el material que les rodea.
Unas pequeñas manchas que aparecen en los cristales de las rocas pueden ser una de las mejores evidencias hasta la fecha de la creación repentina de la tierra tal como se registra en las Escrituras. Estas manchas, llamadas «halos pleocroicos», se pueden describir como esferas de decoloración en la roca con una pequeña inclusión de una partícula en el centro. Si la roca se corta o secciona con cuidado, de modo que la inclusión esté precisamente en la superficie, las manchas aparecen como círculos concéntricos alrededor de la inclusión. Un estudio de estos anillos, particularmente por parte de Robert Gentry,1, 2, 3 ha revelado una sorprendente información acerca de las rocas del basamento de la tierra.
El término «halo pleocroico» es erróneo. Estos halos fueron descubiertos al principio en cristales pleocroicos. En este caso el término se refiere a un material en el que varios colores de la luz penetran a diferentes distancias del cristal dependiendo de la dirección. Pero ahora se sabe que estos halos aparecen también en otros materiales.
El examen de los halos ha llevado a una explicación que involucra la desintegración radiactiva. Las partículas alfa procedentes de elementos radiactivos en la inclusión han decolorado la roca y formado el halo. Las partículas alfa de un elemento determinado, todas ellas poseyendo la misma energía, penetran todas a distancias idénticas, dejando un borde abrupto del halo. El caso general es que una inclusión contenga más de un isótopo radiactivo, teniendo cada uno de ellos una diferente energía de partícula alfa. Así, se produce una serie de anillos concéntricos, y cada uno de ellos representa una energía determinada de la partícula alfa asociada con el mismo. Muchos procesos de desintegración radiactiva bien conocidos se pueden identificar en los halos observando los varios anillos y los niveles de energía asociados con los mismos.
En los radiohalos se han observado varias de las diversas series radiactivas, que por lo general tienen un anillo asociado con cada elemento intermedio. (En algunos casos, dos o más elementos intermedios tendrán valores de partícula alfa tan cercanos que comparten los mismos anillos.) Lo mismo que una huella digital, los halos característicos identifican el elemento o elementos radiactivos en la inclusión.
Representación tridimensional de los halos
de una
serie de polonio.
La serie del uranio-238 es el ejemplo más bien conocido. Si relacionamos los elementos emisores alfa en la serie (dejando de lado los emisores beta que a menudo no dejan halos), observamos que disminuyen en su peso atómico por 4 unidades, el peso de la partícula alfa: 238U, 234U, 230Th, 226Ra, 222Rn, 218Po, 214Po, 210Po y, finalmente, el 206Pb no radiactivo (Véase Tabla I). Muchos de estos halos han sido estudiados; aparecen principalmente en las micas, pero también en granito y otras rocas.
Aunque los halos fueron descubiertos hace cien años (antes que pudiese darse una explicación radiactiva), es sólo en tiempos recientes que ha sido posible su análisis completo. Por medio del empleo de un moderno instrumento llamado microsonda iónica, se pueden analizar las inclusiones microscópicas mismas.
La microsonda iónica es un pequeño milagro de la era espacial. Se enfoca una corriente microscópica de electrones a alta velocidad al punto preciso que está siendo investigado. Estos electrones hacen desprender átomos individuales de la muestra, que son atrapados y conducidos por el campo magnético de la sonda. Observando la fuerza electromagnética necesaria para desviar el átomo, se puede medir su peso y de esta manera se establece su identidad. También se pueden contar los átomos, con lo que se mide la abundancia relativa de cada átomo en la muestra microscópica.
En los halos de la serie del uranio, los análisis de microsonda muestran las proporciones esperadas de los varios elementos en la serie, incluyendo el producto final, el plomo, lo que da una adicional confirmación de nuestro conocimiento acerca de las vidas medias de los elementos en esta serie.
Estos sorprendentes halos -y Gentry ha informado de que aparecen con frecuencia- corresponden a elementos descendientes en una serie en la que están ausentes los elementos padres. Esto tiene como primera implicación que en estos casos los llamados descendientes fueron producidos en la generación primordial (creación) de las rocas, y no por un proceso de desintegración radiactiva. En otras palabras, cuando la tierra fue creada, se crearon algunos elementos del tipo descendiente, en lugar de ser formados más adelante por la desintegración de los padres. En la serie del uranio, las implicaciones son todavía más impresionantes.
Estos halos suelen ser firmas del polonio-218. Los análisis de microsonda de la inclusión revelan una preponderancia de plomo-206, el esperado descendiente del polonio-218, ¡pero no hay elementos de la serie por encima del polonio! En base de las actuales teorías cosmológicas de la formación de la tierra y de la formación de las rocas basales, sería impensable hallar en la inclusión el polonio-218, 214 y 210, isótopos todos ellos patentes en el halo, si no hay un padre de vida media larga para producirlos, por cuanto sus vidas medias son tan cortas que no dejarían ni traza en menos de 100 años. Lo más sorprendente es que la vida media del polonio-218 es de 3 minutos.
Si nos limitamos a pensar científicamente en términos de mecanismos que conozcamos, estas inclusiones tienen que haber entrado en la roca cuando fueron formadas. Las rocas deberían haber adquirido pronto un estado sólido poco después de la formación para que quedase suficiente polonio-218 para formar el halo correspondiente. La partícula alfa decolora roca sólida, pero no dejaría una marca permanente en un líquido. En veinte vidas medias, la concentración quedaría reducida por un factor de más de un millón, lo que para el polonio-218 es una hora. Evidentemente, no hay mecanismo que dé lugar al proceso actualista de formación de las rocas a partir de un estado original líquido. (Estamos hablando de las enormes rocas basales de la tierra, que precisarían de años para enfriarse de líquido a roca.) La sencilla evidencia de los halos es que las rocas del basamento fueron formadas repentinamente, ¡y en estado sólido!
Se está concentrando más y más la atención en estos hallazgos, según los científicos actualistas se van haciendo conscientes de sus implicaciones. Se han dado algunos intentos de explicaciones alternativas inventando nuevos modelos para explicar los halos. Gentry prosigue investigando las predicciones observables de todos los modelos viables que se proponen. Hasta la fecha, la evidencia objetiva los ha desacreditado todos.
Los creacionistas apenas podían esperar una evidencia más gráfica de la creación. Es como si el Creador hubiese dejado Su firma esparcida por las rocas, como una marca de fábrica, para proclamar el repentino proceso creador. En términos de todo el actual conocimiento científico, no hay otra explicación racional disponible.
1 Gentry, Robert V. «Radioactive Halos.» Annual Review of Nuclear Science. Vol. 23, 1973, pág. 347. Volver al texto
2 Gentry, Robert V. «Radiohalos in a Radiochronological and Cosmological Perspective.» Science, Vol. 184, pág. 62-66. 5 abril, 1974. Volver al texto
3 Research Communications Network. «Breakthrough Report», pág. 3. 10 Febrero, 1977. Volver al texto
Fuente: Bible-Science Newsletter, enero 1982, pags. 1ss.
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