SEDIN
Servicio Evangélico de Documentación e Información
línea sobre línea

||||||||||   Apartado 2002 - 08200 SABADELL (Barcelona) ESPAÑA | SPAIN   ||||||||

Editorial

El universo inteligente, el dios de los evolucionistas
y la Revelación

La carga del designio sobre los ateos ... y el tropiezo del evolucionismo teísta para los creyentes


En el libro El Universo Inteligente (Grijalbo, Barcelona 1984), Sir Fred Hoyle, el famoso físico y cosmógono, se rinde ante la evidencia de designio y reconoce paladinamente que la vida «no puede haberse producido por casualidad» (pág. 12), y califica la opinión de una formación espontánea de la vida a base de un encuentro al azar de sus componentes químicos en una sopa orgánica, de «mentalidad de trapero» (pág. 19). Estas palabras las explica de esta manera: «En una trapería se encuentran todos los fragmentos y las piezas de un Boeing 747, sueltos y desordenados. Ocurre que un tifón se abate sobre la trapería. ¿Cuál es la probabilidad de que después encontremos un 747 totalmente ensamblado y listo para volar? Es tan pequeña que resulta despreciable, incluso en el caso de que el tifón soplara en tantas traperías que llenasen por completo el Universo» (pág. 19). Y remata: «En definitiva, no hay ni un ápice de evidencia objetiva en favor de la hipótesis de que la vida empezase en una sopa orgánica aquí, en la Tierra. ... ¿por qué los biólogos se entregan a fantasías no contrastadas, negando lo que es patente y obvio, es decir, que las 200.000 cadenas de aminoácidos, y por tanto la vida, no aparecieron por casualidad?» (pág. 23).

Hoyle postula una Inteligencia coexistente con el universo y que esta Inteligencia y el Universo se necesitan mutuamente. No se trataría de un Ser personal que creó el universo libremente, sino de una inteligencia que existe sólo en mutua dependencia del universo cuya evolución dirige desde y hacia el futuro, concretizándose en inteligencias cada vez más superiores y convergiendo hacia un «Dios» en el infinito futuro. Un «Dios» que en suma se identifica de una manera quasi panteísta, aunque parece que no totalmente impersonal.

Aquí, sin embargo, reside la paradoja: el Universo no es inteligente. No puede evidenciarse ningún movimiento de auto-organización. Y la resistencia de la vida ya constituida frente a la desintegración no puede ni debe confundirse con ninguna auto-organización. La tendencia es inequívocamente hacia la disolución, hacia la muerte térmica del cosmos. Todos los procesos que se pueden estudiar en el Universo son desintegradores, aun cuando una multitud de mecanismos en los sistemas cosmológicos en general y de la biosfera en particular tiendan a una conservación, en definitiva limitada en el tiempo y en el espacio. Esta conservación siempre tiene lugar con pérdidas energéticas y estructurales; nunca se dan incrementos de información y energía. Así, Hoyle, aunque reconociendo paladinamente que la Vida material precisa de una Inteligencia que la suscite y sustente, sigue rehusando darle el reconocimiento debido a Aquel que, exterior y anterior al Universo, autosuficiente en Sí mismo y Eterno, creó todas las cosas por la Palabra de Su Poder.

La postura de Hoyle es la de adscribir en último término la sabiduría y poder que se hacen evidentes en la Creación ¡a la misma Creación! La Creación se dirige hacia el futuro para llegar a ser «Dios». Esto tiene una gran semejanza de fondo con la postura de Teilhard de Chardin y su Punto Omega, al que se dirigiría la humanidad, que en su proceso de cerebralización llegaría finalmente a la unidad mental espiritual, constituyendo un «Cristo» cósmico, y llegando así a su propia deificación. Se acepta la evidencia de designio, pero se niega la Revelación del Creador. Con esto se mantiene la actitud de negar al Creador y adorar en cambio a la criatura, actitud ésta denunciada en la Epístola de Pablo a los Romanos, capítulo 1, versículos 18-25 y ss.

 

Nosotros, que conocemos el origen del hombre, sabemos con certidumbre que la muerte no procede de la naturaleza, sino del pecado.

Tertuliano (160-230 d.C.)
Tratado De Anima, 52


Los no creyentes no están solos en su campaña proevolucionista. Desde los tiempos de Darwin tienen a cristianos como compañeros de viaje. Recientemente, la revista Edificación Cristiana (Nov.-Dic. 1994) publicaba un artículo titulado «En torno a la explicación sobre los orígenes». En él, su autor, D. Francisco Javier Álvarez Ballesteros, afirma no tomar partido ni por la evolución ni por la creación. En realidad, a lo largo de todo el artículo argumenta en el sentido de que no hay incompatibilidad entre el evolucionismo y el cristianismo bíblico. La tendencia clara del artículo, a pesar de su afirmación de neutralidad, es la de presentar el evolucionismo como aceptable y como acorde con las Escrituras. También trata de refutar lo que él presenta como las razones de rechazo del evolucionismo teísta por parte de los creacionistas. Parece sin embargo haber dejado a un lado el principal argumento para, desde una perspectiva bíblica, rechazar el proceso evolucionista como tal. Por ello, creemos necesario exponer la inconsistencia de su posición con respecto a los orígenes, y las fatales consecuencias que ello puede acarrear a la hermenéutica Biblia y -lo que es más importante- a nuestro conocimiento de Dios que, de todas maneras, se consigue por medio de Su Palabra. Todo ello es debido a que los orígenes forman la trama del entretejido bíblico. Uno de los autores citados en el artículo es Miguel Zandrino. Pasando a examinar la obra de Zandrino, El Origen del Hombre, leemos:

...la palabra «evolución» ha llegado hasta nosotros teñida por un fuerte matriz antibíblico. Y aquí queremos detenernos para explicar que como cristianos no somos ni evolucionistas ni antievolucionistas: consideramos al evolucionismo como una teoría científica que nos tiene sin cuidado, como no afecta a nuestra fe que el agua hierva a 100(o)C o que la interacción de los cuerpos sea directamente proporcional a la masa e inversamente proporcional a la distancia.

...

Queremos afirmar de una manera terminante que la evolución científica es una teoría, un camino de trabajo sumamente valioso para el estudio de las Ciencias Naturales.1

Unas pocas páginas antes de estas tajantes afirmaciones, Zandrino generaliza sobre los opositores a la Evolución:

Muchos creen tener el derecho a opinar sin poseer una formación que les permite hablar con conocimiento de causa. En realidad, un miedo supersticioso les hace rechazar las conclusiones de estas ciencias [se refiere a la Geocronología, Paleontología y Antropología -Ed.] por el falso temor de que sea herida la fe. Se han escrito demasiados libros y artículos malos sobre el tema por no técnicos que barajan citas, algunas de autores prestigiosos, pero distorsionando por mera ignorancia académica los problemas que abordan.2

Naturalmente, no vamos a negar de plano que se hayan escrito libros y artículos malos por parte de los Creacionistas. Pero como argumento no sirve; se puede replicar con facilidad y documentar despropósitos y falacias en las obras de destacados autores evolucionistas, y fraudes históricos. Zandrino sigue la cómoda táctica de generalizar en sus ataques, implicando que todo aquel que tome una posición contraria al dogma evolucionista lo hace porque su ignorancia no le permite más y porque sus supersticiosos temores le atan. Eso es más fácil que emprender la más ardua tarea de exponer los errores en el argumento que intenta combatir.

Para Zandrino, pues, la Evolución no presenta consecuencias antibíblicas. Para él, como cristiano que profesa ser, Dios creó, y el método fue la Evolución.

¿Es ésta, en realidad, una postura sin más trascendencia? ¿No afecta éste método a la personalidad de Quien lo hubiera utilizado? Esta pregunta nos lleva de la mano a considerar la objeción moral a la teoría de la Evolución.

Esta cuestión la planteó correctamente Bernard Ramm (aunque la solución que propuso dista de serlo) cuando afirmó:

C. ¿Cuál es el problema real de la evolución? Consiste en saber si es en esencia anticristiana. Pero, esta cuestión se basa en un presupuesto de máxima importancia. Cabe preguntarse, cuándo una teoría científica es anticristiana.

...

La evolución sería contraria al cristianismo sólo si se demostrase que es anticristiana en su esencia. Y ello sólo se conseguirá cuando se pongan de manifiesto los esquemas según los cuales cualquier teoría está en conflicto con el cristianismo.3

Creemos que Ramm exagera: para ver si una teoría es esencialmente contraria al cristianismo no creemos necesario conocer los esquemas generales por los que cualquier teoría iría en contra del cristianismo. Con saber si ella misma en particular va contra el cristianismo es más que suficiente para el caso que nos ocupa.

Para Ramm, por lo que se desprende del resto de su libro -aunque él se declara no evolucionista- la hipótesis de la evolución no es, en sí misma, anticristiana. Pero no tiene en cuenta la objeción Moral ni la Escritural. A continuación expondremos ambas, que están íntimamente relacionadas. Según los Evolucionistas Teístas, Dios creó, y el método que Dios utilizó para crear fue la Evolución.

La objeción

Si afirmamos que Dios utilizó la Evolución para crear, estamos afirmando (1) que Dios es el autor del sufrimiento y de la muerte de incontables organismos a lo largo de las vastas épocas de tiempo antes de que apareciera el Hombre. (2) Que Dios siguió un proceso de ensayo y de error, en el que se iban descartando las formas incorrectas, que quedaron extinguidas a lo largo del proceso evolucionista. (3) Que Dios, por este proceso, fue el autor de la Ley de la Selva: la depredación, la rapiña, la lucha por la existencia, la lucha por el apareamiento, la eliminación de los más débiles por parte de los más fuertes, etc., fue Su «modus operandi». En cambio, todo el marco bíblico nos muestra que la muerte entró en el mundo [el kosmos] por el pecado del hombre: «El pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte» (Romanos 5:12). La causa de la entrada de la muerte en el mundo no fue la acción de Dios como medio para eliminar a los no aptos en Su búsqueda de la emergencia del Hombre. Fue la apostasía del hombre, al darle la espalda a Dios, y esto en un mundo en el que no se conocía la muerte ni ningún mal.




... todo el marco bíblico nos muestra que la muerte entró en el mundo [el kosmos] por el pecado del hombre: «El pecado entró en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte» (Romanos 5:12). La causa de la entrada de la muerte en el mundo no fue la acción de Dios como medio para eliminar a los no aptos en Su búsqueda de la emergencia del Hombre. Fue la apostasía del hombre, al darle la espalda a Dios, y esto en un mundo en el que no se conocía la muerte ni ningún mal.


La introducción del proceso evolucionista en Génesis no es una mera adaptación: se hace imposible comprender Génesis y valorar la realidad de la muerte como salario del pecado. Para el evolucionismo, la muerte es parte inseparable del proceso que conduce a la vida a estadios cada vez más elevados y forma parte inseparable de lo natural y normal. En cambio, según la Escritura la muerte es una presencia extraña e intrusa, una tragedia que cayó sobre el mundo cuando Adán pecó y le dio la espalda a Dios. Son dos perspectivas incompatibles en lo moral y en lo conceptual.

Acerca de esto, hay un interesante libro de John L. Randall. Él no es cristiano, sino un tipo de Evolucionista finalista. En su libro mantiene que la Evolución sería inconcebible sin imaginar una interacción entre Mente y materia. Randall muestra que un origen de la vida por medio de sólo mutaciones y selección natural es científicamente imposible, y que se debe aceptar la actividad de una gran Mente. No obstante, no se decide a llamar Dios a esta «Mente» por estas razones:

El teólogo atribuye ciertas propiedades infinitas a su Dios; se le describe como omnipotente, omnisciente, y de infinita bondad. Ahora bien, la Mente que se revela a sí misma en el desarrollo de la vida en este planeta no es, evidentemente, omnipotente, pues si lo fuera habría producido organismos perfectamente diseñados a partir del polvo de la tierra sin tener que ir a través del largo proceso de prueba y error que llamamos evolución.4

También Bertrand Russell, famoso matemático y filósofo, tiene algo que decir sobre este punto en su bien conocido libro en pro del ateísmo Religión y Ciencia:

La religión, en nuestros días, se ha acomodado a la doctrina de la Evolución, y ha derivado nuevos argumentos a partir de ella. Se nos dice que a través de las eras va desarrollándose un propósito creciente y que la Evolución es el desarrollo de una idea que ha estado toda ella en la mente de Dios.

Parece ser que durante estas eras que tanto habían preocupado a Hugh Miller, cuando los animales se torturaban unos a otros con feroces cuernos y agonizantes aguijones, la Omnipotencia estaba tranquilamente esperando la emergencia del hombre, con su crueldad aún más ampliamente difundida.

La razón del por qué este Creador prefirió conseguir su propósito a través de un proceso, en lugar de ir directo a su meta, estos teólogos modernos no nos la dicen. Ni tampoco nos dicen demasiado para acallar nuestras dudas con respecto a lo glorioso de su consumación.

Con cinismo corrosivo concluye Bertrand Rusell su ataque a los que pretenden «nadar y guardar la ropa». Y la verdad es que afirmar que Dios utilizó un proceso evolutivo como método para crear al hombre es acusarlo de utilizar el camino más cruel e ineficaz. ¡Si la Evolución fuera verdadera, no deberíamos darle a Dios la culpa de ella! Sería afirmar que Dios es el autor de la lucha por la existencia, por la reproducción, por el espacio vital, el conductor de un proceso que muchos teóricos políticos han empleado para justificar la Lucha de Clases y la Lucha por el Espacio Vital, así como la Supremacía de la Raza de turno (las teorías supremacistas de la raza blanca por una parte, el nazismo por otra). En realidad, el dios de este proceso sería el dios de Hitler, de Stalin, y de sus semejantes; no el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

El hecho es que, digan lo que digan ciertos teólogos, y a pesar de lo que ciertos teólogos quieren hacerle decir a la Biblia, el mensaje bíblico es incompatible con el evolucionismo. El Evolucionismo no cuadra con la naturaleza de Dios, su Omnipotencia, Omnipresencia e infinita Bondad. Además contradice abiertamente a Su Revelación. Según la revelación Bíblica, Él creó organismos perfectos directamente del polvo de la tierra. Toda la lucha, miseria y corrupción que vivimos, según la revelación Bíblica, se deben a la Caída y son posteriores a ella. Son consecuencia de nuestra rebelión, en Adán, contra el orden de dependencia de Dios que era nuestro lugar, y no debido a que éste fuera el orden original que Dios dispuso. Entre una posición y la otra hay una gran sima infranqueable, y sus implicaciones afectan radicalmente a toda nuestra visión de las cosas de Dios. La postura que adoptemos ante este tema no es, pues, cosa de poca importancia, sino vital.

Es evidente que la «interpretación» evolucionista del Génesis se debe a factores externos a su mensaje, y no a que Génesis enseñe la doctrina evolucionista. El libro de Génesis, leído de una manera no artificial, y dejando que nos enseñe él a nosotros, nos conduce a que la creación tuvo lugar de una manera rápida, en 6 episodios sucesivos llamados «tarde y mañana», «Primer día», etc., etc., que por sí mismos, por evidencia interna, relatan al lector lo que sucedió durante la primera semana literal de vida del Universo. Además, como ya se ha observado antes, se implica que no había lucha por la existencia, pues todos los animales comían solamente hierba verde del campo (eran herbívoros). Tampoco el hombre consumía carne de animales, pues Dios le había dado para comer los frutos de los árboles y las hierbas del campo (Génesis 1:29, 30). En Génesis se nos presentan unas condiciones de vida que, como anteriores a la Caída y a la Maldición, no tienen paralelo con el mundo actual. Repitamos que, según la Palabra de Dios (Romanos 5:12), la muerte entró en el mundo después del pecado del hombre, cabeza federal de la creación. Sin muerte no habría habido selección. Como inciso podemos añadir que la selección de formas de vida implica la existencia de ellas, pero no las explica. La economía actual de lucha y muerte, de selección, extinción, dolor y tragedia, guerras y rapiña, son, según la Escritura, consecuencia del pecado; difícilmente pueden compatibilizarse como el método divino para la emergencia de formas de vida y finalmente del hombre.



La economía actual de lucha y muerte, de selección, extinción, dolor y tragedia, guerras y rapiña, son, según la Escritura, consecuencia del pecado; difícilmente pueden compatibilizarse como el método divino para la emergencia de formas de vida y finalmente del hombre.


Es inútil insistir en que el Génesis fue escrito para un pueblo de mentalidad primitiva. Esta es una razón carente de base, ya que es un hecho bien documentado que ya contemporáneamente existían concepciones evolutivas del universo (por ejemplo, en Grecia y en otros países vecinos) y no es nada difícil enseñar la idea básica de la Evolución a cualquier persona, sea esta un pigmeo o fueguino, un esquimal o un europeo. En realidad, las implicaciones que el Génesis presenta son muy claras, y todos los esfuerzos de «armonización» se derrumban.5

Ésta es la objeción fundamental desde una perspectiva bíblica al intento de compatibilizar el modelo evolucionista con la Revelación.

Como consideración adicional, y aparte del peso propio de lo anterior, se debe observar que la aceptación del tipo de «hermenéutica» necesaria para hacer decir a Génesis lo contario de lo que dice, o para más sencillamente descartarlo como mitos y folklore, ha llevado y seguirá llevando a una perspectiva realmente no evangélica de la inspiración de las Escrituras -si es que se mantiene la inspiración en ningún sentido real y verdadero. Porque la suposición subyacente a esta nueva hermenéutica es que nuestro Dios es un Ser incapaz de comunicar verdadero conocimiento, y ello en cuestiones fundamentales. Y es lógicamente conducente a una interpretación evolucionista global, -incluyendo «la evolución del genio religioso hebreo» y a una negación o manipulación de todos aquellos contenidos de las Escrituras que no nos plazcan incluyendo elementos sobrenaturales y «culturales».



REFERENCIAS

1 Zandrino, Miguel A., El Origen del Hombre (Ediciones Certeza, Buenos Aires, 1976), p. 19. Volver al texto

2 Zandrino, Íbid, p. 10 Volver al texto

3 Ramm, Bernard, Evolución, Biología y Biblia, (Ediciones Certeza, Buenos Aires 1968), p. 90. Volver al texto

4 Randall, J. L., Parapsychology and the Nature of Life, (Souvenir Press, Londres, 1975), p. 235. Volver al texto

5 Ver E. J. Young, Studies in Genesis One, (Presbyterian and Reformed Pub. House, Nutley N. J., 1975); E. J. Young, In the Beginning, (The Banner of the Truth Trust, Edinburgo, 1976); Schaeffer, F. A., Génesis en el Tiempo y en el Espacio, (Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1974), págs. 11-67. Volver al texto


 Volver a índice de Génesis 3

 De vuelta al índice general

 De vuelta a la página principal


Nombre original de fichero: 01 Editorial G03.rtf - preparado el martes, 7 octubre 1997, 10:53


© SEDIN 1997

© Santiago Escuain 1997
© Copyright SEDIN 1997 para el formato electrónico -  www.sedin.org. Este texto se puede reproducir libremente para fines no comerciales y citando la procedencia y dirección de SEDIN, así como esta nota en su integridad.

SEDIN
Servicio Evangélico - Documentación - Información
Apartat 2002
08200 SABADELL
(Barcelona) ESPAÑA

Índice:

Índice de boletines

Índice de línea sobre línea

Página principal

Índice general castellano

Libros recomendados

   
orígenes

   
vida cristiana

   
bibliografía general

Coordinadora Creacionista

Museo de Máquinas Moleculares

Temas de actualidad

Documentos en PDF
(clasificados por temas)



Senyera catalana
Union Jack
drapeau
Flagge

 

|||  Índice: |||  Índice de boletines  |||  Página principal  |||  Índice general castellano  |||
|||  
General English Index  |||  Coordinadora Creacionista  |||  Museo de Máquinas Moleculares  |||
|||  Libros recomendados  |||  
orígenes  |||  vida cristiana  |||  bibliografía general  |||
|||  
Temas de actualidad  |||  Documentos en PDF (clasificados por temas)  |||


Senyera catalana     Union Jack     drapeau     Flagge