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Robert Gentry // Entrevista por Nancy Pearcey

El misterio de los radiohalos

En esta entrevista el doctor Robert Gentry presenta de primera mano
su investigación y conclusiones


Un destacado científico creacionista, el doctor Robert Gentry, refuta todos los estereotipos negativos presentados acerca de los creacionistas. Ha publicado más de veinte artículos, informes y comentarios científicos en revistas científicas bien conocidas y respetadas. Durante trece años ha sido científico invitado en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge en los EE. UU. Es reconocido internacio-nalmente como la principal autoridad en su campo, el estudio de los halos radiactivos. Bien lejos de dar una reformulación de repetidos argumentos contra la evolución, la evidencia que presenta el doctor Gentry en favor de la creación es original, y sus hallazgos son novedosos.

El doctor Gentry ha escrito también un libro describiendo su trabajo y el significado de sus conclusiones pensando también en el público no científico. Ahora lo presentamos a nuestros lectores en una entrevista, tratando de su investigación y sus implicaciones para la creación, mediante esta entrevista con la editora-investigadora Nancy Pearcey.

N.P.: Su trabajo es singular entre los creacionistas: la mayor parte del trabajo creacionista tiene que ver con temas biológicos (genética, selección natural, el origen de la vida) o con la historia geológica de la tierra (el registro fósil, la columna geológica o el Diluvio). En cambio su trabajo se centra en los granitos precámbricos. Usted ve evidencia de una creación virtualmente instantánea de las rocas basales de los continentes.

Su trabajo comenzó con un estudio de los halos radiactivos. Pocas personas de la calle han oído de su trabajo, por lo que comencemos por definir los términos. ¿Qué es un halo radiactivo?

Gentry: Los halos radiactivos son decoloraciones microscópicas que se encuentran en el granito. Si se pudiesen ver tridimensionalmente, aparecerían como una serie de conchas esféricas concéntricas alrededor de un diminuto centro radiactivo. Por lo general se estudian en la mica, un mineral oscuro del granito que se parte fácilmente en delgadas láminas para su observación bajo el microscopio. Esto da una vista de sección de los halos, que aparecen como anillos concéntricos alrededor de un diminuto centro.


Roca de biotita con radiohalos


Los halos son producidos por desintegración radiactiva. La desintegración radiactiva es la transformación espontánea de un elemento a otro, lo que resulta a menudo en la emisión de partículas alfa procedentes del núcleo. Cuando se desintegran los átomos del centro de un halo, se emiten partículas alfa hacia el mineral alrededor de la inclusión, lo que deja diminutos rastros de daño. Cuando los átomos están muy concentrados, los rastros de daño irradian desde el centro como los alfileres en un pequeño acerico.

Algunos elementos radiactivos inician una cadena o serie de procesos de desintegración. Varios productos intermedios (descendientes) separan el elemento inicial (padre) de su producto final no radiactivo. Cada producto descendiente emite partículas alfa en secuencia, produciendo un anillo para cada paso en la serie de desintegración.

Los anillos concéntricos son mayores o menores dependiendo de la energía de la desintegración radiactiva. Las partículas alfa emitidas por un tipo determinado (isópoto) de radiactividad tienen todas la misma energía, viajan a la misma velocidad y penetran a la misma distancia en la roca. Los rastros de daño resultantes producen un anillo de bordes uniformes. Los elementos radiactivos que decaen más rápidamente emiten sus partículas con más energía, dándoles un mayor poder penetrante y produciendo un halo de mayor tamaño.

N.P.: El estudio de los halos radiactivos era un campo casi olvidado cuando usted comenzó su investigación. ¿Qué le impulsó a introducirse en ello?

Gentry: Me atraía el estudio de los halos a causa de mi interés en la edad de la tierra. Yo había sido evolucionista desde mis estudios en la universidad, donde se enseñaba la evolución como la única teoría de los orígenes. Años después me vi expuesto a la teoría de la creación, y comencé a repensar la cuestión de los orígenes. Como físico, creía que la evidencia más convincente en favor de la evolución era la edad de la tierra tal como había sido determinada por las dataciones radiactivas. Pero la Biblia parecía sugerir una edad mucho más reciente. ¿Qué era lo cierto?

Ya que para mí la cuestión de la creación giraba en torno de la edad de la tierra, comencé a estudiar las dataciones radiactivas. La fiabilidad de todos los métodos de datación radiactiva depende de una tasa constante de desintegración. Los científicos no miden directamente las edades de las rocas; hallan elementos radiactivos en las rocas y miden las cantidades del padre radiactivo y de su producto final. Suponiendo que la tasa de desintegración ha permanecido constante a lo largo del tiempo, los científicos pueden calcular el tiempo preciso para acumular esta cantidad de producto final. Sobre la base de la desintegración por uranio, los geólogos creen que han calculado la edad de la tierra como de alrededor de cuatro mil quinientos millones de años.

Fijé mi atención en los halos gracias al libro de Whitcomb y Morris, El Diluvio del Génesis. Los halos son los fenómenos físicos que se cree que garantizan la fiabilidad de los métodos radiactivos de datación. El tamaño de los halos es constante en todos los granitos con independencia de la edad que los geólogos asignan a la formación. Los evolucionistas interpretan esto como evidencia de que la tasa de desintegración radiactiva ha sido constante a lo largo del tiempo.

Esto instigó mi curiosidad -si los halos eran la evidencia física sobre la que descansan las presuposiciones de todos los métodos de datación radiactiva, eran el lugar lógico para comenzar mi propia investigación de las dataciones.

N.P.: Dice usted que consideraba que la gran edad de la tierra era la evidencia más convincente en favor de la evolución. ¿Por qué considera usted esto como crucial?

Gentry: La geología y biología evolucionistas demandan de una forma absoluta una edad de la tierra de varios miles de millones de años, tal como se establece con dataciones radiactivas. Por cuanto el evolucionismo extrapola los procesos presentes al pasado distante, ha de tener lugar de manera muy lenta, exigiendo grandes lapsos de tiempo.

La extensión de las leyes del presente al pasado es el principio de la uniformidad. Es la presuposición de que todo en el cosmos se ha desarrollado hasta llegar a su presente condición regido solamente por las leyes físicas que rigen en la actualidad. El evolucionismo descansa sobre esta presuposición: es el pegamento que junta los datos de la astronomía, geología, física y biología en el mosaico coherente de la evolución. Si está en un error, entonces todas las piezas del rompecabezas se despegan y el escenario evolucionista cae hecho añicos.


El misterio del polonio sin padre

N.P.: El grupo de halos más significativo que usted ha investigado es el de los de polonio. ¿Qué es lo que hay de insólito en estos halos?

Gentry: El polonio aparece normalmente como uno de los productos descendientes del uranio. Los halos de uranio bien definidos exhiben cinco anillos; los últimos tres son los producidos por tipos (isótopos) de polonio. Hay también halos que tienen anillos de polonio sin anillos de miembros de la serie de desintegración del uranio. Estos son halos de polonio [sin progenitor radiactivo].

Encontré misteriosos estos halos. Si el polonio es un producto descendiente del uranio, debería existir sólo en un halo de uranio. Pero en estos halos existía de manera independiente. Aquí nos encontrábamos con un producto descendiente sin señal de un padre. Si no había uranio en el centro del halo, ¿de dónde venía el polonio?

N.P.: Antes de usted, ¿había alguien explicado la existencia de halos de polonio?

Gentry: La explicación comúnmente aceptada era que eran producidos por el polonio procedente de desintegración del uranio (polonio secundario) que había migrado lejos de su fuente de uranio antes de formar un halo. Se solía creer que el polonio era depositado en los centros del halo por una solución portadora de uranio fluyendo a través de grietas en la roca.

Pero se me hizo evidente que esta explicación tenía puntos débiles. Si el polonio se derivaba del uranio, habría de existir una fuente de uranio cercana. En todas mis muestras, no encontré ninguna. Tampoco encontré, en muchos casos, señal alguna de ninguna rotura ni grieta en la roca por la que hubiese podido fluir una solución de uranio. El origen de los halos de polonio era problemático, y comencé a estudiarlos de manera concentrada.


Halo de 210Po sin halos de precursores. El 210Po tiene una vida media de 139 días.

 

Halo de 214Po sin halos de precursores. El 214Po tiene una vida media de 15 x 10-5 segundos.


 

N.P.: Ya que se descubrieron halos de polonio existiendo de manera independiente, ¿por que no decían los científicos que el polonio podía sencillamente existir a solas? ¿Por qué presuponían que procedía de la desintegración del uranio?

Gentry: El problema reside en la breve vida media del polonio. Según el escenario del Big-Bang [el «Gran Estallido»], los elementos químicos de que se compone la tierra habrían sido sintetizados en explosiones estelares. Eras después, fueron incorporados a una prototierra luminosa e incandescente que fue enfriándose y solidificando lentamente. Durante esta inmensidad de tiempo, los elementos radiactivos fueron desintegrándose constantemente y quedaron finalmente incorporados a la corteza de la tierra cuando esta se endureció. Sólo los elementos radiactivos de mayor duración, como el uranio, sobrevivieron para quedar incorporados en las rocas de la corteza de la tierra. Estos son los elementos primordiales.

El polonio, en cambio, tiene una existencia extraordinariamente corta. La vida media del polonio-218, por ejemplo, es de sólo tres minutos. Evidentemente, los átomos de polonio no habrían podido sobrevivir suspendidos en el magma incandescente durante los miles de millones de años necesarios para que se solidificasen los enormes fundamentos de la tierra. De modo que el marco evolucionista exige la existencia de una fuente secundaria de polonio.

N.P.: Pero usted dice que hay problemas con la hipótesis de una fuente secundaria....

Gentry: Sí, si el polonio se acumuló procedente de una solución de uranio, los halos se habrían de encontrar muy cercanos a una fuente de uranio, porque la velocidad de transporte de una solución a través de una roca es muy lenta. Otra posibilidad sería que los mismos átomos de polonio migrasen desde el emplazamiento del uranio a otro lugar. Pero la velocidad de difusión de los átomos a través de la roca sólida es tan lenta que el polonio se habría desintegrado antes de haber alcanzado ninguna distancia. Todas las explicaciones para el origen secundario del polonio están plagadas de dificultades para mostrar cómo el uranio padre entra en el escenario.

N.P.: Lo que usted quiere decir es que la evolución exige un origen secundario para el polonio, pero que cuando usted estudió las rocas mismas, no encontró evidencia alguna de tal cosa. ¿Cómo llegó usted mismo a explicar el origen de los halos de polonio?

Gentry: Las demandas conflictivas de su origen me tuvieron perplejo durante un tiempo; por una parte, la geología evolucionista exige enormes lapsos de tiempo para que se enfríen y cristalicen los granitos del precámbrico, en los que se encuentran los halos; por otra parte, el polonio tiene una existencia tan efímera que habría desaparecido mucho antes que la roca se hubiese enfriado. La existencia de los halos de polonio no encajaba en la mentalidad evolucionista que yo tenía desde mis días de estudiante.

Una tarde de 1965, mientras examinaba al microscopio unos halos de polonio, preguntándome perplejo, como solía, acerca de su origen, me vino a la mente un pasaje de la Biblia que había estado leyendo:

Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos,
   y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca.
Porque él dijo, y fue hecho;
   él mandó, y existió.
(Salmo 33:6, 9)


Me vino a la mente por primera vez que este pasaje se refiere a una creación repentina, instantánea, de la tierra. Si era así, ¿qué significaría geológicamente? ¿Habían sido formadas las rocas de la tierra en unos breves instantes, y no en miles de millones de años?

Inmediatamente, todo encajó en su sitio. Una creación repentina, me di cuenta entonces, podría resolver el misterio de los halos de polonio: los granitos del precámbrico fueron formados rápidamente, antes que el polonio tuviese tiempo de desintegrarse. Eliminando las largas eras de solidificación de la roca, podría considerar el polonio como primordial, independiente de la desintegración del uranio, tal como la apariencia indicaba. La breve vida media del polonio no constituía una barrera para considerarlo primordial si las rocas de la corteza habían cristalizado ellas mismas en el lapso de unos minutos. Los halos de polonio parecían ser evidencia de una creación repentina, las «huellas digitales» de Dios que habían quedado como trazas residuales de Su actividad creadora, identificando la tierra como obra de Sus manos.

N.P.: ¿Lo que usted está diciendo es que por cuanto el polonio se desintegra tan rápidamente, las rocas que lo contienen tuvieron que solidificarse en pocos minutos?

Gentry: Así es. Si la tierra comenzó como una masa fundida, la formación de los halos de polonio habría sido imposible. Las partículas alfa emitidas durante la desintegración radiactiva no habrían dejado un rastro permanente en una masa líquida, en fusión, como tampoco las burbujas del carbónico dejan trazas en el agua. Y para cuando la corteza de la tierra se solidificó eras más tarde, el polonio se habría desintegrado y desaparecido.




Si la tierra comenzó como una masa fundida, la formación de los halos de polonio habría sido imposible. Las partículas alfa emitidas durante la desintegración radiactiva no habrían dejado un rastro permanente en una masa líquida, en fusión.... Y para cuando la corteza de la tierra se solidificó eras más tarde, el polonio se habría desintegrado y desaparecido.

 

Otra ilustración que empleo comúnmente es comparar la formación de los halos de polonio con la toma de una fotografía Polaroid en un cuarto oscuro. Las partículas alfa que producen el halo son como la luz de una lámpara de un flash, que duran sólo un breve instante. Así como la luz que incide en la película produce la imagen, de la misma manera las partículas alfa que interaccionan con el mineral que las rodea producen un halo coloreado. La luz y el obturador de la cámara han de estar perfectamente sincronizados -y de la misma manera ha de estar sincronizada la formación del polonio y de la roca.




Otra ilustración que empleo comúnmente es comparar la formación de los halos de polonio con la toma de una fotografía Polaroid en un cuarto oscuro.... La luz y el obturador de la cámara han de estar perfectamente sincronizados y de la misma manera ha de estar sincronizada la formación del polonio y de la roca.

 

Naturalmente, la idea de un polonio primordial era sólo una hipótesis de trabajo en este punto. Mucha de mi investigación posterior la dediqué a ensayarla.

N.P.: Si su hipótesis del polonio primordial elimina los miles de millones de años para la formación del granito, esto reduce de una manera drástica la edad de la tierra. ¿Qué edad cree usted que tiene la tierra?

Gentry: Teológicamente, creo que la tierra tiene una edad de unos seis mil años, basándome en las genealogías bíblicas -y creo que hay también evidencia científica para una tierra reciente. No creo que uno pueda mantener ideas religiosas y científicas mutuamente contradictorias. La verdad de la naturaleza y de la Biblia ha de ser consecuente.

Hay buenas evidencias de que la tierra es mucho más reciente de lo que mantienen los evolucionistas. Además de la evidencia procedente de los halos de polonio, mi trabajo sobre halos en madera carbonificada y sobre retención de helio y plomo en circones [que se cita más adelante] ha resultado ser una poderosa evidencia científica para una edad de la tierra de varios miles de años.


El ensayo de la hipótesis

N.P.: Una crítica común contra el creacionismo es que pone una camisa de fuerza sobre la ciencia; debido a que se basa en una creencia religiosa es algo rígido, no está abierto a seguir adonde la evidencia pueda conducir. Usted está diciendo que sostuvo su hipótesis «con la punta de los dedos», como hipótesis de trabajo solamente, a pesar de haber sido inspirada en un versículo de la Biblia. Usted creía que había de ser puesta a prueba como cualquier otra hipótesis científica antes que pudiese ser aceptada.

Gentry: Así es. Por ejemplo, cuando comencé mi investigación, unos pocos científicos tenían aún algunas dudas acerca de si estos halos eran realmente halos de polonio. Algunos sugerían, por ejemplo, que pudiese tratarse sólo de halos de uranio con anillos ausentes. De modo que mis primeros experimentos involucraron técnicas de huella de fisión con el propósito de comprobar si había algún uranio en los centros de los halos.

Halos de uranio 238 y de sus descendientes en la serie radiactiva, entre los que aparecen los de Polonio 218, 214 y 210. El U-238 tiene una vida media de 4,5 mil millones de años.

Cuando los átomos de uranio fisionan, producen huellas en la mica alrededor que se pueden ver si se atacan con ácido fluorhídrico. Cuando atacaba halos de uranio, las huellas de fisión aparecían como una pauta oscura estrellada alrededor del centro. Pero cuando atacaba halos de polonio, no aparecían estas estrellas.

Como respuesta a esto, los científicos sugirieron que la pauta estrellada podría haberse borrado, quizá por el calor. Esta idea podía ensayarse determinando si los centros de los halos contenían algún uranio. Debido a su larga vida media, si realmente había habido uranio en los centros de los halos de polonio, la mayor parte del mismo estaría todavía allí.

Tomé un par de halos, los irradié con neutrones para inducir unas huellas de fisión nuevas y los ataqué. Esta vez la estrella era aún mayor alrededor del centro de uranio, representando un número aumentado de huellas de fisión. Una vez más, los halos de polonio no tenían estrellas.

N.P.: Parece que usted convenció a la comunidad científica de que los halos de polonio realmente existían, pero, ¿qué acerca de su hipótesis de que el polonio que daba origen a los halos era primordial o creado? ¿Cómo respondieron ellos a esto?

Gentry: Mis colegas científicos no pudieron señalar ningún error en mi trabajo experimental, pero la mayoría de ellos no aceptaron mi conclusión de que fuese un polonio primordial. Siguieron insistiendo -y lo siguen haciendo- que necesariamente ha de haber alguna explicación dentro del marco evolucionista normativo, un origen secundario de los halos de polonio. Cuál sea esta explicación, nadie lo ha podido decir.

Diseñé experimentos para poner a prueba la hipótesis del origen secundario. Por ejemplo, descubrí una forma para determinar si había existido jamás una solución de uranio fluyendo por la mica. Hacía poco que se había desarrollado una técnica de retroceso alfa, lo que hizo posible detectar señales de radiactividad pasada con mucho mayor detalle que hasta entonces. Cada vez que un átomo radiactivo despide una partícula alfa, retrocede una corta distancia, como el retroceso de un arma de fuego cuando es disparada. Esto origina un diminuto indentado en la mica que se puede observar mediante ataque con ácido. Atacando la mica y observándola bajo el microscopio, un investigador puede ver si ha habido desintegración radiactiva en el pasado.

Si una solución radiactiva suministró el polonio para formar los halos de polonio, como se sugiere con la hipótesis secundaria, la técnica de retroceso alfa debería revelarlo. Comparada con una mica sin halos, una mica conteniendo halos mostraría una mayor densidad de indentados de retroceso alfa debido a la desintegración de átomos de uranio en la solución. Pero la densidad habría de ser ligeramente menor muy cerca de los centros de los halos debido a la extracción de los átomos fuera de la solución.

En mis experimentos no descubrí diferencia alguna en la densidad de retroceso alfa en ninguna parte de la mica. Fue un golpe a la hipótesis secundaria de un origen de los halos del polonio debidos a la desintegración del uranio.

Halo de 218Po sin halos de
precursores. El 218Po tiene una
vida media de 3,05 minutos.

N.P.: Detengámonos un momento, y pasemos a la publicación de su trabajo hasta el presente. Los creacionistas son frecuentemente criticados por no publicar en revistas científicas respetadas. Ellos contestan que las revistas del establecimiento científico rehúsan cualquier cosa que insinúe una interpretación creacionista. Pero usted consiguió publicar sus resultados experimentales. ¿Fue difícil encontrar revistas que aceptasen sus informes?

Gentry: Todos los científicos que quieren publicar tienen a veces que revisar sus manuscritos para ajustarse a las objeciones de los colegas revisores. Mis manuscritos, incluso los que no tenían que ver con la creación, no fueron una excepción a esta regla general. Por otra parte, en el caso de mis manuscritos de orientación creacionista, encontré casi imposible publicarlos en revistas científicas si las implicaciones creacionistas se expresaban de manera explícita. Por ejemplo, un primer informe enviado a Applied Physics Letters fue rechazado porque me mostraba abierto acerca de la posibilidad de una interpretación creacionista de los halos de polonio. El científico que revisó este artículo para la APL expresó su escarnio con unas palabras tan soeces que el editor tachó partes de la reseña, poniendo en su lugar cadenas de letras X para evitar aquella exhibición de mala educación.

Después de esta experiencia actué con mayor cautela y conseguí publicar informes, algunos de los cuales no tenían implicaciones creacionistas, en las revistas Science, Nature, Physical Review Letters, y un artículo de reseña en el Annual Review of Nuclear Science (véase la lista de publicaciones al final de esta entrevista). Algunos de estos artículos también hicieron frente a una fuerte oposición, incluso cuando sencillamente sugería que la existencia de los halos de polonio contradecía el marco estándar evolutivo de la historia de la tierra, sin mencionar la creación. En alguna ocasión tuve que revisar varias veces mi manuscrito para dar satisfacción a los revisores.

Cuando las implicaciones se expresaban de una manera más clara, los artículos no pasaban el proceso de revisión por colegas. Naturalmente, esto no se decía de una manera directa; se trata de una inferencia basada en los comentarios de los revisores. En otra ocasión, un revisor me dijo que no aprobaría mi manuscrito para su publicación si contenía una sola referencia a una creación.


La creación en los tribunales

N.P.: No tenemos tiempo en esta entrevista para seguir hablando de algunos de sus otros significativos experimentos, como su trabajo en espectrometría de masas o con halos en madera carbonificada. Muchos lectores probablemente querrían saber su opinión acerca del juicio de Arkansas. Usted fue presentado como testigo de la defensa de una ley estatal que demandaba «un trato equilibrado» de la creación y de la evolución cuando se enseñasen en las escuelas públicas. ¿Por qué decidió usted testificar? ¿Temía usted que fuese arriesgado para su posición profesional?

Gentry: Para cuando tuvo lugar el juicio, yo había estado afiliado con el Laboratorio Nacional de Oak Ridge como científico invitado durante doce años y medio. Mis amigos y colegas en el laboratorio ya sabían que yo era creacionista, pero testificar en el juicio de Arkansas pondría mis evidencias en favor de la creación bajo la atención del público en general. El Departamento de Energía es sensible a la publicidad negativa dirigida hacia los laboratorios nacionales que financia; si mi obra era públicamente criticada, mi posición en el laboratorio, comprensiblemente, peligraría.

Sin embargo, destacados evolucionistas habían estado diciendo en muchos foros, desde revistas hasta reuniones científicas nacionales, que no había evidencia científica alguna en favor de la creación. Sentí que había llegado el momento de confrontarlos en público con la evidencia de mi propio trabajo que nunca había sido refutada con éxito.

N.P.: Después del juicio, usted perdió su trabajo en Oak Ridge...

Gentry: Sí, lo perdí. He de admitir que antes del juicio me habían informado que mi puesto podría quedar extinguido por otras razones: era cada vez más difícil justificar mi posición continuada como científico invitado (originalmente, había sido una designación para un año). Sin embargo, había razones para esperar que el laboratorio me mantuviese: hacía pocos meses, una nueva fase de mi trabajo había llamado la atención del Senado de los Estados Unidos. Recientemente, había hecho un trabajo sobre retención de plomo en granito que tenía implicaciones para el almacenamiento de residuos nucleares. Durante un debate en el Senado acerca de emplazamientos seguros para almacenamiento de residuos nucleares, uno de mis trabajos (Science, 16 de abril, 1982) vino a ser el centro de la discusión. Todo el informe fue reimpreso en el Registro del Congreso (págs. S4306-S4309, 29 de abril, 1982) -lo que es muy insólito.

Normalmente, un laboratorio nacional queda muy complacido cuando el trabajo de uno de sus investigadores capta la atención del Congreso, porque esto ayuda a las peticiones de financiación. Evidentemente, la preocupación del laboratorio acerca de mi postura creacionista predominó sobre el apoyo que ordinariamente me habrían dado en aquellas circunstancias.

El 30 de junio de 1982 finalizó mi posición de invitado en el Laboratorio Nacional de Oak Ridge. Tuve una buena relación de trabajo con mis colegas en el laboratorio durante los años que trabajé allí, y dejé muchos amigos.

N.P.: La Unión Americana de las Libertades Civiles (ACLU) presentó la acusación contra la ley de «tratamiento equilibrado» de Arkansas. ¿Cómo respondieron los testigos expertos en favor de la evolución a su trabajo?

Gentry: Los testigos expertos en geología calificaron el enigma de los halos de polonio un «diminuto misterio» que sería algún día resuelto dentro del marco evolucionista convencional -aunque admitió que los científicos no podían encontrar una explicación al mismo, por ahora.

De hecho, expropié esta frase como título de mi libro, titulado Creation's Tiny Mystery [El diminuto misterio de la creación].

N.P.: Al concluir el juicio de Arkansas, el juez derogó la ley de «tratamiento equilibrado». Como centro de su argumentación dijo que por cuanto el origen de la ciencia creacionista es un libro religioso (la Biblia), la ciencia creacionista es necesariamente religiosa. ¿Cuál es su respuesta a este argumento?

Gentry: Yo diría que el origen de una idea no tiene nada que ver con si la idea es científica. Lo que importa es si esta idea está abierta a la prueba empírica. Los filósofos de la ciencia citan a menudo el célebre ejemplo del químico Kekulé: dio con el concepto del anillo de benzeno mientras hacía la siesta delante de un fuego mediante la imagen que le dio un sueño. Este concepto revolucionó la química orgánica. Kekulé sabía, naturalmente, que la imagen mental que inspiró esta hipótesis era sólo el primer paso; antes de poder ser aceptada como teoría científica tenía que ser sometida a un largo proceso de experimentación y prueba.

Si vamos a rechazar una teoría científica porque su inspiración surgió de la Biblia, entonces tendríamos que descartar mucha de la primera ciencia moderna, porque tanto Bacon, Kelvin, Newton como muchos otros remontaron la fuente de sus ideas e inspiración a la Biblia.




Si vamos a rechazar una teoría científica porque su inspiración surgió de la Biblia, entonces tendríamos que descartar mucha de la primera ciencia moderna, porque Bacon, Kelvin, Newton y muchos otros remontaron la fuente de sus ideas e inspiración a la Biblia.

 

N.P.: Uno de los puntos culminantes del juicio fue su presentación de un experimento que podría falsar su teoría del polonio primordial. Oímos constantemente las críticas de los evolucionistas contra la ciencia creacionista por no ser falsable. La presuposición es que cuando uno apela a lo sobrenatural la teoría ya no puede ser puesta a prueba. Pero los filósofos de la ciencia argumentan que en cualquier teoría las declaraciones fundamentales son inaccesibles a la prueba directa. Lo que uno ensaya son las consecuencias observacionales que se infieren de la misma.

Usted mantiene que su propio trabajo implicaba inferencias de la creación que se pueden someter a ensayo -e incluso ha sugerido en letras de molde una prueba que podría falsar sus conclusiones.

Gentry: Sí, así lo he hecho. Los evolucionistas pretenden que la formación de los granitos del precámbrico, las rocas basales de los continentes, estuvo regida sólo por leyes físicas conocidas (el principio de la uniformidad). Si esto es cierto, entonces los científicos de hoy, actuando en conformidad a las mismas leyes físicas, deberían poder sintetizar un trozo de granito en el laboratorio. En un escrito en una revista técnica unos cuantos años antes del juicio, desafié a mis colegas evolucionistas a que confirmasen su teoría mediante esta sencilla prueba. Pero nadie respondió.

En mi propia teoría del polonio primordial, los granitos en los que se encuentran halos han de ser asimismo primordiales. Han de ser las rocas creadas originales. Su origen fue un acontecimiento singular no repetido, involucrando procesos más allá de las explicaciones de las leyes físicas conocidas -en términos científicos, una «singularidad». Si mi modelo de creación es correcto, debería ser imposible para los científicos sintetizar granito empleando sólo procesos actuales.

 

La prueba de la falsación

N.P.: Si la prueba de falsación que usted propone llegase jamás a llevarse a cabo con éxito, si los científicos fuesen capaces de sintetizar un trozo de granito, ¿qué es exactamente lo que usted consideraría falsado? ¿La creación repentina de los granitos, la edad reciente de la tierra, o la ciencia creacionista como un todo? ¿Volvería usted a ser evolucionista?

Gentry: Si la tierra fue creada, ha de ser posible encontrar rocas de la creación original. Personalmente, creo que los halos de polonio identifican a los granitos del precámbrico como las rocas creadas originales. Si se llevase a cabo con éxito la prueba de falsación, esto significaría que había errado en la identificación de las rocas creadas. Tendría que volver a comenzar mi investigación de nuevo.

N.P.: ¿Cómo respondieron los evolucionistas en el juicio cuando les preguntaron acerca de su ensayo de falsación?

Gentry: Bajo interrogatorio cruzado, el testigo experto de geología de la ACLU mantuvo que sí se podría sintetizar un trozo de granito, pero que exigiría la construcción de un enorme aparato experimental, y que no valía la pena el gasto. Pero seis meses después, en una reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) el mismo geólogo me acusó de proponer un ensayo que yo sabía que era imposible.

N.P.: ¿«Sabía» usted que era imposible? ¿Se trataba de una idea extremada o realmente de un ensayo plausible?

Gentry: Naturalmente, esta es una pregunta hipotética, pero trataré de responderla. Si la tierra fue creada, ha de ser posible encontrar rocas de la creación original. Yo creo personalmente que los halos de polonio identifican los granitos del precámbrico como las rocas originalmente creadas. Que sea imposible sintetizarlas en el laboratorio sustenta desde luego mi hipótesis del polonio primordial y de los granitos creados.

Creo también que mina todo el marco evolucionista. Sobre la base del principio uniformista, el evolucionismo pretende que el proceso de formación del granito tuvo lugar regido sólo por leyes físicas conocidas. Si este principio es válido, los geólogos habrían de poder sintetizar granitos en el laboratorio, por cuanto es de suponer que las mismas leyes siguen en vigor en la actualidad que cuando tuvo lugar la formación original.

El fracaso en este intento constituye, creo yo, una falsación del principio de la uniformidad. Si no se puede formar granito en la actualidad bajo las leyes físicas presentes, las leyes o procesos que gobiernan su formación han de haber sido diferentes. Pero el principio de la uniformidad declara que las leyes presentes por sí solas son suficientes para explicar todos los fenómenos naturales; el origen de los granitos es entonces una excepción al principio y sirve para falsarlo.

Una espectacular muestra de halos de 210Po.

Las consecuencias son de gran alcance. Sin el principio de la uniformidad, no hay justificación para suponer una tasa de desintegración radiactiva a lo largo de las eras geológicas. Sin esta presuposición, los métodos de datación radiactiva no tienen fundamento. Y sin estos métodos de datación no hay base científica para la edad de la tierra de varios miles de millones de años.

Sin las largas eras, no hay suficiente tiempo para la evolución geológica ni biológica. Todas las otras supuestas evidencias de la evolución dependen de inmensas eras de tiempo.

Recordará que me referí al principio de la uniformidad como el pegamento que mantiene unido todo el mosaico evolucionista. Por cuanto la evidencia en favor de la creación falsa este principio, el pegamento se disuelve y el mosaico evolucionista se cae hecho añicos.


Nuevas direcciones

N.P.: ¿Cuál es la dirección de su investigación más reciente?

Gentry: En 1982, la AAAS me pidió que participase en un Simposio titulado «Los Evolucionistas confrontan a los Creacionistas» (recientemente publicado en forma de libro -véase al final). Era una oportunidad sin precedentes para presentar abiertamente la evidencia en favor de la creación a la comunidad científica. Además de una discusión acerca de los halos de polonio, mi presentación incluía una nueva cosmología creacionista, o modelo de la estructura del universo. Se basa en evidencias de que existe un marco fijo de referencia para el universo, lo que contradice la teoría de la relatividad y el modelo cosmológico del Big Bang [o Gran Estallido].

Los interesados en los detalles de mi modelo cosmológico pueden leer acerca de mi presentación en la AAAS en mi libro Creation's Tiny Mistery. Este libro da una narración semi-autobiográfica de mi trabajo científico y la respuesta de la comunidad científica a la evidencia en favor de la creación que se desprende de mis hallazgos.



Bibliografía en castellano

Gentry, Robert V., «Las implicaciones cosmológicas de radiactividad extinguida patente en los halos pleocroicos», en Cronometría, consideraciones críticas (Terrassa, CLIE 1987), págs. 193-203.
Talbott, Stephen L., «El misterio de los radiohalos», en ibid., págs. 205-224.
Connor, Steven J., «Radiohalos en madera carbonificada: Nueva evidencia de una tierra reciente», en ibid., págs. 225-231.



Publicaciones del doctor Robert V. Gentry

(1) «Abnormally Long Alpha-Particle Tracks in Biotite (Mica)», Applied Physics Letters 8, 65 (1966).
(2) «Cosmological Implications of Extinct Radioactivity from Pleochroic Halos», Creation Research Society Quarterly, julio, 1966.
(3) «Anti-matter Content of the Tunguska Meteor», Nature 211, 1071 (1966).
(4) «Alpha Radioactivity of Unknown Origin and the Discovery of a New Pleochroic Halo», Earth and Planetary Science Letters 1, 453 (1966). R. V. Gentry.
(5) «Extinct Radioactivity and the Discovery of a New Pleochroic Halo», Nature 213, 487 (1967).
(6) «Fossil Alpha-Recoil Analysis of Certain Variant Radioactive Halos», Science 160, 1228 (1968). R. V. Gentry.
(7) «Cosmology and Earth's Invisible Realm», Medical Opinion & Review 3, No. 10 (1967).
(8) «Giant Radioactive Halos: Indicators of Unknown Alpha Radioactivity?» Science 169, 670 (1970). R. V. Gentry.
(9) «Radioactive Halos in the Lunar Environement», Proc. Second Lunar Science Conf. (MIT Press, Cambridge 1971), Vol. 1, págs. 167-168. R. V. Gentry.
(10) «Radiohalos: Some Unique Pb Isotope Ratios and Unknown Alpha Radioactivity», Science 173, 727 (1971). R. V. Gentry.
(11) «Ion Microprobe Confirmation of Pb Isotope Ratios and Search for Isomer Precursors in Polonium Radiohalos», Nature 244, 282 (1973). S. S. Cristy, R. V. Gentry, J. F. McLaughlin y J. A. McHugh.
(12) «Radioactive Halos», Annual Rev. Nucl. Sci. 23, 347 (1973). R. V. Gentry.
(13) «Radiohalos in a Radiochronological and Cosmological Perspective», Science 184, 62 (1974).
(14) «On the Invariance of the Decay Constant Over Geological Time», Creation Research Society Quarterly 5, 83 (1968).
(15) «Spectacle Array of 210Po Halo Radiocentres in Biotite», Nature 252, 564 (1974). Michael Bayard, S. S. Cristy, R. V. Gentry, L. D. Hulett, J. F. McLaughlin y J. A. McHugh.
(16) «Spectacle Halo -Reply to Comments», Nature, 20 nov. 1975.
(17) «Radiohalos in Coalified Wood: New Evidence Relating to Time of Uranium Introduction and Coalification», R. V. Gentry, W. H. Christie, D. H. Smith, J. F. Emery, S. A. Reynolds, Ray Walker, S. S. Christy y P. A. Gentry, Science 194, 315 (1976).
(18) «Evidence for Primordial Superheavy Elements,» R. V. Gentry, T. A. Cahill, N. R. Fletcher, H. C. Kaufmann, L. R. Medsker, J. W. Nelson y R. G. Flocchini, Physical Review Letters 37, 11 (1976).
(19) «Search with Synchrotron Radiation for Superheavy Elements in Giant-Halo Inclusions,» C. J. Sparks, Jr., S. Raman, H. J. Yakel, R. V. Gentry y M. O. Krause, Physical Review Letters 38, 205 (1977).
(20) «Evidence Against Superheavy Elements in Giant-Halo Inclusions Reexamined with Synchrotron Radiation», C. J. Sparks, Jr., S. Rama, E. Ricci, R. V. Gentry y M. O. Krause, Physical Review Letters 40, 507 (1978).
(21) «Are Any Unusual Radio Halos Evidence for SHE?» Proc. International Symposium on Superheavy Elements, Lubbock, Texas, 9-11 Marzo, 1978 (Pergamon Press, New York/Oxford/Toronto/Sydney/Frankfurt/París, 1978).
(22) «Reinvestigation of the a-Activity of Conway Granite», R. V. Gentry, J. H. Halperin, B. H. Ketelle, G. D. O'Kelley, R. W. Stoughton y J. A. S. Adams, Nature 273, 217 (1978).
(23) «Implications of Unknown Radioactivity of Giant and Dwarf Halos in Scandinavian Rocks», R. V. Gentry, W. H. Christie, D. H. Smith, J. W. Boyle, S. S. Cristy y J. F. McLaughlin, Nature 274, 457 (1978).
(24) «Time: Measured Responses», EOS 60, 474 (1979).
(25) «Polonium Halos», EOS 61, 514 (1980).
(26) «Differential Lead Retention in Zircons: Implications for Nuclear Waste Containment», R. V. Gentry, T. J. Sworski, H. S. McKown, D. H. Smit, R. E. Eby y W. H. Christie, Science 216, 296 (1982).
(27) «Differential Helium Retention in Zircons: Implications for Nuclear Waste Containment», Robert V. Gentry, Gary L. Glis y Eddy H. McBay, Geophysical Research Letters 9, 1129 (1982).
(28) Evolutionists Confront Creationists, disponible en la Pacific Division de la American Association for the Advancement of Science, c/o California Academy of Sciences, Golden Gate Park, San Francisco, CA 94118.


Fuente: Bible-Science Newsletter, octubre 1984, pags. 7ss.


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© Santiago Escuain 1997 por la traducción
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