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||||||||||   Apartado 2002 - 08200 SABADELL (Barcelona) ESPAÑA | SPAIN   ||||||||

EL HOMBRE FÓSIL

Frank W. Cousins


11—SISTEMAS PARA LA DATACIÓN DEL HOMBRE FÓSIL

«En el tenebroso pasado y abismo del tiempo.»

La Tempestad, Acto I, Escena II.

El título de este capítulo procede de la erudita obra del mismo nombre de Oakley.1 En el Simposio Wenner-Gren en Nueva York en 1952 él propuso su terminología de datación que abarca tanto la datación relativa, es decir, la edad estratigráfica o arqueológica de un espécimen, y la datación cronométrica (datación absoluta) en la que la edad de un espécimen se mide en años.

La datación relativa y la absoluta se dividen respectivamente en cuatro categorías designadas como R1, R2, R3, R4, y A1, A2, A3, A4.

R1Primer orden—datación relativa. La relación de edad de un espécimen con el depósito que lo contiene y con los hallazgos asociados, p.e., composición química en comparación con la de otros huesos de edad estratigráfica conocida en el mismo depósito, análisis de flúor, análisis de nitrógeno, ensayo radiométrico.

R2 La etapa en la secuencia local a la que se puede atribuir el depósito que contiene el fósil (o la fauna o cultura coetánea).

R3 La posición inferida de la etapa R2 en términos de una escala estratigráfica o cultural mundial o más amplia que la local.

Las dataciones R2 y R3 pueden parecer más bien arbitrarias, pero Oakley observa que R2 se fundamenta sobre hechos, y R3 sobre inferencias.

R4La datación morfológica aplicada a un hueso fósil cuando se encuentra aislado y sin acompañamiento de otros restos orgánicos.

A1 La determinación directa de la edad del espécimen per se en base de evidencias internas, p.e., datación por Carbono 14.

A2 Determinación directa de la edad del depósito fuente que contiene el espécimen, p.e., la desintegración del uranio a plomo, la desintegración del rubidio a estroncio, el potasio a argón.

A3 La edad del espécimen se infiere por correlación de la capa fuente con el depósito cuya edad real ha sido determinada mediante los métodos A1 o A2.

A4 La edad se infiere mediante alguna consideración teórica, p.e., fechas obtenidas por expresión de las secuencias geológicas locales en términos de fluctuaciones climáticas, y calibrándolas con las fechas calculadas según Milankovitch.

CRÍTICA GENERAL DE LOS MÉTODOS

La crítica principal se debe hallar en una observación general de Oakley acerca de su sistema. Afirma él: «Aparece evidente que la validez de la datación A2, A3 y A4 de un fósil está condicionada a la coetanidad del espécimen con el depósito que lo contiene, esto es, en la certidumbre de R1.» Oakley llega hasta admitir que los intentos de datación cronométrica que excluyan los tipos A1 son realmente una pérdida de tiempo a no ser que la datación R1 haya quedado establecida más allá de toda duda.

En otras palabras, cualquier intento de datación A2, A3 y A4 depende realmente del enfoque subjetivo de la datación R1 que está claramente abierta a numerosos errores de criterio y a abusos.

Otra crítica general se basa en que los métodos A1, A2, A3 y A4 dependen para su validez de la aplicación de un actualismo que se da como supuesto, es decir, que los actuales acontecimientos en la Tierra no son diferentes de los de eras anteriores. Por ejemplo, en la técnica del carbono radiactivo (datación A1), se da por supuesto que la actividad de los rayos cósmicos y que las concentraciones de carbono radiactivo han permanecido uniformes a lo largo de los períodos en los que los acontecimientos están más allá de revisión o valoración. Esta presuposición es fundamental para la datación cronométrica, pero nunca ha sido establecida. Aquí tenemos un grave defecto, que nos deja en realidad sin un método absoluto y fiable que esté libre de objeciones.2

Críticas particulares

DATACIÓN R1, R2, R3 y R4

Se conocen algunas anomalías en los métodos individuales. La datación R1 depende intensamente del análisis de flúor y nitrógeno. El ensayo del flúor no puede dar una respuesta decisiva excepto que (1) se conozca la historia de la vida de los objetos que se comparan, y (2) que se conozca también la historia del confinamiento de los objetos que se comparan. Esta dificultad se aprecia en el ensayo de Oakley sobre los huesos del cráneo del Eoanthropus.3

Cráneo del Eoanthropus I (cráneo de Piltdown)

Contenido en flúor

Parieto-frontal izquierdo
Temporal izquierdo
Parietal derecho
Occipital
Ramus derecho de la mandíbula
Diente canino
Molar

  0,1%
  0,4%
  0,3%
  0,2%
  0,2%
<0,1%
<0,1%

¿Qué posible explicación puede ofrecerse para apoyar la cifra de 0,4% para el hueso temporal izquierdo y una reducción por un factor de cuatro a un 0,1% de flúor en el hueso parieto-frontal adyacente?

El enfoque estratigráfico de las dataciones R1, R2 y R3 cae en completa confusión e infiabilidad cuando uno está dispuesto a admitir que los estratos han padecido una cantidad de cambios revolucionarios hacia finales del Terciario y extendiéndose hasta los períodos del Cuaternario.4 Se pueden dar muchos ejemplos para mostrar que los estratos de la Tierra han padecido un pasado caótico y esto hace difícil de comprender la aceptación tan falta de crítica del actualismo basado en las enseñanzas de Lyell. Incluso si uno no quiere admitir estas conmociones mayores, sigue sin embargo obligado a reconocer perturbaciones locales que también hacen que las dataciones R1, R2 y R3 queden abiertas a graves objeciones. Un sólo ejemplo, pero crucial, será suficiente en base del informe de la expedición5 que se emprendió para verificar los hallazgos del Pithecanthropus:

«Cenizas volcánicas e inundaciones —debidas a las lluvias tropicales—cubren y remueven los contenidos de la tierra. Lo cierto es que, cuando se tiene todo en cuenta, él (el doctor E. Carthaus) sólo puede pensar que el principal yacimiento fosilífero de Trinil (el Hauptknochenschicht) es el producto más reciente de un flujo extraordinariamente grande (un Laharstrom) de lava volcánica fluyendo a Trinil. Los restos óseos del conglomerado muestran con claridad que no están abrasionados por una larga estancia en el lecho del río. Los huesos no muestran señales de un largo transporte y no hay esqueletos completos, y por ello no hubo cadáveres completos arrastrados por el Laharstrom al Hauptknochenschicht —sino que animales más o menos descompuestos fueron arrastrados hacia Trinil, donde cada esqueleto fue disgregado antes de ser llevado hasta allí. El grado de fosilización no depende tanto —nos asegura él— de la edad geológica de los huesos como del efecto químico del material de Lahar en el que han sido depositados los restos orgánicos.»

¿No es extraño que en la mayoría de hallazgos del hombre fósil tengamos esqueletos muy incompletos y, con más frecuencia aún, un cráneo incompleto? Esto no sugiere un actualismo quiescente, sino más bien cataclismo; cualquier transporte violento es más susceptible de separar y arrastrar el cráneo en forma de bola a la vez que dobla, rompe y esparce el resto del esqueleto en el proceso.

En lo que generalmente se reconoce como el hallazgo mejor acreditado del hombre fósil —el cráneo de Swanscombe—, sólo se encontraron los huesos occipital y dos parietales.6 Es mi opinión que las dataciones R1, R2 y R3 procedentes del enfoque estratigráfico están abiertas a una grave mala interpretación, e incluso falsificación. Pocas veces son fiables.

La datación arqueológica (R2, R3), esto es, el uso de los implementos supuestamente elaborados por el hombre como fósiles índice, está abierta a objeciones sobre la base de que las culturas del paleolítico han sido generalmente datadas de forma subjetiva de antemano sobre la base de evidencias geológicas (o paleontológicas). Desde mi punto de vista, es ilógico emplear materiales culturales para a su vez datar fósiles o depósitos geológicos. Este es otro empleo del razonamiento circular no distinto del empleado en la datación de fósiles en base de los estratos que los contienen, y la posterior datación de los estratos mediante sus fósiles. El examen y la evaluación de la cultura paleolítica (especialmente de la «industria del pedernal») no es una ciencia exacta. Lo que muestran los productos del hombre primitivo es que en todas partes presentan una semejanza notable. Los artículos paleolíticos de todas partes del globo pertenecen todos ellos al mismo modelo. Esta identidad en las artes más antiguas se repite en las etapas posteriores de la cultura humana: sus artes y oficios; sus formas y costumbres, exhiben una similitud tan estrecha que impulsan a la presunción de que todas las razas son sencillamente divisiones de una sola familia. El intento de demostrar la evolución de la cultura y del hombre mismo en base de la superficie doble de un pedernal constituye una fatigosa trivialidad.

Un método adicional ampliamente empleado en la datación R2 y R3 es la apelación a la fauna. Una vez más, esto sólo es válido si se presupone el actualismo. La datación de todos los homínidos fósiles de Europa según Oakley ha descansado mayormente sobre la evidencia de los restos asociados de elefantes. Pero esta cuestión dista de estar clara debido a las pretendidas líneas independientes de evolución del elefante. Se mantiene arbitrariamente que en base de los restos de elefantes se deben establecer las siguientes subdivisiones:

Pleistoceno Superior. Elephas (Mammuthus) primigenius.
Pleistoceno Medio. Elephas (Palaeoloxodon) antiquus.
Pleistoceno Inferior. Elephas (Archidiskodon) meridionalis.

Se dice que hay un solapamiento en los márgenes temporales de estas especies, pero se emplea el tiempo de la primera aparición de cada una de ellas para señalar la base de una división. Para exponer algo de la manera incoherente en que se aplica este método, es pertinente señalar que el cráneo de Steinheim que apareció en una grava portadora de antiquus se supone perteneciente a un homínido coetáneo del hombre de Swanscombe,7 del que una de las piezas de su cráneo fueron encontradas en un depósito en el que también se encontraron restos de Palaeoloxodon antiquus. Pero, ¿qué si todos los especímenes hubieran sido arrastrados por agua al lugar donde reposan? El hallazgo de un fósil junto a otro fósil no puede ser (¡excepto en antropología!) una clara evidencia de coetanidad.

La datación R4 no es fiable a no ser que el lapso de vida de los géneros sea breve. Oakley cita el celacanto como ejemplo. Antes de 1938, cualquier miembro fósil del grupo al que pertenecía el celacanto hubiera sido asignado, por criterios morfológicos, como indiscutiblemente perteneciente a la era del Cretáceo o anterior, en tanto que en realidad puede ser reciente, porque sus miembros siguen, cosa sorprendente, nadando todavía en libertad en las aguas de África oriental, después de haberse reproducido según su especie a lo largo de 100 millones de años.

DATACIÓN A1, A2, A3

La datación A1 se emplea de manera muy libre. El mejor ejemplo de esto es la declaración por de Beer de que las pinturas rupestres de Lascaux han sido datadas mediante análisis de carbono 14, obteniéndose una edad de 15.000 años. En realidad, lo que fue datado fue carbón vegetal extraído por Breuil y Blanc de un nivel de ocupación en la cueva (Ensayo de la Universidad de Chicago No. 406) y que dio una fecha de

15,516 ± 900 años

En numerosos casos no es el hueso fósil el que se ensaya, sino una pieza de algún otro objeto procedente del lugar o de alguna localidad cercana, que contenga carbono derivado de manera indirecta o directa de dióxido carbónico atmosférico.

El método del carbono 14 es sin embargo un instrumento ingenioso. Se basa en la formación del isótopo radiactivo de carbono de masa 14 que tiene una vida media de 5.730 años.8 El carbono radiactivo se combina con el oxígeno formando dióxido de carbono que es ingerido por las plantas vivas y ciertos animales.9 Cuando el metabolismo de la planta o del animal cesa a la muerte, termina la ingestión. Se considera que la relación entre el radiocarbono y el carbono normal es una indicación de la fecha en la que ocurrió la muerte respecto al presente. Se dice que su determinación de fechas se limita a alrededor 35.000 años.10 En el método hay inherentes tres presuposiciones:

I) que la concentración de carbono 14 en el ciclo del CO2es constante;

II) que el influjo de rayos cósmicos ha sido uniforme a lo largo de las eras pasadas.

III) que no ha habido contaminación de la muestra por fuentes externas de carbono.

El doctor Anters11 critica el método en base de lo que sigue: el análisis de laboratorio no determina si el carbono radiactivo es todo original, o si es en parte secundario o intrusivo, o si la cantidad ha sido alterada en otras maneras irregulares aparte de la desintegración natural.

La datación A2 está abierta a objeciones en base de numerosas razones.

El método de datación radiactiva se basa en la tasa de desintegración de los elementos radiactivos que se afirma que procede de manera uniforme e independiente de los cambios en las condiciones físicas.

El método uranio-plomo es objetable debido a que uno de los productos de la cadena de desintegración es el gas radón-222, que tiene una vida media de 3,82 días. Este gas puede escapar y viciar gravemente los resultados. Otra dificultad reside en la estimación del contenido original de plomo no radiogénico. La edad calculada, según Knopf,12 es a menudo demasiado grande. Y otra razón adicional para ser cautos es la lixiviación del plomo y/o uranio del espécimen por ácidos débiles a lo largo de grandes lapsos de tiempo.

El método rubidio/estroncio es sospechoso debido a la incertidumbre de la tasa de desintegración del rubidio. Cuando esto quede solucionado, este método es más atractivo que el del uranio, por cuanto no se forman productos gaseosos en la cadena radiactiva de desintegración.

El método potasio/argón (o K/Ar) está también abierto a graves críticas. El potasio se desintegra por medio de dos procesos separados a calcio y a gas argón. Las tasas de desintegración son inciertas y el problema de la pérdida de argón es una base de verdaderas dificultades.

La desintegración a calcio-40 es aun menos satisfactoria, porque el 97 por ciento del calcio común es calcio-40.

La presencia de un fósil en las rocas no constituye una evidencia absoluta de que el fósil tenga la edad de las rocas. La edad de los minerales volcánicos en el lago que contenía los homínidos de Olduvai, por ejemplo, se emplea para datar los homínidos de Olduvai, pero esto no es más que evidencia circunstancial, y así debería de ser considerada.

La datación A3 es una circunlocución. Por ejemplo, los restos del Pithecanthropus original no fueron datados en base de la grava del río en Trinil, Java, donde se encontraron, sino de un ensayo de datación K/A sobre leucita en roca volcánica encontrada en otro lugar de Java, del que se decía que contenía fauna de Trinil. Hasta donde yo sé, la fauna de Trinil no está definida de manera rigurosa.

Todo el problema de la datación del Pithecanthropus constituye una ilustración de las dificultades y de las oportunidades abiertas al autoengaño. Dubois infirió que la cubierta craneana del Pithecanthropus erectus era de origen Terciario a pesar de que el carácter de la fauna que lo acompañaba desmentía su punto de vista. Los dibujos del lugar del descubrimiento que presenta Sir A. Keith en The Antiquity of Man, pág. 422, y Von Koenigswald en The Evolution of Man, pág. 80, muestran los estratos en capas paralelas distintas. Se ha constatado que esta es una simplificación injustificada, y el estudioso debería consultar el informe de la célebre expedición Selenka-Trinil, 1907-1908,13 que se emprendió con el fin de confirmar los hallazgos del Pithecanthropus, pero que falló totalmente en el intento. En la obra de consulta The Britannica Year Book de 1913 se da una breve mención de la insegura naturaleza de la evidencia geológica, en la sección «Physical Anthropology», de mano del distinguido W. L. H. Duckworth. Un excelente resumen de toda la cuestión aparece en inglés en el opúsculo nº 75 publicado por E.P.M., Pithecanthropus: The Facts [Pithecanthropus: Los hechos], de mi amigo A. G. Tilney.

Las dificultades son inmensas, pero la actitud de ignorarlas sólo por conseguir la ventaja de obtener una fecha y quizá una fecha absolutamente inválida es algo acerca de lo que se debería advertir al lector de forma bien clara.

En este contexto, desearía invitar al lector a un estudio de la siguiente carta que apareció con la firma del doctor H. Goodwin, del Departamento de Botánica en la Universidad de Cambridge, en Nature, 220, 708 (1968). Todo lo que dice el doctor Goodwin con respecto a la datación de semillas se aplica con el mismo vigor a la datación de huesos fósiles.

«La evidencia de la longevidad de las semillas es más fuerte donde existe evidencia documental, como en el caso de la Albizzia julibrissin,recogida en 1793 y germinada en unos lienzos de un herbario que quedóempapado en el incendio del Museo Británico debido al bombardeo aéreo de 1940, o la semilla de Nelumbium,recogida en 1705, y luego guardada en la colección de Hats Sloane en el Museo Británico hasta 1942. La evidencia de edad es más débil cuando procede de su asociación con materiales arqueológicos o geológicos, porque la edad absoluta de la cultura o del acontecimiento geológico puede ser incierta y las semillas a veces no son de la misma edad que los depósitos en los que se encuentran. Así, se recuperaron semillas viables de Nelumbium nuciferade un lago desecado en Pulantien, en el sur de Manchuria, de debajo de algunos pies de aluvión de loessque, según se decía, indicaba una edad de varios miles de años, mientras que la datación radiocarbónica de las semillas dio una edad que no se podía distinguir de la moderna, y se podía mantener el punto de vista alternativo de que los sedimentos habían sido redistribuidos recientemente por una inundación.

    »Cuando se empleó la datación radiocarbónica de una canoa en Henisgawa, cerca de Tokio, para atribuir una edad de más de 3.000 años a unas semillas viables de nenúfar «asociadas a la canoa», hubo una clara oportunidad de error en la supuesta asociación. Lo mismo es cierto de semillas viables de Lupinus arcticus descubiertas en el Yukon en una madriguera de roedores entre 3 y 6 metros debajo de la superficie actual. La atribución de edad depende en parte de la identificación de un cráneo de roedor procedente de la madriguera como el del Dicrostonyx groenlandicus, que en la actualidad parece estar limitado a regiones más frías, y en parte de la suposición de que la capa que lo cubre quedó congelada durante la última glaciación. No se consideran explicaciones geológicas alternativas, y la fecha radiocarbónica de apoyo de 14.680+840 es para «un nido y restos de la ardilla terrestre ártica» procedente de madrigueras de roedores similarmente sepultados bajo permafrost en la Alaska central. De modo que la evidencia es circunstancial e indirecta.

    »La edad atribuida a las semillas viables de Canna que ahora se comunican procedentes del noroeste de Argentina depende de una datación radiocarbónica de un hueso de camélido procedente de un montón de residuos descrito como de edad similar al sepulcro en el que se encontraron las semillas. En todas estas situaciones se carece de evidencias de la coetaneidad de las semillas y del material ensayado para datación radiocarbónica o de otra clase.

    »La evidencia que uno desearía poseer de manera especial es la de un número sustancial de semillas antiguas, recogidas y secadas de manera individual inmediatamente después de la germinación pero antes de la formación de la clorofila, en una cantidad suficiente para que las semillas secas mismas permitieran un análisis radiocarbónico. Naturalmente, es posible que permanecieran posibles ambigüedades en la interpretación de la edad en base de la actividad detectada en la muestra, ambigüedades que podrían deberse a fluctuaciones en el pasado en la concentración del radiocarbono atmosférico, de modo que una actividad determinada podría rendir dos o más dataciones igualmente válidas.

    »Así, una consideración estricta parece seguir dejando en duda la evidencia de la edad muy antigua atribuida a Nelumbium nucifera (3.000 años), Lupinus arcticus (más de 100.000 años) y Canna sp. (alrededor de 530 años).»

Se tiene que comprender que la adquisición del conocimiento no es diferente de la adquisición de bienes, y que la antigua advertencia sigue siendo válida en la actualidad: caveat emptor.

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1 Oakley, K. P. Frameworks for Dating Fossil Man. Weidenfeld and Nicholson, Londres, 1964.

2 Se da por supuesto con demasiada facilidad que el flujo radiactivo en la biosfera ha sido constante a lo largo de diez milenios. Ahora se sabe que no ha sido constante ni siquiera a lo largo de tres milenios—véase Apéndice.

3 Oakley, Hoskins y Randall. New Evidence on the Antiquity of Piltdown Man. Nature, No. 4193, 11 de marzo, 1950 (págs. 179-382).

   Véase también Millar, R. (1974). The Piltdown Man, a Case of Archaeological Fraud. Paladin, Granada (1974), 271 págs.

   Véase también Lowenstein, J. M., y Washburn, S. L. (1982). «Piltdown jaw confirmed as orang (outan)». Nature 299 (1982), pág. 294, donde se confirma que la mandíbula de Piltdown era la de un orangután.

4 Joly, J. Surface History of the Earth. Oxford, 1925. (Véase también la conferencia Halley lecture de Joly, pronunciada el 28 de mayo de 1924).

5 Selenka, Die Pithecanthropus Schichten auf Java, Leipzig, 1911.

6 Véase Journal of the Royal Anthrop. Inst. LXVIII, 1938.

7 Merston descubrió un hueso occipital humano a una profundidad de 8 metros en la grava del Pleistoceno del Támesis en el año 1935. En 1936 descubrió un parietal izquierdo a la misma profundidad y a 7 metros de distancia del lugar original. No fue hasta 20 años después que se descubrió un hueso parietal derecho —en 1955. Estos tres huesos dispersos se afirma que pertenecen a uno y mismo cráneo de un individuo—el hombre de Swanscombe.

Véase Atlas de cráneos, pags. ***.

8 Esta es la vida media más precisa conocida. En la Sexta Conferencia de Datación por Radiocarbono en Pullamn en 1965 se decidió proseguir con el erróneo valor de 5.568 años a la vista de los muchos valores publicados basados en el valor más bajo. El nuevo valor aumentaría todas las edades determinadas en base del valor antiguo en alrededor de un 3%.

9 Las conchas de Etheria se emplean extensamente en ensayos de C-14. Etheria pertenece al orden Heterodonta del fílum Mollusca.

10 Butzer, K. W. Nature, 222. 1135. (1969).

    Leakey, R. E., en su libro The Making of Mankind (1981) eleva el límite a 120.000 años. Este valor debería ser tratado con cautela; véase Bada, J. L.; Deems, L. Nature 255 (1975), pág. 218, donde se da la cifra de >40.000 años; véase Apéndice I (9), pág. *** ss.

11 Anters, E. Journal of Geology, 1957, marzo, pág. 129.

12 Knopf, Scientific Monthly, nov. 1957, pág. 230.

13 Selenka. Die Pithecanthropus. Shichten und Java, Leipzig 1911.



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