Santiago Escuain
Sobre el actual debate entre
una Tierra Antigua
y una Tierra Reciente
- Una reseña de
diversas posiciones a la luz de las Escrituras y de sus implicaciones
Prefacio
Esto
viene de la pluma de uno que en el pasado había mantenido de
manera consecuente una posición de un universo reciente como un
necesario corolario de las Escrituras. Esta posición ha
cambiado, debido a las Escrituras. Sigue la explicación en el
contexto de un examen de los actuales modelos generalmente propuestos y
defendidos por los cristianos acerca del origen del universo. En tanto
que mantengo que la biosfera fue desde luego creada recientemente junto
con sus habitantes, con el Hombre como el gran propósito de
Dios, he llegado a constatar que la Escritura guarda silencio acerca de
la edad del Universo y de la Tierra como cuerpo físico, situando
el primero y la segunda en un pasado sin fecha, no necesariamente
remoto, pero tampoco dogmáticamente reciente. Esto ha seguido a
mi lectura de obras escritas por los eminentes hebraístas G. V.
Wigram, W. Kelly y el doctor Bernard Northrup, de la obra de Gorman
Gray, y de comunicaciones con otros cristianos. A todos ellos va mi
agradecimiento por ayudarme a darme cuenta de unos puntos
débiles de un modelo que requiere ser ajustado a la Escritura de
Verdad. Que todos aprendamos a apegarnos a la Escritura y a no ir
más allá de la misma. …
Índice
- Breve introducción
- Cuatro puntos de vista comunes y lo que significan
- Méritos y deméritos de los cuatro puntos de
vista comunes
- Génesis 1 - Estructura y contenido
- Éxodo 20:11
- El quinto punto de vista
- Examen de las objeciones:
¿Creación de las estrellas, el sol y la luna el
día 4? - Examen del texto hebreo
- Geología e Historia Bíblica
- Consideraciones a tener presentes respecto a la edad del
universo
- Conclusión
Breve introducción
Este
trabajo quiere ser una reseña de las diversas evidencias,
bíblicas y del mundo natural, tocantes al debate que se mantiene
entre las diferentes posturas de los cristianos acerca de la
cuestión Tierra Antigua/Tierra Reciente.
La cuestión debatida tiene más matices de los que
generalmente se admiten. Por ello, es mi deseo primero intentar
presentar algunas distintas opciones comúnmente sostenidas entre
los cristianos:
Cuatro puntos de vista comunes y lo que significan
A.
Tierra Antigua / Evolución Teísta. Muchos cristianos
sostienen la perspectiva de una tierra antigua con evolución
teísta (un universo y Tierra muy antiguos que han pasado por
vastas eras de evolución geológica y biológica en
un proceso que Dios condujo de alguna manera. Hay distintas versiones y
perspectivas dentro de este modelo. No hay diferencia por lo que
respecta al modelo estándar de la Megaevolución
naturalista excepto por la aserción de que Dios estuvo
detrás de todo ello). En este punto de vista, los Días de
Creación de Génesis son interpretados por parte de
algunos como seis vastas e indefinidas eras de creación
(teoría día-era).
B. Tierra Antigua / Creación Progresiva. Otros
cristianos mantienen una tierra antigua junto con una Creación
Progresiva (un universo y Tierra sumamente antiguos que han pasado por
vastas eras de evolución geológica, con la
creación progresiva por parte de Dios de formas de vida, y su
extinción, a lo largo de las Eras Geológicas). Este punto
de vista es también acomodado por muchos con Génesis por
medio de la teoría día-era.
C. Tierra Antigua / Ruina-Reconstrucción (Teoría
del Intervalo). Hay muchos otros cristianos que mantienen la
perspectiva de la Teoría del Intervalo, propuesta por vez
primera por Chalmers en 1814, y que enseña un universo y tierra
sumamente antiguos que pasó por una previa creación por
Dios; esto es lo que se mencionaría en Génesis 1:1.
Después de un largo tiempo, la tierra pasó a ser
sin forma y vacía, como se menciona en Génesis 1:2
--algunos ponen aquí la caída y ruina de Satanás y
un Diluvio Luciferiano, que habría causado parte o la totalidad
de los estratos fosilíferos de la tierra, y, después de
ello, la recreación del mundo en seis días desde
Génesis 1:3 a 1:31. También se conoce como la
teoría ruina-reconstrucción, y lee los seis días
de (re)creación de una manera natural. Intenta apoyar su
posición con un pasaje de la Escritura que afirma que la tierra
fue hecha "no en vano", Isaías 45:18:
Porque así dijo Jehová, que creó los
cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la
hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada
la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. …
El argumento es que cuando Dios creó la tierra (en Gn. 1:1),
ello no fue "en vano" (Is. 45:18) (no en vano, esto es, no tohu,
el término usado en Gn. 1:2, "sin forma"), de modo que vino
a ser "tohu", sin forma, con posterioridad, debido a alguna causa,
quizá la caída de Lucifer; luego, Dios (re)creó la
tierra en seis días como morada del hombre.
D.
Perspectiva de Universo Reciente / Tierra Reciente. La
interpretación de Universo Reciente enseña que "En el
principio" tenemos el comienzo del Día Primero, y que
debería quedar cronológicamente ligado con la
creación del hombre y con la posterior historia de la humanidad,
de modo que "el principio" habría tenido lugar hace unos seis
mil años. Esta interpretación se apoya fuertemente en la
traducción de Éxodo 20:11 que dice:
Porque en seis días hizo Jehová los cielos y
la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó
en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el
día de reposo y lo santificó.
El
argumento aquí es que la creación de los cielos, de la
tierra, del mar, Y DE TODAS LAS COSAS QUE EN ELLOS HAY, tuvo lugar en
seis días, y que no hay nada que se escape de esta
declaración universal. De modo que, según este
razonamiento, todo fue hecho en los seis días de actividad
creadora, y la creación de los cielos y de la tierra "en el
principio" queda ligada cronológicamente a todo el resto.
Méritos y deméritos de las cuatro perspectivas
comunes
Pasemos
a analizar estas posibilidades. Las opciones A) y B)
transmutan los días en eras, o al menos descuentan cualquier
lectura normal y natural del texto, y por ello no hacen justicia a lo
que el texto está realmente diciendo. Luego, la posición A)
presupone el mecanismo evolucionista de la Selección Natural y
Extinción, y la supremacía de los Aptos sobre los No
aptos como la manera en que Dios opera. Esto choca con el marco
bíblico según el cual el pecado entra en el kosmos mediante
el hombre, y la muerte por el pecado. De modo que en el orden creado de
cosas, puesto por Dios bajo la autoridad del hombre, el pecado
entró por el hombre, y la muerte entró en consecuencia
del pecado. Como Tertuliano lo observó de manera tan correcta
hace muchos siglos, confrontando el pensamiento filosófico
griego:
Nosotros, que conocemos el origen del hombre, sabemos de
cierto que la muerte no procede de la naturaleza, sino del pecado.
Tertuliano (160-230 d.C.)
De anima, 52
Esta
dificultad es también aplicable a la opción B)
(Creacionismo Progresivo), donde la muerte interviene en el curso de
largas eras antes de la entrada del pecado, y en principio
también a la posición C) (la Teoría del
Intervalo), y por la misma razón. La Teoría del
Intervalo, por otra parte, está abierta a otras objeciones, como
sigue:
El problema de esta teoría es que introduce en un intervalo
entre los versículos 1-2 de Génesis algo que no dice.
Contempla la repentina creación de un universo y de una tierra
repletos instantáneamente de una vida que es posteriormente
destruida.
Y cuando se examina con detenimiento, no puede reclamar el apoyo de
Isaías 45:18. No es suficiente citar esta Escritura:
Porque así dijo Jehová, que creó los
cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que la
hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese habitada
la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro. …
¿Por
qué decir que se refiere al principio de la creación,
Génesis 1:1, y que culmina en un cataclismo no mencionado?
¿Por qué no aplicarla a Génesis 2:1-3, al final de
la obra de Dios? Entonces Él culminó Su creación.
Y ciertamente "no la creó en vano".
Así, las palabras tohu y bohu no demandan un
significado de asolamiento y vacío en el sentido de una
destrucción, aunque éste puede ser el sentido en un
contexto de juicio. Pero en un contexto de una creación por
pasos, su significado, desordenada y vacía, no
se debería comprender como vaciada de forma y asolada,
sino más bien en el sentido de no formada y no
llenada. Si uno tiene una botella a medias, ¿está
medio llena, o medio vacía? Algunos dicen que el optimista dice
que está medio llena, y que el pesimista dice que está
medio vacía. Bien, como realista, yo comprobaría primero
si está siendo llenada o vaciada. En el primer caso
estaría medio llena. En el segundo, medio vacía. Lo mismo
sucede con tohu y bohu. En un contexto de
creación, no se deberían comprender de la misma
manera que en contexto de destrucción.
Un buen tratamiento a fondo de esta cuestión lo da el libro Unformed
and Unfilled [No formada y no llenada], de Weston W. Fields
(Presbyterian and Reformed, 1976, 245 pp.).
Respecto a la posición D), un Universo y Tierra
Recientes, sus proponentes mantienen correctamente que la Muerte
entró en el mundo después de la entrada del
pecado por la desobediencia del hombre (Romanos 5:12), de modo que no
pudo haber largas eras de lucha y muerte en un contexto de
evolución, lo que habría sucedido incluso si Dios hubiera
guiado el proceso; pero luego su declaración distintiva es que
el registro del Génesis exige un origen reciente de los
cielos y la tierra "en el principio", por cuanto los seis
días están atados con la Creación de Adán y
con la historia humana a partir de este instante (véase
Génesis 5, etc.). Los argumentos más poderosos en este
punto de vista son: El Día Primero comienza con Génesis
1:1, y Éxodo 20:11 afirma que Dios hizo los cielos, la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos en seis días.
Aparentemente, estos son unos argumentos poderosos. Ahora bien,
¿cuál es la realidad?
Génesis 1 - Estructura y contenido
Lo
primero que se debe observar es que en realidad la Escritura deja sin
precisar la fecha de la creación de los cielos y la tierra
primordiales. Manteniendo el paralelismo con los otros días, el
Día Primero comienza con "Y dijo Dios" en Génesis 1:3, no
con "En el principio" en Génesis 1:1.
Citando a G. V. Wigram acerca de este pasaje:
El párrafo 1 contiene una narración, en la que
el origen de este globo (cielos y tierra) es atribuido a Dios; se
describe su condición sin forma y vacía, y que
las tinieblas están sobre el abismo; pero el Espíritu de
Dios también estaba moviéndose sobre la superficie de las
aguas.
Así, lo que primero vino a ser, Dios xcreó;
y la tiniebla xestaba, etc.; estos dos verbos
están en el tiempo pasado perfecto. La mente es llevada de
vuelta al "principio" y a aquello que fue originado entonces, y al
estado en que se hallaba. "Dios creó," y "lo que
creó estaba," etc. Aquí el propósito
parece ser observar que el originador era Dios como Creador.
En el párrafo 2 (que comienza con el versículo 3), al
contrario, tenemos una serie de acciones conectadas en una, cada una de
ellas actuando como un paso hacia el todo. Seis días, y sus
marcas características puestas sobre ellos por Dios; y luego un
séptimo, un día de reposo.
Entre estos dos párrafos, cuando se comparan, existe un
contraste. No pueden ser considerados como en una y la misma serie.
Pero puede haber habido un intervalo entre ellos, indefinido en cuanto
a extensión y a lo que hubiera en el mismo. Nada podría
marcar más, para mí, el tiempo pretérito perfecto
que se expresa, como hemos visto, por x"creó"
y x"estaba" y su aislamiento como en el
párrafo 1. Son los primeros usos de la forma pretérita, y
por ello están tanto más calculados para hacer
impresión en la mente; y el tiempo pretérito perfecto
está marcado en ellos por el contexto, y no sólo por el
nombre que los gramáticos les puedan asignar; de modo que
usaré p a partir de ahora, en lugar de x.
Párrafo 2. Versículos 3-5: "Y zdijo Dios: zSea
la luz; y zfue la luz. Y zvio Dios que la luz
era buena; y zseparó Dios la luz de las tinieblas. Y
zllamó Dios a la luz Día, y a las
tinieblas pllamó Noche. Y fue la tarde y la
mañana un día". (Heb., "Y la tarde zfue y la
mañana zfue, un primer día".)
Aquí tenemos seis casos de z (llamado futuro
por los antiguos gramáticos, y presente por los
modernos), luego una p, y después en hebreo dos
más usos de z, todos ellos traducidos de manera
semejante, por un pretérito (pero que aquí, sin embargo,
sería a veces más como un imperfecto que un
pretérito propiamente perfecto).
Se podría traducir de manera diferente, así: "Y zdice
Dios, Luz zes, y zes luz. Y Dios zve
la luz, que es buena; y Dios zsepara la luz de las
tinieblas. Y Dios zllama a la luz Día, y a las
tinieblas pllamó Noche. Y tarde zes y
mañana zes, un primer día".
Veo, por lo que me parece, lo que hizo errar a veces a rabinos hebreos,
y lo que también despistó a traductores gentiles,
llevándolos a violentar la traducción de los tiempos, y
también de los modos, aquí y en otros lugares. Los
rabinos, por una parte, hicieron sus observaciones acerca del texto, y
los traductores pronto se volvieron a gramáticas de factura
humana, y mantuvieron poco sus mentes en un examen viviente del texto
sagrado. Por otra parte, aunque admito que los giros de las lenguas a
las que los traductores (griegos, latinos o ingleses) trataron de
traducir aquello que estaba en hebreo no admitían fácilmente
las formas mismas del hebreo, esto es todo lo que por ahora puedo
admitir. Y esto, naturalmente, suscita un interrogante acerca de la
competencia de los traductores para su tarea, y es una
demostración de la necesidad y del valor de cada uno de los
artículos provisionales como éste. Pero si la
mente de los respectivos traductores gobierna en la LXX. en la Vulgata,
y en las versiones inglesas, antes de osar hundir totalmente el modismo
hebreo, etc., y salir al mar sin brújula respecto a los modos y
a los tiempos, yo diría, contemplemos con sumo cuidado el
hebreo, y veamos cuáles son las realidades.
Observo entonces, en primer lugar, que en castellano se da el
párrafo 2 como un registro histórico: "Y dijo Dios: Sea
la luz; y fue la luz", etc. Ahora bien, esto da toda la apariencia de
que no hay interrupción después del versículo 2, y
que el relato dado en los versículos 1 y 2 (párrafo 1),
que ha sido dado de manera correcta, continúa todo a
través del párrafo 2.
Bien al contrario, el texto hebreo, más parecido de lejos a los
evangelios, parece dar una viveza a lo que comienza en el
versículo 3, porque nos introduce en la escena misma donde Dios
es presentada como una Persona viviente en una acción presente,
y las acciones y palabras de esta Persona viviente caracterizan todo el
párrafo en adelante.
Sé, por su omisión de la Peh al comienzo del
versículo 3, que los rabinos no vieron que comenzaba un nuevo
párrafo con el versículo 3, pero cualquiera que pondere
la cuestión verá que tenemos el comienzo de un
párrafo totalmente nuevo. Tiene un vacío antes que tenga
lugar, suficientemente grande para todos los geólogos, pero no
tiene trasfondo; el vacío es de un espacio y ocupación
totalmente indefinidos; al otro lado de lo que es el origen del globo y
de su estado en caos, sin embargo bajo el Espíritu de Dios. Si
las diversas exhibiciones de creación a las que se refieren los
geólogos ocuparon este intervalo, todo ello había cesado
y pasado, cuando vemos al Dios viviente como presente personalmente, y
Él dice, habla, ve, separa, llama, crea, hace, etc., y la misma
diversidad de Sus caminos y acciones es prueba de esto mismo. (Wigram,
G. V.: "Examination of the Hebrew Bible as to the Structure and Idiom
of the Language" - fecha: 26-10-1877 - Fuente: Memorials of the
Ministry of G. V. Wigram - Vol. II - Quinta edición, pp.
159-163.)
Wigram
ni sueña en traducir el comienzo del versículo 2 como "Y
la tierra vino a ser desordenada y vacía". Sí que
ve una discontinuidad en el texto entre la primera sección, vv.
1 y 2, y el resto del capítulo 1, a partir del versículo
3, donde con razón ve el comienzo del Día Primero, en
estrecho paralelismo con los otros días, que comienzan
también con "Y dijo Dios". Pero no existe ninguna discontinuidad
entre los versículos 1 y 2 del capítulo Uno, por cuanto
"y la tierra estaba desordenada y vacía" es sencillamente una
declaración del estado en que la tierra había sido creada
en su condición prístina; hay un elemento de tiempo
involucrado, pero lo encontramos en la acción del
Espíritu de Dios que se movía (o "incubaba") sobre la faz
del abismo.
Naturalmente, Wigram hace una mención de pasada acerca de las
posibles eras geológicas como quizá habiendo tenido lugar
en el lapso desconocido de tiempo después de la creación
original de los Cielos y de la Tierra, pero sólo como una
posibilidad. En lo que realmente está interesado es en llamar la
atención a la estructura del Capítulo Uno, con el hecho
de una creación original de los cielos y de la tierra en un
pasado indefinido, con el Espíritu de Dios cuidándose de
una manera especial de la tierra durante un tiempo, hasta que el
Día Primero comienza con estas palabras: "Y dijo Dios: Sea la
luz".
Éxodo 20:11
Respecto
a Éxodo 20:11, se debe señalar que ha sido
históricamente mal traducido como si dijese: "Porque en
seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y
todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo
día".
Aquí hay diversas consideraciones que se deben hacer. En primer
lugar, la preposición "en" no aparece en el texto hebreo. Ha
sido añadida en la traducción. En segundo lugar, el verbo
asah tiene el significado distintivo de "trabajar",
"labrar", "conformar". Una traducción más ajustada es:
"Porque seis días Jehová trabajó los cielos y la
tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay, y reposó en
el séptimo día" [Cp. la traducción literal de
Young]. Los cielos [estelares] y la tierra fueron creados en el
comienzo indefinido (Gn. 1, v. 1), y luego el Espíritu de Dios
tomó un especial cuidado de esta tierra (v. 2). Luego
comenzó el Día Primero en el v. 3, cuando Dios manda que
la luz resplandezca sobre la faz de esta Tierra. De modo que, durante
seis días, el Señor trabajó los cielos
[atmosféricos] (y quizá hizo algún trabajo de
conformación o de ajuste de los cielos estelares), la tierra y
el mar, y todo lo que en ellos hay (Éx. 20:11).
El quinto punto de vista
El
quinto punto de vista, y el que aquí se propone, es el de una
creación primordial de los cielos [estelares] y la tierra
[prístina] en un pasado de fecha no definida, seguida por la
creación de una biosfera reciente como morada del hombre. Se
mantiene que la Escritura no nos da información acerca de lo
remoto o reciente de la creación de los cielos estelares ni de
la tierra como un planeta básico, pero que la formación
de la biosfera y la creación de sus contenidos es reciente,
ligada cronológicamente con el resto de la Historia
Bíblica. La formación de los estratos sedimentarios no
fosilíferos subyacentes (proterozoico, etc.) es asignada a las
actividades de la separación de la tierra seca y de las aguas
del Día Tres (con una posible actividad anterior, durante el
tiempo no especificado en el versículo 2, mientras el
Espíritu de Dios incubaba sobre la faz del Océano
Universal), mientras que los estratos fosilíferos son asignados
a la acción del diluvio de los tiempos de Noé y a
actividades cataclísmicas posteriores (como una División
Continental en los días de Peleg, Génesis 10:25, y otros
posibles grandes cataclismos en tiempos del Éxodo y en
época de Isaías y Amós). Esto ofrece una
perspectiva SIN ruina/reconstrucción de la Creación de
los Cielos y de la Tierra, esto es, la creación de los
prístinos cielos [estelares] y de la tierra también
prístina en un pasado sin fecha definida, y la reciente
creación de los seis días de la biosfera y el llenado de
la biosfera hasta aquí vacía y desierta con vida para
todos sus ámbitos (vegetación, día 3; vida en las
aguas y en el aire, día 5; animales terrestres y el hombre,
día 6). La Muerte es introducida en el orden creado de cosas
como consecuencia del pecado del hombre (Génesis 3; Romanos
5:12).
Examen de las objeciones:
¿Creación de las estrellas, el sol y la luna el
día 4?
Examen del texto hebreo
Una
dificultad que ha sido presentada como objeción es los hechos
del Día Cuarto. El texto de Génesis 1, vv. 14-19, dice,
en la traducción de Reina-Valera:
14 Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de
los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de
señales para las estaciones, para días y años,
15 y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para
alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que
señorease en el día, y la lumbrera menor para que
señorease en la noche; hizo también las estrellas.
17 Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar
sobre la tierra,
18 y para señorear en el día y en la noche, y para
separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno.
19 Y fue la tarde y la mañana el día cuarto.
Citando
al hebraísta W. Kelly acerca de este pasaje, dice lo siguiente:
Entonces se nos dice que "hizo Dios", no creó, "las
dos grandes lumbreras". El lenguaje nunca se varía sin un
propósito. Rosenmüller el joven era un admirable
hebraísta, y desde luego bien libre en su manejo de las
Escrituras; pero no vacila en su discusión de esta
cuestión en lo formal, sino que insiste en que el sentido
genuino de la estructura no es "fiant luminaria" (esto es: "sean
lumbreras hechas"), sino "inserviant in expanso cœlorum", esto es,
sirvan en la expansión de los cielos). Él compara el
singular con el plural del verbo hebreo para ser, e infiere que el
lenguaje sólo puede expresar la designación de las
lumbreras para algunos usos determinados para el mundo, y no su
producción. (Kelly, William: In The Beginning - And the
Adamic Earth, 1981, reimpresión 1970, Bible Truth
Publishers, pp. 62-63.)
Gray
lo expresa de esta manera:
Quizá el sentido sería más claro si
pensásemos en "hizo" en el sentido de hacer la cama. Los
componentes de la cama existen, pero puede que no estén
adecuadamente arreglados u ordenados apropiadamente para su uso.
Hablamos acerca de "hacer el pelo", en la peluquería, o de
"hacer la comida". Estos ejemplos de "formar" y "hacer" clarifican el
término hebreo tal como se emplea aquí y en Éxodo
20. Dios "hizo" las estrellas para nosotros, Él "hizo" las
estrellas, el sol y la luna para su exhibición el día
cuatro (como nosotros nos "hacemos" el cabello), dispuestos para una
hermosa exhibición. Por ello, asah se puede traducir
"hizo" siempre y cuando el concepto de creación ex nihilo
quede reservado para el versículo 1. Evidentemente, Dios
proveyó el registro de la creación para capacitarnos para
visualizar cosas que sucedieron cuando no había ningún
hombre para observarlas.
Asah se traduce como "producir" en referencia al
crecimiento de las plantas o al florecimiento de los árboles
[cp. Gn. 41:47]. La noche del día cuarto fue testigo del
"florecimiento" de las estrellas y de la Vía Láctea al
traspasar aquellas glorias la nube que no se había aclarado
durante el día primero. ¡Él quiere que visualicemos
un glorioso y magnífico espectáculo! "Producir" traduce
de manera muy apropiada el concepto, lo que nos capacita para apreciar
la gloria de aquel desvelamiento de los cielos. De manera similar,
cuando llegó la luz del día, Dios "produjo" un sol
claramente visible. Esto describe lo que habría visto un
observador desde una perspectiva terrenal, si hubiera habido un testigo
humano. Un excesivo uso del término castellano hizo ha
distorsionado el sentido hebreo de asah y la conducido a un
error interpretativo. (Gray, Gorman, The Age of the Universe: What
are the Biblical Limits? Morning Star Publications, Washougal, WA,
USA 1999, pp. 47-48.)
De
una comunicación personal de un amigo y hebraísta
erudito, el doctor Bernard Northrup, cito lo que sigue:
Pero tú me has preguntado acerca de los primeros
versículos de Génesis Uno. Estoy totalmente de acuerdo
contigo. Incluso yo me he atrevido a referirme a un interludio
creacional, no refiriéndome a la teoría del intervalo,
sino más bien reconociendo que después de la
creación del universo y de la tierra, el Creador cubrió
luego la tierra totalmente de agua (Salmo 104:5-6) mediante las fuentes
del abismo (Job 38). De pasada, bíblicamente sólo es
posible identificar Génesis 1:1 como el lugar en el primer
capítulo de Génesis donde el universo viene a la
existencia. Los que intentan interpretar la "expansión" en
Génesis 1:14-19 ignoran la definición contextual de la
palabra hebrea raquia. Se trata del espacio fijado por el
Creador "arriba sobre la parte superior de" el mar universal de aquel
tiempo, y "abajo por debajo" de la capa de agua que Él
había elevado sobre la atmósfera. He hecho lo mejor
posible por traducir los seis pronombres (tres en cada caso) que se
encuentran en las dos citas anteriores. Estas enfatizan de manera
dramática el emplazamiento de la "expansión", esto es,
"la expansión atmosférica" en la que vuelan las aves (v.
20).
Pero digo que Génesis 1:1 es el único lugar en
Génesis donde se trata de la creación del universo. Si
así no fuera, el intérprete contradice a las Escrituras
en otros lugares. En el Salmo 104:1-6 el Salmista medita acerca de
Génesis Uno y exulta en la grandeza del Creador. Primero se
refiere al extendimiento de los cielos en el v. 2. Luego se refiere a
la creación de los ángeles en el v. 4. Finalmente habla
de la fundación de la tierra en el versículo 5 (y del
primer diluvio universal pero preparatorio en el versículo 6).
Job 38 confirma el hecho de que los ángeles estaban presentes
cuando el Señor puso los fundamentos de la tierra, y que se
regocijaron al ver lo que el Creador había hecho.
Por ello, la evidencia en Job y Salmo 104 demanda de manera absoluta al
intérprete de Génesis 1:1 que reconozca que sólo
este versículo hace referencia a la creación de los
cielos y de la tierra. Después de todo, observarás que la
tierra existe en Génesis 1:2 después que haya sido
cubierta con el profundo océano. Yo traduzco el versículo
así: "Pero la tierra estaba en estado de estar devastada y
desolada, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el
Espíritu de Dios estaba cerniéndose sobre la faz de las
aguas". Traduzco la primera cláusula de esta manera porque el
autor ha identificado el segundo de los dos objetos
enfáticamente directos (con el indicador del objeto directo en
ambos casos) y ha creado un intenso contraste desde el primer
versículo identificando sólo uno de los dos objetos
directos y mediante el uso de la conjunción y del verbo de
estado "estaba en un estado de ser". Por cuanto no hay ningún
otro versículo en Génesis Uno que describa la
creación de la tierra, el creacionista se ve obligado a
reconocer que la tierra, el segundo de los dos objetos directos en el
versículo uno, fue evidentemente creada en el versículo
uno. Esto y el Salmo 104 llevan a que sea un contrasentido el intento
de hacer de los versículos 14-19 se refieran a la
creación de los cuerpos celestes.
Además, es la luz del sol lo que ha hecho que el Observador
Divino en la superficie reconozca la distinción entre tarde y
mañana al girar la tierra sobre su eje ante (e indudablemente
con un movimiento de traslación alrededor de) la distante fuente
de luz, el sol. Además, si la energía radiante del sol no
hubiese penetrado a través de la capa superior de aguas, la
tierra habría estado envuelta de una masa sólida de
hielo. La germinación no habría sido posible en la
última parte del tercer día tal como se describe en
Génesis 1:9-13.
[Para
esta sección, véase Gorman Gray: The Age of the
Universe: What are the Biblical Limits? (Washougal, WA 98671-1209:
Morningstar Publications, 1999); Bernard Northrup: In the Beginning
- Old Testament 211 (Notas inéditas de clase, Central
Baptist Theological Seminary - Minneapolis, Minnesota 55411, 1978); G.
V. Wigram: "Examination of the Hebrew Bible as to the Structure and
Idiom of the Language;" G. V. Wigram: Translation of Genesis i-ii.
3; ii. 4-25; iii; iv, in Ministry of G. V. Wigram, vol.
II/III; publicación original: 26.10.1877; Quinta edición
(Addison, ILL.,: Bible Truth Publishers, n/d.]
Geología e Historia Bíblica
La
base fundamental para una exégesis apropiada es una lectura natural
de la Escritura, que da un marco divinamente revelado de la Historia,
de una creación sin fecha definida de los Cielos y Tierra
primigenios, una Creación Reciente de la Biosfera, y una
Caída y Diluvio asimismo recientes. Y en este marco, todos los
datos que nos rodean puede recibir su interpretación. Podemos
tener toda la confianza de que todas las observaciones, en
último análisis, se amoldarán a la Verdad
Revelada, incluso frente a aparentes contradicciones y
dificultades, de la misma manera en que las aparentes contradicciones y
dificultades de las Escrituras señaladas por los
incrédulos desde los tiempos de Porfirio, y otras que observaron
los creyentes mismos, se desvanecen con un estudio más
cuidadoso. No se debería tener confianza alguna en que la mente
caída del hombre pueda, de una manera autónoma, estudiar
lo que le rodea y llegar a conclusiones históricas sanas acerca
del pasado y de los orígenes, sino que se debería admitir
la necesidad de guía, conformando la Palabra de Dios una mente
renovada, e impartiéndole el conocimiento que procede de Dios.
Se debería recordar que la respuesta dada por Charles Darwin a
las profundas dificultades planteadas a su teoría de la
Evolución por estructuras irreduciblemente complejas como el ojo
y otras, que incluso para él significaban una evidencia
prácticamente irrefutable de Designio, fue el siguiente
argumento: "¿Pero cómo podremos confiar en las
conclusiones de un cerebro que ha evolucionado del de monos?" Él
podía confiar que su cerebro desarrollaría un intento de
explicación materialista que excluyera a Dios, ¡pero no
estaba dispuesto a confiar en su cerebro cuando toda su capacidad de
razonamiento le llevaba muy a su pesar a la realidad del Designio y del
Diseñador detrás de tal designio! Realmente, hay
una mente corrompida en el hombre caído.
El hombre tiene un mandato de parte de Dios de llegar a conocer el
sistema del mundo que Dios ha creado, sus mecanismos de causa y efecto,
y que ejerza su dominio sobre el mismo. Esto es, el sistema del mundo
tal como lo puede investigar mediante sus observaciones presentes, para
un uso funcional (y responsable) del mismo. Pero al hombre no le ha
sido dada la tarea de investigar el por qué y el cómo del
origen de dicho sistema del mundo. Dios se lo ha revelado, y el hombre
debe mantenerse en la revelación recibida de Dios.
A
este respecto, el marco conceptual de la historia de la tierra de los
Evolucionistas Teístas y de los Creacionistas Progresivos, su
paradigma, es fundamentalmente el marco geológico y
cosmológico desarrollado desde la perspectiva del Uniformismo
Sustantivo, que sigue el lema básico de que el presente es
la clave del pasado y el seguimiento de la razón humana
autónoma para estudiar hechos y llegar a conclusiones rigurosas,
incluso acerca del pasado, sin referencia a ninguna Revelación.
Básicamente, esta es la postura de la moderna Academia,
siguiendo el racionalismo griego clásico. Fundamentalmente,
entonces, los proponentes de la Tierra Antigua [entendiéndose
por "proponentes de la Tierra Antigua" aquellos que aceptan largas eras
para el desarrollo del registro estratigráfico de la tierra]
aceptan en todo lo fundamental el actual cuerpo de
Hechos-Interpretaciones-Inferencias-Conjeturas llamado "Ciencia
Moderna" como constituyendo un gran e innegable HECHO. Luego acuden al
registro de las Escrituras del Libro de los Principios, y lo leen con
estas reservas y con esta perspectiva mental.
Nota: Hay dos conceptos diferentes designados como
Uniformismo:
Uniformismo Conceptual: Las mismas causas producen
idénticos efectos. Esto lo asumimos y aceptamos como intuitivo y
evidente por sí mismo.
Uniformismo Sustantivo: La postura que afirma que el
Presente es la Clave del Pasado. Esto no puede ser aceptado. A duras
penas podríamos decir que el Presente es la Clave del Presente.
Sería mucho más apropiado decir que el Pasado es la Clave
del Presente.
Se
debe decir que en las últimas tres décadas muchos
profesionales en el campo de la Geología están
modificando el dicho de el Presente es la Clave del Pasado, empujados
por la evidencia interna de catastrofismo en las capas
geológicas, aunque manteniéndose en una
interpretación de largas eras. Un ejemplo es Derek V. Ager, que
fue catedrático de Geología en el University College de
Swansea. Escribió él un libro, The Nature of the
Stratigraphical Record, publicado por Macmillan en 1973. Otro
ejemplo es S. J. Gould, que ha admitido rotundamente que los
catastrofistas tuvieron siempre la razón (no en el sentido de
que apruebe la Geología Diluvial, naturalmente que no la
aprueba). Volviendo a Ager, después de examinar las
omnipresentes evidencias de catastrofismo en el registro
estratigráfico de la tierra, concluye su libro con estas
palabras: "En otras palabras, la historia de cualquier región de
la tierra, como la vida de un soldado, se compone de largos
períodos de aburrimiento y breves períodos de terror".
Allí donde Lyell había interpretado las capas
geológicas como evidencia de largas eras, Derek Ager atribuye
las capas mismas a breves períodos de terror, y las vastas eras
de la geología las sitúa entre las capas, en las
"discontinuidades estratigráficas", que él interpreta
como muy dilatados períodos de tiempo. Esto muestra lo
que significa la interpretación, en este caso para
mantener el paradigma de largas eras. Si las largas eras no se
encuentran en la formación de las capas mismas, se colocan entre
las capas, pero se mantiene el paradigma.
Ahora bien, un paradigma puede acomodar hechos,
reinterpretarlos o arrinconarlos como fenómenos extraños
que es de esperar que algún día encuentren su
explicación dentro del paradigma. Pero sólo hasta
cierto punto. Se llega al punto en que un paradigma debe
disolverse, si los hechos, no las interpretaciones, son
realmente contradictorios y no pueden acomodarse.
La diferencia entre un paradigma que adopta su marco histórico
procedente de la revelación de Dios leída de una manera
natural (comprendiendo por "manera natural" lo que es llana y
normalmente comprendido por el uso normal del lenguaje) y un paradigma
que adopta su marco histórico procedente del principio del
Uniformismo Sustantivo es que el primero está basado en la
Palabra de Dios, y el segundo se fundamenta en las capacidades del
hombre. Se basa en la autosuficiencia del hombre. Éste es el
principio de la "Ciencia Moderna", que es un cuerpo de interpretaciones
e inferencias y conjeturas, basado en este principio y
operado por la razón humano sin consideración a ninguna
Revelación.
De modo que consideremos diferentes áreas, y observemos
cómo los Paradigmas pueden aceptar los hechos y asimilarlos, o
cómo son contradichos por los hechos, como se desvirtúan
los hechos, o se reservan por razones adecuadas o inadecuadas para
futuras explicaciones.
CONSIDERACIONES A TENER PRESENTES RESPECTO A LA EDAD DEL
UNIVERSO
Todo
lo anterior significa que la edad del universo es, hablando desde una
perspectiva bíblica, una cuestión abierta. Podría
tratarse de un universo antiguo, o pudiera ser relativamente reciente.
Lo mismo sucede con la edad de la Tierra como cuerpo físico.
Su creación pertenece a "el principio". Lo que es de cierto una
obra reciente, según la Escritura, es la biosfera y la vida,
todo ello obra de los Seis Días. Respecto a la edad del universo
y de la tierra misma, se tienen que ponderar diversos criterios,
procedentes de los datos que recibimos del universo. Hay muchas y
desconcertantes observaciones, y no se trata de una cuestión
sencilla. Todos los fenómenos que siguen están
documentados en los libros de la Colección
Creación y Ciencia o en artículos aparecidos en la
revista Génesis, que se encuentran en
este mismo centro de la Red:
A.
Una diversidad de factores cosmológicos y geofísicos
parecen indicar un universo no tan antiguo: Decrementos medidos de la
velocidad de la luz.- Una aparente disminución del tamaño
del sol.- El influjo de los neutrinos.- La debilitación del
campo magnético de la tierra.
B. Los radiohalos de polonio "sin progenitores" implicarían la
creación repentina del basamento rocoso de la Tierra
prístina, pero ello no da necesariamente una indicación
de su edad.
C. Las rocas sedimentarias que pertenecen a las actividades del Tercer
Día, del Diluvio y posteriores al diluvio son de origen
reciente. Las rocas fosilíferas son necesariamente posteriores a
la Semana Creacional, y deben pertenecer al cataclísmico Diluvio
universal de los tiempos de Noé y a actividades
cataclísmicas posteriores a gran escala (pero en estos casos no
universales: p.e., una División Continental en los tiempos de
Peleg, con enormes consecuencias). (Para un útil bosquejo,
véase Bernard Northrup, Genesis of Geology.)
D. Halos en madera carbonificada - evidencia de una edad limitada y
reciente de las rocas diluviales y postdiluviales.
E. Es necesario efectuar comprobaciones acerca de las edades
radiométricas de rocas volcánicas intrusivas en o
depositadas sobre depósitos sedimentarios diluviales o
postdiluviales. ¿Se mide su edad desde el momento de la
solidificación del magma? La edad de deposición de estas
rocas ha de ser reciente en el escenario diluvial. Básicamente,
son de aplicación los mismos argumentos que en el modelo de
Catastrofismo Reciente. Las edades radiométricas de las rocas
hacen frente a unas verdaderas objeciones y pueden y deberían
ser tratadas de una manera crítica, como lo han hecho Slusher y
otros [U-Th.Pb, Rb-Sr, K-Ar, etc.] Véase Las Dataciones
Radiométricas—Crítica ( Colección
Creación y Ciencia nº 3 - CLIE, Terrassa, España
1980, 152 pp.).
F. La acumulación de helio en la atmósfera manifiesta
unos niveles congruentes con una creación reciente de la
atmósfera como tal durante la reciente Semana Creacional.
G. La edad remota dada al universo se basa en la hipótesis del
Big Bang y de la evolución estelar. Si las estrellas y las
galaxias fueron creadas como entidades funcionales, ¿qué
edad tendría el universo?
H. La inmensidad del espacio y las distancias interestelares:
¿qué es lo que realmente ha quedado firmemente
establecido?
I. El comportamiento de la luz. Descontando ilusiones,
¿cuánto tiempo ha necesitado la luz desde los más
lejanos confines del universo para llegar a nosotros?
¿Qué es lo que se sabe de cierto?
Consideración
nº 1. Tenemos el HECHO de las formaciones sedimentarias
fosilíferas.
Consideración nº 2. Los estudios de campo muestran que la
formación de estas capas no sólo soportan una
interpretación cataclísmica, sino que la exigen, incluyendo
formaciones tradicionalmente consideradas por los proponentes
de la Tierra Antigua y presentadas por ellos como exigiendo largas eras
para su formación, como:
(a) los depósitos de las supuestas evaporitas
[Véase V. I. Sozansky, "Origin of Salt Deposits in Deep-Water
Basins of Atlantic Ocean", Bulletin American Ass. of Petroleum
Geologists, vol. 57 (marzo 1973). Citado en Geología—¿Actualismo
o Diluvialismo?, Colección
Creación y Ciencia nº 2 - CLIE, Terrassa,
España, 1980, pp. 50-51.]
(b) los supuestos arrecifes fósiles [Véase "¿Es la
limolita Capitán un arrecife fósil?", Anegado en Agua
I, Colección Creación y
Ciencia nº 13 - CLIE, Terrassa, España, 1988, pp.
181-251. Tiene también un examen de las "evaporitas" o
anhidritas.]
(c) la formación de carbón y petróleo, que se ha supuesto
que precisaba de largas eras, y que mediante experimentos se ha
evidenciado que se forman en condiciones apropiadas en cuestión
de días. Además, parece que la formación de
carbón y petróleo puede no deberse sólo a un
origen orgánico, sino más bien a una combinación
de carbonificación orgánica (carbón) y de
descomposición (petróleo), ello combinado con una
degasificación desde el interior del planeta, en una especie de
acontecimiento catalítico. Véase "The Carbon Problem", de
Glenn R. Morton, en Creation Research Society Quarterly, Vol.
20(4):212-219, marzo 1984. Véase también Geología—¿Actualismo
o Diluvialismo?, Colección
Creación y Ciencia nº 2 - CLIE, Terrassa,
España, 1980, pp. 52-56.
Consideración
nº 3. Tenemos el HECHO de una cantidad muy pequeña de helio
en la atmósfera. Ahora bien, en las cadenas de
desintegración de elementos radiactivos se producen
partículas alfa, que se corresponden con átomos de helio.
La naturaleza del helio hace que su escape de la atmósfera no
sea factible debido a la gravedad de la tierra. De modo que la
interpretación más normal es que esto indica una biosfera
reciente, en tanto que los proponentes de la Tierra Antigua desechan
este fenómeno suponiendo que debe poderse explicar de alguna
manera suponiendo algún mecanismo desconocido de escape.
Véase "Up, Up and Away! The Helium Escape Problem", de Larry
Vardiman, Acts and Facts, mayo de 1985, Institute for Creation
Research, San Diego, CA. Véase también Geophysical
& Astronomical Clocks, de Theodore W. Rybka, Huntington Beach,
CA. s/f.
Consideración nº 4. Los ratios de Uranio/Plomo,
Potasio/Argón y otros métodos son interpretados por los
proponentes de una Tierra Antigua como edades. Los catastrofistas
recientes contienden, entre otras consideraciones de peso, que en todos
los casos conocidos de rocas de edades históricas conocidas de,
por ejemplo, 200 años de antigüedad desde su
formación (Sicilia, Hawai y otros lugares), han dado SIEMPRE
edades muy dilatadas, en el rango de centenares de millones hasta miles
de millones de años. Si esto sucede con todas las rocas de edad
conocida reciente que han sido medidas, ¿qué sucede con
las rocas que han sido medidas y dan TAMBIÉN largas eras, pero
de las que no tenemos un testimonio histórico que permita
contrastarlas? ¿Cómo sabemos que no son también
RECIENTES, pero dando también relaciones isotópicas
interpretadas como LARGAS ERAS? EL hecho es que estos ratios
isotópicos admiten (por hablar con comedimiento) otra
interpretación, que explica estas y otras anomalías: el
MODELO DE MIXTURA. Esta cuestión y otras están tratadas
en el artículo de Russell Arndts, William Overn y Mike Cramer,
"Pseudoconcordancia en la datación radiactiva mediante U-Pb y
otros sistemas", en Cronometría—Consideraciones
Críticas, Colección
Creación y Ciencia nº 15, pp. 289-329 (CLIE, Terrassa,
España, 1987). También, "A Demonstration of the Mixing
Model to Account for Rb-Sr Isochrons", por Larry S. Helmick y Donald P.
Baumann, en Creation Research Society Quarterly, Vol.
26(1):20-23, junio 1989.
Consideración nº 5. La inmensidad del universo y el tiempo
que la luz tarda en llegar a nosotros. Los proponentes de la Tierra
Antigua mantienen que es un hecho que la luz ha necesitado miles de
millones de años en llegar a nosotros desde las galaxias
más distantes, apelando a la constancia de la velocidad de la
luz (c = 300.000 km/s), y que por ello el universo ES antiguo. Los
proponentes de la posición clásica del universo reciente
mantienen que la constancia de la velocidad de la luz es una
SUPOSICIÓN, aparte del hecho de que hay posibles explicaciones
incluso en tal caso. Sin embargo, PARECE haber habido un decremento en
la velocidad de la luz, y el razonamiento de que los sistemas
más antiguos de medición de la velocidad de la luz
tenían un gran error no es demasiado válido, por cuanto
el margen de error de aquellos métodos es conocido, y menor que
la magnitud de la diferencia. Véase el cuidadoso informe acerca
de esta cuestión, The Atomic Constants, Light and Time,
Informe de Investigación invitado, por Trevor Norman y Barry
Setterfield, preparado por Lambert T. Dolphin, Investigador
Físico Jefe, Stanford Research Institute International. Hay
debate acerca de esto, como acerca de tantas cosas. En este campo
estamos tratando acerca de conjeturas y presuposiciones, pero que dan
unos nuevos y provocativos atisbos. Una cosa debe mantenerse en mente,
que el argumento para el decremento de C (el decremento de la velocidad
de la luz) no es en absoluto débil, y que el debate acerca de
ello mismo ha evidenciado más calor que luz. Hay además
otras posibles explicaciones, como la propuesta por D. Russell
Humphreys en su libro de 1994, Starlight and Time: Solving the
Puzzle of Distant Starlight in a Young Universe.
Cosa interesante, las imágenes transmitidas por el telescopio
Hubble de las galaxias más distantes recientemente descubiertas
muestran estrellas y galaxias maduras, en tanto que si la
evolución estelar fuese cierta y la edad del universo fuese muy
antigua, deberíamos estar recibiendo imágenes del pasado
distante y por tanto deberíamos estar viendo estrellas y
galaxias muy jóvenes. Desde luego HAY fenómenos sumamente
perturbadores para una perspectiva de un Universo Antiguo, y que
señalan a un universo reciente.
Consideración nº 6. La enseñanza escrituraria de que
la Muerte entró en el Kosmos por el pecado del hombre
[Romanos 5:12 - "Por tanto, como el pecado entró en el mundo por
un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó
a todos los hombres, por cuanto todos pecaron"] implica que la Biosfera
y todo su contenido han de tener una edad que se corresponda con la
lectura natural de Génesis Uno. Esto es diluido por Hugh Ross,
de Reasons to Believe, con la pretensión de que la
mortalidad física era consustancial con la Creación, y
que la muerte que se menciona en Génesis 2:16-17 [Y mandó
Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto
podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del
mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás"] se refiere sólo a la muerte
espiritual. Naturalmente, esto suena a bastante plausible, excepto
cuando uno lee la Escritura sin ninguna preconcepción. En primer
lugar y de manera especial, en la afirmación de Ross no tenemos
una exegesis, sino una eisegesis, esto es, la manera en
que Hugh Ross enseña este pasaje no es lo que el pasaje dice,
sino lo que él le fuerza a decir. Este pasaje habla de MUERTE. Y
de MUERTE para un ser espiritual y físico significa la muerte
para la totalidad de su ser. Significa muerte espiritual y muerte
física, y así es como siempre ha sido comprendido. Y
más aún, este es también el sentido que le da el
Espíritu Santo en 1 Corintios 15 mediante el Apóstol
Pablo, con estas palabras:
20 Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias
de los que durmieron es hecho.
21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre,
también por un hombre la resurrección de los muertos.
22 Porque así como en Adán todos mueren, también
en Cristo todos serán vivificados.
23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los
que son de Cristo, en su venida.
24 Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre, cuando haya
suprimido todo dominio, toda autoridad y potencia.
25 Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos
sus enemigos debajo de sus pies.
26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
"Porque
por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un
hombre la resurrección de los muertos." Si la
resurrección a la que aquí se hace referencia es
FÍSICA, queda claro que la muerte a que se hace referencia, y
que entró POR UN HOMBRE, es también física.
Una cuidadosa consideración del pasaje con todo su contexto
dejará claro que se refiere al aspecto físico de la
muerte que queda desecho por la resurrección de Cristo. Los que
son de Cristo ya NO ESTÁN muertos espiritualmente. Pero mueren
físicamente (esto es, hasta la venida del Señor). "Porque
así como en Adán todos mueren [POR CUANTO LA MUERTE
ENTRÓ POR UN HOMBRE], también en Cristo todos
serán vivificados". La enseñanza consistente de la
Escritura es que en la Creación original no había muerte
ni depredación. El alimento de todos los seres animados era las
plantas, que son simplemente fábricas de alimentos, de modo que
su consumo no implica muerte. La llegada de la muerte NO se
debió a cómo Dios hizo el universo, sino más bien
al pecado de la criatura.
CONCLUSIÓN
Citemos
aquí de nuevo lo que dice Tertuliano en De anima, 52,
contradiciendo la filosofía naturalista griega:
Nosotros, que conocemos el origen del hombre, sabemos de
cierto que la muerte no procede de la naturaleza, sino del pecado.
Cuando
el Señor venga a reinar, entonces habrá un retorno a
condiciones idílicas, cuando
Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el
cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia
doméstica andarán juntos, y un niño los
pastoreará (Isaías 11:6).
El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león
comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de
la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo
monte, dijo Jehová. (Isaías 65:25).
Estos
serán ciertamente "los tiempos de la restauración de
todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos
profetas que han sido desde tiempo antiguo" (Acts 3:21).
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