Dr. George Grinnell
H. M. Morris, Ph.D.
GEOLOGÍA
¿ACTUALISMO, O DILUVIALISMO?
2
¿Actualismo o diluvialismo?
EL MENSAJE DE LOS FÓSILES
por H. M. MORRIS, Ph.D., Editor
En la
monografía nº 1 queda documentado el hecho de que en el registro fósil existen
unas discontinuidades regulares y sistemáticas que son inconsistentes con el
modelo evolutivo de la historia de la Tierra. Pero si los fósiles no
nos muestran evolución, ¿cuál es exactamente su mensaje? ¿Cómo y cuándo se
formaron las tremendas capas de rocas sedimentarias que contienen estos
fósiles?
Esta pregunta
suscita inmediatamente la controversia entre el actualismo y el catastrofismo.
Estas palabras pueden parecer misteriosas, pero no lo son, y las ideas
expresadas por estas palabras son vitales, y directamente relacionadas con la
visión del mundo que se vende en la actualidad.
La cuestión
es: los fósiles y las rocas, y otras características de la corteza terrestre,
¿se formaron lentamente a lo largo de vastas épocas, producidas por los mismos
procesos que ahora operan en la
Tierra? Esta idea, conocida como actualismo, es casi
siempre dada por cierta en los tratamientos que en los libros de texto se hacen
de los asuntos relacionados con la estructura de la Tierra y su historia. O ¿es más
adecuado adoptar la tesis de que estos depósitos fueron formados rápidamente en
un período de tiempo relativamente corto? Esta idea es el
catastrofismo.
Generalmente,
el modelo evolucionista se asocia con el actualismo, y el modelo creacionista
con el catastrofismo. Esta asociación no anula la posibilidad de la ocurrencia
de catástrofes locales dentro del amplio marco del actualismo evolucionista.
Tampoco sugiere que el catastrofismo rechace la operación normal y uniforme de
las leyes y de los procesos naturales durante la mayor parte de la historia de
la Tierra.
Los creacionistas creemos que el uniformismo general es una
evidencia del mantenimiento providencial por el Creador de las leyes que Él
impuso en el principio. Por otra parte, hay ciertos catastrofistas que niegan la
existencia de un Creador, atribuyendo cataclismos pasados a causas puramente
naturales. Así, los dos términos son flexibles, y hasta cierto punto indican
diferencias más de grado que de naturaleza.
No obstante,
también es cierto que el modelo evolucionista está atado fundamentalmente al
actualismo, debido a que presupone que los procesos y las leyes presentes son
suficientes para dar cuenta del origen y del desarrollo de todas las cosas. El
modelo creacionista es fundamentalmente catastrofista, ya que dice que las leyes
y procesos actuales no son suficientes para explicar los fenómenos que se
hallan en el mundo actual. En el modelo catastrofista, la explicación de la
historia pasada se centra alrededor de un período de procesos
constructivos especiales y de un período de procesos destructivos
especiales, habiendo operado ambos por caminos o en actividades que no pueden
compararse con los procesos actuales.
La asociación
de la evolución con el actualismo es también de necesidad, debido al hecho de
que la evolución necesita de vastos lapsos de tiempo. Lo mismo se aplica a
características de la corteza terrestre, si se han de explicar por medio del
actualismo.
«... el geólogo
escocés, James Hutton, ... mantuvo que el presente es la clave del pasado,
y que, dado el tiempo suficiente, los procesos que operan en la actualidad
podrían dar cuenta de todas las características geológicas del Globo. Esta
filosofía, que ha llegado a ser denominada actualismo, demanda una
inmensidad de tiempo; ha ganado, en la actualidad, aceptación universal entre
las personas inteligentes e informadas.»
El profesor
Dunbar, que escribió estas palabras hace bastantes años, se sorprendería si
llegara a saber que, en la actualidad, hay miles de científicos
informados e inteligentes, y muchas más personas inteligentes e informadas
de otros campos, que rechazan la doctrina del actualismo. ¡El presente no
es la clave del pasado! Incluso entre los geólogos evolucionistas ortodoxos
los hay que están poniendo seriamente en cuestión la aplicación tradicional del
actualismo en geología o alterándola. Damos a continuación algunas afirmaciones
de ellos.
1. El actualismo
contradice los datos reales.
«El actualismo
convencional, o “gradualismo”, i.e., la doctrina de un cambio inmutable, está
muy contradicha por todos los datos de los sedimentos postcámbricos y por las
historias geotectónicas de las que estos sedimentos son el registro.»
2. Se debe distinguir
entre la uniformidad de las leyes naturales y la uniformidad de las velocidades
de los procesos particulares (actualismo).
«El uniformismo es
un concepto dual. El uniformismo sustantivo (o actualismo, teoría sujeta a
comprobación sobre cambio geológico, que postula la uniformidad de las
actividades o de las condiciones materiales) es falso y conducente a
especulaciones. El uniformismo metodológico (un principio de procedimiento que
afirma la invariancia espacial y temporal de las leyes naturales) pertenece a la
definición de la ciencia y no es exclusivo de la geología
... El uniformismo sustantivo (o actualismo) como teoría no ha soportado
la comprobación de los nuevos datos y ya no puede mantenerse más de ninguna
manera estricta.»
3. Muchos geólogos se
están apartando del actualismo, hoy.
«La doctrina del
actualismo ha sido vigorosamente contestada en años recientes. Una cantidad de
escritores, aunque enfocando el tema desde diferentes ángulos, coinciden en que
esta doctrina está compuesta en parte por elementos erróneos y sin sentido, y
los hay que han sugerido que sea descartada como presuposición formal de la
ciencia geológica ... Parece desafortunado que el actualismo, un doctrina que ha
ocupado un lugar tan importante en la historia de la geología, continúe siendo
citado en textos introductorios y cursos por medio de la frase “el presente es
la clave del pasado”, máxima que ha perdido mucho crédito.»
4. El actualismo ha sido
mal empleado por los enseñantes de geología.
«Me temo que a
menudo se enseña la materia de forma superficial, siendo utilizada la máxima de
Geikie, “el presente es la clave del pasado” como un catecismo, y el
impresionante término “actualismo” como cortina de humo para cubrir la confusión
tanto del alumno como del profesor.»
5. Los fenómenos
geológicos desacostumbrados y singulares deberían ser incluidos en la
interpretación.
«La aceptación del
principio del suceso raro hace aún más deseable que se retire el término
“actualismo”. Si otras investigaciones mostraran que han tenido lugar en el
pasado eventos singulares de gran importancia, entonces el término “actualismo”
no solamente es causante de confusionismo, sino que vendría a ser completamente
erróneo.»
6. Muchos sucesos, de
hecho, han afectado a los estratos.
«Son muchas más las
razones por las cuales no deberíamos aceptar ciegamente la doctrina del
actualismo, sin por lo menos acotar el concepto ... Encontraremos ciertos tipos
de rocas en la columna geológica que no se están formando en la actualidad, por
lo menos en alguna cantidad, en ninguna parte de la Tierra.»
Estamos
seguros de que, con tanta opinión autorizada (y se podría citar mucha más, si
fuese necesario), estamos autorizados para considerar el catastrofismo como una
interpretación alternativa de los estratos geológicos. Encontraremos que no
solamente no hay ninguna característica geológica que no pueda ser explicada en
términos de formación rápida, sino también qué hay muchas de estas
características que solamente pueden explicarse de esta manera. Veremos,
además, las razones que hay para creer que estas características fueron formadas
de una manera esencialmente consecutiva y continua, de modo que todo el complejo
conocido como columna geológica puede ser comprendido en términos de una
formación relativamente rápida. La «inmensidad de tiempo» predicada por el
actualismo y por el evolucionismo no está demandada en modo alguno por los
hechos reales de los estratos geológicos.
Esta
conclusión está ampliamente confirmada por los mismos fósiles, que son los
componentes más importantes de los estratos. Son los fósiles los que «fechan»
los estratos y distinguen una «era geológica» de otra. Los fósiles constituyen
la principal evidencia para los evolucionistas. ¡Pero son los mismos fósiles la
evidencia más clara de la formación rápida de los estratos! Consideremos los
siguientes bien documentados hechos.
1. Los
fósiles son el medio por el que se asigna una edad geológica a las
rocas.
«La única escala
cronométrica aplicable en geología histórica para la clasificación
estratigráfica de las rocas y para la datación de los sucesos geológicos es la
proporcionada por los fósiles.»
«En cada estrato
sedimentario ciertos fósiles parecen ser particularmente abundantes: estos
fósiles son conocidos como fósiles característicos, o de zona.
Si en una formación extraña se halla un fósil de zona, es fácil
correlacionarlo con otras exposiciones de estratos en regiones distantes que
contienen la misma especie.»
«Es así evidente, a
partir de lo anterior, que los únicos índices geocronológicos racionales
disponibles están basados en la bioestratigrafía, esto es, en la
biocronología.»
2. El
supuesto de la evolución es la base que se usa en la utilización de los fósiles
para asignar edades a las rocas.
«Este libro habla
de la investigación que guió al desarrollo de un método para dividir el tiempo
prehistórico, basado en el desarrollo evolutivo de los organismos cuyo registro
fósil ha sido preservado en las rocas sedimentarias de la corteza terrestre.»
«Los paleontólogos
vertebrados se han apoyado en las “etapas de la evolución” como criterio para
determinar la relación cronológica entre las faunas.»
3. Los
fósiles, por otra parte, son la principal evidencia para la
evolución.
«La evidencia más
importante de la teoría de la evolución es la que se obtiene en el estudio de la
paleontología. Aunque el estudio de otras ramas de la zoología, como
la Anatomía
Comparativa o la Embriología, podría inducir a
sospechar que los animales están todos interrelacionados, fue el descubrimiento
de varios fósiles y su colocación adecuada en los estratos y edades relativas lo
que constituyó la principal base factual para la visión moderna de la
evolución.»
«Aunque el estudio
comparativo de las plantas y animales vivientes puede suministrar evidencias
circunstanciales muy convincentes, los fósiles constituyen la única evidencia
documental, histórica, de que la vida ha evolucionado de formas simples a formas
más y más complejas.»
Así, aunque se
ha interpretado el registro fósil en el sentido de que éste muestra una
evolución, el registro mismo ha sido estructurado en base de la previa
suposición de la evolución. El mensaje es, por la tanto, una mera tautología.
Los fósiles nos hablan de evolución simplemente porque se les ha hecho hablar
de evolución. Además, la existencia universal de discontinuidades en el
registro fósil, en lugar de las formas de transición que eran de esperar, nos
muestra que incluso este mensaje es un esquema esquelético sin sustancia
alguna.
Ahora, por
fin, empezamos a reconocer el verdadero mensaje de los fósiles. No existe
ninguna secuencia realmente objetiva de tiempo para el registro fósil, ya que
las secuencias temporales están basadas en la previa suposición de la evolución,
que es precisamente el punto en cuestión. Por lo tanto, el posicionado relativo
de los estratos fosilíferos debe efectuarse estrictamente en función de los
procesos sedimentarios, y de los otros procesos, que los depositaron. Aparte de
las exigencias de tiempo de la suposición evolucionista, no existen razones
objetivas en contra de la consideración seria de la posibilidad de que estos
estratos hubieran sido depositados rápida y masivamente en lugar de lenta y
esporádicamente.
De hecho, la
misma existencia de los fósiles nos habla de su rapidez de formación. Los
fósiles no pueden ser reproducidos por las velocidades actualistas de deposición
sedimentaria.
«Para fosilizarse,
los animales y plantas sometidos a este proceso deben tener generalmente partes
duras, tales como hueso, concha o madera. Deben ser enterrados rápidamente para
impedir la descomposición, y deben permanecer sin alteraciones a lo largo de
todo el proceso.»
Son varias las
maneras mediante las que los fósiles pueden ser producidos y preservados. En
cada caso, deben ser formados rápidamente, para que la erosión, descomposición
bacteriana, disgregación al aire, u otros procesos desintegradores no los
destruya antes de que se complete el proceso de fosilización. Entre los procesos
de formación de fósiles podemos mencionar: 1) preservación de huesos o de partes
blandas por enterramiento con compacción; 2) formación de moldes; 3)
petrificación; 4) cementación de huellas o de otras impresiones; 5) congelación;
6) carbonización (p.ej., carbón).
Aunque los hay
que han visualizado la fosilización como un proceso lento, producido por la
aplicación gradual de calor, presión, intercambio químico, etc., lo que queda
claro es que en primer lugar tiene que darse la formación de fósiles potenciales
antes de que empiecen a obrar otros procesos, lo que requiere el enterramiento
compacto rápido de los organismos de que se trate, y esto requiere de
catastrofismo.
Si alguien
pone esto en duda, preguntaremos: ¿dónde se forman fósiles en la actualidad por
medio de procesos actualistas? Consideremos, por ejemplo, las vastas capas de
arenques fosilizados en California, en pizarras del Mioceno.
«La cantidad de
fósiles puede ser tan grande como para sugerir condiciones anormales,
posiblemente una catástrofe de alguna clase. Un ejemplo así fue descrito por D.
S. Jordan en el Mioceno de California. Se encontraron cantidades enormes del
arenque Xyne grex amontonados en una capa sedimentaria en la “pizarra
Monterrey”. Jordan estimó que más de mil millones de estos peces, con un
promedio de 15
a 20
cm de longitud, murieron en 10 kilómetros cuadrados del
fondo de una bahía. En la actualidad acontecen muertes catastróficas de escala
comparable en el mar, debido en muchos casos a la formación de “marea roja”.»
No obstante,
este autor dejó de señalar que, mientras que una “marea roja” puede producir la
muerte de cantidades inmensas de peces, no produce peces fósiles. Los
peces se descomponen en las orillas, o se los comen los carroñeros, pero no se
transforman en fósiles. ¿Y qué hay de las grandes capas de huesos de
dinosaurios, que se hallan en prácticamente todos los continentes? El doctor
Edwin Colbert es quizá la principal autoridad en dinosaurios, y a continuación
ofrecemos unas citas típicas de sus escritos:
1. En Nuevo
México
«Al quedar
descubierta la capa (los trabajadores efectuaron una gran hendidura penetrando
la ladera de la colina) ésta reveló una sepultura muy notable de dinosaurios en
la que habían literalmente veintenas de esqueletos amontonados y enredados unos
con otros. Parece como si una catástrofe local hubiera alcanzado a estos
dinosaurios de manera que todos murieron juntos y fueron enterrados juntos.»
2. En
Wyoming
«En esta localidad
los buscadores de fósiles hallaron una colina cuya ladera estaba literalmente
cubierta con grandes fragmentos de huesos de dinosaurio
... Resumiendo, era una verdadera mina de huesos de dinosaurio ... La
concentración de los fósiles era notable; estaban amontonados como troncos en un
atasco [se refiere al transporte fluvial de troncos, N. del T.].»
3. En
Alberta
«Son innumerables
los huesos y excelentes esqueletos de dinosaurios y otros reptiles asociados que
se han extraído de estas inhóspitas tierras, particularmente en una zona del río
de 26 km.
al este de Steveville, que es un verdadero cementerio de dinosaurios.»
4. En
Bélgica
« Se podía ver que
este osario fósil era evidentemente uno de proporciones gigantescas,
especialmente notable a causa de su extensión vertical a través de más de
treinta metros de roca.»
Se hallan
cementerios similares de dinosaurios en cada continente, a través del mundo.
Otra vez esto es un desafío a los actualistas que quieran señalar un fenómeno
similar que sirva como ejemplo en nuestro mundo en la actualidad.
También hay
grandes yacimientos de restos fósiles de mamíferos (p. ej., los yacimientos de
elefantes en Siberia, los yacimientos de hipopótamos en Sicilia, etc.), grandes
yacimientos de anfibios (p. ej., las masas de anfibios extintos en los
yacimientos Pérmicos de Texas, etcétera), inmensos yacimientos de fósiles de
plantas (p. ej., las capas de carbón), y más que podríamos citar. Prácticamente
se han hallado todas las clases de organismos del mundo actual en el mundo fósil
y esto más frecuentemente en forma de yacimientos fósiles conteniendo grandes
cantidades de ellos.
Pero los
yacimientos más extensos de todos son los de invertebrados marinos. Son éstos
los que han proporcionado la mayor parte de los «fósiles característicos» para
la datación geológica. Muchos de estos animales viven en los modernos océanos,
naturalmente, y sus conchas y otros restos son producidos en gran abundancia en
la actualidad. A primera vista, uno debería suponer que los restos de estos
organismos, depositándose continuamente sobre el fondo marino y mezclándose con
los sedimentos que allí se hallan, deberían ir fosilizándose
gradualmente.
Pero no hay
pruebas de esto. Los sedimentos del fondo oceánico son todavía sedimentos
blandos, no roca sólida. Las conchas marinas se hallan por las orillas en
abundancia, pero no se intergradan con formaciones rocosas que contengan conchas
en ningún lugar. Estas últimas parecen haber sido producidas en el pasado por
algún proceso de litificación rápida que no vemos que esté en marcha en la
actualidad.
Las rocas
fosilíferas que contienen estos invertebrados se hallan por todo el mundo, y a
menudo contienen fósiles en gran abundancia, y aún así es difícil, si no
imposible, hallar tales rocas en proceso de formación en la actualidad.
Ocasionalmente, se hallan rocas fosilíferas en las que el proceso de
enterramiento y litificación fueron tan rápidos que fueron preservadas hasta las
partes blandas de los animales.
«El descubrimiento
de partes blandas de fósiles del Paleozoico es un suceso muy raro. Durante una
extensa investigación con rayos X de fósiles Devónicos de las famosas
localidades de Bundenbach y Wissenbach (Devónico inferior y medio, República
Federal de Alemania) se hallaron algunas pizarras no preparadas en las cuales
estaban preservadas partes blandas y estructuras extremadamente detalladas de
los fósiles incorporados.»
Estos fósiles
(trilobites, etc.) son algunos de los más importantes de los invertebrados
marinos supuestamente extintos utilizados para la datación de estratos antiguos
que, en este caso, se suponen de 300 millones de años.
Sería fácil
documentar aún más el hecho de que las rocas fosilíferas de cada «era» y de
todos los lugares del mundo, deben haber sido formadas rápidamente, a fin de
haber podido ser formadas. La misma existencia de los fósiles, especialmente en
grandes cantidades, es evidencia de catastrofismo, por lo menos a escala local.
Ya que los estratos fosilíferos están por todas partes, y que de hecho
constituyen toda la «columna geológica», hay evidencia de catastrofismo por
todas partes.
«Ya no hay
necesidad de excusarse más con la pobreza del registro fósil, pues ha llegado a
ser difícil de manejar debido a su riqueza, y los descubrimientos están
saturando la integración [de datos].»
Los fósiles
suministran, pues, una evidencia clara de enterramiento rápido y por tanto de
catastrofismo. Apoyan al modelo catastrofista más directa y claramente que al
modelo actualista. Este último está obligado a incorporar catástrofes locales
como mínimo en su marco básico de actualismo a fin de explicar los
datos.
La cuestión,
pues, se transforma en si el catastrofismo es tan solo una interrupción
ocasional en el sistema actualista normal, o si el catastrofismo debe tomarse
como la norma misma en la interpretación de las formaciones geológicas. Antes de
decidir esta cuestión, es preciso examinar otras características y formaciones
geológicas, además de los fósiles. ¿Fueron éstos formados rápidamente en cortos
períodos de tiempo, o gradualmente a lo largo de vastas eras? La siguiente
sección explora esta cuestión.
La rápida formación de los
depósitos geológicos
En vista de la
extendida alabanza que de boca para afuera los geólogos hacen a la doctrina del
actualismo, es sorprendente hallar que prácticamente ninguna de las
características de la geología terrestre, ni de los tipos de formaciones, se
puede explicar de esta manera.
Esto es, los
procesos geológicos del presente, actuando a las mismas actividades que en el
presente, no pueden en ninguna manera dar cuenta de los sucesos geológicos del
pasado. El presente no es la clave del pasado.
Consideremos
primeramente los principales tipos de roca que se hallan en la corteza
terrestre, y cómo se formaron.
1. Rocas
ígneas
Las rocas
ígneas (granitos, basaltos, etc.) fueron formadas con rapidez, con toda certeza.
Fueron formadas al surgir los magmas (materiales rocosos fundidos) desde las
profundidades del manto terrestre. Al enfriarse los magmas, ya como
intrusivas (debajo de la superficie) o extrusivas, en la
superficie, se transformaron en las rocas con las que estamos familiarizados.
Los magmas no permanecen líquidos por mucho tiempo después de llegar a la
corteza relativamente fría, por lo que está claro que estas rocas se formaron
rápidamente. Cada formación ígnea (incluyendo los batolitos gigantes y los
lacolitos, así como las diques, filones-capa, etcétera), tienen que haberse
formado rápidamente una vez que el material emergió del manto. Ni siquiera el
volcanismo actual es significativo en relación con estructuras como
éstas.
2. Rocas
metamórficas
El proceso de
metamorfización por medio del cual las rocas sedimentarias se convierten en
rocas metamórficas (p. ej., la caliza en mármol, etc.) no es bien comprendido, a
causa de que no está sucediendo en la actualidad. Algunos geólogos atribuyen
ciertos granitos a un supuesto proceso metamórfico llamado «granitización», que
convertiría rocas sedimentarias en aparentes granitos. En todo caso, son
tremendas las cantidades de calor y de esfuerzo que van implicados en el
metamorfismo, y esto presupone condiciones anormales, por lo menos en
comparación con los modernos procesos de formación de sedimentos.
3. Rocas
sedimentarias
Las rocas
sedimentarias son las más importantes desde el punto de vista de la geología
histórica, no solo a causa de que contienen los fósiles. Es a las rocas
sedimentarias a las que se pretende que el actualismo es particularmente
aplicable, ya que se pueden observar procesos sedimentarios actuales en marcha,
y consecuentemente los podemos extrapolar al pasado para explicar las rocas
sedimentarias.
El problema es
que esto no funciona así.
«Hace mucho tiempo
que se asume que las rocas sedimentarias preservadas registran principalmente
condiciones normales o promedio en las épocas pasadas, pero esta suposición
actualista se debe poner en tela de juicio.»
Naturalmente,
existen muchas clases de rocas sedimentarias. Las más importantes de ellas se
consideran a continuación. Al examinarlas una por una veremos cómo son
inexplicables a partir de las premisas actualistas.
4.
Areniscas
Las areniscas
fueron una vez arenas sueltas transportadas y después depositadas por agua en
movimiento.
Naturalmente, las arenas son transportadas y depositadas a lo largo de lechos
fluviales y de playas actuales por acción hidráulica, pero solamente se
transforman en roca arenisca bajo condiciones muy especiales. El primer
requisito es la presencia de un agente cementante, que a su vez demanda una
erosión previa y disolución de estas sustancias. Pero si hubiera habido un
agente cementante tal, la transformación de arena en roca arenisca tomaría unas
pocas horas (como lo ilustra la formación de una acera de cemento con arena,
agua y cemento Portland), no precisando en absoluto de millones de años de
compacción.
Además, es de
señalar que las formaciones de arenisca cubren con mucha frecuencia amplias
regiones. Por ejemplo, la «Arenisca St. Peter» y sus formaciones correlativas
cubren todos los Estados Unidos desde California hasta Vermont y desde el Canadá
hasta Tennessee. No hay nada semejante a esto en formación, y parece que
solamente una inundación de carácter continental puede dar cuenta de su
deposición.
5.
Pizarras
Las rocas
formadas por partículas de pequeño tamaño como limos y arcillas reciben la
denominación de pizarras, calizas o lutitas litificadas. Son abundantes y a
menudo muy fosilíferas. Como la arenisca, precisan de la presencia de algún
agente cementante para transformarse en roca. También como las areniscas, se
hallan extendidas en capas continuas a lo largo de regiones demasiado extensas
para que puedan ser consideradas como producto de una deposición normal deltaica
o lacustre. En la mayor parte de los casos deben haber sido formadas por
transporte masivo de lodos desde algún origen lejano desconocido, mantenidos en
suspensión por aguas turbulentas, y después precipitados sobre amplias regiones
al amansarse las aguas. Las pizarras se hallan a menudo descansando sobre las
areniscas, tal como sería de esperar en una deposición hidráulica. Una matriz
acuosa conteniendo y transportando partículas de varios tamaños tendería a
depositar primero las gravas, después la arena y después los limos. Las
sustancias en solución serían depositadas en último lugar. Este tipo de orden se
halla en grandes regiones.
6.
Conglomerados
Las gravas y
guijarros cementados, con arenas y cantos intersticiales, reciben el nombre de
conglomerados. Obviamente, el transporte hidráulico de este tipo de sedimento
requiere velocidades muy altas de corriente, lo que de hecho equivale a
condiciones diluviales.
Así, cuando se
hallan vastas regiones cubiertas por rocas de conglomerados, solo puede darse la
explicación de diluvios, regionales como mínimo. Y estos fenómenos no son cosa
rara en la columna geológica. El conglomerado Shinarump de la Meseta del Colorado, por
ejemplo, se extiende por un área de 325.000 kilómetros
cuadrados. No hay nada semejante a esto en formación en la actualidad, a pesar
de que lo exige el actualismo. Hay evidencia, además, de una capa de
conglomerado de estratigrafía miocénica cubriendo un área desde Alberta hasta
Nuevo México y desde Utah hasta Kansas, conteniendo guijarros de granito y de
caliza en una matriz de lodos.
7. Calizas y
Dolostonas
Las calizas
son sedimentos químicos compuestos mayormente de carbonato cálcico
(CaCO3) y las dolostonas están compuestas principalmente por
dolomita, CaMg(CO3)2. Ambas son bastante similares,
excepto por el magnesio, que se halla en la dolomita. Muchos organismos marinos
secretan calcita y aragonita, que son materiales comunes en los sedimentos
modernos. La calcita es un efectivo agente cementante, por lo que parece que se
podrían estar formando rocas de caliza, posiblemente incorporando conchas y
otros restos orgánicos como fósiles. Un ejemplo específico sería el crecimiento
de un arrecife de coral.
Por otra
parte, encontramos en la columna geológica muchas calizas masivas que tienen una
extensión tal, y que presentan tal uniformidad, que desafían a cualquier intento
de explicación en términos de paralelos modernos. La única manera de explicarlas
es por precipitación masiva procedente de una solución en aguas ricas en
sustancias químicas, cuando las condiciones de pH, temperatura, etc., cambiaron
bruscamente. Este fenómeno es explicable en el contexto de un cataclismo
hidráulico, pero es difícil explicarlo de otra manera.
Aún es más
difícil explicar las rocas de dolomita por principios actualistas, ya que en la
actualidad no se están produciendo sedimentos de dolomita. Un libro estándar
sobre estratigrafía dice:
«Aunque la
dolostona no es escasa en absoluto entre las rocas sedimentarias del registro
geológico, su origen es todavía incierto. Probablemente, la principal causa de
esta incertidumbre sea que, a diferencia de otros tipos principales de
sedimentos, éste no se conoce en ningún lugar en proceso de formación en la
actualidad, y que, por consiguiente, el presente nos falla como clave del
pasado.»
Las dolostonas
se hallan a menudo asociadas con calizas, aunque claramente distintas. Otra vez
parece claro que solamente podemos explicarlas por medio de una precipitación
directa de aguas diluviales ricas en magnesio.
8.
Sílex
El sílex es
una roca de sedimentos químicos compuesta principalmente de sílice
(SiO2). Otra vez fracasa el actualismo, debido a que no parece que
esté formándose ningún sílex en la actualidad. Las principales autoridades
explican esta roca a base de una precipitación directa de aguas conteniendo
sílice en suspensión.
«El origen del
sílex estratificado es un asunto muy controvertido ...;
la mayor parte de los estudiosos de los estratos de calcedonia ... los
consideran como precipitados primarios de gel de sílice.»
Estos procesos
no están sucediendo en la actualidad, y precisan claramente de alguna clase de
erupción volcánica catastrófica seguida de un vasto Diluvio para distribuir este
material por un área muy extensa.
9.
Evaporitas
Un tipo
especial de rocas que los actualistas han citado frecuentemente como
demostración de que transcurrieron largos períodos de tiempo son las evaporitas.
Se trata de capas de sal común (halita), y de yeso o anhidrita (la forma anhidra
del yeso). El término «evaporita» prejuzga la cuestión de su formación, porque
implica que estas capas habrían sido formadas por una evaporación lenta y
continua de mares interiores o de lagos conteniendo aguas salinas.
No obstante,
el hecho es que no existen lagos ni mares modernos en los que se estén formando
capas de evaporitas con grosores comparables a las grandes capas de la columna
geológica. Pero no solamente son las capas de evaporitas demasiado espesas, sino
también demasiado puras para haber estado evaporándose durante millones de años
en un mar interior. Con toda certeza fueron formadas bien tectónicamente, bien
por precipitación directa, pero desde luego no por evaporación.
La posibilidad
de la precipitación directa de las evaporitas se ha visto confirmada por
recientes experimentos de laboratorio:
«Las siguientes
conclusiones están basadas en los resultados de los experimentos con tres
salmueras y la relación de ello con un modelo geológico.
1. La
precipitación de sal puede tener lugar en una cuenca marina mezclando salmueras
de diferente composición y peso específico.
2. La
precipitación tiene lugar sin pérdidas por evaporación.
3. La
precipitación puede tener lugar a partir de las salmueras que no estaban
saturadas antes de su mezcla.»
En el contexto
de un cataclismo hidráulico global, es fácil visualizar las condiciones que
resultarían en esta clase de precipitación.
Probablemente
es todavía más significativo en este contexto el estudio efectuado por el
geofísico ruso Sozansky, que ha mostrado casi concluyentemente que los depósitos
de «evaporitas» son en realidad, en la mayor parte de los casos, el producto de
un origen juvenil a causa de movimientos tectónicos.
«La ausencia de
restos de organismos marinos en las sales antiguas indica que la formación de
las secciones salinas no estuvo relacionada con la evaporación de agua marina en
mares epicontinentales.
»Otros datos
geológicos, tales como el gran grosor de los depósitos de sal, 1a rápida
velocidad de formación de las secciones saliníferas, la presencia de minerales
de ganga en las sales y en las rocas que cubren los domos de sal, no se ajustan
a la hipótesis de la evaporación de mares interiores.
»El análisis de
recientes datos geológicos, incluyendo datos conseguidos de diápiros hallados en
profundidades oceánicas, permite llegar a la conclusión de que estas sales son
de origen juvenil —que emergieron de grandes profundidades a lo largo de fallas
durante movimientos tectónicos. Este proceso va acompañado frecuentemente por la
descarga de magmas.»
Especialmente
significativa es la ausencia total de restos orgánicos en las
«evaporitas».
«Es bien sabido que
las sales son formaciones químicamente puras que carecen de restos de organismos
marinos. Si las secciones saliníferas hubieran sido formadas en lagunas o en
mares marginales por la evaporación del agua, entonces hubiera entrado materia
orgánica, principalmente plancton, en la cuenca salinífera. El resultado sería
que los sedimentos del fondo serían ricos en materia orgánica.»
Así que, en
lugar de prestar apoyo al actualismo y al concepto de vastas eras, las capas de
evaporitas constituyen en realidad un serio problema para el modelo actualista.
No existen procesos, en la actualidad, que sean capaces de producir tales
formaciones. Las evaporitas favorecen claramente el modelo
cataclísmico.
Hemos
discutido todos los tipos más importantes de roca y hemos visto que cada uno de
ellos es inconmensurable a partir de procesos actuales, y que sugieren
claramente formaciones rápidas. Desde luego, este concepto también apoya nuestra
conclusión anterior de que los depósitos fósiles que se hallan en estas rocas
requieren procesos de formación rápidos.
Este hecho
está también confirmado al considerar aquellos depósitos geológicos de especial
interés económico, o sea, el carbón, petróleo, y los yacimientos metálicos.
Existe una concepción muy extendida de que se precisa de largas épocas para
producir estos materiales, pero es incorrecta. Consideremos brevemente cada uno
de ellos.
1.
Carbón
Todos están de
acuerdo en que el carbón está compuesto de los restos carbonizados de grandes
masas de restos vegetales. No obstante, las vetas de carbón se hallan
generalmente interpuestas entre estratos de pizarra, caliza o arenisca. Además,
algunas veces son muy gruesos y también se repiten docenas y veintenas de veces
en una sección vertical.
Este fenómeno
no se está produciendo en la actualidad. Existen muchas turberas, desde luego,
pero ninguna de ellas presenta una gradación subterránea vertical de vetas de
carbón. La teoría de las turberas como origen de las vetas de carbón parece
bastante fuera de relación con el mundo en que vivimos.
Existe una
prueba bastante clara de que las capas de carbón deben haber sido formadas
rápidamente: la existencia de fósiles «poliestráticos» como, troncos de árbol y
otros (son fósiles que se extienden a través de varios estratos de carbón y de
otra unidades rocosas), en las capas de carbón.
«En 1959 Bradhurst
y Magraw describieron un árbol fosilizado, en posición de crecimiento, en las
minas de carbón de Blackrod, cerca de Wigan en Lancashire. Este árbol estaba
preservado como molde, y la evidencia disponible sugiere que el molde era por lo
menos de 12
metros de altura. El árbol original debió haber sido
rodeado y enterrado por sedimentos que quedaron compactados antes de que el
árbol se descompusiera, a fin de que la cavidad que dejó el árbol fuera ocupada
por nuevos sedimentos que formaron el molde. Esto implica una rápida velocidad
de sedimentación alrededor del árbol original.»
Y éste no es
un fenómeno raro, sino bastante común. N. A. Rupke, de Princeton, ha dado
numerosos ejemplos.
Broadhurst dice:
«Es evidente que no
son raros los árboles en posición de crecimiento en Lancashire (Teichmuller,
1956, llega a la misma conclusión sobre árboles similares en las minas de carbón
Rhein-Westfalen), y es de suponer que en todos estos casos debe haber tenido
lugar una sedimentación rápida.»
Hay muchas
otras evidencias de que las vetas del carbón fueron formadas con rapidez,
probablemente por transporte masivo de acumulaciones de plantas por aguas
diluviales, interpolándose otros flujos alternativos con arena, o lodos, o
limos, provenientes de otras direcciones. Las citamos a continuación, sin
comentarios ni documentación (aunque se puede suministrar la documentación a
quienquiera que la demande):
a. Los árboles fósiles se hallan a
veces formando un ángulo, y hasta al revés en las vetas de carbón.
b. Las vetas de
carbón se dividen ocasionalmente en dos vetas separadas por sedimentos de origen
marino.
c. Se hallan a
menudo fósiles marinos —turbelarios, esponjas, corales, moluscos, etc.—, en las
vetas de carbón.
d. Muchas vetas
de carbón no presentan signos de suelo fósil debajo de ellas. Las capas de
arcilla debajo del carbón que se citan a veces no son verdaderos suelos, con
perfil de suelo, y la mayor parte de las autoridades creen que son materiales
transportados.
e. Se hallan a
menudo grandes guijarros y rocas en las vetas de carbón.
f. Rupke ha
demostrado que las stigmarias, citadas algunas veces como raíces de árboles
en las vetas de carbón, son fragmentos no pertenecientes a árboles específicos,
y que en realidad son transportados por corrientes de agua hasta el lugar que
ocupan.
Pero, con toda
probabilidad, la principal evidencia contra el concepto actualista del origen
del carbón, y la más concluyente, es el carbón mismo —que hubiera podido haber
veintenas de ciclos de crecimiento de turbera, hundimiento, transgresión de los
estratos marinos, levantamiento, renovación del crecimiento en la turbera, y así
continuamente, teniendo también en cuenta que cada ciclo se desarrolla a lo
largo de vastas épocas. Como ejemplo, podemos considerar el siguiente
caso:
«En el caso del
permo-carbonífero de la
India, las Series Barakar de las Series Damuda, que cubren la
capa Tachir Boulder, incluyen numerosas vetas de carbón, algunas de ellas de
hasta 3
metros de espesor, que aparecen en un ciclo bien
desarrollado y muy repetido de arenisca; pizarra, carbón ... Se considera que la
vegetación es producto de una acumulación por arrastre a causa de
corrientes.
»El concepto de
epirogénesis periódica es razonable, pero es difícil explicar un cese más o
menos completo de sedimentación detrítica en la cuenca lacustrina durante la
acumulación del carbón teniendo como base un origen diastrófico. Como
explicación de los cincuenta a sesenta ciclos del sistema Damuda, posee un
elemento de irrealidad.»
Sugerimos que
el modelo diluvial de acumulación vegetal carbonífera es mucho más realista. La
transformación de la vegetación en carbón a causa de una compresión
adiabática,
el calentamiento consiguiente, y esfuerzos de cizalladura, es mucho más racional
en términos de catastrofismo que por una acumulación vertical muy lenta de
sedimentos.
2.
Petróleo
Así como el
carbón es un material de origen vegetal, la mayor parte de los geólogos están de
acuerdo en que el petróleo es el resto de millones de animales marinos atrapados
y enterrados, mayormente de las partes blandas de invertebrados (aunque hay
evidencia de que también puede haber contribuido a ello una cantidad de peces
enterrados). El modo exacto del origen del petróleo es bastante oscuro y, desde
luego, este mismísimo hecho milita en contra del actualismo. El petróleo no está
siendo formado en la actualidad, ni tampoco se halla en depósitos del
Pleistoceno (edad glacial). Es casi cierto que fue formado por alguna clase de
enterramiento catastrófico de inmensas cantidades de organismos
marinos.
La
consiguiente conversión de esta materia orgánica a hidrocarburos y después a
petróleo es más una función de la temperatura y de la presión que del tiempo. E1
hecho de que no se precisa de largas épocas está claramente indicado por una
reciente producción de petróleo a partir de basura en un laboratorio:
«Hay una gran
promesa en un sistema que está siendo desarrollado por científicos del gobierno
[de los EE. UU.] que transforma materia orgánica a petróleo y gas tratándolo con
monóxido de carbono y agua a altas presiones y temperaturas ...
»Utilizando
este proceso basura-a-petróleo se podrían producir 1,1 mil millones de barriles
de petróleo a partir de los 880 mil millones de toneladas de desperdicios
orgánicos apropiados para esta conversión (anualmente).»
3.
Metales
La formación
de yacimientos metálicos es también inexplicable en términos del concepto
actualista de procesos muy lentos. Su modo de formación no es seguro según los
geólogos, pero se cree generalmente que ha estado asociado con flujos de magmas.
Como ya hemos visto anteriormente, los flujos ígneos son rápidos y de poca
duración, por lo que debemos esperar que lo mismo sea cierto de los flujos
metálicos asociados con ellos. En todo caso no hay nada de este tipo que esté
sucediendo en la actualidad, ni siquiera en flujos de lava volcánicas. Otra vez
parece que el modelo actualista parece inadecuado. El modelo cataclísmico parece
más productivo, pero hasta ahora no se tiene ninguna explicación específica en
este modelo tampoco. En todo caso, el enfoque actualista ha sido hasta ahora tan
estéril, ya sea en la localización o en la explicación de los depósitos
metalíferos, que vale la pena intentar un análisis sistemático en términos de
procesos cataclísmicos.
Existen otros
muchos tipos de depósitos que parecen inexplicables en términos de
actualismo.
«Hallamos ciertos
tipos de rocas en la columna geológica que no se están formando en ningún lugar
de la Tierra en
la actualidad, por lo menos en alguna cantidad apreciable. ¿Dónde se puede
observar la formación del granito? ¿Dónde se puede observar la formación de
dolomitas o de formaciones de silicatos de hierro en cantidades apreciables? Y
no obstante tenemos miles de kilómetros cúbicos de estos tipos de roca en la
corteza terrestre. La
Era Paleozoica vio la deposición de rocas carbonatadas, y, no
obstante, los carbonatos son muy minoritarios en las secuencias de sedimentos
actuales. Herz (1969) atribuye la formación de la anortosita al “suceso de la
anortosita” que fue posiblemente un gran cataclismo en la historia Precámbrica
de la Tierra.
Es posible que otros tipos de rocas fueran creados durante y
después de unos cataclísmicos sucesos en la Tierra.»
No pretendemos
que el modelo catastrofista no presente ningún problema, o que ya no se precise
de más investigación. Pero sí que parece que presenta menos problemas, y éstos
de menor entidad, que el actualismo.
La coetaneidad del mundo
fósil
Hemos mostrado
que los depósitos fosilíferos precisan de un rápido enterramiento en todos los
casos y que también se comprenden mejor los principales tipos de formaciones
rocosas en términos de rápida deposición. Ya que cada depósito particular fue
formado con rapidez, la cuestión se presenta sola: ¿se formaron rápidamente
todas las series de depósitos que representan la columna geológica?
Naturalmente,
el modelo evolucionista no puede admitir en absoluto la rápida formación de toda
la columna. Si la evolución funciona en absoluto, precisa de grandes eras de
tiempo para la historia terrestre. Así, la columna geológica, que pretende
representar esta historia, debe interpretarse a toda costa como exhibiendo
vastas épocas de tiempo. Por lo tanto, a pesar de que cada segmento de la
columna tiene que ser interpretado en términos de formación rápida, el modelo
evolucionista tiene que interpretarlos de tal manera que se ajusten a la
pretensión evolucionista de las largas eras de tiempo. Esto significa que habrá
largas discontinuidades de tiempo en la columna, en las que no había
deposición.
Por otra
parte, el modelo creacionista tiene que interpretar la columna en términos de
deposición esencialmente continua, deposición que tuvo lugar en un tiempo
relativamente corto —no instantáneo, naturalmente, sino a lo largo de un período
de meses o de años, en lugar de a lo largo de millones de años. De hecho, esto
significa que los organismos representados en el registro fósil deben haber
vivido todos ellos coetáneamente, en lugar de haber existido esparcidos en
diferentes secuencias temporales a lo largo de cientos de millones de
años.
En otras
palabras, el mundo fósil era muy parecido al nuestro. Si el presente es
realmente la clave del pasado, ¿por qué tendríamos que sorprendernos de ello? En
el mundo actual hallamos organismos unicelulares, invertebrados marinos, peces,
anfibios, reptiles, aves, mamíferos y seres humanos. La única razón para creer
que no hubieran podido ser coetáneos en el pasado es la previa suposición de la
evolución. Aparte de esta premisa, no hay ninguna razón para dudar de que el
hombre vivió al mismo tiempo que los dinosaurios y los trilobites.
Por ello,
necesitamos considerar dos cuestiones: (1) ¿Hay evidencias en la columna
estratigráfica de deposición continua de principio a fin? (2) ¿Hay evidencias de
que fósiles de distintas «eras» hayan vivido simultáneamente en
realidad?
La respuesta a
ambas preguntas es «sí». La columna geológica no representa la lenta evolución
de la vida a lo largo de muchas épocas, como el modelo evolucionista pretende,
sino la rápida destrucción y enterramiento de la vida de una época, en
concordancia con el modelo creacionista.
Consideremos
primero la cuestión de la continuidad de los estratos. La principal porción de
la columna geológica está compuesta de rocas estratificadas, depositadas en la
mayor parte de los casos como sedimentos por agua en flujo. Están agrupados en
unidades llamadas «formaciones», cada una de las cuales se compone de una
considerable cantidad de capas, o estratos, y se extienden sobre una cierta
región de mayor o menor extensión.
Para poder
evaluar propiamente el factor tiempo en la deposición de estos estratos
sedimentarios, se debe considerar la naturaleza de los procesos hidráulicos que
los depositaron. Ello requiere algunos conocimientos de la mecánica de
sedimentación.
Cada estrato
puede tener desde unos milímetros hasta varios centímetros de grosor. Se
distingue de los estratos superior e inferior por «planos de estratificación» en
la zona interfacial. Los estratos adyacentes pueden ser del mismo material,
contener el mismo tipo de fósiles y ser muy parecidos a él. Pero los planos de
separación indican que ha tenido que haber una pequeña diferenciación que revele
esta discontinuidad —ya sea un breve lapso de tiempo en la deposición, ya un
ligero cambio en una o más de las características del fluido de
transporte.
El fenómeno de
transporte y deposición de sedimentos es bastante complejo y depende de muchos
factores distintos —velocidad de flujo, dirección, volumen del flujo,
profundidad del flujo, amplitud del flujo, pendiente del canal, rugosidad del
canal, temperatura del agua, carácter del material en el estrato, descarga de
sedimentos al flujo, sustancias disueltas, y otros—. Si cambia uno cualquiera de
estos factores, cambiarán las características sedimentarias del flujo. Como
consecuencia, se formará un plano de estratificación en cualquier área de
deposición y empezará a formarse un nuevo estrato con características
ligeramente distintas.
Supongamos, no
obstante, que hay un largo período de interrupción en el proceso de deposición
encima de algún estrato. Si el agua continúa fluyendo, el estrato puede empezar
a ser erosionado, o por lo menos las irregularidades allí presentes serán
eliminadas. Si es el flujo de agua el que se detiene, entonces tendrá lugar una
erosión subaérea. Posiblemente, los estratos pueden ser levantados e inclinados,
con lo que el período de erosión «truncará» las capas. La superficie resultante
se transformará en una superficie de erosión. Si la superficie de truncado es
paralela a los planos de estratificación, recibe el nombre de «discordancia»; si
es angular, se la denomina «discordancia angular».
Cuando existe
una discordancia angular está claro que ha existido un período de erosión
intermedio. Pero es difícil o imposible distinguir a una discordancia paralela
de un plano normal de estratificación, excepto posiblemente por la ausencia de
irregularidades superficiales normales en el plano de estratificación, o por un
cambio en los contenidos mineralógicos o paleontológicos de las capas superiores
e inferiores.
Ahora bien, se
podría pensar a primera vista que una disconformidad indica un largo período de
erosión. Se podría suponer que las principales discordancias pueden ser
utilizadas para mostrar una interrupción de tiempo —quizás el final de una era
geológica y el principio de otra. El problema que se presenta con ello es que, a
pesar de todo, no existe ninguna discordancia de extensión mundial. Una
aparente discontinuidad temporal en una región puede no existir en absoluto en
otra.
«Se debería
abandonar la utilización de las discordancias como límites temporales
estratigráficos. Debido si fracaso de la utilización de las discordancias
angulares como índices temporales, los límites temporales de la estratigrafía
del Paleozoico y posteriores han de ser definidas por el tiempo, y de ahí, por
sus faunas.»
La cita
anterior señala que la única manera de determinar el fin de una era y el
principio de otra es por medio del registro fósil. Para este propósito las
discordancias paralelas deberían ser tan útiles como las discordancias
angulares, ya que se puede apreciar un cambio de faunas sin respetar la
inclinación de los planos de estratificación de las capas que las contienen.
Jeletzky también señala esto:
«Es un hecho bien
establecido que las unidades rocosas (físico-estratigráficas) y sus límites
traspasan a menudo las épocas geológicas de la manera más irregular y hasta
dentro de las distancias más cortas.»
Ya que las
discordancias físicas no significan necesariamente un lapso de tiempo
significativo, ¿es posible que tales discontinuidades puedan ser indicadas por
cambios de los conjuntos fósiles? Esto es lo que se ha dado frecuentemente por
supuesto; de hecho, la escala geológica de tiempo misma fue estructurada por los
geólogos del siglo XIX basados principalmente en esta premisa. Pero incluso esta
venerable creencia geológica está siendo puesta en tela de juicio:
«Los límites entre
eras, períodos y épocas en la escala geológica de tiempo denotan generalmente
cambios repentinos y significativos en el carácter de los restos fósiles. Por
ejemplo, el límite entre los períodos Triásico y Jurásico de la era Mesozoica
(hace unos 180 millones de años) quedó supuestamente señalado por la aparición
espontánea de nuevas especies ... Una revisión de los datos efectuada por
Jost-Wiedmann de la
Universidad de Tubinga, en la República Federal de
Alemania, presenta una visión más clara de la evolución en los límites del
Mesozoico (de 225
a 70 mil millones de años atrás). Él concluye que no hubo
extinciones globales de especies ni apariciones espontáneas de nuevas especies
en los límites.»
Los dos
límites citados (el Paleozoico-Mesozoico y el Mesozoico-Cenozoico) son los más
importantes y fundamentales de todos. Si no hay discontinuidades temporales
observables entre éstas, ya sea en términos de discordancias angulares o de
cambios en faunas, ¡no hay tales discontinuidades en ninguna otra! En otras
palabras, el registro estratigráfico muestra que cada «edad» se proyecta
gradualmente e imperceptiblemente en la siguiente «edad». No se puede determinar
estrictamente donde termina una edad y donde empieza la siguiente. En otras
palabras, no hay discontinuidades temporales; el registro es
continuo.
Recordemos
ahora que cada unidad individual de rocas muestra evidencia de formación rápida.
Los depósitos fosilíferos, que datan las unidades rocosas, muestran todos ellos
evidencia de formación rápida. Si no hay discontinuidades temporales entre las
varias edades (o, para ser más precisos, entre los varios sistemas
estratigráficos que supuestamente denotan las varias edades), parece entonces
estrictamente necesario concluir que el conjunto entero de unidades rocosas que
constituye la columna geológica muestra evidencia de formación
rápida.
Sumaricemos la
cadena de razonamientos que hemos seguido:
1. Cada
estrato debe haber sido formado rápidamente, ya que representa un conjunto
constante de factores hidráulicos que no puede permanecer constante por mucho
tiempo.
2. Cada
estrato sucesivo en la formación debe haber seguido muy rápidamente al estrato
precedente, ya que sus irregularidades superficiales no han sido truncadas por
la erosión.
3. Por lo
tanto, toda la formación debe haber sido formada continua y rápidamente. Esto
queda reafirmado por el hecho de que su tipo de roca requiere una rápida
formación y que su contenido fosilífero demanda un enterramiento rápido y
permanente.
4. Aunque la
formación pueda estar limitada por una discordancia, no existe ninguna
discordancia de extensión mundial, con lo que si se sigue lateralmente hasta
donde sea preciso, se llegará a un punto en que cesa y los estratos se unen
gradual e imperceptiblemente de una formación a otra, que por lo tanto la sucede
continua y rápidamente en aquel punto sin discontinuidad temporal.
5. El mismo
razonamiento mostrará que los estratos de la segunda formación han sido también
formados rápida y continuamente, y lo mismo tendremos con una tercera formación
que siga a esta segunda.
6. Así, de
estrato a estrato y de formación a formación, se puede ir a través de toda la
columna geológica, demostrándose que toda la columna ha sido formada rápidamente
y de forma continua.
7. La
proyección gradual de una formación a otra queda además indicada por el hecho de
que raramente existe un límite físico claro entre formaciones. Generalmente los
tipos rocosos tienden a proyectarse y a mezclarse unos con otros en una zona de
considerable grosor.
Parece, por
tanto, que nuestra primera cuestión de si la columna geológica había sido
depositada de manera continua o esporádica tiene como respuesta cierta que lo
fue de manera continua. El carácter rápido, y hasta cataclísmico, de la mayor
parte de sus unidades individuales habla claramente de la rápida formación de
todo el sistema.
La otra
cuestión se refería a si había evidencia de que organismos fósiles de diferentes
«edades» hubieran vivido en realidad de manera simultánea. O, poniéndolo en
otras palabras, ¿es la columna geológica una realidad objetiva, con fósiles
distintivos asociados a cada uno de los componentes de la columna, o es
parcialmente un sistema artificial basado en el modelo evolucionista?
Se puede
documentar el hecho de que los animales y plantas fósiles son muy semejantes a
los del mundo actual. En ellos se aplica el mismo sistema de clasificación, con
las mismas categorías y las mismas discontinuidades entre las categorías. Se
pueden hallar la mayor parte de animales modernos en forma fósil, y un gran
número de animales y plantas fósiles tienen representantes vivos en el mundo
actual, especialmente cuando tenemos en cuenta las variaciones limitadas que
tienen lugar dentro de los grupos para ajustarse a los diferentes
ambientes.
Todo ello
indica que muchos organismos de los fósiles, de todas las «edades», fueron
realmente coetáneos, ya que de hecho han sobrevivido hasta llegar a la
actualidad.
Los
creacionistas no cuestionan la validez general de la columna geológica, al menos
como indicador del orden usual de la deposición de los fósiles, ya que este
mismo orden cuadra perfectamente con el modelo cataclísmico. En realidad, las
excepciones a este orden (de las que hay muchas) son mucho más fáciles de
explicar en términos del modelo cataclísmico (de hecho, el modelo las demanda)
que en términos del modelo evolucionista.
Las
excepciones al orden estándar de la columna geológica son principalmente de dos
clases: 1) las localidades en las que estratos a los que se les ha asignado una
edad «antigua» en la columna se encuentran descansando de modo concordante
encima de estratos asignados a una edad «reciente»; 2) los estratos en los que
se hallan fósiles asignados exclusivamente a dos o más «edades».
Estos dos
tipos de situaciones se hallan bastante a menudo, y los evolucionistas lo
admiten juntamente con los creacionistas. Tanto los creacionistas como los
evolucionistas reconocen también que esta situación no es normativa, sino
excepcional. La cuestión pasa a ser ¿qué modelo queda menos afectado por estas
excepciones?
Pero antes de
discutir estas anomalías deberíamos primeramente mostrar que el orden estándar
de la columna geológica es el demandado por el modelo cataclísmico. Dicho orden
no está demandado tan solo por la evolución.
El modelo
creacionista postula que todos los organismos del registro fósil fueron creados
coetáneamente por el Creador durante el período creativo. Vivían así juntos en
el mismo mundo, así como las plantas y animales equivalentes lo hacen en el
mundo actual. Además, vivían en comunidades ecológicas, lo mismo que en el mundo
actual. El hombre no hubiera vivido con los dinosaurios ni con los trilobites,
así como tampoco ahora vive junto con los cocodrilos ni con las estrellas de
mar.
Visualicemos,
entonces, un gran cataclismo hidráulico precipitándose sobre el mundo actual,
con corrientes de agua derramándose continuamente del cielo y forzándose paso
desde las profundidades de la
Tierra, a nivel mundial, durante semanas, hasta que todo el
globo quedó sumergido, acompañando a estos fenómenos la erupción de magmas
procedentes del manto terrestre, con gigantescos movimientos de tierra,
corrimientos, tsunamis, y explosiones. Naturalmente, el actualista cuestionará
cómo se pudiera haber producido un cataclismo de esta magnitud, y esto se
considerará de manera resumida, pero de momento tomemos esto como un modelo y
visualicemos los resultados que serían de esperar si ello sucediera hoy en
día.
Más tarde o
más temprano morirían todos los animales terrestres. Muchos de los animales
marinos morirían, aunque no todos. Los seres humanos nadarían, correrían, e
intentarían escapar de las aguas pero, a no ser que unos pocos consiguiesen
escapar del cataclismo en embarcaciones inusitadamente estancas y de buen porte,
todos se ahogarían o perecerían por alguna otra causa asociada al
cataclismo.
Los suelos
quedarían bien pronto erosionados y los árboles y las plantas serían
desarraigadas y transportadas al mar en grandes capas en corrientes diluviales.
Al cabo de un tiempo de estas violentas acciones, las mismas colinas y montañas
se disgregarían e irían corriente abajo en grandes corrimientos de tierras y
corrientes de turbidez. Se desprenderían grandes losas que se romperían y que
serían arrastradas a saltos por el fondo de los canales de flujo, siendo
gradualmente redondeadas en forma de guijas, gravas y arenas. Vastos mares de
fango y roca correrían río abajo, atrapando a muchos animales y arrastrando a
grandes masas de plantas con ellos.
En los fondos
oceánicos, los sedimentos en turbulencias y las aguas y magmas subterráneos
enterrarían grandes masas de invertebrados. Las aguas pasarían por grandes
cambios en temperatura y salinidad, se formarían lodos espesos, e inmensas
cantidades de sustancias quedarían disueltas y dispersadas por las masas
marinas.
Llegaría el
momento en que los sedimentos marinos y terrestres quedarían entremezclados.
Finalmente, los sedimentos se asentarían, las sustancias disueltas precipitarían
en zonas e instantes en los que la salinidad y la temperatura lo demandase, y se
formarían grandes capas sedimentarias por todo el mundo, que pronto se
cementarían en capas rocosas.
Lo anterior es
tan solo una guía muy simple a la gran cantidad de fenómenos que acompañaría a
un cataclismo como el que estamos considerando. La misma complejidad del modelo
lo hace extremadamente versátil para explicar una gran variedad de datos (aunque
también hace difícil que se pueda ensayar).
El punto
inmediato a discutir es su implicación con respecto al orden en que se
depositarían los fósiles en la columna, geológica. Considerándolo brevemente,
podremos sacar las siguientes consecuencias de nuestro modelo.
1. Como norma,
habría mucho más enterramiento de invertebrados marinos por los sedimentos,
debido a que hay mucha más cantidad de ellos, ya que, siendo relativamente
inmóviles, serían por lo general incapaces de escapar.
2. Los
animales atrapados y enterrados lo serían generalmente con otros de la misma
región. En otras palabras, los conjuntos fósiles tenderían a representar
comunidades ecológicas del mundo precataclísmico.
3. Por lo
general, los animales que viven en las elevaciones menores tenderían a ser
enterrados en las menores elevaciones, y así las elevaciones en los estratos
representarían elevaciones relativas del hábitat o zonas ecológicas.
4.
Generalmente, los invertebrados marinos se habrían de hallar al fondo de
cualquier columna geológica local, ya que viven en los fondos
marinos.
5. Los
vertebrados marinos (peces) se hallarían en rocas más altas que las de los
invertebrados de los fondos. Viven a elevaciones superiores, y además podrían
escapar al atrapamiento durante más tiempo.
6. Los
anfibios y los reptiles se hallarían generalmente a elevaciones aún más altas,
en los sedimentos entremezclados de la separación entre tierra y
agua.
7. Se
hallarían pocos sedimentos terrestres, si se hallasen algunos, en los estratos
más bajos de la columna.
8. La primera
evidencia de plantas terrestres en la columna sería prácticamente en la misma
zona que la de los anfibios y reptiles, cuando las masas de vegetación de las
tierras bajas llegaran a la costa transportadas por las inmensas crecidas
fluviales.
9. En los
estratos marinos, en los que se fosilizaron los invertebrados, éstos tenderían
localmente a ser clasificados hidrodinámicamente formando conjuntos de tamaños y
formas similares. Además, cuando las turbulentas aguas del cataclismo,
procedentes de las proyecciones subterráneas y de la agitación de los fondos
marinos, empezasen a aquietarse, los animales más simples, más esféricos o de
forma dinámica, tenderían a depositarse los primeros debido a la menor
resistencia que el agua les presentaría a su descenso. Así cada clase de
organismo marino tendería a mostrar sus formas más simples en las menores
elevaciones.
10. Los
mamíferos y las aves se hallarían por lo general en elevaciones superiores a las
de los reptiles y anfibios, debido tanto a su hábitat como al hecho de la mayor
movilidad que tienen. No obstante, serían pocas las aves fosilizadas, puesto que
solamente de manera ocasional alguna ave agotada quedaría atrapada y preservada
en sedimentos.
11. Debido a la
tendencia instintiva de los animales superiores a congregarse en grandes
manadas, especialmente en tiempos de peligro, los fósiles de estos animales se
hallarían en grandes cantidades, en caso de que se hallasen.
12.
Similarmente, estos animales superiores presentarían la tendencia a ser
segregados verticalmente en la columna según el orden de tamaño y complejidad,
debido a la mayor capacidad de las formas mayores y más diversificadas de
animales a escapar al enterramiento por mayores períodos de tiempo.
13. Se hallarían
muy pocos fósiles humanos o artefactos. Los seres humanos escaparían al
enterramiento en su mayor parte y, después de que las aguas retrocedieran, sus
cuerpos yacerían sobre el terreno hasta que quedaran descompuestos. Lo mismo se
aplica a sus instrumentos y estructuras más ligeras, mientras que los enseres
metálicos más pesados se hundirían hasta el fondo y quedarían enterrados tan
profundamente que probablemente no serían nunca descubiertos.
14. Todas las
consecuencias anteriores serían de esperar de una manera estadística, pero,
debido a la naturaleza cataclísmica del fenómeno, serían de esperar muchas
excepciones en cada caso. En otras palabras, el modelo cataclísmico predice el
orden general y el carácter de los depósitos, pero también permite excepciones
ocasionales.
No hay duda
alguna de que todas las consecuencias anteriores se hallan confirmadas
explícitamente en la columna geológica. El orden general de simple a complejo en
el registro fósil de la columna geológica, que es considerado por los
evolucionistas como la principal prueba de la evolución, es también predicho por
la teoría rival, pero con una precisión mayor en los detalles. Pero las
excepciones son las que refutan el modelo evolucionista, mientras que en el
cataclísmico son de esperar.
Consideremos
por ejemplo los estratos en orden traslocado. Estos tienen que ser explicados
por medio de suposiciones secundarias de cabalgamientos o mecanismos aún más
hipotéticos, como la penetración de un estrato debajo de otro, a fin de postular
grandes movimientos terrestres para invertir el orden original de deposición. En
esta visión se postula que bien grandes bloques de rocas más antiguas tuvieron
que ser primero levantados y después deslizados por encima de las más recientes,
o grandes grosores de sedimentos más recientes descendieron y ejercieron un
fuerte empuje, penetrando por debajo de sedimentos más antiguos.
Las fuerzas
implicadas en unos tales fenómenos son claramente tremendas, y los geofísicos
encuentran muy difícil explicarlas. También la acción de molido y rotura en el
plano de deslizamiento hubiera debido dejar grandes cantidades de cascotes,
brechas y milonita en general, y los geólogos han descubierto que es muy difícil
hallarlas. Este asunto, en lo que se refiere a los cabalgamientos, se discute
con cierto detalle en otra obra
para los que estén interesados en seguirlo. La nueva idea de penetración
subterránea, asociada al concepto de subducción en las actuales discusiones de
tectónica de placas, parece aún más imaginativo.
«Los primeros
estudios de geología alpina revelaron que las montañas son zonas de plegamientos
y empujes tremendos de la corteza terrestre. En muchas localidades los
sedimentos oceánicos de que se componen las montañas quedan invertidos, con los
sedimentos más antiguos encima de los más recientes ...
En una fosa del Mediterráneo oriental, una placa continental está deslizándose
por debajo de otra ... En una localidad se hallaron calizas de 120 millones de
años de antigüedad directamente colocadas encima de limos de tan solo
5 a 10
millones de años de antigüedad.»
La mecánica
que colocó a un limo bajo caliza sólida en el fondo del mar parece como mínimo
muy oscura.
La otra
excepción al orden usual de los fósiles ocurre cuando fósiles de diferentes
zonas se hallan mezclados juntos. La explicación evolucionista de este fenómeno
tiene que ser o bien la re-erosión de estratos originalmente separados y
consiguiente mezcla de los sedimentos de ambos, o la «contaminación» de estratos
antiguos por alguna clase de intrusión de materiales recientes (o
viceversa).
Por su propia
naturaleza, estas explicaciones son difíciles tanto de confirmar como de
refutar, ya que no tenemos a mano la «máquina del tiempo» para poder observar lo
que realmente sucedió. Pero en ninguno de estos casos hay ninguna dificultad
para el modelo cataclísmico.
Pero hay
algunos ejemplos que parecen muy difíciles de aceptar, como casos de
«reformación» con mezcla de estratos originales separados, o de contaminación.
Los casos más espectaculares son aquellos en los que se hallan fósiles del ser
evolutivamente más «reciente», el hombre, asociado con formaciones mucho más
«antiguas».
Por ejemplo,
consideremos lo siguiente:
«Se ha descubierto
un antiguo relieve Maya de un ave peculiar con características reptilianas en
Totonacapán, en la sección nororiental de Veracruz, México. José Díaz Bolio, el
arqueólogo periodista responsable del descubrimiento, dice que hay evidencias de
que el relieve de esta ave-serpiente no es simplemente el producto de vuelos de
imaginación de los Mayas, sino que es una representación realista de un animal
que vivió en el período de los antiguos Mayas —de 1.000 a 5.000 años atrás.
»Si es cierto
que estas aves-serpientes fueron coetáneas de la antigua cultura Maya,
este relieve nos enfrenta con una rareza evolutiva sorprendente. Se cree que los
animales de estas características habían desaparecido hace 130 millones de años.
El archaeornis y el archaeopteryx, que presentan un vago parecido con los
relieves, fueron reptiles voladores que se extinguieron durante la edad
Mesozoica de los dinosaurios.»
La evidencia
parece clara de que el archaeopteryx, o algún ave equivalente antigua, fue
coetánea con el hombre, y que solamente se extinguió hace unos pocos miles de
años.
De hecho, se
ha encontrado una gran cantidad de artefactos y de fósiles en zonas anómalas.
Desafortunadamente, la mayor parte de éstos han sido publicadas por la prensa
popular, y después han sido ridiculizados o esquivados por las autoridades
científicas, y después olvidados. Se han anunciado los hallazgos de esqueletos
humanos y herramientas en zonas profundas de minas de carbón encajados
sólidamente en el carbón mismo, de pictogramas de dinosaurios en paredes de
cavernas o de cañones, de polen fósil de tipos modernos de árboles descubierto
en los estratos marinos más antiguos, y un largo etcétera.
Uno de los
ejemplos más espectaculares de fósiles anómalos es el ahora bien conocido caso
de las huellas del río Paluxy, en la formación Cretácea Glenn Rose de Texas
central. Allí, las capas de caliza presentan un gran número de pisadas humanas y
de dinosaurios. Las pisadas ocurren en rastros, y, en dos o en tres lugares, los
rastros de humanos y dinosaurios se cruzan, con dos casos conocidos en los que
las pisadas humana y del dinosaurio se superimponen.
Este caso
particular no puede ser desdeñado como «reformación» de dos depósitos fósiles
distintos. Tampoco pueden atribuirse a tallas actuales fraudulentas, ya que
muchas de las huellas, tanto humanas como de dinosaurios, fueron descubiertas
por primera vez por la excavación de los estratos superiores durante estos
últimos años por un numeroso equipo de trabajadores y de
observadores.
Parece ser que
la única vía de escape que les queda a los actualistas para soslayar la
conclusión de que el hombre y el dinosaurio fueron coetáneos es decir que las
huellas humanas no eran en realidad humanas sino que fueron hechas por algún
desconocido animal bípedo con pies como los humanos. Ya que nunca se ha
observado un animal así, viviente o fósil, la sugerencia de que esto fue así (y
esta sugerencia fue hecha con toda seriedad en la presencia del autor de estas
líneas por un doctor en Geología, en el acto mismo de observar las huellas en
cuestión) es ciertamente más difícil de aceptar que aceptar que el hombre y el
dinosaurio fueron coetáneos.
Estas huellas
y rastros, y el descubrimiento de todo ello, han quedado documentados de manera
concluyente por medio de la toma de películas en el mismo lugar y momento de la
excavación. Quisiéramos invitar a los escépticos a ver esta película
antes de que deseche la evidencia demasiado apresuradamente, como demasiados
evolucionistas ya lo han hecho en el pasado. Son muchas las personas a las que
este documental les ha obligado a replantearse la cuestión
actualismo-catastrofismo.
Catastrofismo
residual
Los
creacionistas están convencidos de que existe evidencia más que suficiente
confirmando el modelo cataclísmico general de los estratos fosilíferos. La mayor
parte de toda la columna geológica debió formarse rápida y continuamente en un
gran complejo de catástrofes en un pasado no muy distante. Aunque en ello estuvo
implicada una tremenda acción volcánica y tectónica, los estratos fueron
formados principalmente por acción hidráulica, con lo que el cataclismo tuvo
principalmente el carácter de un diluvio universal.
Pero la mayor
parte de las formaciones superiores, así como la mayor parte de las
características superficiales de la Tierra, son indudablemente atribuibles
al catastrofismo residual postdiluvial. Desde entonces hasta ahora ha habido una
extensiva actividad volcánica, tectónica y glacial, así como tormentas e
inundaciones de extensión regional.
Para apreciar
este aspecto continuado del modelo cataclísmico, debemos dar más consideración a
la naturaleza y a la causa del cataclismo principal. ¿Cuál sería la causa de una
inundación global, con actividad ígnea y tectónica colateral, tal como la que
hemos postulado y tal como los estratos parecen reflejar?
Una clave
importante se halla en que las rocas de todas las «edades», juntamente con todos
los fósiles contenidos en ellas, indican un clima cálido de extensión mundial,
sin zonas climatológicas distintas como las que tenemos en la
actualidad.
«Hace ya tiempo que
existe el sentimiento general de que el clima promedio mundial de
la Tierra a
través de las eras ha sido más suave y más homogéneo de lo que es en la
actualidad. Si es así, el presente no es, en verdad, una clave muy buena
para el pasado en cuanto a la climatología se refiere.»
Algunos
escritores han sugerido la deriva de continentes como explicación de cómo
fósiles de fauna y flora subtropical se hallan en la actualidad en las regiones
polares. No obstante, esta explicación es insuficiente.
«Por ejemplo, hay
poca evidencia de que los cinturones climatológicos existieran en la primitiva
historia de la
Tierra, y esto no obstante, hallamos zonación climática, tanto
latitudinal como vertical, en todas las partes de la Tierra actual. Esta anómala situación
es difícil de explicar. Es imposible reconstruir un supercontinente que ocupase
tan solo un régimen climático. Cualquier planeta en rotación, orbitando
alrededor del sol con un eje de rotación inclinado, debe tener zonación
climática. Queda claro, por todo esto, que las condiciones climáticas del pasado
eran significativamente diferentes de las que son evidentes en la actualidad.»
Aun si el eje
terrestre no estuviera inclinado, habría una zonación climática, de
característica latitudinal. Como consecuencia, el clima universalmente cálido
evidenciado por el registro fósil no puede ser explicado por medio de diferentes
distribuciones de la estructura física de la Tierra.
La explicación
más adecuada es que algo exterior a la superficie terrestre controlaba de tal
manera la entrada de la energía solar, que hubiera inducido un clima global
similar al de un «invernadero». Estos son los tres componentes que en la
actualidad, en mayor o en menor medida, ejercen esta función en la actualidad,
el ozono, el dióxido de carbono y el vapor de agua.
Si uno o más
de éstos era un constituyente mucho más abundante de la atmósfera antes del
cataclismo, hubiera inducido con toda certeza un efecto universal de
«invernadero». El más importante es el vapor de agua. Si hubiera habido, en el
principio, una vasta capa termal de vapor de agua localizada en algún lugar por
encima de la troposfera, entonces no solamente hubiera quedado afectada la
climatología, sino que tendríamos una fuente adecuada de las aguas necesarias
para el Diluvio.
No obstante,
el cataclismo postulado aquí también involucra convulsiones tectónicas y
magmáticas, así como tremendas perturbaciones hidráulicas y sedimentarias en los
fondos oceánicos. Así, se postula la existencia de una fuente secundaria de
aguas en vastos depósitos subterráneos a fuertes presiones y elevadas
temperaturas, quizás en la corteza primitiva, o quizás en el mismo manto de
la Tierra, una
situación similar a la actual, pero en mayores cantidades. La explosiva
proyección de estas aguas, acompañadas por magmas y seguidas de movimientos
terrestres, constituye otra causa del cataclismo considerado.
Así, la
creación primitiva de estos dos vastos sistemas acuosos, uno por encima de la
troposfera y el otro en las profundidades de la corteza terrestre, serviría para
el doble propósito de ofrecer un medio ambiente perfecto para la vida terrestre,
y también para transmitir la energía del cataclismo universal que después la
destruiría.
Se postula que
sobre la superficie del mundo primitivo existía con toda probabilidad un
complejo sistema de mares estrechos y de vías de agua cuyas precisas posiciones
no pueden ser determinadas en la actualidad. Aunque el clima uniforme inhibiría
el movimiento de las masas de aire, así como impediría tormentas y lluvias
fuertes, un ciclo diario de evaporación local y de condensación mantendría una
humedad uniforme en todas partes. Este favorable clima, juntamente con el
eficientísimo filtro contra las radiaciones constituido por la capa de vapor de
agua, favorecería el abundante crecimiento de la vida vegetal y animal, la
longevidad de la vida animal, y el crecimiento de los organismos de gran
tamaño.
Un número de
causas pudo haber desatado el cataclismo al liberar las aguas en reserva. La
explicación más sencilla sería suponer que las aguas sometidas a presión
surgieron bruscamente al vencer un punto débil de la corteza. El colapso en un
punto provocaría otras muchas erupciones similares de muchos otros puntos
alrededor del mundo.
La turbulencia
que resultaría en la atmósfera, juntamente con las inmensas cantidades de polvo
proyectado hacia las capas superiores de la atmósfera, iniciaría la condensación
y precipitación de la capa de vapor de agua.
Este modelo,
que parece bastante realista en términos del modelo creacionista básico, es
suficiente para explicar la mayoría de las características del registro fósil y
de los estratos geológicos, y también como marco dentro del cual investigar el
origen de otras características.
Este modelo
del cataclismo y de sus causas también indica que sus efectos posteriores
continuarían a través de los siglos, y quizás, en alguna medida, hasta nuestro
tiempo. Algunos de los efectos más importantes de las últimas etapas del diluvio
y posteriores son los que mencionamos a continuación:
1. La formación de las
montañas
Uno de los
problemas irresueltos más importantes con los que se encuentra el actualismo
geológico es la causa de la formación de las montañas. Como Dott y Batten
admiten:
«Todavía se nos
escapa una teoría realmente satisfactoria para explicar la formación de las
montañas.»
Además, los
principales sistemas montañosos del mundo actual son, hablando geológicamente,
bastante recientes, por lo menos en lo que se refiere a sus últimos períodos de
levantamientos. Richard Foster Flint, el geólogo glacial de la Universidad de Yale,
atribuyó de hecho la entrada de la época glacial en el Pleistoceno
principalmente a la orogenia mundial que tuvo lugar justo antes de ella. Afirmó,
en una revisión de estos fenómenos:
«El resultado
cumulativo de los levantamientos graduales y sucesivos a lo largo de toda la
segunda mitad de la era Cenozoica fue un incremento en la altitud promedio de
los continentes desde un valor estimado de 300 metros hasta el actual de
800».
El mayor
sistema montañoso, los Himalayas, fue formado solamente después de la aparición
del hombre sobre la
Tierra.
«La mayor parte del
gran levantamiento de los Himalayas es asignado a últimos del Terciario y
Pleistoceno.»
Los vastos
reajustes isostáticos necesarios después del Diluvio, posiblemente aumentados
por continentes en deriva y colisión como efecto también del cataclismo global,
constituyen la mejor explicación de la formación de montañas de que
disponemos.
2. Glaciación
Antes del
cataclismo, el efecto de invernadero impedía la formación de glaciares y capas
polares. Pero la disipación de la capa de vapor provocó rápidamente el
establecimiento de los diferenciales latitudinales de temperatura. La tremenda
aportación de energía en el Diluvio provocó una continua evaporación de las
aguas de las nuevas superficies oceánicas a la atmósfera, siendo grandes
cantidades de ellas precipitadas en forma de nieve en las regiones polares.
Estos fenómenos condujeron al desarrollo de las grandes capas glaciales
continentales de la época Pleistocénica.
Es
significativo que no exista ningún modelo actualista satisfactorio que dé cuenta
de la causa de estos grandes glaciares del Pleistoceno:
«Los geólogos y los
climatólogos han estado intentando, durante más de un siglo, explicar la
repetición de la glaciación en una escala continental. Se han sugerido teorías
tras teorías, pero todas ellas explican o muy poco o demasiado. No se puede
considerar como satisfactoria ninguna de ellas, por lo menos en su forma
presente.»
Pero la teoría
cataclísmica, tal como ha sido brevemente expuesta, sí que constituye una
explicación satisfactoria.
3. Pluvialismo
Es cosa bien
conocida que, durante y después de los tiempos de los glaciales continentales en
las latitudes más altas, hubo mucha más actividad pluviosa en las latitudes
inferiores. Todos los desiertos, incluyendo el Sahara, tenían agua en
abundancia. Todos los lagos y cuencas interiores presentaban un nivel de agua
mucho más elevado, y los ríos transportaban todos ellos volúmenes mucho mayores
de agua.
Estas lluvias
se presentaban a menudo en forma de violentas tormentas, y hay muchas evidencias
en los registros geológicos y arqueológicos, así como también en las tradiciones
mitológicas de la historia más antigua del hombre, de devastadoras inundaciones
locales y regionales. Todo ello fue una consecuencia natural del gran Diluvio,
mientras la
Tierra iba llegando gradualmente a un nuevo equilibrio
hidrológico.
4. Volcanismo
En las
erupciones que acompañaron al Diluvio, fueron arrojadas grandes cantidades de
roca fundida del manto terrestre, tal como está evidenciado por la abundancia de
rocas ígneas y de estratos volcánicos hallados por toda la columna geológica.
Cuando las aguas del Diluvio se habían ya retirado y habían tenido lugar los
ajustes isostáticos, debieron quedar aun muchos vientos volcánicos y fisuras
alrededor de la
Tierra que no estaban cubiertos completamente. Como
consecuencia, la actividad volcánica habría continuado intermitentemente hasta
mucho tiempo después del cataclismo general.
Que esto es lo
que realmente ocurrió queda evidente por los grandes terrenos volcánicos del
Pleistoceno y hasta del post-Pleistoceno que se hallan en varias localidades
alrededor del mundo. También hay una gran cantidad de volcanes aun activos en la
actualidad, y un número aun mayor de volcanes que parecen haberse extinguido en
tiempos muy recientes.
5. Deriva
continental
Hasta
aproximadamente el año 1960 se ridiculizaba y rechazaba la antigua idea de la
deriva continental por parte de prácticamente todos los geólogos, los cuales
estaban convencidos de que habían llegado a una completa explicación de la
historia de la
Tierra y de los estratos rocosos en términos de continentes
permanentes y estables. Pero en la actualidad el péndulo ha oscilado y la mayor
parte de los geólogos apoya los conceptos de tectónica de placas, de expansión
de fondos oceánicos, y de deriva de continentes. Todas las antiguas
explicaciones, que habían sido aceptadas dogmáticamente como ciertas, han sido
ahora descartadas completamente en favor de conceptos centrados en la deriva.
Todavía permanecen oponiéndose una minoría significativa de prominentes
científicos (Jeffries, el geofísico ruso Meyerhoff, et al) que se oponen
a la idea de la deriva de continentes, tachándola de geofísicamente imposible, y
hay algunos signos que indican que el péndulo puede volver a oscilar.
El modelo
creacionista no tiene predicciones específicas en cuanto a la deriva
continental, por lo que no queda afectado por ninguna de las dos posiciones. No
obstante, una de las dificultades principales con que se enfrenta este concepto
cuando se desarrolla dentro de un contexto actualista es la ausencia de la
fuente de la tremenda energía necesaria para separar continentes. El modelo
cataclísmico, con su reserva de tremendas energías subterráneas repentinamente
liberadas en el tiempo del Diluvio, parece ser capaz de dar cuenta de esta
energía. Es posible que la deriva pudiese haber ocurrido, juntamente con la
continuada actividad volcánica y tectónica, como otro efecto posterior del gran
Diluvio.
Todos estos
fenómenos que pueden recibir la denominación dé catastrofismo residual
—formación de montañas, glaciación, pluvialismo, volcanismo y, posiblemente,
deriva continental, con otros que se podrían discutir si fuera preciso—
representan los últimos coletazos del gran Diluvio. Debieron haber tenido lugar
con mucha intensidad en las últimas etapas del mismo Diluvio, permaneciendo
durante siglos después del Diluvio. Sus efectos han ido disminuyendo según
alguna clase de curva de desvanecimiento hasta llegar a un relativo grado de
reposo en el presente.
Esto significa
que es difícil llegar a una cronología exacta del Diluvio mismo. Una de las
metas del modelo creacionista sería la organización de los estratos geológicos
de la Tierra en
una columna geológica estándar basada en la cronología catastrófica que
sustituya a la actual columna geológica basada en la cronología actualista
evolucionista. Ya hemos señalado que, por lo general, el orden de los estratos
es el mismo para ambos modelos, por lo que es posible, hasta cierto punto,
establecer una «ecuación» convirtiendo la nomenclatura estratigráfica actualista
a las unidades cronológicas correspondientes asociadas a las secuencias del
cataclismo.
Esta
equivalencia, en forma preliminar, podría plantearse aproximadamente en la forma
que expresa la tabla n¼ 1.
Naturalmente,
todavía es necesario realizar una gran cantidad de investigación, a fin de
afinar los detalles de esta propuesta de revisión de la columna geológica.
Deberíamos recordar que el trabajo de miles de geólogos durante 150 años ha
quedado descrito y clasificado en términos de la columna estándar evolucionista,
por lo que el trabajo de reclasificar esta masa de material representa una obra
monumental que no se puede hacer de la noche a la mañana por un número
relativamente pequeño de geólogos creacionistas.
Hacemos un
llamamiento a los profesores y estudiantes para prepararse en las disciplinas de
la geociencia con esta meta en la mente. Es nuestra predicción que si se estudia
la estructura de la
Tierra desde el punto de vista del modelo creacionista y
catastrofista se llegará a un conocimiento más ajustado de la historia de
la Tierra y a
una mejor utilización de sus recursos.
TABLA 1
Sistema estándar |
Fase correspondiente del
Diluvio
|
Reciente
|
Período post-Diluvial del desarrollo del mundo
actual. |
Pleistoceno |
Efectos post-Diluviales de glaciación y pluvialismo, juntamente con
una actividad tectónica y volcánica en disminución gradual.
|
Terciario |
Fases finales del diluvio, juntamente con las fases iniciales de
los reajustes post‑Diluviales.
|
Mesozoico |
Fases intermedias del Diluvio, con mezclas de depósitos
sedimentarios continentales y marinos. Posiblemente post-Diluviales en algunos
casos.
|
Paleozoico |
Depósitos en las profundidades marinas y en las plataformas
continentales, formados en las fases primeras del Diluvio, principalmente en los
océanos.
|
Proterozoico |
Depósitos sedimentarios iniciales en las fases iniciales del
Diluvio.
|
Arqueozoico |
El origen de la corteza datando del Período de la Creación, aunque alterado
y metamorfizado por los cambios termales y tectónicos durante el
Cataclismo. |