EL HOMBRE FÓSIL
Frank W.
Cousins
7—LA EVIDENCIA DEL HOMBRE EN EL
TERCIARIO
De hace mucho tiempo los arqueólogos consideran sorprendente
que la industria de piedra más antigua que se conoce, el Chelense, presenta una
considerable sofisticación en gran parte del Mundo Antiguo. Esto, para el
evolucionista, implica la existencia de hombres en tiempos anteriores a los que
sería de suponer, por cuanto no pueden creer la llegada de un hombre diestro e
inteligente per saltum.
Por ello, la investigación quedó determinada ya de principio. Se trataba de una
búsqueda de los progenitores primitivos del hombre. Lo que se
encontró, sin embargo, fue precisamente lo contrario.
He hecho un cierto esfuerzo por cubrir este terreno. Mis
investigaciones comenzaron en Roma, donde el Profesor Genna del Instituto di
Anthropologia en la Universidad tuvo la generosidad de facilitarme dos artículos
del Profesor Giuseppe Sergi:
«Intorno All Uomo Pliocenico in Italia» (Acerca del
Hombre del Plioceno en Italia) Roma, 1912-
«Su L’Uomo Fossile Dell “Olmo”»
(El Hombre Fósil de
Olmo). Roma, 1916-1917.
Supe, por la amable comunicación del doctor Kenneth P.
Oakley del Museo Británico que estas obras, hasta donde él sabía, no habían sido
traducidas al inglés. Antes de leer al mismo Sergi, recapitulemos los hechos de
los descubrimientos italianos y americanos.
Reproduzco la noticia de Sir Arthur Keith acerca de los
restos humanos de Castenedolo y Olmo (Italia) y el del Profesor J. D. Whitney
del cráneo de Calaveras (EE. UU.).
CASTENEDOLO
Para el cráneo, véase Atlas.
«Si se examina el mapa del norte de Italia, se verá que la
línea férrea entre Milán y Verona se mantiene pegada a las laderas meridionales
de los Alpes y que pasa por la ciudad de Brescia. En 1860, el Profesor Ragazzoni
—un experto geólogo— era profesor en el Instituto Técnico de Brescia. Estaba
particularmente interesado en las conchas fósiles de las formaciones del
Plioceno que abundan en el norte de Italia. Uno de los lugares favoritos para
coleccionar estos especímenes era un monte bajo, de sólo unos 30 metros de
altura, que se levanta de la llanura en Castenedolo, a unos diez kilómetros al
sudeste de Brescia. La cantidad exacta y la secuencia de estos estratos no nos
interesan ahora. El segundo estrato es un depósito de arcilla y cantos rodados
que indica una —quizá la mayor— de las glaciaciones del Pleistoceno. Los
estratos que nos interesan directamente son un depósito de arcilla azul verdosa,
de alrededor de 1,5 m de grosor, que contiene conchas, y un depósito rico en
restos de coral y de conchas fósiles. No hay discusiones acerca de la edad del
estrato de coral: fue depositado cuando un mar pliocénico batía contra los
flancos meridionales de los Alpes. Si apareciese en Inglaterra, se encontraría
bajo el risco rojo de Suffolk, porque pertenece a la más antigua formación del
Plioceno. La arcilla azul superior, depositada en aguas quietas y fangosas, no
es mucho más posterior que el estrato coralino.
»A finales del verano de 1860, el Profesor Ragazzoni visitó
Castenedolo, y había descendido en el hoyo, cortado al pie del monte, y estaba
buscando conchas del Plioceno en el estrato coralino. Mientras buscaba,
descubrió, sobre la cara del hoyo entre la arcilla azul superior y el estrato
coralino inferior, la bóveda fragmentaria de un cráneo humano. Estaba revestido
e impregnado de la arcilla y de las conchas de los estratos entre los que yacía.
Ragazzoni examinó los estratos superiores —uno de arena amarilla, otro de arena
gris— por encima de la arcilla, y no pudo encontrar señal alguna de perturbación
en sus líneas de contacto. Investigó más y encontró otros pocos fragmentos de
cráneo cerca del mismo lugar. Llevó estos «hallazgos» a su casa y los mostró a
algunos de sus colegas en el Instituto Técnico. Su descubrimiento fue acogido
con incredulidad.
»Hasta 1880 —veinte años después del descubrimiento inicial—
no se encontró nada más en aquel hoyo. Pero aquel año, un amigo de Ragazzoni
—que había creído el descubrimiento inicial— comenzó a excavar en el hoyo a unos
veinte pasos del sitio en el que se habían encontrado los restos humanos. En dos
meses expuso, en el mismo horizonte, numerosos fragmentos esparcidos de los
esqueletos de dos niños. Los fragmentos fueron dejados in situ hasta que fuesen vistos y
examinados por el Profesor Ragazzoni. Una vez más se encontró que los estratos
superyacentes estaban intactos. Luego se hizo otro descubrimiento —el esqueleto
de una mujer en posición contraída, comprimido y perturbado por la presión de
los depósitos. El esqueleto de la mujer yacía dentro del estrato de arcilla —a
poco más de 1 m de la superficie del banco. Los otros restos fósiles yacían a
una profundidad de 2 m desde la superficie del banco —el nivel de la superficie
del suelo.
»En 1883, el profesor Sergi, entonces un antropólogo en
creciente reputación, visitó a Ragazzoni en Brescia y vio los restos humanos
encontrados en los estratos del Plioceno en Castenedolo —todavía cubiertos de
fragmentos de la matriz original en que habían estado incrustados. Descubrió que
los restos eran los de personas de tipo moderno. En los restos estaban
representados dos niños, un hombre y una mujer, pero sólo el cráneo de la mujer
estaba lo suficientemente completo para una reconstrucción. El Profesor Sergi se
sintió impresionado tanto por el descubrimiento como por el descubridor. Visitó
el hoyo con Ragazzoni, hizo una nueva sección de los estratos, y se quedó
convencido de que todo era como Ragazzoni decía, esto es, que había descubierto
restos humanos en capas no perturbadas de edad pliocénica. La raza era del tipo
humano moderno. Algún tiempo antes de morir, el Profesor Ragazzoni depositó los
restos humanos descubiertos en Castenedolo bajo la custodia del Profesor Sergi,
y están ahora preservados en su departamento en la Universidad de
Roma.»
OLMO
Para el cráneo, véase Atlas.
«El último descubrimiento que voy a citar como evidencia de
que los habitantes de Europa en los tiempos pre-Musteriense eran personas no del
tipo Neanderthal sino del tipo moderno, es el que hizo en 1863 el Señor
Cocchi,
Conservador del Museo de Geología en Florencia. Durante la construcción del
ferrocarril de Arezzo hacia el sur, en las aguas superiores del Arno, se tuvo
que excavar una trinchera de más de 15 metros de profundidad. Durante esta
excavación se descubrió el cráneo de Olmo. Yacía a una profundidad de casi 15
metros por debajo de la superficie, en un profundo estrato de arcilla azul —un
depósito formado en el fondo de un antiguo lago.
»No cabe duda alguna de que el cráneo se encontraba en este
estrato. Está todavía preservado en el Museo Geológico de Florencia, con su
cavidad llena, como cuando fue encontrado, de una masa de arcilla azul. Por
encima de la arcilla azul del corte del ferrocarril había depósitos —de
alrededor de 3,5 metros de grosor— que Cocchi consideró pertenecientes al
Pleistoceno posterior y también del Reciente. La arcilla azul en la que estaba
incorporado el cráneo la asignó a los depósitos del Pleistoceno más antiguo. En
el mismo horizonte que el cráneo aparecieron los restos de un elefante
(Elephas antiquus, Sergi)
y de una forma temprana del caballo del Pleistoceno (Equus larteti). Cerca del cráneo unos
restos de madera carbonizada señalaban el emplazamiento de un antiguo hogar. La
cultura del período está representada por unos implementos paleolíticos que bien
podrían pertenecer al período Chelense. El horizonte cultural exacto al que se
debería asignar el esqueleto no puede ser fijado con ningún grado de
certidumbre, pero para nuestro presente propósito es suficiente con la
convicción de que el cráneo es más antiguo que el período Musteriense. Acerca de
esto, creo yo, no cabe duda alguna. El cráneo es evidentemente una variante del
tipo moderno.
EL CRÁNEO DE CALAVERAS
El cráneo está actualmente en el Museo Peabody de la
Universidad de Harvard.
Se dice a menudo que el cráneo fue un fraude cometido para
engañar al Departamento de Geología del Estado. He podido contrastar estas
declaraciones con una lectura del informe original del Profesor Whitney, que,
por lo que he podido constatar, trata exhaustivamente el tema del pretendido
fraude. Él es de la opinión de que el cráneo era un fósil genuino y que nadie
habría sido capaz de preparar un cráneo fósil en la forma en que este célebre
cráneo llegó a su posesión. El cráneo fue extraído por Whitney de la grava de
toba mezclada y trozos de huesos humanos que estaban juntamente incrustados, y
lo sometió a un examen químico. Descubrió que el cráneo había perdido casi toda
su materia orgánica y que una gran parte del fosfato de calcio había sido
sustituido por el carbonato. Estaba genuinamente fosilizado. El análisis, según
Whitney,
da el siguiente resultado:
-
- Fosfato cálcico
- Carbonato cálcico
- Sílice
- Óxido de hierro
- Carbonato magnésico
- Agua y materia orgánica
-
- Total
|
- 33,79
- 62,03
- 1,44
- 0,81
- 1,86
- trazas
- --------
- 99,93
|
El cráneo fue descubierto por el Sr. Mattison, un minero de
oro, en la capa nº 8 de sus excavaciones. La sección de Mattison de las
excavaciones según Whitney es:
-
Lava
negra
Grava
Lava
ligera
Grava
Lava
ligera
Grava
Lava
marrón oscura
Cráneo
––––– Grava
Lava
roja
Grava
roja
- Total
|
- 40 ft
- 3 ft
- 30
- 5
- 15
- 25
- 9
- 5
- 4
- 17
- --------------------
- 153 ft (= 46,6 m)
| El Profesor Whitney
concluye con esta observación: «El cráneo no muestra indicios de pertenecer a
ninguna raza inferior.»
He tenido el placer de tratar de la cuestión del pretendido
fraude en un intercambio de correspondencia con K. P. Oakley. Él me recuerda que
Thomas Wilson del Museo Nacional de los Estados Unidos presentó una ponencia
ante el Congreso Internacional de Antropología en París, defendiendo la
antigüedad de este célebre cráneo. Sucede que Wilson apeló a los resultados del
análisis químico del cráneo y de un hueso de un rinoceronte extinguido de la
grava aurífera. Esto, algunos mantienen, fue desafortunado, por cuanto con
posterioridad Vayson de Pradenne expuso en su libro Les Fraudes en Archéologie
Préhistorique, París, 1932, que el genuino hueso fósil de rinoceronte contenía
un 5% de fluoruro de calcio (CaF2) en tanto que el cráneo no contenía. Así, mi
erudito mentor da su apoyo a la conclusión de Vayson: «Así no hay posibilidad de
comparación
entre las edades de los dos huesos. El primero es geológicamente antiguo; el
segundo, moderno.»
Menciono esta discusión por cuanto sirve como buen ejemplo
de la manera en que un cráneo es «excluido» del escenario
antropológico.
Personalmente, no me es posible ver la relevancia del 5% de
CaF2 en el hueso de
rinoceronte. A mi modo de pensar hay tres cosas necesarias para dar al hueso de
rinoceronte cualquier validez en la discusión:
- El hueso de rinoceronte tiene que haber tenido la misma
historia en su vida que el cráneo.
- El hueso de rinoceronte y el cráneo tienen que proceder de
un lugar idéntico. (La
mina que contenía el cráneo de Calaveras fue inundada en tiempos del Profesor
Whitney y él nunca examinó el lugar, de modo que dudo de la posibilidad de
verificar este punto).
- El hueso de rinoceronte y el cráneo tienen que haber
sufrido la misma historia de sepultamiento dentro de la grava aurífera.
Además, no llego a ver por qué un 5% de CaF2 en un hueso de rinoceronte lo
transforma en un fósil antiguo genuino y que su ausencia en un cráneo lo
transforma en un «fósil» no genuino y moderno.
He llegado a la deprimente conclusión de que el cráneo de
Calaveras es desacreditado sólo debido a que es una evidencia destructiva
respecto a una pretendida evolución del hombre.
SEDIN
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Apartat 2002
08200 SABADELL
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