Paul W. Leithart, M.D.
LA PSIQUIATRÍA Y LA BIBLIA
Traducción del inglés y adaptación:
Santiago Escuain
La psiquiatría es una problemática rama de la
medicina. Críticos desde dentro y desde fuera de la
profesión la diagnostican como padeciendo confusión,
grave enfermedad o como agonizando. El 2 de abril de 1979, la revista
Time publicaba un reportaje de fondo titulado «Psychiatry's Depression» (La depresión de la
psiquiatría), y atribuía la dolencia a una «crisis de identidad». Y de nuevo Time,
el 29 de noviembre de 1993 (págs. 38-49), publicaba un
excelente y extenso estudio acerca de Freud y de derivaciones del
psicoanálisis, incluyendo la terapia «de
memorias reprimidas». Este artículo señalaba la
bancarrota del planteamiento básico freudiano y de conceptos y
técnicas del psicoanálisis íntimamente
relacionados, y documentaba las gravísimas consecuencias
personales y familiares a que se han visto abocadas muchas de las
víctimas de estos tratamientos. El título del informe
de Time era: ¿Ha muerto Freud?
Se dirigían unas preguntas escrutadoras a una especialidad
que hace sólo unas décadas era saludada como poseedora
de las respuestas para todos los problemas de la humanidad.
- ¿Es la psiquiatría una disciplina
científica válida?
- ¿Pertenece la psiquiatría al campo de la medicina?
- ¿Existe realmente algo que pueda denominarse «enfermedad mental» o se trata de una cobertura para
los culpables?
- ¿Desaparecerá la psiquiatría como
especialidad, y quedará absorbida por disciplinas no
clínicas?
En 1974 el psiquiatra E. Fuller Torrey escribió un libro
titulado The Death of Psychiatry
[La muerte de la
psiquiatría], en el que afirmaba que la psiquiatría
«está muriendo ahogada por su propio estetoscopio y
hace tiempo que ya hubiese debido ser enterrada.» Con esto se
refería a que el objetivo por el que tanto tiempo se
había luchado de incluir la psiquiatría como
especialidad médica era un error. El doctor Torrey cree que
muchos de los considerados como «enfermos mentales»
tienen problemas acerca de la vida, no incapacidades físicas.
Escribiendo en Controversy in Psychiatry el doctor Torrey
describe cómo los neurólogos deberían asumir la
responsabilidad de tratar las enfermedades orgánicas
cerebrales, con los avances actuales en la
investigación acerca de cómo funciona el
cerebro, de modo que se descubrirán causas orgánicas
para algunas de las «enfermedades» que ahora
están tratando los psiquiatras.
La crítica de esta disciplina no es un fenómeno
reciente. En 1953 el doctor Walter Maier escribió un manual
matrimonial, For Better, Not for Worse [Para lo bueno, no para
lo malo], con un capítulo titulado «Las perversiones
del psicoanálisis» (el psicoanálisis es la rama
de la psiquiatría que explora el «subconsciente»
en profundidad, empleando asociaciones libres y análisis de
los sueños). El doctor Maier cita Judas 8: «Estos
soñadores mancillan la carne.» Condena a Freud y sus
teorías como absolutamente inaceptables y advierte a sus
lectores que eviten todo contacto con el psicoanálisis.
Uno de los más persistentes críticos de la
psiquiatría es Thomas Szasz. En The Myth of
Psychotherapy [El mito de la psicoterapia] dice: «Muchos,
quizá todos los procedimientos pretendidamente
psicoterapéuticos son perjudiciales para los llamados
pacientes.» Él cree que la «enfermedad
mental» es un concepto mítico, que las personas
designadas como psicóticas no están clínicamente
enfermas porque no se han descubierto disfunciones cerebrales. Cree
que estas personas son «desviados o ineptos sociales, o en
conflicto con otras personas, grupos o instituciones».
Una de las preocupaciones de los psiquiatras tradicionales es el
decreciente interés en la especialidad por parte de los
estudiantes de medicina. En la actualidad entran menos médicos
graduados en este campo y hay un creciente abandono por parte de
médicos residentes de los programas de especialización.
Actualmente hay más de 30.000 psiquiatras en los Estados
Unidos. Hace una década, el once por ciento de los graduados
de facultades de medicina entraban en la especialidad de
psiquiatría; en la actualidad sólo son el 3,6 por
ciento. Esta disminución de interés tiene lugar en un
momento en el que los informes de salud mental indican que entre el
15 y el 20 por ciento de la población necesita ayuda.
Pero con más de 200 terapias en competencia actualmente
disponibles para los «enfermos», los médicos
jóvenes dicen que la psiquiatría no se encuentra donde
debiera estar.
Recientemente, la preocupación por el futuro de la
psiquiatría reunió a los líderes de la
profesión en San Antonio. Allí se hizo la
observación de que sólo hace veinte años
había una gran esperanza de que los hospitales mentales
podrían ser vaciados. Con la llegada de los tranquilizantes,
muchos se convencieron de que unos buenos fármacos
controlarían las psicosis. Aunque es cierto que en la
actualidad hay menos pacientes ingresados en instituciones, los
tranquilizantes no hay resuelto los problemas; sólo han dado
un alivio. La tasa de readmisión ha ascendido desde un 25 por
ciento en 1960 a un 65 por ciento en la actualidad. La reunión
de San Antonio quedó atascada, y achacaron la imagen manchada
de la psiquiatría a la falta de financiación
gubernamental, a la pobre imagen de la profesión ante los
estudiantes de medicina y a la falta de buenos cursos de estudio en
las facultades de medicina. Pero los problemas fundamentales en este
campo van mucho más a fondo.
La depresión de la psiquiatría es el resultado de
aceptar unas presuposiciones falsas. Toda la psiquiatría
tradicional descansa sobre dos errores:
1. La aceptación de la evolución.
2. El humanismo secular.
Estos
conceptos son fundamentales en todas las actuales
teorías acerca de la mente y de cómo funciona. Dice el
doctor Lawrence Kolb en «Modern Clinical Psychiatry»:
«La psiquiatría descansa sobre una base evolucionista.
Los desórdenes de la personalidad están arraigados en
modos de conducta que se han manifestado en estadios anteriores de la
vida... están determinados genéticamente.» Y
prosigue así: «La orientación evolucionista de
la moderna psicodinámica proviene directamente del genio de
Charles Darwin y posteriormente de Herbert Spencer, que
influyó sobre el neurólogo inglés John Hughlings
Jackson. Jackson expuso una teoría evolucionista para explicar
las funciones del sistema nervioso en la salud y en la enfermedad.
Jackson postuló que las más elevadas funciones en el
cerebro humano son desarrollos evolutivos más recientes
permitiendo funciones humanas como el habla, la razón, el
juicio, etc. Los animales operan en un nivel evolutivo inferior y
más primitivo, que llamamos «talámico»,
un nivel reflejo de «lucha o huida». Jackson
observó que en una persona con daños en el cerebro las
relaciones serían talámicas y no corticales. El
daño en el cerebro que causase impedimentos en el pensamiento
de una persona produciría una regresión evolutiva o
respuesta refleja.
Los conceptos del doctor Jackson fueron posteriormente incorporados a
las premisas del doctor Freud y también en la escuela de
psicobiología de Adolf Myers.
En la actualidad hay tres planteamientos de la comprensión
de la mente y de la conducta del hombre: Instintivista, Conductista y
Humanista.
El planteamiento Instintivista lo representa el doctor Sigmund
Freud. El libro de texto Comprehensive Textbook of Psychiatry
[Texto General de Psiquiatría] de Friedman y Kaplan dice:
«Los conceptos derivados del psicoanálisis se aplican
tan ampliamente en la enseñanza y práctica de la
psiquiatría que han llegado a formar una parte fundamental de
nuestro planteamiento de los desórdenes mentales y
emocionales. ... Es imperativo que el estudiante desarrolle un claro
entendimiento de la teoría psicoanalítica y de la obra
de su fundador, Sigmund Freud.»
Freud fue estudiante de medicina en la década de 1870, en
una época en la que las teorías de Darwin estaban
cambiando los conceptos científicos. Freud estudió bajo
Ernest Brucke, fundador de la Escuela Helmholz de Medicina. Brucke
creía que las únicas fuerzas operando en los organismos
biológicos son las inherentes en la materia. A lo largo de su
vida Freud aplicó las ideas de Brucke a su estudio de la
mente.
En A General Introduction to Psychoanalysis
[Introducción General al Psicoanálisis], Freud
declaró: «La investigación biológica le
robó al hombre su privilegio peculiar de haber sido creado de
manera especial y lo relegó a ser descendiente del mundo
animal, implicando que en él había una naturaleza
animal que no se podía erradicar.» Freud creyó
toda su vida la teoría de la herencia de los caracteres
adquiridos de Lamarck. Razonó que los instintos animales
sólo podían haber surgido (a) de un poder superior, (b)
o de una adquisición mediante la experiencia. Freud era un
ateo confeso y persistió en su creencia en el lamarckismo.
Ernest Jones ha escrito extensamente y con admiración acerca
de Freud, pero lo llamó «un obstinado partidario de
este lamarckismo desacreditado.» En cambio, Freud creía
que si Lamarck estaba equivocado, la evolución era imposible.
Mente y medicina — El Sigmund Freud de la leyenda es una
figura heroica que inventó una «psicología
pura» independiente de cualquier otra anterior teoría
de la mente. El doctor Frank J. Sulloway, un joven historiador de la
ciencia, no acepta esta pretensión. Su libro Freud:
Biologist of the Mind [Freud, biólogo de la mente],
retrata a un hombre que, con toda su creatividad, recurrió sin
embargo en sumo grado a las ideas que circulaban en su época.
El libro también cuenta cómo y por qué
surgió la leyenda del héroe solitario.
Un concepto dañino — Un concepto biológico
que en último término resulto contraproducente para el
psicoanálisis es uno que el mismo Freud había aceptado.
Se trata de la teoría de que el individuo recapitula la
experiencia de la raza en su propio desarrollo temprano. Esta
teoría quedó desacreditada hacia 1930.
¿Dónde, pues, deja esto al psicoanálisis?
No hay dudas de que la teoría de Freud acerca de las
neurosis y del desarrollo humano queda en parte afectada. Toda su
teoría del desarrollo psicosexual descansa sobre Lamarck. El
proceso de recapitulación confirmaría el argumento de
Freud de que los rasgos de la personalidad se desarrollan de las
etapas oral y anal en el desarrollo evolutivo del hombre. Todo lo
placentero en la infancia ha de ser sexual. Los placeres que el
niño está recapitulando son los placeres adultos de sus
antepasados sexuales. De modo que, ya que el olor había estado
en el pasado intensamente relacionado con la excitación
sexual, oler sería erotogénico, porque en la
teoría de las etapas psicosexuales, la nariz es un
órgano erotogénico, como la boca, la garganta y el ano.
«Es necesaria la teoría de Lamarck para explicar
como las experiencias en la etapa adulta de los antecesores se
transmite a sus descendientes,» decía el doctor
Sulloway. «La teoría lamarckiana dice que son
heredables y que por ello quedan incorporadas a los genes. Y
también es necesario acelerar el proceso de
recapitulación de modo de que hacia los cinco años de
edad el niño está recapitulando lo que había
sido una experiencia adulta. Pero ya no había un mecanismo que
permitiese que un adulto transmitiese una experiencia adquirida a su
hijo.»
Un espejismo biológico — De modo que lo que queda
es sólo una recapitulación de formas
embriónicas. «Los embriones en especies diferentes son
similares hasta aquel punto de su desarrollo en el que la
selección natural los ha llevado a divergir. No hay
recapitulación de etapas adultas pasadas, sino más bien
una divergencia gradual entre embriones inicialmente similares. De
modo que se tiene un espejismo de recapitulación porque los
embriones poseen rasgos, como las hendiduras branquiales y la cola
del feto humano, que se encuentran sólo en formas inferiores.
Los darwinistas se dieron cuenta de que esto era sólo un
espejismo de recapitulación. Pero la generación de
Freud en la ciencia alemana se lanzó al paralelo exacto. Al
formar parte de la tradición alemana y absorbiendo la
versión haeckeliana de la recapitulación
embriológica, Freud estaba dispuesto a ver evidencias de
recapitulación en el desarrollo psicológico.»
Pero Freud era sin lugar a dudas heredero del darwinismo. La
influencia de Darwin sobre el psicoanálisis era tan amplia que
probablemente el mismo Freud nunca supo hasta qué punto se
debía a esta sola fuente.
Los conceptos de Freud estaban totalmente basados en la
evolución. Postulaba que la personalidad del hombre
está constituida por tres partes: el id, el ego
y el super-ego.
Id: El id es el componente más
primitivo del cerebro humano. Es el asiento de los deseos e impulsos
instintivos básicos del hombre que buscan expresión,
pero no posee ninguna escala de valores morales o de valor.
Están enterrados en su mente subconsciente. Es energía
psíquica que busca expresarse. Opera en base del principio del
placer: «Quiero lo que quiero, y cuando lo quiero» —la
gratificación inmediata y la evitación del dolor. Hay
tres instintos básicos que dominan el id: el incesto,
el parricidio y el canibalismo. Estos constituyen la «horda
primordial» de Freud. El id es a veces considerado
sinónimo del «subconsciente» pero tiene una
connotación totalmente distinta. En realidad es comparable con
el «Viejo Adán» en el hombre —el pecado
original.
Ego: Freud dijo: «El ego representa lo que
podría ser designado como razón y sentido común,
en contraste con el id, que contiene las pasiones.» Es
gobernado por la realidad y canaliza las demandas del id. El
ego está interesado en la propia preservación.
Freud creía que «la neurosis es el resultado del
conflicto entre el ego y su id, mientras que la
psicosis es el resultado análogo de una perturbación
similar en la relación entre el ego y el
ambiente.»
Super-ego: La conciencia del hombre. Como dijo Freud: «El super-ego es el sucesor y representante de los
padres.» Creía que el super-ego es el verdadero
culpable —que los enfermos mentales tienen un super-ego
excesivamente desarrollado. Los conflictos entre el id cargado
de energía primitiva y que busca placer y el «no» del super-ego» producen un
sentimiento de culpa. Freud declaró que era su «intención exponer el sentimiento de culpa como el
problema más importante en la evolución de la
cultura» Él no asociaba la culpa con el pecado, sino
con la evolución del hombre.
Freud creía que al ir evolucionando el hombre de formas
inferiores de vida, intentó seguir sus instintos. Se
encontró con otros que hacían lo mismo. Así,
para evitar enfrentarse unos con otros, los hombres tuvieron que
aprender a cooperar. En la búsqueda de la supervivencia
evolucionó la moralidad, lo que dio lugar a la
evolución del super-ego. De esta manera, el hombre
creó la moralidad, el concepto de dios y la conciencia, para
suplir sus necesidades.
Cuando el id es frustrado en su búsqueda de
expresión por el super-ego, se desarrollan conflictos a
un nivel subconsciente y el resultado es un sentimiento de culpa.
Entonces, el tratamiento debe ser defender el id contra la
conciencia y liberar a la persona de su falso sentimiento de culpa.
Freud fue un escritor prolífico. En muchos de sus
materiales es evidente su hostilidad contra la religión. Se
consideraba a sí mismo como «uno de los más
peligrosos enemigos de la religión». Sentía un
enorme desprecio por la fe judía y la cristiana. En su libro
Moses and Monotheism [Moisés y el monoteísmo]
dijo que la religión es una neurosis de la humanidad y que su
investigación liberaba al hombre de las cadenas de la
religión. Para ser libre, el hombre debía abolir la
religión, y Freud creía que tenía un deber
mesiánico de destruir a Moisés y la Ley. De esta manera
liberaría al hombre de su sentimiento de culpa.
Harry K. Wells, en su obra The Failure of Psychoanalysis from
Freud to Fromm [El fracaso del psicoanálisis de Freud a
Fromm] ataca los conceptos fundamentales de Freud. Dice que Freud
basó sus ideas en una antropología evolutiva
incorrecta. Wells calificó a la teoría de la «horda» primordial de mito antropológico
evolucionista espúreo.
Jay Adams ha escrito: «Uno de los logros que debería
ser atribuido al freudianismo es la parte crucial que ha jugado en el
actual derrumbamiento de la responsabilidad en la moderna sociedad
americana. Otro de ellos es la contribución de Freud a las
presuposiciones fundamentales de la "nueva moralidad".»
El conductismo:
Mientras Freud enfatizaba impulsos y apremios interiores, una
explicación más reciente de la conducta del hombre
destaca las causas e influencias externas y ambientales. El trabajo
pionero de Pavlov con perros descubrió el «reflejo
condicionado». Un profesor de psicología en la
Universidad John Hopkins, John Watson, influido por Pavlov,
desarolló la teoría del Conductismo. Creía
él que «la personalidad es el producto final de nuestro
sistema de hábitos». De este modo, el hombre es para
Watson un producto de la evolución: «Un animal,
diferente de otros animales sólo en los tipos de conducta que
exhibe.»
El principal proponente del Conductismo en la actualidad es B. F.
Skinner, un renombrado psicólogo de Harvard. Es un brillante
científico y ha escrito muchas obras. Su libro más
popular es Más allá de la libertad y de la
dignidad. Skinner cree que la conducta del hombre está
controlada por el medio. Considera al hombre como un animal, y ha
desarrollado sus ideas en base de experimentos con animales.
Mientras que Freud desarrolló sus ideas observando a los
enfermos mentales, los conductistas ponen el acento en experimentos
cuidadosamente controlados con animales. La religión, los
valores y la moralidad son para los conductistas respuestas
aprendidas, y lo bueno y lo malo son conceptos relacionados con la
supervivencia. Concuerdan con el concepto freudiano de que los
primeros cinco años de la vida determinan la conducta adulta.
Creen que los padres han de ser permisivos y nada exigentes y que no
deben frustrar al bebé o al pequeño, pues en caso
contrario podrían producir conflictos conduciendo a neurosis
en el adulto. El doctor Benjamin Spock defendió originalmente
este enfoque —la permisividad, la cultura de las drogas y la
ética situacional.
Skinner es ateo, aunque está bien familiarizado con la
Biblia y otras religiones.
La escuela humanista:
Los humanistas creen que el hombre es la realidad última y que
determina para sí mismo lo que es bueno o malo.
Un líder de esta escuela es O. Hobart Mowrer. Se opone a la
creencia de Freud de que la enfermedad mental está arraigada
en el conflicto del id con el super-ego. El resultado
de este concepto fue una liberación del sentido de la
responsabilidad personal y el tratamiento se convierte en una
búsqueda del culpable a quien achacar los problemas que uno
tenga: los padres, la iglesia, la educación, el sistema
judicial, la sociedad, etc. Podemos ver el resultado de esta falacia
cada día en los diarios.
El doctor Mowrer hizo mucho para demostrar los errores de Freud e
indicar la ayuda disponible para los emocionalmente perturbados
haciéndoles responsables de sus conductas. Sin embargo, era un
humanista y no aceptaba la relación del hombre con Dios. La
responsabilidad que Mowrer defendía para con uno mismo no era
cristiana y debe ser rechazada.
Otro líder muy respetado de la escuela humanista fue
Abraham Maslow, un doctor en psicología. Estudió bajo
conductistas y estudió también extensamente
psicoanálisis y antropología. Estaba en desacuerdo con
Skinner y los conductistas que basaban sus conceptos en la «ciencia», En Motivation and Personality
[Motivación y Personalidad] decía: «La ciencia
es una creación humana, no una "cosa" autónoma, no
humana, per se, con normas intrínsecas propias. Sus
orígenes se encuentran en motivaciones humanas, sus metas son
metas humanas.» Pensaba que los humanos son más que
materia en movimiento y que poseen valores que los conductistas pasan
por alto.
Maslow se mostró crítico acerca de la
concentración de Freud en personas neuróticas y
psicóticas. Dijo: «La imagen que tenía Freud del
hombre era evidentemente inapropiada, dejando como dejaba de lado sus
aspiraciones, sus esperanzas realizables, sus cualidades como
divinas.» Sin embargo, también escribió: Es «deseable volver a evaluar la teoría del instinto y
quizá incluso resucitarla en una u otra forma. ... Los seres
humanos parecen ser mucho más autónomos y
autogobernados que lo que permite la moderna teoría
psicológica.»
Maslow desarrollo la teoría de la autorrealización.
Lucy la explicaba en su quiosco de psiquiatra: «¡Qué pena que no seas una persona
"autorrealizada", Carlitos. ... Las personas autorrealizadas
están libres de temores e inhibiciones, se aceptan a sí
mismas y aceptan a los otros; tienen propia estima y confianza.
...»
Carlitos pregunta: «¿Puedo llegar a
ser una persona autorrealizada?»
Lucy: «¡Ni lo sueñes! Cinco centavos, por
favor.»
El doctor Maslow razonaba que Freud no vio una verdadera imagen de
la naturaleza humana porque trataba con personas con problemas. El
doctor Maslow desveló una serie de útiles indicaciones
acerca de la prioridad de las necesidades humanas, pero sus estudios
los hizo sobre destacadas personas «autorrealizadas».
Estudió una variedad de personas famosas de todo tipo de
vocación, tanto vivas como muertas. Sólo uno de sus
sujetos era «religioso», y así nunca aparece en
la jerarquía de necesidades la necesidad más
básica del hombre: la necesidad de relación con Dios.
Maslow pone su fe en la ciencia, después de todo, en la
psicología y en un creciente conocimiento sobre el hombre.
Éste es un planteamiento totalmente humanista, y tiene que ser
también rechazado.
Uno de los psicólogos humanistas más bien conocidos
es Carl Rogers, que desarrolló el método «no
directivo» de consejería. Rogers, lo mismo que Maslow,
pone el énfasis en la bondad innata del hombre. Rogers
asistió por un tiempo al Seminario Teológico
Unión pero llegó a la conclusión de que no
podía trabajar en un campo en el que tuviese que creer una
doctrina religiosa específica. Rechazó el determinismo
de Freud y de los conductistas, pero rechaza también la
autoridad de la Escritura.
Debido a su popularidad en la actualidad, mencionaré dos
adicionales técnicas psicoterapéuticas actuales:
Terapia de la Realidad, propuesta por William Glasser, y el
Análisis Transaccional (AT) fundado por Eric Berne y
popularizado por Thomas Harris. Rogers, Glasser y Berne son populares
entre muchos cristianos porque enfatizan una forma de moralidad, de
responsabilidad personal y de libre albedrío. Pero en el
centro de todos los planteamientos humanistas se encuentra el Yo.
Theodore Roszak declaró a Newsweek: «América está pasando por la mayor oleada de
introspección que haya jamás sufrido ninguna sociedad
en la historia.» Todas estas terapias humanistas niegan la
autoridad y veracidad básicas de la Biblia.
¿Cómo deberíamos vivir, entonces?
Francis Schaeffer menciona el determinismo psicológico de
Freud, el determinismo sociológico de Skinner y el
determinismo genético de Francis Crick. Luego el doctor
Schaeffer ofrece la única alternativa viable al determinismo,
la afirmación bíblica de la moralidad, de los valores y
del significado.
Hace varios años remití a un paciente muy perturbado
a un psiquiatra que se suponía era cristiano. Al cabo de
alrededor de un año de terapia volvió a verme muy
agitado. Me contó que al ir avanzando las sesiones, se hizo
más y más claro que sus problemas estaban relacionados
con su fe católica. Luego, de un modo totalmente inesperado,
el psiquiatra le confesó que él no creía en
Dios.
Mi paciente se sintió invadido por el pánico. Me
decía: «¿Qué voy a hacer? ¡He pasado
todo un año intentando enderezar mi vida y ahora descubro que
mi terapeuta no tiene fe!»
Aquel psiquiatra había perdido a su hijo por suicidio y era
una persona con enormes problemas. El doctor estaba más
enfermo que el paciente. Aparte de que el psiquiatra había
violado la terapia al proyectar su propia angustia, poca ayuda
hubiese podido prestarle al paciente. La psiquiatría no ofrece
una filosofía de la vida ni una base moral. La
psiquiatría, como hemos visto, es producto de la razón
humana, con meras teorías acerca de la naturaleza del hombre.
La Biblia es la revelación de Dios al hombre, y todas las
teorías acerca de la vida y de su significado han de ser
contempladas bajo la luz de la verdad bíblica.
En
años recientes han ido surgiendo más y más
psiquiatras y psicólogos cristianos. También ha surgido
una creciente cantidad de literatura acerca de consejería
cristiana. Jay Adams, por ejemplo, ha escrito extensamente acerca de
consejería. Insiste en que los ministros cristianos y otros
cristianos que conocen bien las verdades bíblicas están
«Calificados para Orientar», siguiendo el título
de su obra más fundamental. Ha efectuado extensos estudios
—tanto en psiquiatría formal como en psiquiatría
clínica, trabajando con perturbados mentales y con problemas
vitales. Él llama a su planteamiento «confrontación
noutética» y lo fundamenta
en las instrucciones bíblicas.
El planteamiento noutético involucra tres elementos:
- Llevar a cabo cambios en la personalidad y la
conducta.
- La confrontación verbal —«amor en
contacto».
- «El cambio en la vida de aquello que perjudica al
aconsejado por medio del consejo, la amonestación, la
advertencia, etc.»
Esto implica preguntas como:
«¿Qué ha estado usted
haciendo?» «
¿Qué se puede hacer en esta situación?» «
¿Qué dice Dios que se debe hacer?»
El planteamiento defendido en la obra The Psychological Way/The
Spiritual Way, por el doctor y la señora Bobgan es triple:
Hablar/escuchar
Confesión/aceptación
Reflexión/comprensión
¿Cuál es la receta para la salud mental y el
bienestar? San Agustín lo expresó así: «Mi alma no tiene descanso hasta que reposa en ti.» La
Biblia es el libro fuente sobre esta cuestión. El principiante
encontrará la mejor receta para la paz en el Evangelio de
Juan, capítulo 3, versículos 1 al 21, y la mejor
instrucción para mantener la paz mental en Filipenses
capítulo 4, versículos 4 al 9.
REFERENCIAS
En castellano
Calificados para Orientar, Jay Adams
(Barcelona, 1980: Ed. Portavoz).
En inglés
The Death of Psychiatry [La muerte de la
psiquiatría], E. Fuller Torrey, M.D., Chilton.
Controversy in Psychiatry [Controversia en psiquiatría],
Brady y Brodie, Saunders.
For Better, Not for Worse [Para mejor, no para peor], doctor
Walter Maier, Concordia.
The Myth of Psychotherapy [El mito de la psicoterapia Thomas
Szasz, M.D.
Medical Tribune [Tribuna médica], «A Self-Analysis
of Psychiatry [Un autoanálsis de la
psiquiatría],» 14 de mayo, 1980.
Medical Tribune [Tribuna médica], «Psychiatry Still
Facing Challenges [La psiquiatría sigue afrontando
desafíos],» 7 de mayo, 1980.
Modern Clinical Psychiatry [Psiquiatría clínica
moderna], doctor Lawrence Kolb.
Comprehensive Textbooks of Psychiatry [Textos extensos de
psiquiatría], Freedman y Kaplan.
Freud, Rousas J. Rushdoony, Modern Thinkers Series.
A General Introduction to Psychoanalysis [Una introducción
general al psicoanálisis], S. Freud.
Mind and Medicine [Mente y medicina], vol 7 #4, mayo de 1980,
Abbott Laboratories.
Mental Health: A Christian Approach [Salud mental: Un enfoque
cristiano], Cosgrove y Mallory, Christian Free University.
Christian Handbook on Vital Issues [Manual cristiano sobre temas
vitales], James Bales, Ph.D.
The Third Force [La tercera fuerza], Frank Goble, Pocket
Books.
The Psycological Way — the Spiritual Way [La vía
psicológica — el camino espiritual], doctor y Sra.
Bobgan.
Me and You with God in View [Yo y tú, teniendo a Dios
presente], Lee Hess.
Time, 2 de abril, 1979, «Psychiatry's Depression [La
depresión de la psiquiatría]».
APÉNDICE
La revista Time publicó, en su número
del 29 de noviembre de 1993 (págs. 38-49), un excelente y
extenso estudio acerca de Freud y de derivaciones del
psicoanálisis, incluyendo la terapia «de
memorias reprimidas». La recopilación de datos y
estudios en este reportaje es de enorme valor para poder aquilatar
los desastrosos efectos de una corriente de aproximación al
estudio del hombre desde una perspectiva humanista y excluyente de
Dios y de Su Palabra. Los interesados podrán consultar este
artículo en las bibliotecas públicas, o pueden
solicitar información a SEDIN a la dirección de
la cabecera.
Fuente: Bible-Science Newsletter 19:1, págs. 1-4, Enero 1981.
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