Martin y Deidre Bobgan
PSICOHEREJÍA
El legado de C. G. Jung a la Iglesia
Traducción del
inglés:
Santiago
Escuain
La
abrumadora mayoría de cristianos probablemente nunca
habrán oído hablar de C. G. Jung, pero su influencia en
la iglesia es enorme y afecta a los sermones, libros y actividades,
como en el prolífico empleo del Indicador de Tipo Myers-Briggs
(MBTI) por parte de los seminarios y organizaciones misioneras. Un
actual y popular ejemplo del legado de Jung se puede ver en el libro
de Robert Hicks The Masculine Journey [El viaje masculino],
que fue dado a cada uno de los 50.000 hombres asistentes a la
conferencia de 1993 de los Promise Keepers. Los cristianos
necesitan aprender lo suficiente acerca de Jung y sus
enseñanzas para quedar advertidos y prevenidos.
El
legado de Jung a la «psicología cristiana»
es a la vez directo e indirecto. Algunos profesantes cristianos,
influidos por las enseñanzas de Jung, integran aspectos de la
teoría jungiana en su propia práctica de la
psicoterapia. Puede que incorporen sus conceptos acerca de los tipos
de personalidad, del inconsciente personal, del análisis de
los sueños y de varios arquetipos en su propio intento de
comprender y aconsejar a sus clientes. Otros cristianos han sido
influidos más indirectamente al implicarse en sanidad
interior, en el seguimiento de programas de doce pasos, o al haber
asumido el Indicador de Tipo Myers-Briggs, que está basado en
los tipos de personalidad de Jung y que incorpora sus teorías
de introversión y extroversión.
Jung y Freud
El legado de Jung no ha sido positivo para el
cristianismo. Desde su principio, la psicoterapia ha minado las
doctrinas del cristianismo. Las actitudes de Sigmund Freud hacia el
cristianismo eran evidentemente hostiles, porque creía que las
doctrinas religiosas son todas ilusorias, y designó a toda
religión como «la neurosis obsesiva universal de la
humanidad».1 Su seguidor durante un tiempo y
colega Carl Jung, por otra parte, puede no ser tan evidente en su
desdén del cristianismo. Sin embargo, sus teorías han
disminuido desdeñosamente las doctrinas cristianas al
situarlas al mismo nivel que las de todas las religiones.
Aunque Jung no llamó a la religión
una «neurosis obsesiva universal», sí que
consideró a todas las religiones, incluyendo el cristianismo,
mitologías colectivas no reales en esencia, pero ejerciendo un
efecto verdadero sobre la personalidad humana. El doctor Szasz
describe la diferencia entre las teorías
psicoanalíticas de los dos hombres de esta manera:
«Así, en opinión de Jung las religiones son
apoyos espirituales indispensables, mientras que en la de Freud son
muletas ilusorias.»2 En tanto que Freud
argumentaba que las religiones son engañosas y por lo tanto
malas, Jung mantenía que todas las religiones son cosa
imaginaria pero buena. Ambas posturas son anticristianas: la una
niega el cristianismo, y la otra lo mitologiza.
Tras
haber leído La interpretación de los
sueños de Freud, Jung contactó con Freud y se
estableció una amistad de mutua admiración que
persistió alrededor de ocho años. Aunque Jung
sirvió durante cuatro años como primer presidente de la
Asociación Psicoanalítica Internacional, la rotura
entre Jung y Freud fue total. Jung divergía de Freud en varios
puntos, en particular acerca de la teoría de Freud acerca del
sexo. Además, Jung había ido desarrollando su propia
teoría y metodología, conocida como psicología
analítica.
El inconsciente colectivo
Jung enseñaba que la psique se compone de
varios sistemas, incluyendo el inconsciente personal con sus
complejos y un inconsciente colectivo con sus arquetipos. La
teoría de Jung de un inconsciente personal es muy
similar a la creación freudiana de una región que
contiene las experiencias reprimidas, olvidadas o ignoradas. Sin
embargo, Jung consideraba el inconsciente personal como un «una
capa más o menos superficial del
inconsciente.» Dentro del inconsciente personal se
encuentran lo que él denominó «complejos con
tonos de sentimientos». Dijo que «constituyen la faceta
personal y privada de la vida
psíquica».3 Se trata de los
sentimientos y de las percepciones que se organizan alrededor de
personas significativas o acontecimientos relevantes en la vida de la
persona.
Jung creía que había una capa
más profunda y más significativa del inconsciente, que
él designó como el inconsciente colectivo, y que
identificaba como arquetipos, que consideraba como innatos,
inconscientes y generalmente universales. El inconsciente
colectivo de Jung ha sido descrito como un «almacen de
trazas de memorias latentes heredadas del pasado atávico del
hombre, un pasado que incluye no sólo la historia racial del
hombre como especie separada, sino también sus antepasados
prehumanos o animales».4 Por tanto, la
teoría de Jung incorpora la teoría de la
evolución de Darwin así como la antigua
mitología. Jung enseñó que este inconsciente
colectivo es compartido por todas las personas, y que por tanto
es universal. Sin embargo, por cuanto es inconsciente, no todas las
personas son capaces de acceder al mismo. Jung contemplaba el
inconsciente colectivo como la estructura fundamental de
la
personalidad, sobre las que se edifican el inconsciente
personal y el ego. Debido a que creía que los
fundamentos de la personalidad son ancestrales y universales,
estudió las religiones, la mitología, los rituales, los
símbolos, los sueños y las visiones. Dice él:
Todas las enseñanzas esotéricas
tratan de aprehender los acontecimientos invisibles en la psique, y
todas demandan una autoridad suprema para sí mismas. Lo que es
cierto del folklore primitivo es cierto incluso en mayor grado de las
religiones de influencia mundial. Contienen un conocimiento revelado
que fue originalmente oculto, y exponen en gloriosas imágenes
los secretos del alma.5
El concepto que tenía Jung del cristianismo
Sin
embargo, debido a que Jung dejó lugar para la
religión, muchos cristianos se sintieron más
cómodos con sus ideas. Por esto es importante considerar las
actitudes de Jung hacia el cristianismo. El padre de Carl Jung fue un
ministro protestante, y Jung experimentó aspectos de la fe
cristiana mientras fue creciendo. Escribió lo siguiente acerca
de su temprana experiencia con la Santa Comunión, que parece
estar relacionada con sus ideas posteriores acerca de que las
religiones son sólo mitos:
Lentamente llegué a comprender que esta
comunión había sido una experiencia fatal para
mí. Había resultado hueca; más aún,
resultó ser una pérdida total. Sabía que nunca
podría volver a participar en esta ceremonia. «Bueno,
esto no es religión en absoluto», pensé: «Es
la ausencia de Dios; la iglesia es un lugar al que no
debería ir. Ahí no hay vida, sino
muerte.»6
En base de aquel significativo incidente, Jung
pudo haber procedido a negar todas las religiones; pero no lo hizo.
En lugar de ello, vio evidentemente que la religión era algo
muy significativo para muchas personas y que las religiones
podían ser útiles como mitos. Su decisión de
considerar todas las religiones como mitos fue posteriormente
influída por su perspectiva del psicoanálisis.
Según Viktor von Weizsaecker, «C. G. Jung fue el
primero en comprender que el psicoanálisis pertenecía a
la esfera de la religión».7 Que las
teorías de Jung constituyen una religión se puede ver
en su consideración de Dios como el inconsciente colectivo, y
por ello presente en el inconsciente de cada persona. Para él,
las religiones revelaban aspectos del inconsciente y podían
así acceder a la psique de la persona. También
empleó los sueños como vías de entrada a la
psique para la propia comprensión y autoexploración. La
religión era sólo un instrumento para acceder al yo y
si una persona quería emplear para ello símbolos
cristianos, pues ya le estaba bien.
El espíritu guía de Jung
Debido
a que Jung transformó el psicoanálisis en un
tipo de religión, es también considerado como
psicólogo transpersonal así como teórico del
psicoanálisis. Se implicó profundamente en ocultismo,
practicó la necromancia y tuvo contacto diario con
espíritus descarnados, a los que designó como
arquetipos. Mucho de lo que escribió fue inspirado por estas
entidades. Jung tenía su propio espíritu familiar al
que llamaba Filemón. Al principio pensaba que Filemón
era parte de su propia psique, pero más adelante
descubrió que Filemón era más que una
expresión de su propio ser interior. Jung dice:
Filemón y otras figuras de mis
fantasías me dieron a saber el conocimiento crucial de que hay
cosas en la psique que yo no produzco, sino que se producen a
sí mismas y tienen su propia vida. Filemón representaba
una fuerza que no era yo mismo. En mis fantasías tuve
conversaciones con él, y él dijo cosas que yo no
había pensado de manera consciente. Porque observé con
claridad que era él quien hablaba, y no yo. ...
Psicológicamente, Filemón representaba un conocimiento
superior. Para mí era una figura misteriosa. En ocasiones me
parecía muy real, como si fuera una personalidad viviente.
Paseaba con él jardín arriba y abajo, y fue para
mí lo que los indios llaman un guru.8
Se
puede comprender por qué Jung es tan popular entre los
seguidores de la Nueva Era.
La meta de Jung para el
psicoanálisis era que llegase a ser una religión
integral.
La
influencia de Jung sobre AA
Jung
también abrió el camino para el desarrollo de
Alcohólicos Anónimos. El cofundador Bill Wilson
escribió lo siguiente en una carta a Jung en 1961:
Esta carta de inmenso agradecimiento ha estado
pendiente durante mucho tiempo. ... Aunque seguramente habrá
oído acerca de nosotros [AA], dudo que usted sea consciente de
que una cierta conversación que tuvo una vez con uno de sus
pacientes, un tal señor Roland H., en la década de los
treinta, tuvo un papel crucial en la constitución de nuestra
agrupación.9
Wilson prosiguió la carta recordando a
Jung de lo que le había «contado abiertamente [a Roland
H.] de su situación desesperada», que estaba más
allá de la ayuda que le pudiera ofrecer la medicina o la
psiquiatría. Wilson escribió: «Esta
declaración sincera y humilde de su parte fue indudablemente
la primera piedra fundamental sobre la que nuestra agrupación
ha sido entonces edificada.» Cuando Roland H. preguntó
a Jung si había alguna esperanza para él, Jung «le
dijo que podría haberla, siempre que pudiera pasar
por una experiencia espiritual o religiosa: en resumen, una
conversión genuina.» Wilson proseguía en su
carta: «Usted le recomendó que se situase en una
atmósfera religiosa y que tuviera
esperanza.»10 Por lo que respecta a Jung, no
había necesidad de doctrina ni contenido de fe, sino
sólo una experiencia.
Los cristianos se
implican en la religión de Jung cuando integran sus conceptos
acerca del hombre y de la deidad al asimilar sus teorías,
terapias y conceptos.
Es
importante observar que Jung no podía referirse a la
conversión al cristianismo, porque por lo que respecta a Jung
toda religión es simplemente mito una manera simbólica
de interpretar la vida de la psique. Para Jung, la conversión
significaba sencillamente una dramática experiencia total que
alteraría profundamente la perspectiva de la persona acerca de
la vida. Jung mismo había rechazado abiertamente el
cristianismo y se había lanzado a la idolatría.
Reemplazó a Dios por una miríada de arquetipos
mitológicos.
La
respuesta de Jung a la carta de Wilson incluía la
siguiente afirmación acerca de Roland H.:
Su deseo por el alcohol era el equivalente, a un
nivel bajo, de la sed espiritual de nuestro ser por la plenitud;
expresándolo en lenguaje medieval: la unión con
Dios.11
En
su carta Jung menciona que en latín se emplea la misma
palabra para alcohol que para «la más elevada
experiencia religiosa». También en inglés, lo
mismo que en castellano, se hace referencia al alcohol como
espíritu. Pero conocimiento la teología de
Jung
y sus intimidades con un espíritu familiar, se debe llegar a
la conclusión de que el espíritu al que se refiere
él no es el Espíritu Santo, y que el dios al que se
refiere no es el Dios de la Biblia, sino un espíritu
fraudulento que se presenta como ángel de luz y que lleva a
muchos a destrucción.
La blasfemia de Jung
El
neopaganismo de Jung y su deseo de reemplazar el cristianismo
con su propio concepto de psicoanálisis se puede ver en una
carta que escribió a Freud:
Me imagino una tarea mucho más delicada y
integradora para [el psicoanálisis] que la alianza con una
fraternidad ética. Creo que debemos darle tiempo para que se
infiltre en personas de muchas procedencias, que avive entre los
intelectuales un sentimiento hacia los símbolos y los mitos,
para que muy gentilmente transforme a Cristo de vuelta al hechicero
dios del vino, que era, y de esta manera absorber aquellas fuerzas
extáticas instintivas en el cristianismo para el
propósito único de hacer del culto y del mito sagrado
lo que habían sido antes: una fiesta borracha de gozo donde el
hombre recuperaba el carácter y la santidad de un
animal.12
De
esta manera, la meta de Jung para el psicoanálisis
debía ser una religión global superior al cristianismo,
reduciendo la verdad del cristianismo a mito y transformando a Cristo
en un «hechicero dios del vino.» La respuesta de Dios a
tal blafemia se puede ver en el Salmo 2:
- ¿Por qué se amotinan las gentes,
- Y los pueblos piensan cosas vanas?
- Se levantarán los reyes de la tierra,
- Y los príncipes consultarán unidos
- Contra Jehová y contra su ungido,
- diciendo:
- Rompamos sus ligaduras,
- Y echemos de nosotros sus cuerdas.
- El que mora en los cielos se reirá;
- El Señor se burlará de ellos.
- Luego hablará a ellos en su furor,
- Y los turbará con su ira.
Los
cristianos se implican en la religión de Jung cuando
integran sus conceptos acerca del hombre y de la deidad al asimilar
sus teorías, terapias y conceptos que se han filtrado a
través de otras psicoterapias, a través de programas de
doce pasos, a través de la curación interior, a
través del análisis de los sueños, y a
través de los tipos y pruebas de personalidad.
Fuente:
Pyschoheresy Awareness Newsletter, Volumen 4, número 4,
Julio/Agosto 1996 - Con permiso de PsychoHeresy Awareness Ministries -
4137 Primavera Road - Santa Barbara, CA 93110
Puede consultar el artículo original en: http://www.pamweb.org/jungleg.html
O visite la página web de PsychoHeresy Awareness Ministries para
consultar toda su documentación en inglés:
NOTAS
- 1. Sigmund Freud. The Future of an
Illusion [El futuro de una ilusión], trad. al inglés
y editado por James Strachey. New York: W. W. Norton and Company, Inc.,
1961, p. 43. Vuelve al texto
- 2. Thomas Szasz. The Myth of
Psychotherapy, Garden City: Doubleday/Anchor Press, 1978, p. 173. Vuelve al texto
- 3. C. G. Jung. The Archetypes and the
Collective Unconscious, 2(a) Ed., trad. al inglés por R. F.
C. Hull. Princeton: Princeton University Press, 1969, p. 4. Vuelve al texto
- 4. Calvin S. Hall y Gardner Lindzey. Theories
of Personality. New York: John Wiley & Sons, Inc., 1957, p. 80.
Vuelve al texto
- 5. Jung, The Archetypes and the
Collective Unconscious, op. cit., p. 7. Vuelve al
texto
- 6. C. G. Jung. Memories, Dreams,
Reflections, ed. por Aniela Jaffe, tradu. por Richard y Clara
Winston. New York: Pantheon, 1963, p. 55. Vuelve al texto
- 7. Viktor von Weizsaecker,
«Reminiscences of Freud and Jung.» Freud and the
Twentieth Century, B. Nelson, ed. New York: Meridian, 1957, p. 72. Vuelve al texto
- 8. Jung, Memories, Dreams, Reflections,
op. cit., p. 183. Vuelve al texto
- 9. «Spiritus contra Spiritum: The
Bill Wilson/C. G. Jung Letters: The Roots of the Society of Alcoholic
Anonymous.» Parabola, Vol. XII, N(o) 2, mayo 1987,
pág. 68. Vuelve al texto
- 10. Ibid., p. 69. Vuelve
al texto
- 11. Ibid., p. 71. Vuelve
al texto
- 12. C. G. Jung citado por Richard Noll. The
Jung Cult. Princeton University Press, 1994, p. 188. Vuelve
al texto
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