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Reliquias del Edén —
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Índice
de artículos:
Reliquias del Edén — reseña: un análisis crítico de la tesis de la descendencia común Capítulo IV (b) - Una falsa
tricotomía · Jonathan M.
Nuevo
análisis de una vieja historia
(I) · Los retrovirus y la descendencia común · Jonathan M. (II) · Los ERVs compartidos — ¿prueba de descendencia común? · Jonathan M. (III) · Más acerca de los ERVs · Jonathan M. |
El
capítulo 4 del libro de Fairbanks se titula:
«Solving The Trichotomy [Hacia la
resolución de la Tricotomía]». En
este capítulo, Fairbanks aborda lo que
él designa como «el problema de la
tricotomía», es decir, de los
humanos, chimpancés y gorilas,
¿cuáles dos de entre los tres tienen la
relación mutua más estrecha? En la
última parte de su capítulo, Fairbanks
extrae datos de estudios del ADN mitocondrial y del
ADN nuclear para respaldar el punto de vista
tradicional de que los humanos y los chimpancés
son los que tienen una relación genética
más cercana. Pero antes de examinar esta
cuestión, Fairbanks ofrece una batería
de datos con vistas a confirmar el punto de vista
tradicional de que la mitocondria es un derivado de
las α-proteobacterias y que
quedaron incorporadas en la presente célula
eucariota debido a un suceso endosimbiótico.
Voy a dividir mi análisis de su capítulo
4 en dos artículos separados: en el primero
(este artículo), pasaré a abordar la
supuesta prueba del origen endosimbiótico de
las mitocondrias. En el segundo consideraré los
comentarios de Fairbanks acerca del «problema de
la tricotomía». Cuando
yo sostenía la tesis de la descendencia
común, me vi llevado a ello por la
batería de evidencias que se presenta a menudo
para respaldar un origen endosimbiótico de las
mitocondrias de las eucariotas. Desde luego, si tal
propuesta resulta cierta, entonces la tesis de un
ancestro común de toda la vida eucarionte
parece muy verosímil. Me parece que esta es un
área de discusión importante, porque el
argumento —si está bien fundamentado— no se
limita a establecer la descendencia común de
nuestro orden, los primates. Sirve también para dar
soporte a la propuesta más inclusiva de que
todos los eucariontes existentes derivan de un
progenitor ancestral común. Pero se tiene que
suscitar una cuestión importante y fundamental:
¿Está bien fundamentado
este argumento? ¿Respaldan los
datos esta aserción? Vamos a examinar esta
cuestión. ¿Respaldan
los datos la hipótesis endosimbiótica? A
mi parecer, Fairbanks no presenta el argumento
más fuerte posible para respaldar esta popular
hipótesis, y en lugar de ello apela mayormente
a datos de ADN que parecerían indicar que las Rickettsiae
son los parientes vivientes más cercanos de las
mitocondrias. También nos dice: Las modernas especies bacterianas
dentro de este grupo viven, crecen y se dividen de
forma natural dentro de células eucariotas, de
modo muy parecido a cómo lo hacen las
mitocondrias. A diferencia de las mitocondrias, pueden
escapar brevemente de sus células
huésped e infectar otras células. A
menudo viven dentro de las células de
garrapatas, ácaros, isangos y pulgas. Las
picaduras de estas plagas pueden transmitir las Rickettsiae
y causar enfermedades como la fiebre maculosa de las
Montañas Rocosas y tifus epidémico. Como
ya
observé
aquí, hay unos indicios aparentemente
confirmatorios que, a primera vista, parecen respaldar
esta tesis. Por ejemplo, muchas mitocondrias
eucariotas contienen un único genoma circular,
realizan la transcripción y traducción
dentro de su compartimiento, usan enzimas/componentes
semejantes a los bacterianos, y se replican de manera
independiente de la división de la
célula huésped y de una manera parecida
a la fisión binaria de las bacterias. Pero como
sucede con todas las otras aparentes evidencias en
favor de la descendencia común, cuando se
realiza un examen detenido, la aparente evidencia se
deshace muy deprisa. Los
fundamentos lamarckianos de la tesis de la
endosimbiosis El
primer aspecto a resaltar acerca de esta tesis tan
popular es sus marcadas características
lamarckianas, una vieja idea que mantiene el concepto
de la herencia de las características
adquiridas (un punto de vista que se enfrenta
actualmente con los modernos conceptos de la
genética). Como he señalado en el
artículo al que enlazo más arriba, a no
ser que haya una base genética para asegurar la
propagación de la célula mitocondrial
incorporada, no hay base para creer que se
transmitirá de ningún modo hereditario.
De hecho, la mayor parte del genoma mitocondrial se
encuentra ahora trasladado al núcleo. Pero
aquí tenemos lo crucial: el ADN mitocondrial
tiene un plazo
extremadamente limitado para integrarse con el
ADN de la célula huésped. En caso
contrario, no hay razón para pensar que tal
orgánulo podría ser transmitido a
posteriores generaciones, y mucho menos asimilado para
emprender muchas y cruciales tareas de
generación de energía en las
células eucariotas. También
observé en mi artículo al que enlazo
más arriba que un segundo problema con este
escenario es que las mitocondrias usan una ligera
variación del código genético
convencional (por ejemplo, el codón UGA es un
codón de paro en el código convencional,
pero en las mitocondrias codifica para
triptófano). Esto implica que los genes de los
procariotas ingeridos tendrían que haber sido
recodificados durante el tiempo de su transferencia al
ADN de la célula huésped. Es necesario
observar que este no es un proceso simple.
Además de la recodificación de la
mitocondria (para ajustarse al código
convencional), los genes tendrían que ser
expresados correctamente, así como ser
importados de vuelta a la mitocondria a fin de poder
ser funcionales. La situación empeora cuando se
considera que en las células eucariotas una
proteína mitocondrial va codificada con un
tramo suplementario de polipéptido que
actúa como «etiqueta» para asegurar
que la proteína correspondiente es reconocida
como mitocondrial y encaminada de manera
correspondiente. Además, la transferencia del
ADN mitocondrial al ADN de la célula
huésped tendría que darse sin
ningún detrimento de la célula
huésped a fin de conseguir un organismo viable,
ya por no hablar de conferir una utilidad selectiva.
La significativa cantidad de modificaciones
específicas y coordinadas que serían
necesarias para facilitar tal transición
resulta una verdadera exhibición de complejidad
irreducible. Por
otra parte, en el mencionado artículo
también se citaba
un
artículo de reseña que
apareció en Nature hace pocos meses,
por los científicos Nick Lane y Bill Martin,
que demostraba fehacientemente que la
transición procariota a eucariota era realmente
imposible si no se satisfacían las exigencias
energéticas pertinentes al segundo más
magno acontecimiento de originación de genes en
la historia de la tierra (en segundo lugar sólo
respecto al origen de la vida) mediante los procesos
mitocondriales de fosforilación oxidativa y de
la cadena de transporte de electrones. Estas
exigencias energéticas no pueden ser aportadas
por la célula bacteriana en solitario. La
elección selectiva de
«evidencias» en favor de la tesis de la
endosimbiosis Como
ya se ha dicho, uno de los argumentos fundamentales a
favor de la tesis de la endosimbiosis es el genoma
circular. Pero lo que con frecuencia no se
mencionan son los casos en los que las mitocondrias
eucariotas tienen genomas lineales con
telómeros
eucariotas. Por ejemplo, en
un
artículo publicado en Trends in Genetics
en 1998 se hacía notar que: En discrepancia con la anterior
creencia de que los genomas mitocondriales
están representados por moléculas
circulares de ADN, se ha descubierto una gran cantidad
de organismos portadores de ADN mitocondrial lineal.
Los estudios de genomas mitocondriales lineales
podrían proporcionar una novedosa perspectiva
sobre la historia evolutiva de los genomas de los
orgánulos y contribuir a delinear mecanismos de
mantenimiento y funcionamiento de los
telómeros. Debido a que hay ADN mitocondrial
lineal presente en una diversidad de patógenos
humanos, sus mecanismos de replicación
podrían llegar a ser diana de medicamentos que
no interfieran en la replicación del ADN
mitocondrial circular humano. Para
lectura adicional, véase también este
artículo. Otro
argumento común en favor de la tesis del origen
endosimbiótico de las mitocondrias es su
división mediante mecanismos parecidos a la
fisión binaria. Pero lo que con frecuencia no se
menciona es que los mecanismos mediante los que se
replican las mitocondrias no son los
mismos que los utilizados por las bacterias —en
realidad, son muy diferentes. De hecho, en este
proceso se usan muchos componentes de origen
singularmente eucariota. Para un análisis de la
replicación mitocondrial de un genoma lineal,
véase este
artículo
publicado en PNAS. Respaldan
los datos genéticos la tesis de la
endosimbiosis? Como
Fairbanks hace notar, los estudios genéticos
podrían revelar la presencia de
homólogos genéticos en especies
bacterianas. Pero aquí regresamos al manido
argumento de «semejanza = descendencia
común». Es de esperar que los sistemas
biológicos, diseñados para realizar
funciones similares, posean una constitución
genética similar. Además, y en
particular al considerar filogenias bacterianas
basadas en genes homólogos, es preciso ser
cauto. Los procesos de transferencia lateral de genes
trastornan fácilmente las topologías de
los árboles filogenéticos
clásicos, y las filogenias bacterianas son
notoriamente incongruentes (para la razón de
ello, véase aquí
y aquí). Conclusión Título
y enlace con el original: On
The Non-Evidence For The Endosymbiotic Origin Of The
Mitochondria - 9 Marzo 2011 Autor:
Jonathan M. licenciado en biología forense. ©
Jonathan M 2011 SEDIN |
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