Porciones
para
Peregrinos
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Semanas
Introducción y Prefacio 29—La todosuficiencia de Cristo 39—Nuestras necesidades y 44—Aliento para los peregrinos 51—La luz celestial |
Esperaré aún, todavía trabajando, En tu bendito servicio aquí; Lo que me has dado para cumplir— Tu
voluntad—¡amada
por
mí!
Si no tengo otro motivo más que la voluntad de mi Padre, de qué manera tan asombrosa se simplifica todo. Si nunca pensases en hacer nada excepto si es la voluntad positiva de Dios que lo hicieras, ¡cuántas cosas de tu vida desaparecerían en el acto! Y ello no en una constante lucha contra una cosa y otra, sino en la plácida conciencia de que la gracia de Dios ha dado provisión para todo, que tú no tomas un paso sino en lo que Su amor ha provisto.
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Todas las ruedas de la providencia de Dios van en el camino de Su voluntad que yo esté llevando a cabo.
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No tengo hogar—aunque innumerables misericordias; en la tierra, mi hogar, porque el hogar pertenece al corazón, es el lugar de Su voluntad; porque el reposo será realmente en el cielo.
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Solo tenemos que discernir Su voluntad, y le encontraremos a Él en ella.
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Siempre que Dios nos ha dado a conocer Su voluntad, no debemos permitir ninguna influencia posterior que la ponga en duda, incluso aunque adopte la forma de la palabra de Dios. Si estuviéramos moralmente más cerca del Señor deberíamos sentir que la única y verdadera posición es seguir aquello que Él nos mandó al principio.
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Puede que nos perdamos el propósito de Dios de bendecir nuestras propias almas, al no ver Su mente en aquello que nos hace padecer.
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La ley que sale de la boca de Dios es preciosa por encima de todo, la expresión de Su propia y perfecta mente y voluntad, y de Su voluntad acerca de nosotros. Vivimos por ella, pero vivimos de ella también, y con deleite como de parte de Él y perfecta para nosotros.
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«Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba.» … Hemos resucitado, y no tenemos más que ver con el mundo, en cuanto a nuestros afectos y objeto, que un hombre que haya muerto a él. No dice, «tenéis que morir», sino «Habéis muerto», porque este es el estado cristiano. … Si un ángel estuviera aquí, haría lo que fuese la voluntad de Dios para él; pero no tendría nada que ver con la tierra como el objeto para el que vivir.
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Recibimos la regla para su conducta (la del cristiano). Es muy simple, muy general, y desusadamente satisfactorio para el corazón que realmente quiera hacer la voluntad de Dios. «Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús.»
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Sabed de que, si estáis suficientemente cerca de Dios, no dejaremos de conocer Su voluntad.
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La voluntad del Padre era el motivo de Cristo para todo. Hay miles de cosas que hacemos por hábito, y decimos que debemos hacerlas: no hay ninguna obligación para mí excepto la voluntad de Cristo.
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Donde hay
discernimiento espiritual, las cosas se simplifican y
clarifican como la luz del día. «El secreto de
Jehová es para los que le temen.»
… Donde hay el temor del Señor, allí habrá el
entendimiento de Su voluntad y
mente. Pero no encontraremos simple la Palabra de Dios
si no estamos
sujetos a
Él. Porciones para Peregrinos - Citas de J. N. Darby // Selección de H. G. Título original: Pilgrim Portions - Meditations for the Day of Rest - Selected from the
Writings, Hymns,
Letters, etc., of J. N. Darby SEDIN-Servicio Evangélico
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